PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE
¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

viernes, 27 de diciembre de 2013







Despedirse...


¡Lo más triste no es despedirse,
sino no saber hacia a dónde ir...!
¡Y lo más triste no es despedir
al que parte,
sino no saber dónde
y para qué te quedas!

Si toda la vida es un camino,
y si toda la vida es una búsqueda,
acéptalo, aunque te duela,
toda la vida es una despedida.
¡Y sólo aprendiste a vivir,
cuando aprendiste a despedirte!
Y no habrás aprendido
a caminar en libertad,
buscando lo no alcanzado,
mientras no te hayas despedido
de lo andado y lo logrado.

La libertad y la valentía que no tienes
para despedirte
de todo lo dejado y lo perdido,
son la libertad y la fuerza
que te faltan
para seguir andando.

Despídete :
de los padres
que ya no necesitas,
y cuida de ti mismo
haciéndote responsable de tu vida.

Despídete:
de los hijos
que ya no te necesitan,
y déjalos ser libres.

Despídete:
de lo bueno que viviste,
sin apegarte al tiempo que pasó,
por temor del presente
y el futuro.

Despídete: del mal que cometiste,
sin atarte con culpas y reproches;
perdonándote a ti mismo.

Despídete: de las ofensas  que te hirieron,
sin esclavizarte en la prisión
del rencor y la amargura.

Despídete: de los que, muriéndose, partieron,
para que dejes de esperar su regreso,
y camines tu camino en la esperanza,
de encontrarte tú con ellos...

Despídete. Deja correr el río de la vida,
llevándose las aguas que estás viendo,
para que dejen lugar ante tus ojos
a las aguas que no viste todavía,
y ya están viniendo...

domingo, 8 de diciembre de 2013

LAS CINCO COSAS QUE LA GENTE MÁS LAMENTA EN SU LECHO DE MUERTE

EXTRACTO DE UNA CONVERSACIÓN CON UNA ENFERMERA QUE TRABAJO DURANTE MUCHOS AÑOS EN CUIDADOS PALIATIVOS: 

Mis pacientes eran los que habían ido a casa a morir. Algunos momentos increíblemente especiales fueron compartidos. Estuve con ellos durante las últimas tres a doce semanas de sus vidas.

La gente madura mucho cuando se enfrentan a su propia mortalidad. Aprendí a nunca subestimar la capacidad de una persona para crecer. Algunos cambios fueron fenomenales. Cada uno de ellos experimentó una variedad de emociones, como es de esperarse, la negación, el miedo, el enojo, remordimiento, más negación y finalmente la aceptación. Sin embargo, cada paciente encontró su paz antes de partir, cada uno de ellos.

Cuando se le preguntó acerca de los arrepentimientos que tenían o cualquier cosa que haría de manera diferente, los temas comunes surgieron una y otra vez . Éstos son los cinco más comunes:

1. OJALÁ HUBIERA TENIDO EL CORAJE DE VIVIR UNA VIDA FIEL A MÍ MISMO, NO LA VIDA QUE OTROS ESPERABAN DE MÍ. 
Este fue el lamento más común de todos. Cuando las personas se dan cuenta de que su vida está a punto de terminar y miran hacia atrás con claridad, es fácil ver cuántos sueños no se han cumplido. La mayoría de la gente no había cumplido aún la mitad de sus sueños y tenía que morir sabiendo que era debido a las elecciones que habían hecho, o que no hicieron. Es muy importante tratar de honrar al menos algunos de sus sueños en el camino. Desde el momento en que se pierde la salud , ya es demasiado tarde. La salud conlleva una libertad de la que muy pocos se dan cuenta, hasta que ya no la tienen. 

2. OJALÁ NO HUBIERA TRABAJADO TAN DURO. 
Esto salió de cada paciente de sexo masculino que cuidé. Se perdieron la juventud de sus hijos y la compañía de su pareja. Las mujeres también hablaron de este pesar. Pero como la mayoría eran de una generación anterior, muchos de los pacientes de sexo femenino no había sido el sostén de su familia. Todos los hombres que cuidé lamentaron profundamente el haber gastado tanto sus vidas en la cinta de una existencia de trabajo.

Al simplificar su estilo de vida y tomar decisiones conscientes en el camino, es posible que no necesite los ingresos que usted cree. Y mediante la creación de más espacio en su vida, usted será más feliz y más abierto a nuevas oportunidades, otras más se compatibles a su nuevo estilo de vida. 

3. OJALÁ HUBIERA TENIDO EL CORAJE PARA EXPRESAR MIS SENTIMIENTOS. 
Muchas personas suprimieron sus sentimientos con el fin de mantener la paz con los demás. Como resultado, se conformaron con una existencia mediocre y nunca llegaron a ser lo que eran realmente capaces de llegar a ser. Muchas enfermedades se desarrollan como un resultado relacionado con la amargura y el resentimiento que cargan.

No podemos controlar las reacciones de los demás. Sin embargo, aunque las personas pueden reaccionar inicialmente al cambiar la forma en que están hablando honestamente, al final se plantea la relación a un nivel completamente nuevo y más saludable. O eso, o soltar las relaciones poco saludable de su vida. De cualquier manera, usted gana.

4. ME HUBIERA GUSTADO HABER ESTADO EN CONTACTO CON MIS AMIGOS. 
A menudo no se dan cuenta realmente de los beneficios de los viejos amigos hasta después de semanas de convalecencia, y no siempre fue posible localizarlos. Muchos de ellos habían llegado a estar tan atrapados en sus propias vidas que habían dejado que amistades de oro se desvanecieran por el paso de los años. Pese a los lamentos profundos acerca de no dar a las amistades el tiempo y el esfuerzo que se merecían. Todo el mundo pierde a sus amigos cuando está muriendo.

Es común para cualquier persona en un estilo de vida ocupado, dejar que las amistades desaparezcan. Pero cuando usted se enfrenta con su muerte de cerca, los detalles físicos de la vida desaparecen. La gente quiere tener sus asuntos financieros en orden si es posible. Pero no es el dinero o el estatus lo que tiene una verdadera importancia para ellos. Quieren poner las cosas en orden más para el beneficio de aquellos a quienes aman. Por lo general, sin embargo, están demasiado enfermos y cansados para manejar esa tarea. Al final todo se reduce al amor y las relaciones. Eso es todo lo que queda en las últimas semanas, el amor y las relaciones. 

5 . ME HUBIESE GUSTADO PERMITIRME A MÍ MISMO SER MÁS FELIZ. 
 Esta es una sorprendentemente común. Muchos no se dieron cuenta hasta el final de que la felicidad es una elección. Se habían quedado atrapados en patrones y hábitos antiguos. El llamado “confort” de la familiaridad desbordado en sus emociones, así como su vida física. El miedo al cambio les había hecho vivir fingiendo a los demás, y para su yo, que estaban contenidos. Cuando muy adentro, anhelaban reír de verdad y tener esa estupidez en su vida de nuevo. 

Cuando usted está en su lecho de muerte, lo que los demás piensan de ti está muy lejos de tu mente. ¡Qué maravilloso es ser capaz de sonreír otra vez , mucho antes de que te estés muriendo!. 

La vida es una elección. Es su vida. Elija conscientemente, elija sabiamente, elija honestamente. Elija felicidad. 

domingo, 1 de diciembre de 2013

“DECIR ADIÓS EN PAZ”

El pasado domingo 3 de noviembre Aysel. .A.C. llevo a cabo un hermoso homenaje para los que han partido donde muchos padres encendieron una vela en honor de sus hijos. 

Gío Ríos Directora de Amaren Centro de Integración Familiar fue invitada a dar una charla para la ocasión, aqui la compartimos… 

1. INTRODUCCIÓN. 

Les doy las gracias por permitirme estar delante de ustedes el día de hoy. Hay una cita bíblica que dice “descálzate estás ante tierra sagrada”, y así me siento, descalza al estar ante ustedes, porque son tierra sagrada, tu eres sagrado papá, mamá, hermano, hermana… el día de hoy tu adiós es sagrado. Hoy estamos todos unidos para honrar el recuerdo de las personas que más hemos amado, para decirles que los recordamos con el corazón y que también podemos decirles adiós. El día de hoy es un momento lleno de amor, de ternura, de fuerza que sólo en unión podemos vivirlo con la fuerza que a veces no tenemos en nuestra soledad. 

2. NO HAY RESPUESTA. 

Cuando nos acercamos a nuestros sentimientos, a nuestros recuerdos, nos asalta esa pregunta que nos taladra la mente, esa pregunta que no encuentra una respuesta que nos de la paz: ¿por qué te fuiste? ¿por qué tu? ¿POR QUÉ? Podemos tener respuestas clínicas, respuestas religiosas, respuestas de nuestras familias, amigos… pero no llenan, no calman el dolor. Nos aferramos a estás preguntas cuando en el fondo, la pregunta real, la que duele cada día al respirar es ¿POR QUÉ A MI? Por qué me encuentro hoy sin ti, por qué fue tan fugas tu paso por mi vida, por qué se apago la luz. Lo cierto es que todas estás preguntas no me dejan despedirte, no me dejan despedirme, sólo soy cachitos de mí misma intentando seguir. 

Cada uno de nosotros estamos aquí porque no tenemos a los amores de nuestra vida, cada uno se ha marchado en diferentes circunstancias, antes de nacer, en el parto, siendo muy pequeños, en un accidente, en una enfermedad, por motivos de inseguridad… y más allá de cómo fue el hecho de su partida, no hay padre ni madre que no se pregunte ¿por qué? ¿si hubiéramos hecho algo? ¿si me hubiera cuidado de otra forma? ¿si no te hubiera dejado salir? ¿si no me hubiera dormido? El hubiera es necesario sólo en la medida en que nos conecta con la realidad y nos hace conscientes de lo que vivimos para comenzar a reconstruir, el hubiera es pasado, no podemos más que contemplarlo sin aferrarnos a él… 

El hubiera nos duele y se vale que nos duela, ese dolor forma parte de ser personas, de ser padres, de ser madres, ¿cómo no nos va doler no tener con nosotros a un hijo? No hay palabras que hagan que no duela, cada uno debe encontrar su camino… Se vale llorar, se vale enojarse con la vida, nuestros hijos valen cada lágrima derramada; pero también valen cada sonrisa que podemos darles desde aquí, también valen cada paso adelante que damos, también valen las gracias que damos por haber pasado por nuestras vida, hoy nuestros hijos valen que estemos aquí. 

Hoy por hoy, entre las tradiciones que hemos vivido, que sólo los mexicanos lo hacemos de una forma tan especial, hoy por hoy, recordar, homenajear, pensar en nuestros bebés, en nuestros niños, en nuestros hijos, es decir un adiós que puede ser nuestra oportunidad para vivir de forma diferente la partida de ellos, para vivir de forma diferente nuestra vida, para comenzar a vivir. 

3. DECIR ADIÓS NO ES OLVIDAR. 

Es el momento de recoger nuestros cachitos de alma, es el momento de imaginarnos a todos los que estamos presentes tomando en nuestras manos esos cachitos de corazón para volver a armarlos. Pero sé que es mucho más fácil decirlo que hacerlo, porque hay tantas situaciones que nos aferran a este dolor que quema, que hiere, que no quisiéramos vivir y a la vez no podemos soltar. 

¿Por qué no puedo soltar mi dolor para decirte adiós? 

¿Por qué no puedo decirte adiós en paz?

Porque creemos que decirte adiós, despedirnos de ti, es olvidarte. Cuando me aferro a este dolor, a este sufrimiento que no me deja respirar, que me hace vivir como autómata por la vida, es porque en el fondo es lo que tengo tuyo mi niño, mi niña, y si lo suelto ¿qué me quedará de ti?… 

¿Sabes qué te quedará de tu pequeño cuando sueltes el dolor?

Te quedará su RECUERDO, te quedará su amor, te quedará su sonrisa, te quedará un GRACIAS.

Un adiós no es otra cosa que vivir lo que dice esa palabra A DIOS, a Dios le dejo mi sufrimiento, mi vacío, mi tristeza para poder abrazar con ambas manos tu recuerdo; ese recuerdo que me da una sonrisa, ese recuerdo que me motiva a seguir adelante, ese recuerdo que me hace tenerte tan cerca en mi corazón pero sin el sufrimiento… Tengo la espalda sin peso, tengo las manos libres, tengo las piernas ágiles para contigo seguir en el camino. No será posible abrazarte en mis recuerdos si tengo las manos ocupadas en el sufrimiento.

Dice la canción de Alejandro Filio: Romina, si tuvieras tiempo, piensa en mí, Romina desde que estás lejos, no es sencillo ningún juego de los que aprendí para vivir.

Y así es.. no es sencillo vivir, no es fácil seguir jugando, no es fácil seguir caminando, no es fácil seguir respirando; sin embargo, ¿cómo voy a pensar en ti jugando con las estrellas, sonriendo entre las nubes, queriendo ver a tus papás en paz, cuando las lágrimas me nublan la vista y las manos están cargadas de dolor?

El día de hoy entre todos podemos dejar a Dios nuestro dolor y abrazar el recuerdo de nuestros hijos, esos hijos que nos cuidan, esos hijos que sonríen, esos hijos que nos motivan a seguir amando como nos amaron ellos.

4. AL SOLTAR EL DOLOR, SOSTENGO EL AMOR.

Decir adiós en paz es atrevernos (y se necesita mucha valentía) a soltar ese dolor, es abrazar su recuerdo, abrazar el amor. Es un proceso de reconstrucción de nuestra alma, de nuestro corazón.

Te pido el día de hoy que le des la mano a quien está a tu lado, a tu pareja, a tu hijo, a tu vecino, a otro padre que como tú extraña a su hijo… Y cierra por un momento los ojos, y con ellos cerrados mira la cara de tu hijo, de tu bebé, de tu chiquito o chiquita y mira su sonrisa, sólo observa el amor con el que sonríe. Hoy tu hijo te invita a que abraces ese recuerdo y para ello sueltes todo lo que no te deja abrazarle, sueltes todo lo que no permite ver esa sonrisa en tu mente y corazón. En ese abrazo amoroso, abre los ojos y respira profundo, en ese abrazo siente la paz de caminar con su sonrisa, con su recuerdo, porque decirles adiós en paz, es no olvidar, es despedirnos del dolor y vivir con el amor, es vivir la realidad en un continuo abrazo amoroso.

De esta experiencia también se aprende. Se aprende a renacer, se aprende a caminar otra vez, se aprende a respirar otra vez, se aprende a llorar soltando el sufrimiento, se aprende a sonreír, se aprende a ver que en cada uno de nosotros está surgiendo una mejor persona, una persona que a través del adiós de un hijo puede dar tanto a los demás, puede mostrar con su vida un nuevo camino, puede ayudar a tantas madres, tantos padres, tantos hermanos que necesitan una luz que aún no ven.

El poder de volver a renacer es tuyo y es posible desde el recuerdo amoroso, desde las lágrimas que sanan no que hunden, es posible desde el paso que damos cada mañana de la mano de quienes amamos, es posible comenzar el día de hoy un nuevo camino.

5. CONCLUSIÓN. 

Ese nuevo camino va con tu chiquito/a, con tu hijo/a, de la mano a su recuerdo. Porque nosotros podemos seguir la vida desde la ausencia o desde la cercanía de un recuerdo hermoso.

Hoy podemos encender la luz de nuestra alma, la luz de una sonrisa, la luz de un nuevo paso para que nuestros pequeños vean que los recordamos en paz, que aquí estamos y que tarde o temprano volveremos con ellos… pero desde un camino de amor, de paz, de felicidad.

Nunca dejaremos de ser sus padres, y si como padres queremos lo mejor para nuestros hijos, lo mejor el día de hoy para ellos es que nosotros seamos padres capaces de vivir, capaces de ser felices, capaces de estar en paz.

Autora: FERNENDA OLGUIN