PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

martes, 9 de agosto de 2011

EL TRABAJO DURANTE EL PERIODO DE DUELO

La obligación, la necesidad de trabajar, puede ser una tortura cuando iniciamos el duelo.

Es posible que necesitemos un tiempo de baja para superar el shock, el cansancio; para hacernos cargo de los trámites; para llorar a solas; para conversar con la familia y los amigos; para intentar recuperarnos.

Cada uno tiene sus propias circunstancias. Algunos no pueden permitirse el lujo de faltar al trabajo por temor a perderlo. Las madres no pueden dejar de atender a su familia, sobre todo cuando hay niños pequeños y ancianos que cuidar. Hay negocios que no se pueden abandonar…


LO QUE NO DEBE HACERSE ES TOMAR DECISIONES EXTREMAS.

No hay que dimitir, renunciar a un cargo, regresar al otro día como si nada hubiera pasado, pedir un traslado. Debemos tomarnos un tiempo para nuestro duelo (el que buenamente podamos) y también para reflexionar. Porque con el ánimo alterado no se piensa bien.

SI ES POSIBLE, LA VUELTA DEBERÍA SER PAULATINA. POSIBLEMENTE ACUDIREMOS ANTES DE LA TOTAL RECUPERACIÓN, PORQUE ÉSTA LLEVA AÑOS.
Pero deberíamos estar serenos, medianamente receptivos, medianamente descansados.

EL TRABAJO, POCO A POCO, PODRÁ SER TERAPÉUTICO. PORQUE NOS OBLIGARÁ A SEGUIR UN RITMO, UN HORARIO DE SUEÑO, DE COMIDAS, DE ACTIVIDADES.

PORQUE MANTENDRÁ NUESTRA MENTE OCUPADA, AUNQUE AL PRINCIPIO SÓLO SEA A RATITOS.

Porque nos obligará a relacionarnos con los compañeros, los clientes, etc… y eso nos sacará del aislamiento voluntario al que, sin darnos cuenta, nos sometemos a veces.

Claro está, siempre que el trabajo no fuera problemático antes de la pérdida. En ese caso, el duelo puede acentuar los desajustes y hay que extremar las precauciones. Podemos arrepentirnos después.

Si el duelo es difícil, es posible que haya que alternar temporadas de trabajo y descanso. No hay que sentirse culpable de tomar días de vacaciones antes de tiempo, pedir puentes, solicitar bajas médicas o lo que sea necesario.

FINALMENTE, MIENTRAS ESTÉS SENSIBLE, EVITA ASUMIR MÁS RESPONSABILIDADES DE LAS QUE PUEDAS CUMPLIR.
SÉ PRUDENTE AL MEDIR TUS FUERZAS. YA NO SOMOS LOS MISMOS.


PASARÁ UN TIEMPO HASTA QUE VOLVAMOS A CONOCER BIEN NUESTROS NUEVOS LÍMITES.

Los amigos y compañeros que quieran ayudar no deberían exigir que el doliente “se recupere” cuanto antes.
Una buena forma de echar una mano sería resolverles algunas pequeñas tareas: acompañarles al médico, a buscar a los niños, a dar un paseo…

DEJARLES HABLAR Y LLORAR SIN SENTIR EMBARAZO O CULPABILIDAD.

Citar con cariño el nombre de los que se fueron y anécdotas hermosas sobre ellos.
DEJARLES ESPACIO, A VECES; OTRAS, SALIRLES AL ENCUENTRO PARA QUE NO SE AÍSLEN DEL TODO

LA MEJOR FORMA DE AYUDAR A NUESTROS SERES QUERIDOS DURANTE EL DUELO ES UNA COMBINACIÓN DE AMOR Y PACIENCIA, HACIA ELLOS.

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