PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE
¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

miércoles, 30 de enero de 2013

MUERTE POR SUICIDIO -- UN DUELO COMPLICADO

ANTECEDENTES
A lo largo de la historia, las culturas que han poblado el planeta han considerado el suicidio de distinta manera. Aunque algunas de ellas son muy parecidas, las mismas culturas han incluso modificado su propio acercamiento al mismo con el paso de los años, retomando o abandonando posturas anteriores.
El impacto de tales consideraciones aún persiste de forma más o menos importante hoy día.
 
HOY DÍA
Varios hechos se esgrimen hoy día como elementos importantes que favorecen la actitud suicida: una salud psicológica quebrantada, la superioridad de lo material sobre lo espiritual, la ambición desmesurada del hombre por el poder, la frialdad del cientificismo tecnológico, el estrés de la vida, la vejez desprotegida e institucionalizada, la disolución familiar, la pérdida de vínculos, la falta de valores morales, la masificación, la soledad del hombre, la pérdida de roles y valores.
 
FACTORES DESENCADENANTES
Varios factores se consideran implicados en el suicidio:
 
1. Sociales
El estilo de vida moderno, cultura "light", consumismo exagerado, falta de autoridad, manipulación, fácil, falta de valores y referencias, desarraigos graves, disolución familiar, tecnicismo avasallador, ausencia de significatividad religiosa, sexualidad deshumanizada, alto grado de agresividad. Algunos autores hablan del suicidio animico (el que tiene lugar después de una ruptura social importante), el altruista (para salvar el honor familiar o personal o para que otros no se hagan cargo de su persona) y el egoísta (los que nunca estuvieron integrados en la sociedad y que no pertenecen a ella).
 
2. Factores psicológicos
Personalidad impulsiva y con baja tolerancia al fracaso, dependientes y con expectativas excesivamente ambiciosas o irreales.
 
3. Factores patológicos
Trastornos del ánimo (depresión, enfermedad bipolar, distimia), trastornos psicóticos, obsesivo-compulsivos, trastorno limítrofe.
 
4. Factores biológicos
Trastorno neuroquímico.
 
5. Factores clínicos
Enfermedad terminal, cirugía reciente sin éxito, dolor no controlado, tumores (especialmente craneales), deformaciones (especialmente faciales), amputaciones graves e invalidantes.
 
6. Factores demográficos
(a) Edad: Aumenta con la edad: mayor riesgo en los mayores de 65 años; 70% de los intentos en menores de 40 años.
(b) Sexo: Más frecuente en mujeres pero más efectivo en hombres.
(c) Estado civil: Variable, puede ser más frecuente en solteros, viudos o separados.
(d) Ocupación: Variable, en desempleados y trabajos de mucha responsabilidad y estrés.
(e) Razas: Más frecuente en raza blanca, presencia de fenómenos de contaminación cultural; para 1996 UNICEF-, el mayor índice de suicidio fue en países como Finlandia, Lituania, Nueva Zelanda, Federación Rusa y Eslovenia.
(f) Grupos sociales: Variable según el país; los países más desarrollados tienen los índices más altos de suicido: Suecia, Japón, Suiza, USA.
(g) Religión: Una vida espiritual sana y consecuente parece ser un factor protector.
(h) Zona geográfica: Variable según el país.
(i) Período del año: Variable, parecen existir ciclos, más frecuentes en primavera y otoño y los días lunes.
 
7. Antecedentes familiares
Mayor riesgo cuando hay antecedentes por posible contaminación psicológica y/o historia de enfermedad psiquiátrica (enfermedad bipolar). Se destacan mala comunicación, alcoholismo, lazos familiares rotos.
 
8. Factores etiológicos agudos
Depresión grave, desesperación, pérdida significativa (muerte, separación, pérdida económica, etc.), interrupción de medicación, intoxicación por alcohol o drogas.
 
9. Triángulo letal de Schneiderman
Síntomas característicos que acompañan a la persona cuando está a punto de cometer suicidio:
 
a) Baja auto-estima.
 
b) Agitación extrema en la cual la persona se encuentra muy pensionada y no discierne claramente; las decisiones intelectuales se transforman en decisiones impulsivas de orden afectivo: ¨El dolor de ellos es más superable que el que yo tengo ahora¨.
 
c) "Visión en túnel" ("no se ve otra cosa que la muerte como salida") o limitación en las posibilidades intelectuales que determinan que el sujeto no puede discernir serenamente más allá de la situación inmediata.
 
LOS ESTADOS DEL PROCESO SUICIDA
 
PRIMER ESTADO
Fase sintomática disfórica (malestar), surge la primera idea de suicidio, si bien la reacción inicial es de oposición.
 
SEGUNDO ESTADO
La idea va tomando cuerpo. No ve otra salida. El 40% lo comunica al médico, psicólogo o sacerdote y el 80% a familiares y conocidos.
 
TERCER ESTADO
Tranquilidad y calma antes de la tormenta. Ya está decidido el cómo, el cuándo y el dónde.
 
MITOS ERRÓNEOS ACERCA DEL SUICIDIO
 
1. La persona que amenaza con suicidarse en realidad no lo va a hacer y quien desea seriamente hacerlo no avisa.
2. La familia siempre es contenedora.
3. La persona histérica no se suicida.
4. El suicidio es un problema solo de viejos.
5. Hablar de suicidio con la persona que ha pensado o intentado hacerlo induce al acto.
6. Solo los locos o raros se suicidan.
7. Cuando alguien planea suicidarse, nada ni nadie puede detenerlo.
8. La pobreza es el mayor desencadenante del suicidio.
9. La gente que intenta suicidarse realmente quiere morirse, antes o después.
10. Solo se suicidan los cobardes.
11. Todos escriben cartas antes de suicidarse (solo uno de cada 6 suicidas deja una carta a los seres queridos).
 
ACOMPAÑAMIENTO EN EL DUELO A LOS SOBREVIVIENTES EL SUICIDIO DE UN SER QUERIDO
 
ES UNA TRAGEDIA DEVASTADORA QUE DEJA DESPEDAZADA LA VIDA DE LOS SOBREVIVIENTES Y PRODUCE UN DUELO MUY TRAUMATIZANTE. ALGUNOS ELEMENTOS PROPIOS DEL SUICIDIO, INCLUYEN:
 
1. SENTIMIENTO DE TRAICIÓN Y ABANDONO
"¿Qué le hice para que me hiciera tanto daño?", "¿Cómo pudo hacerme esto?", "¿Acaso no pensó en mi, en los niños, en su mamá?", "¿Porqué no pudimos llenar su vida?", "¿Porqué lo hizo?", "¿Estaba enojado conmigo?". El suicidio despierta un angustiante y molesto sentido de traición por tantos años de paciencia y cariño que se brindó.
 
2. SENTIMIENTO DE CULPA
La muerte por suicidio no implica solo su ausencia sino que, además, la muerte se vivencia como una acusación por lo que se hizo o no se hizo, se dijo o no se dijo. Es común a toda pérdida pero más acusada en suicidio.
 
3. FRACASO DE ROL
Muy unido al sentimiento de culpa, el suicidio produce un angustiante sentimiento de fracaso de rol, muy notable entre las madres.
 
4. PREGUNTAS SIN RESPUESTA
Hay mucha confusión y no hay respuestas. Existe una urgente necesidad de encontrar una justificación racional al mismo, una causa medianamente aceptable.
 
5. MUERTE SIN ADIÓS
Queda la sensación angustiante de haber sido abandonados de forma unilateral e injusta.
 
6. RABIA
El suicidio produce un intenso sentimiento de rechazo hacia aquel ser querido que terminó con su vida (amor-odio contra el objeto amado), resentimiento por haberse dado por vencido, contra nosotros por no habernos dado cuenta, hacia Dios por no haber evitado la tragedia. La rabia, como sentimiento, es un intento de sacar el dolor de sí mismos.
 
7. EL ESTIGMA
Aun cuando las condenas históricas han desaparecido en gran parte, el suicidio estigmatiza gravemente a la familia: "Ahí va la madre el suicida", "Qué sería lo que le hicieron", etc. La condena es tanto hacia la familia como hacia el mismo suicida. Los supervivientes suelen experimentar menos apoyo social que sus contrapartes y sienten más necesidad de comprensión que en otras muertes. La vergüenza asociada al estigma es uno de los sentimientos más difíciles de sobrellevar.
 
8. MIEDO
Es muy frecuente, tanto por lo anterior como por el reconocimiento de los propios sentimientos autodestructivos, incluso pueden arrastrar con ellos una sensación de destino o predestinación. Además, existe el constante miedo sobre el futuro "más allá de la muerte" de su ser querido (condenación, infierno, etc.).
 
9. PENSAMIENTO DISTORSIONADO
Se presenta por la necesidad de ver la conducta de la víctima, no como un suicidio sino como una muerte accidental, creándose un patrón de comunicación distorsionada en las familias. La familia crea así un mito respecto a lo que realmente le ocurrió a la víctima, y si alguien cuestiona la muerte llamándola por su nombre real, produce un gran enojo y rechazo de los demás, aquellos que necesitan verla como una muerte accidental o natural. Así, es frecuente que los miembros de familia oculten la causa de la muerte y sepan quién sabe y quién no la verdad.
 
PAUTAS PARA SOBRELLEVAR EL DUELO POR PERDIDA DE SERES QUERIDOS POR SUICIDIO
 
1. EDUCACIÓN EN DUELO Y EN SUICIDIO (LIBROS, ARTÍCULOS, PELÍCULAS).
 
2. INTERVENCIONES PREVENTIVAS ANTES DE QUE SE ESTABLEZCAN PATRONES DISFUNCIONALES COMO LOS PENSAMIENTOS DISTORSIONADOS.
 
3.- PREVENCIÓN SINTOMÁTICA
A. Confrontar con la realidad la culpabilidad hacia uno mismo y hacia los otros (diferenciar entre culpa racional e irracional);
B. Ayudar a corregir las negaciones y distorsiones (afrontar la realidad del suicidio, utilizar las palabras difíciles como "se suicidó", "se ahorcó", etc., corregir distorsiones);
C. Trabajar el enfado y la rabia (extraerlo de sí mismo y dirigirlo constructivamente hacia afuera);
D. Confrontar la sensación de traición y abandono con la realidad;
E. Explorar fantasías de futuro (efecto de la muerte sobre su futuro);
F. Manejo grupal del estigma y la vergüenza.
 
4. PREVENCIÓN RELACIONAL
A. Explorar las funciones de rol y la vivencia de fracaso del mismo.
B. Confrontar la necesidad de encontrar una justificación racional al mismo (una causa medianamente aceptable).
 
5. ESTABLECER UN RITUAL DE DESPEDIDA.
 
6. TERAPIA INDIVIDUAL Y TERAPIA GRUPAL.
 
7. ENCUENTROS MIXTOS DE PERSONAS QUE INTENTARON SUICIDARSE Y SUPERVIVIENTES DE SUICIDIOS.

domingo, 27 de enero de 2013

"EL QUE SE SUICIDA NO VE OTRA SALIDA, NO TIENE ELECCIÓN"

ENTREVISTA A Cecilia Borràs, presidenta de Després del Suïcidi-Associació de Supervivents Tengo 46 años. Soy doctora en Psicología. Estoy casada y tengo un hijo en el cielo, Miquel. Simpatizo con la izquierda. Creo en la energía de las personas. No hay dolor mayor que vivir el suicidio de un hijo.
 
El suicidio es la primera causa de muerte entre jóvenes en Barcelona
 
"EL QUE SE SUICIDA NO VE OTRA SALIDA, NO TIENE ELECCIÓN"
 
GRUPOS DE APOYO
¿Hay vivencia peor que la del suicidio de un hijo? Cecilia me asegura que no, que no hay nada más doloroso y antinatural. Por eso ha fundado -con el respaldo de Carmen Tejada, del hospital de Sant Pau- la asociación Després del Suïcidi, que ayuda a vivir a los supervivientes del suicidio de una persona querida. Los que acuden a sus "grupos de apoyo" -de seis a ocho personas- aprenden de los otros que ciertas emociones se repiten y que compartirlas proporciona algún alivio. Cecilia y su marido han ahondado en la cuestión del suicido a raíz del de su hijo, y están en disposición de ayudar a otras víctimas de la causa de muerte más común entre nuestros jóvenes.
 
P.- ¿Cómo era Miquel, su hijo?
Sociable, con buenos amigos, no se drogaba...
 
P.-¿Qué edad tenía?
Tenía 19 años. Estudiaba diseño, tenía novia estable...
 
P.- ¿Cómo fue su último día?
Él y su novia dormían en casa, en la habitación de al lado. A las ocho de la mañana me asomé, les dije que me iba a trabajar...
 
P.- ¿Estaba todo bien?
¡Sí! Pero a media mañana mi hijo me envió un SMS: "T'estimo molt, a tu i al papa, ho sento pel que faré".
 
P.-  ¿Qué hizo?
Corrí hacia la estación de metro de Arc de Triomf, justo al lado de casa, porque desde allí estaba llamándome mi marido...
 
P.- ¿Y quién avisó a su marido?
La novia de Miquel, preocupada: habían discutido, se habían separado en el metro, y ella le llamaba al móvil y él no descolgaba...
 
Su hijo se había arrojado a las vías. ...
 
P.- ¿La discusión provocó el suicidio?
He aprendido algo importante: el que se suicida, lo hace porque no puede elegir.
 
P.-  ¿Ah, no?
¡No hay libertad en el suicidio! Es una situación de sufrimiento extremo: esa persona no ve otra salida, no puede hacer otra cosa.
 
P.- Pero habrá un detonante...
Mire, ese supuesto detonante no conduce en todos los casos a un suicidio, así que...
 
P.- Pero, como padres, habrán buscado alguna explicación, eso es inevitable...
Sí, eso es lo típico: "¿Por qué? ¿Por qué?", te preguntas ¡durante meses y meses! Y revisas cada detalle vivido juntos, y te preguntas qué has hecho mal, te sientes culpable...
 
P.- ¿Cuánto tiempo ha pasado ya?
Tres años y nueve meses. ¿Y han encontrado alguna respuesta? Sí: no hay tal respuesta. No hay explicación.
 
P.- ¿Cuándo han dejado de preguntarse?
Cuando aprendimos a amar a Miquel entero, todo él desde que nació hasta que murió.
 
P.- ¿Final incluido?
Sí. Y puedo añadir otra conclusión: ¡no existe un dolor superior al suicidio de un hijo!
 
P.- ¿Y cómo está usted ahora?
Soy su madre, ¡y siento necesidad de que Miquel esté bien...! Ya le hablaba teniéndole en el vientre..., ¡y hoy sigo hablándole! E intento ayudar a supervivientes de suicidios.
 
P.- ¿Supervivientes?
El pariente que se queda aquí es también víctima de ese suicidio: padeces un shock postraumático, sobrevives con eso.
 
P.- ¿Qué le conviene a un superviviente?
Llorar. Sufrir: ¡no hay atajos! No doparse, no enmascarar ese dolor. No obligarse a comer si no apetece. Y acompáñale, tócale, dale calor. No cuchicheéis cerca de él: ¡lo oyes todo! Que el funeral sea una despedida completa. Y, sobre todo, no decirle tonterías.
 
P.- ¿Qué tonterías?
Frases hechas: "el tiempo todo lo cura", "no somos nada"... No consuelan: ¡hieren!
 
P.- ¿Cómo fue el funeral de Miquel?
Hermoso: sus amigos grafiteros pintaron la caja de pino. Sonó su música, vimos sus fotos... La familia colaboró, fue una buena despedida: eso sí te ayuda.
 
P.- ¿Por qué no se habla del suicidio?
Aún se concibe como un desaire al Creador. ¡Pero es la primera causa de muerte no natural! Oficialmente, se suicidan unas 3.500 personas al año entre los 35 y los 45 años, pero seguramente son el doble, o más...
 
P.- Eso son muchas personas...
En Barcelona, ¡el suicidio es la primera causa de muerte entre los jóvenes!
 
P.- ¿Hay forma de prevenirlo, de evitarlo?
Difícil: en la mitad de los casos, la decisión se toma en la hora previa al suicidio.
 
P.- Algo podrá hacerse.
Sólo estar atentos a cambios repentinos de conducta, a la tristeza, a comentarios como "acabaría con todo", "me mataría"...
 
P.- ¿Y cómo reaccionar ante esa actitud?
Invitándole a hablar y ganar tiempo. ¡Siempre ganar tiempo! Los bomberos saben qué hacer cuando asisten a una tentativa...
 
P.- ¿Qué hacen?
Le llaman por su nombre, para ayudar a aflorar su "yo" profundo. Porque los que no logran suicidarse, coinciden: "¡no era yo!"
 
P.-  Tras una tentativa de suicidio, ¿se escarmienta o se reincide?
Hay un 30% de reincidencias.
 
P.- ¿El suicida suele dejar mensajes?
Sólo en un 10% de los casos. Pero permítame una corrección: si alguien muere de cáncer no le llamamos "canceroso", por lo que no veo bien llamar "suicida" a un muerto por suicidio. ¡Qué injusto es adjetivar una vida entera con una sola palabra: "suicida"!
 
P.- Entendido. Esta entrevista, ¿cree que podría incitar a alguien al suicidio?
Eso no está demostrado: siempre ha habido, hay y habrá suicidios. ¡Hablemos! Eso sí, evitemos aludir a los detalles morbosos. ¿
 
P.- Qué método es el más frecuente?
En las mujeres, la intoxicación por pastillas. En los hombres, arrojarse al vacío, al tren...
 
P.- ¿Haría algo diferente, si pudiese?
Escuchar a Miquel ¡con todo mi ser! cada vez que me hablaba de sus cosas.
 
¿Ha culpado a la novia? No.
Ella es víctima. Quiero verla muy feliz.
 
 
 

miércoles, 23 de enero de 2013

EL DOLOR

El dolor es siempre fruto de la incomprensión, es un sentimiento tan profundo y, a veces, tan descontrolado que nos puede hacer cometer las más grandes aberraciones, así como a decir y pensar cosas excesivamente negativas, como por ejemplo: enfadarnos con la Vida o, lo que es lo mismo, enfadarnos con Dios.
 
¡Cuánta ignorancia encierra el dolor!, ¡cuánta incomprensión! Es un sentimiento que puede esclavizarnos de por vida o vidas, que puede generar reacciones espirituales de diversa índole, es un sentimiento que nos puede convertir en desdichados totalmente. Caemos en las garras del dolor, porque no entendemos qué es la auténtica felicidad.
 
La mayoría de nosotros sólo conoce la felicidad de un instante, como dice el dicho popular: Disfruta de lo bueno, que lo malo viene sin avisar; ésta es una frase muy oída y utilizada, pero revestida de una total ignorancia, es una frase sin sentido, es una frase vacía.
 
Sentimos la felicidad como pequeñas situaciones de la vida que nos proporcionan placer (como por ejemplo: una comida, una fiesta, la buena compañía, un viaje, el dinero, etcétera, etcétera), pero no nos damos cuenta de que la verdadera felicidad se encuentra en cada instante, uno a uno, en sentir la vida como una fuerza que nos interpenetra, en ver en todo lo que nos rodea algo que nos acompaña y embellece la vida, como algo que debemos contemplar y no cambiar, ver que todo es circunstancial y que la vida en sí debe servirnos para alcanzar algún día la auténtica felicidad, día en el que también la auténtica sabiduría formará parte e inundará nuestro SER.
 
Entonces el dolor no hará mella en nuestra alma, porque sabremos que todo tiene que fluir y refluir, que lo que estamos viendo sirve a unos propósitos que son divinos y que nunca debe ocurrírsenos juzgarlos. Debemos trascender el dolor con el pensamiento hacia Dios, con el pensamiento de que el momento que vivimos no es eterno y sí algo apenas duradero.
 
Debemos sentir el dolor, pero no dejarnos embargar por él; debemos interiorizarlo y darle luz, la luz del conocimiento, la luz del amor, la luz de la aceptación, la luz de la fe, la luz de la libertad.
 
Así trascenderemos el dolor y lo incorporaremos a nuestra alma como un conocimiento más de nuestro bagaje espiritual. Seremos más ricos y más sabios, pues no permitiremos que ese sentimiento tan profundo canalice otros sentimientos de baja vibración para esclavizarnos y hacernos vivir otras situaciones todavía más dolorosas en otras vidas, ya que lo que no se aprende en primera instancia, se nos repetirá en una segunda, pero a mayor frecuencia, hasta que forme parte de nuestra alma, y quede bien asumido como enseñanza.
 
LA AUTÉNTICA SABIDURÍA DEL SER SE ENCUENTRA EN LA SIGUIENTE FRASE: SENTIR DOLOR ESTÁ BIEN, TRANSFORMARLO ESTÁ MEJOR.
 
Es una colaboración de :  R.R.M.

lunes, 21 de enero de 2013

LA TRANSPARENCIA

El efecto de rebote es una manifestación más de la no aceptación de la verdad o verdades que nos afectan.
 
Es lógico suponer que una apertura a la verdad con todas sus consecuencias traería a la luz, a un espíritu inconsciente de su influencia en los demás, las verdades duelen, pero duelen porque llegan a tocar las fibras sensibles de nuestro " YO " interno aquellas que están limpias de filtros. El efecto rebote golpea las falsas estructuras y hace que se resquebrajen.
 
El afán de justificación aparece latente en todos los seres humanos, en realidad es falta de humildad, pero también demuestra que no se ha sido capaz de transmitir limpias las propias inquietudes. La mejor manera para ser aceptados por los demás es aceptarse uno mismo, y aceptar a los demás sin esperar reciprocidad, tal vez no queriendo ser superior al resto sea la clave de la propia superacon
 
Tal vez el deseo de destacar sea una deformación de la llamada, a la superación, para alcanzar cotas más altas, pero siempre teniendo en cuanta que se debe realizar, en competición con uno mismo no con los demás, y teniendo muy presente en todo momento que debemos ser competentes en todo lo que emprendamos, pero nunca deberemos ser competitivos.
 
Los demás no nos conocerán sino deseamos que eso suceda pero queramos o no algo siempre se transluce y no siempre lo controlamos por lo que la opinión de los demás, será algo parcial y por tanto subjetivo.
 
La falta de parámetros que proporcionamos a los demás, nos perjudica más que nos beneficia, ya que no ayudaremos a la obtención de esas cotas más altas que están grabadas en el interior de todos los seres humanos.
 
Es por lo dicho anteriormente que debemos intentar ser nosotros mismos en todos los ordenes de la vida, ser transparentes, eso nos dará la seguridad que allí donde seamos aceptados, seremos aceptados de corazón, pues saben como somos, de la otra forma sino no nos mostramos tal y como somos en realidad, allí donde seamos aceptados, nos aceptaran por lo que nosotros hemos dicho que somos, lo que da lugar a la inseguridad y el miedo de ser rechazados, el día que se enteren de cómo somos realmente.
 
Ya es sabido que ser transparente y ser uno mismo no es fácil, pero lo que sí esta en nuestra mano y es fácil es "" El Intentarlo ""
 
Es una colaboración de R.D.F.

sábado, 19 de enero de 2013

EL MIEDO (REFLEXIONES PARA EL FIN DE SEMANA)

EL  MIEDO
 
El futuro es una palabra o un concepto que carece de sentido si no se asumen responsabilidades. Hasta que el ser humano no empieza a asumir responsabilidades, no se cuestiona el futuro.
 
El miedo, hace mella en el ser humano cuando desconoce que va ha suceder, siendo además , si se carece de experiencia previa, más patente, dicho miedo.
 
Cuando el ser humano alcanza la madurez y se enfrenta a retos en su vida, intenta echar mano de su experiencia para perderle el miedo al futuro, sin embargo ese miedo sigue subyaciendo hasta que el conocimiento empieza a entrar en su mente, conocimiento que viene dado por los primeros pasos que se dan en el camino del reto que se ha planteado.
 
El miedo se quiere teñir con la palabra prudencia, y la prudencia es el conocimiento de lo que puede ocurrir, unido al desconocimiento de factores ajenos y unido también a la paciencia, prudencia no significa en todo caso estar parado, sino andar con atención para corregir sobre la marcha y de forma natural los errores que podamos cometer.
 
El miedo te impide andar te impide avanzar, el miedo es la puerta de entrada a lo negativo, el que tiene miedo ve enemigos por todas partes, ve dificultades en todas las cosas, no avanza, se estanca y frena su propia evolución.
 
Dentro de nosotros tenemos las respuestas para hallar la salida a cualquier situación que se nos presente, pero para ello debemos de tener la objetividad suficiente para poder poner por delante la experiencia de lo que hayamos vivido anteriormente, la síntesis será el paso que demos a continuación, si a la experiencia previa le unimos nuestra escala de valores y nuestra filosofía de vida el resultado siempre será positivo
 
El miedo, además es contagioso. Se transmite y crea inseguridad alrededor, los que viven con gente miedosa acaban por tener miedo, simplemente porque se han creado una serie de pilares de inseguridad tremendos.
 
No se trata de ir alocadamente hacia delante, se trata de manejar la mayor cantidad posible de parámetros internos y externos para que nuestra decisión sea la mas adecuada en cada circunstancia.
 
Cuando se tiene miedo, se ejerce una presión sobre los demás, buscando que sean ellos quienes nos resuelvan nuestros temores, para que nos den seguridad. Pero debemos tener en cuenta que Nuestras inquietudes son solo " Nuestras " por mucho que queramos transmitírselas a los demás, los procesos internos son "" Personales e intransferibles "" y en todo caso los demás solo captaran el resultado final, es decir notaran la seguridad o inseguridad de nuestra personalidad. Cuando estemos cerca de alguien con miedo tratemos de encontrar el punto sobre el que se puede basar su seguridad, buscando en su interior los pilares fuertes de su historia y una vez encontrados, será de hay, de donde él podrá sacar la fuerza necesaria para seguir adelante.
 
El miedo se produce por desconocimiento pero por desconocimiento de " Nuestras Capacidades y de Nuestras Posibilidades " siendo estas las bases sobre las que tenemos que trabajar para que esos miedos se vayan cambiando poco a poco en seguridades. No demos la espalda a los problemas porque los problemas son la clave para crecer y evolucionar como seres humanos. El miedo por tanto nos impide ese crecimiento y evolución.
 
El valor, si no va unido a la inteligencia es " Locura " el valor debe estar regido por la cordura, por la inteligencia, por el manejo de los parámetros positivos y negativos que se dan en cada acción y aunque siempre existe el elemento riesgo, ese riesgo debemos asumirlo, y el resultado final sea positivo o negativo debiéndolo de asumir igualmente con absoluta naturalidad.
 
A veces el ser humano que no es capaz de encontrar las respuestas dentro de sí, va dando palos de ciego a su alrededor, esperando que por casualidad suene la clave para averiguar las respuestas. Quizá puede que encuentre así las respuestas, pero habrá destrozado muchas cosas en su entorno y habrá dado muchos palos sin sentido.
 
En contra de lo que muchas personas piensan la coherencia no esta reñida con el amor, la paciencia, el valor, la prudencia. La coherencia es el resultado de la unión de parámetros para tomar una decisión, los procesos racionales nos tienen que servir para descifrar aquello que parece indescifrable y si la información que nos llega parece indescifrable, parémonos y busquemos el hilo que deshaga el ovillo.
 
Así es la vida, una madeja revuelta pero con cabos que siempre están a nuestra disposición para deshacerla, solo el MIEDO nos hace desistir de este reto..
 
Y finalmente tener la seguridad de que cuando nos encontremos frente a una situación desconocida, internamente tenemos las claves para afrontarla, no tengamos miedo a avanzar. Pongamos todas nuestras energías positivas en ello y aunque tengamos sin sabores seguro que el resultado final será siempre positivo.
 
Así pues tiremos del hilo sin miedo, afrontemos lo que la vida nos viene dando, en la seguridad que es eso lo que nos hará evolucionar.        
 
E.P.L.

jueves, 17 de enero de 2013

LIBROS RECOMENDADOS PARA PADRES, PROFESORES Y NIÑOS


 BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA PARA PADRES, PROFESORES Y NIÑOS
PARA PADRES

 
- Kroen W. C. (1996). Cómo ayudar a los niños a afrontar la pérdida de un ser querido. Un manual para adultos. Barcelona: Ediciones Oniro, S.A.

- Santamaría C. (2010). El duelo y los niños. Cantabria: Editorial Sal Terrea.

- Turner M. (2004). Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte y el duelo. Guía para padres. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica.

- James J. W., Friedman R., Landon L. (2002). Cuando los niños sufren. Madrid: Editorial Los libros del Comienzo.

- Ibarrola B. (2006). Cuentos para el adiós. Madrid: Ediciones SM.

 PARA PROFESORES

 - Poch C. y Herrero O. (2003). La muerte y el duelo en el contexto educativo. Reflexiones, testimonios y actividades. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica.

- De la Herrán Gascón A. y Cortina Selva, M. (2006). La muerte y su didáctica. Manual para Educación Infantil, Primaria y Secundaria. Madrid: Editorial Universitas, S.A.

- De la Herrán Gascón A., González I., Navarro Mª.J., Bravo S. y Freire V. (2000)¿ Todos los caracoles se mueren siempre? Cómo tratar la muerte en educación infantil. Madrid: Ediciones de la Torre.

- El niño que está en duelo en el aula. Highmark Caring Foundation.

- Ibarrola B. (2006). Cuentos para el adiós. Madrid: Ediciones SM.

 PARA LOS MÁS PEQUEÑOS (HASTA LOS 6 – 7 AÑOS)¡

 - Ramón E. y Osuna R. (2003) ¡No es fácil pequeña ardilla! Pontevedra: Kalandraka Editorial.

- Bawin M. y Hellings C. (2000). El abuelo de Tom ha muerto. Barcelona: Editorial Esin, S.A.

- Verrept P. (2001). Te echo de menos. Barcelona: Editorial Juventud.

- Durant A. y Gliori D. (2004). Para siempre. Barcelona: Grupo. editorial Ceac, S.A.

- Wild M. y Brooks R. (2000). Nana vieja. Venezuela: Ediciones Ekaré.

PARA LOS MEDIANOS (DE LOS 7 A LOS 12 AÑOS)

- Mundy M. (2001). Cuando estoy triste. Ante la pérdida de un ser querido. Madrid: Editorial San Pablo.

- Mundy M. (2010). Cuando fallece un ser querido. Guía para niños ante la muerte de alguien. Madrid: Editorial San Pablo.

- Allen R. W. y Grippo D. (2010). Cuando faltan mamá o papá. Un libro para consolar a los niños. Madrid: Editorial San Pablo.

- Bauer J. (2011). El ángel del abuelo. Salamanca: Lóguez Ediciones.

- Canals M. y Aguilar S. (2011). Mi amiga invisible. Barcelona: Salvatella Editorial.

- Jeffers O. (2010). El corazón y la botella. Méjico: Fondo de cultura económica.

- Gil Vila M. y Piérola M. (2007). El jardín del abuelo. Barcelona: Editorial Bellaterra.

- Rugg S. (1997). Los recuerdos viven eternamente: Un libro de recuerdos para los niños afligidos por una muerte. EEUU. Publicado por Sharon Rugg, LCSW.

PARA LOS ADOLESCENTES

- Wolfelt A. (2001). Consejos para jóvenes ante el significado de la muerte. Barcelona: Editorial Diagonal.

- Bunnag T. y Jaume E. (2008). El arco iris de la abuela. Barcelona: La liebre de marzo. S.L

- Erlbruch W. (2007). El pato y la muerte. Barbara Fiori Editora.

OTROS LIBROS UTILIZADOS PARA LA ELABORACIÓN DE LA GUÍA DEL DUELO Y LOS NIÑOS.

- Bowlby J. (1983). La pérdida afectiva. Tristeza y depresión. Buenos aires: Editorial Paidós.

- Tizón J. (2004). Pérdida, pena, duelo. Vivencias, investigación y asistencia. Barcelona: Fundació Vidal i Barraquer y Ediciones Paidós Ibérica, S.A. Neimeyer R. (2002). Aprender de la pérdida. Una guía para afrontar el duelo. Barcelona:
Editorial Paidós.

- Yalom I. (1984). Psicoterapia Existencial. Barcelona: Editorial Herder, S.A.

- Yalom I. (2008). Mirar al sol. La superación del miedo a la muerte. Emecé Editores, S.A.

- Cobo Medina C. (1999). El valor de Vivir. Elogio y Razón del duelo. Madrid: Ediciones Libertarias.

- Kübler-Ross E. (2005). Los niños y la muerte. Barcelona: Ediciones Luciérnaga.

- Worden J.W. (2004). El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Barcelona: Editorial Paidós.

 

martes, 15 de enero de 2013

ACOMPAÑAMIENTO DEL NIÑO EN DUELO:

CÓMO AYUDAR A LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES
 
La mejor forma de ayudar a un niño en duelo es ofrecer, en primer lugar, contención y acompañamiento a las personas responsables del menor, porque ellas son en realidad quienes posteriormente van a contener y acompañar al niño en su dolor.
 
Si los adultos encargados del niño o adolescente en duelo no reciben ayuda personal, puede que no proporcionen al niño las ayudas necesarias para la elaboración de su duelo, ya sea por desconocimiento o bien por encontrarse abrumados por su propio malestar, quedando en una situación de vulnerabilidad precisamente por la ineficacia o carencia de recursos contenedores externos.
 
Como adultos afectados por la muerte de un ser querido, pero a la vez responsables de otros parientes a nuestro cargo -como son los hijos-, es necesario buscar espacios y asideros que nos ayuden a atravesar el dolor y a resolver todas aquellas dudas, inquietudes, temores y malestares que nos sobrevengan. Para poder ayudar y cuidar adecuadamente de otras personas, debemos aprender a cuidarnos y ayudarnos a nosotros mismos.
 
Las ayudas que necesitaremos pueden ser de varios tipos y van desde recibir información sobre cómo ayudar a nuestros hijos, qué decirles y cómo explicarles lo sucedido, hasta ayudas administrativas, económicas y burocráticas relacionadas con el fallecimiento del ser querido.
 
Sin embargo, lo más importante es que seamos conscientes de que la mejor forma de ayudar a nuestros hijos es reconocer y buscar ayudas para nosotros mismos que nos permitan expresar nuestro dolor, nuestra ira, nuestra angustia y todas aquellas emociones que, si no son canalizadas previamente, pueden acabar siendo reprimidas o expresadas de manera brusca o masiva, afectando y perturbando a nuestros hijos.
 
En lo relativo a los niños y adolescentes vamos a tener en cuenta varios aspectos clave, con el fin de acompañarles adecuadamente en su duelo.
 
“NO ME DEJES SOLO, QUIERO ESTAR EN FAMILIA”:
 
Ofrecer al menor compañía y protección familiar
 
Lo primero que necesita un niño o adolescente en duelo es estar acompañado por sus seres queridos. Es vital, sobre todo durante los primeros días, que el niño no permanezca alejado de su familia por mucho que le hayamos dejado bien cuidado a cargo de un vecino o en casa de un amigo/a.
 
Los niños viven y sienten la muerte de un ser querido, en mayor o menor intensidad, como una forma de abandono, de ahí que sea absolutamente necesario acompañarles e incluirles en los rituales y reuniones familiares que tengan lugar. Proporcionarles la compañía de seres queridos que les den afecto y abrigo coloca a los menores en una situación de protección y de amor que les ayuda a combatir sus estados de aflicción, abandono, desconcierto y dolor.
 
En este contexto, puede ser muy recomendable que otro menor de la familia, un amigo o un compañero de colegio, pase unos días o unas horas cada día con él, sobre todo si el menor lo demanda u observamos que le sirve de ayuda para mantenerse conectado con su mundo de niños o adolescentes.
 
“PROCURA QUE MI DÍA A DÍA SIGA SIENDO EL MISMO”:
 
Restablecer cuanto antes su vida cotidiana
 
Es importante que el día a día de los niños y adolescentes pueda restablecerse y continuar de forma estable lo antes posible tras la pérdida de un ser querido.
 
Si se descuidan y dejan de tener lugar los horarios, las comidas, el colegio, los cuidados que normalmente les dispensa un adulto y conforman su día a día, etc., esto puede suponer nuevos duelos o pérdidas de tipo secundario. Estos cambios o carencias en sus rutinas podrían afectar al menor, creándole un mayor estado de inseguridad e incertidumbre. Es necesario restaurar lo antes posible su vida externa para favorecer el restablecimiento de su vida interna, ahora en situación de duelo.
 
Es común que los primeros días después de la pérdida de un familiar los niños manifiesten dificultades para comer, irse a dormir, estudiar o jugar, y que sea necesario ayudarles en estas tareas cotidianas. Las regresiones, es decir, los pequeños retrocesos en su autonomía (la necesidad de ayuda en tareas que antes hacían por sí solos) son absolutamente normales.
 
Lo importante es estar atentos a que, poco a poco, estas rutinas de su vida puedan ir restableciéndose con el fin de seguir favoreciendo su correcto desarrollo evolutivo.
 
“AYÚDAME A EXPRESAR LO QUE ME PASA”:
 
Favorecer que el menor pueda hablar y expresar lo que piensa, duda y siente sobre lo sucedido
 
Los adultos, especialmente en los primeros momentos de nuestro duelo, solemos necesitar desahogarnos acerca de lo ocurrido, así como recordar y hablar de la persona que hemos perdido.
 
Poco a poco, y a medida que va pasando el tiempo, puede suceder que vayamos dejando de expresar tan asiduamente cómo nos sentimos o hablando menos de nuestro ser querido,siendo entonces recomendable que sean otros adultos quienes nos pregunten y nos animen a hablar o a expresar de alguna manera cómo nos encontramos mientras el tiempo va pasando.
 
Sin embargo, en los niños no suele suceder así. El silencio puede instalarse desde el comienzo del duelo, siendo necesario que sean sus parientes más cercanos quienes propicien un ambiente receptivo y abierto que favorezca la comunicación.
 
Si nosotros, su familia, hablamos y recordamos con cercanía a la persona fallecida, si nos mostramos afectuosos y podemos expresar nuestros sentimientos, es más fácil que los niños puedan encontrar sus propios caminos de expresión y les resulte menos complicado hablar de lo sucedido:
 
- ¿Qué te pasa, mamá?
 
- Estoy llorando un poco porque me acuerdo de la abuelita, la quería mucho y la echo de menos.
 
Llorar me hace sentir bien porque me desahogo y me quedo más tranquila. ¿Te acuerdas de la abuelita?
 
- Sí, cuando me cantaba canciones.
 
- Es verdad, ¿quieres que recordemos alguna canción? Me gusta acordarme de ella porque fue muy importante para mí. La quería mucho.
 
“AYÚDAME A COMPRENDER”:
 
Conocer aquellas claves necesarias para explicar al niño y adolescente la muerte de un ser querido y ayudarle en su duelo
 
Para ello podemos recurrir a la tabla expuesta en el Capítulo 7: “Claves para explicar a los niños la muerte de un ser querido” (pág. 60), donde quedan expuestas las principales medidas a tener en cuenta cuando un niño se enfrenta a la muerte de un familiar.
 
A la hora de hablar y ayudar a un niño en duelo es bueno recordar fundamentalmente tres aspectos clave:
 
1. Decirle siempre la verdad en función de su momento emocional y cognitivo, así como dialogar con él para ir aclarando sus dudas y fantasías.
 
2. Explicarle la muerte en términos reales, atendiendo fundamentalmente a lo que la muerte tiene de irreversible, definitiva y final de las funciones vitales. Podemos apoyarnos en ejemplos de la naturaleza (la muerte de un pajarito, un ratón…).
 
3. Tratar de averiguar cómo se siente emocionalmente el menor tras la muerte del ser querido y aclarar todas aquellas circunstancias que, como consecuencia de la pérdida sufrida, puedan inquietarle o preocuparle: si se siente culpable, si teme quedarse desprotegido, si le angustia pensar que a otro ser querido le pueda pasar algo, o si le preocupa olvidar a la persona fallecida.
 
“GUÍAME SI LO NECESITO”:
 
Utilizar algunas herramientas útiles para ayudar al menor en la elaboración de su duelo
 
Existen algunas herramientas usadas por los expertos en duelo que los familiares también pueden aplicar si la comunicación directa y espontánea no funciona o se vive con dificultad.
 
Es habitual que los niños más pequeños comiencen a hacer uso del dibujo de forma natural como una herramienta de expresión y elaboración de sus inquietudes y emociones. No debemos preocuparnos si en sus dibujos aparecen cruces, ataúdes, el cielo, la persona tumbada o volando, porque todo ello entra dentro de la normalidad y de la realidad que está viviendo.
 
Es muy recomendable que aprovechemos estos momentos de expresión gráfica del niño para hablar con él sobre su dibujo y aclarar aquellas dudas o fantasías que podemos detectar gracias al mismo. Es importante que las preguntas sean abiertas y no incidan excesivamente en las emociones del menor, porque podría comenzar a bloquearse. Es bueno preguntarle qué está pasando en el dibujo, que nos cuente una historia sobre él, que describa cómo se encuentran cada uno de los personajes que aparecen, etc. También es aconsejable evitar expresiones directas del tipo: “¿Cómo estás tú?”, “¿Tienes miedo?”, “¿Piensas mucho en papá o mamá?”, ya que pueden aumentar su angustia. Hablar a través del dibujo ayuda a que sus defensas no le bloqueen completamente. Si tenemos dudas acerca de cómo hablar con ellos, podemos consultar a un profesional y llevarle el material que el niño dibuja o crea en casa.
 
Otra vía de expresión de los más pequeños es el juego: no debemos alarmarnos si juegan a los entierros o actividades donde mueren animales, muñecos, personas, etc. Nuevamente, el niño está expresando y tratando de elaborar lo sucedido. En estos casos, nuestra intervención como padres también se realiza a través de los personajes del juego, para desde ahí aclarar las inquietudes, temores o creencias erróneas que detectemos. Si nos resulta demasiado complejo o abrumador, es aconsejable nuevamente consultar a un profesional.
 
Para los niños más mayores puede ser de utilidad recopilar fotos de la familia en las que parezca la persona fallecida, hacer un álbum de recuerdos, escribir cartas, poemas o comenzar un diario íntimo. Este material puede servirnos para compartir con nuestros hijos sentimientos, emociones, inquietudes y poder elaborar el duelo y la despedida de nuestro familiar de forma compartida.
 
Es importante respetar en todo momento si nuestros hijos no quieren compartir este material con nosotros, pero sí podemos hacerles saber que estamos ahí para cuando lo necesiten y ser nosotros los que nos aproximemos a ellos mostrándonos cercanos, receptivos y expresando lo que también estamos viviendo.