PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

sábado, 30 de enero de 2010

"FORMAS EN QUE LOS ESPÍRITUS SE COMUNICAN CON LOS FAMILIARES VIVOS"

EL MUNDO DEL ESPÍRITU...MUERTE, PENA Y CONSUELO

Negación y aceptación

Sobrevivir a la pérdida de un ser amado es uno de las experiencias más difíciles de la vida. Es bien sabido que el proceso de sobrellevar la pena implica pasar por el inicial impacto emocional, luego vencer la negación, rabia, depresión hasta finalmente lograr cierto tipo de aceptación. Cada una de estas etapas de inquietud emocional varía en duración e intensidad desde meses hasta incluso años. Perder a alguien con quien hemos tenido profundos vínculos puede ocasionar una desesperanza tal que nos lleve a sentirnos en un pozo sin fondo del que escapar es imposible porque la muerte nos parece algo definitivo.

En la cultura occidental, la creencia de que la muerte representa el final de las cosas, constituye un obstáculo para la sanación. Tenemos una cultura dinámica donde la posibilidad de perder nuestra persona física resulta impensable. La dinámica de la muerte dentro de una familia se puede comparar a una exitosa obra de teatro que entra en caos por la pérdida de una de sus estrellas. El reparto secundario se debate en agonía buscando algún cambio en el libreto. Al afrontar este enorme vacío en la historia, ocasionado por los que se han ido, se afectan los roles futuros de los actores que quedan. Aquí hay una dicotomía ya que cuando las almas están en el mundo del espíritu, preparándose para una nueva vida, ríen en los ensayos para su próxima obra teatral en la tierra. Ellas saben que todos los roles son temporales.



En nuestra cultura no nos preparamos adecuadamente, durante la vida, para la muerte porque es algo que no podemos arreglar o cambiar. La conciencia de la muerte comienza a roernos a medida que envejecemos, siempre ahí, acechando en las sombras, indiferente a nuestras creencias de lo que pueda suceder después de la muerte. Al discutir el tema de la vida después de la muerte, a lo largo de mis giras de conferencias, he podido ver con asombro que gentes con diferentes puntos de vista religioso comparten el mismo temor por la muerte.
Para la mayoría de nosotros, el temor proviene de lo desconocido. A menos que hayamos tenido una experiencia cercana a la muerte o vivido una regresión a una vida pasada en la que recordamos la sensación de dicho momento, la muerte es un misterio. Cuando enfrentamos la muerte, sea como protagonista o como observador, resulta doloroso, triste y atemorizante; las personas saludables no desean abordar el tema y con frecuencia tampoco aquellas cuyo estado es grave. De tal forma, nuestra cultura ve a la muerte con aversión.




El siglo XX ha sido testigo de muchos cambios en la actitud de las personas con relación a la vida después de la muerte; durante las primeras décadas, la mayoría conservaba la visión tradicional de que sólo hay una vida por vivir, sin embargo en el último tercio del siglo, en los Estados Unidos, se ha estimado que un cuarenta por ciento de su población cree en la reencarnación. Este cambio de actitud ha facilitado en parte la aceptación de la muerte para aquellas personas más espirituales y que abandonan aquella creencia que después de la vida sólo se encontraba el olvido.




Uno de los aspectos más significativos de mi trabajo en el mundo del espíritu es el aprender desde la perspectiva del alma que parte, lo que se siente al morir y cómo ésta intenta permanecer para confortar a aquellos que está dejando en el mundo terrenal. En este capítulo confío validar que lo que usted siente en su interior, después de la pérdida, no es simplemente un pensamiento de anhelo. La persona que ama no se ha ido en realidad. Considere también lo que dije en el capítulo anterior acerca de la dualidad del alma. Parte de su energía quedó en el mundo del espíritu en el momento de la encarnación, cuando su ser querido vuelve al hogar encontrará que usted ya está allí, esperándolo con aquella porción de su energía que había dejado. Esta misma energía permanecerá allí, para unificarse con su alma cuando llegue el momento. Una de las grandes revelaciones de mi investigación fue aprender que los compañeros espirituales nunca se separan realmente.
Las siguientes secciones ilustran ciertos métodos usados por las almas para




comunicarse con aquellos que aman. Estas técnicas pueden comenzar justo después de la muerte física y pueden ser muy intensas. Sin embargo las almas que parten están ansiosas de irse a su hogar ya que la densidad de la Tierra hace perder energía. Con la muerte, el alma es liberada y siente libertad. No obstante, si tenemos la necesidad y como norma general, las almas pueden entrar en contacto con nosotros desde el mundo del espíritu.




Una amplia contemplación y meditación puede brindar una mayor receptividad de aquellos que han partido y suministra a su conciencia un alto sentido del conocimiento. No se requieren mensajes verbales del otro lado, basta con borrar la duda y abrir la mente para sentir la posible presencia de alguien que ama y que le ayudará a recobrarse de la pena.

2.2. Técnicas terapéuticas de las almas

El alma promedio es mucho menos habilidosa que el más novato de los guías, sin embargo la mayoría de las almas con que trabajo presentan buen desempeño desde el mundo del espíritu hacia los cuerpos físicos. Usualmente, eligen trabajar en áreas específicas utilizando el efecto de emanación.








Estas proyecciones de energía amorosa pueden ser muy fuertes, incluso en el caso de almas con poca experiencia que desean asistir a personas bajo trauma emocional y físico.




Las prácticas orientales de yoga y meditación incluyen el uso de los chakras (centros de energía en el cuerpo humano) en una forma que nos recuerda cómo las almas dividen al cuerpo humano cuando usan su energía curativa. Personas que practican el arte curativo por medio de los chakras afirman que dado que poseemos un cuerpo etérico que existe en armonía con el físico, toda curación debe tener en consideración ambos elementos. Trabajar con los chakras incluye desbloquear nuestra energía emocional y espiritual a través de varios puntos del cuerpo, desde la espina dorsal, corazón, garganta, frente y todo lo demás, para abrir y dar armonía al cuerpo.

Formas en que los Espíritus se conectan con los vivos


Contacto somático

He tomado y combinado los términos clínicos "conexión somática" y "contacto terapéutico" para describir el método mediante el cual las almas desencarnadas usan emanaciones de energía dirigidas para hacer contacto con varias partes de un cuerpo físico. La curación no se limita a los puntos corporales de los chakras a los que me refería hace un momento. Las almas que regresan para confortar a los vivos buscan áreas que sean más receptivas a su energía. Lo vimos en el caso 1 (detrás del oído izquierdo). El patrón de energía se vuelve terapéutico cuando se establece un puente que conecta las mentes de quien envía y de quien recibe en una transmisión telepática.




El contacto mediante transmisiones del pensamiento a un cuerpo que está afligido es somático cuando los métodos son psicológicos. Esto involucra el sutil contacto de órganos del cuerpo mientras se obtienen ciertas reacciones emocionales y puede incluir el uso de los sentidos. Las emanaciones de energía, hábilmente aplicadas, pueden evocar el reconocimiento por medio de la vista, oído, gusto y olfato. El reconocimiento sirve para convencer al doliente de que el ser que ama aún vive. El propósito del contacto somático es permitir a la persona afligida aceptar su pérdida adquiriendo la conciencia de que la ausencia sólo es un cambio de la realidad y no su final. Con suerte, esto ayudará a los afligidos a seguir adelante con su vida de manera constructiva.
Las almas también son muy susceptibles de caer en hábitos con el contacto somático.

Personificación con objetos

He escuchado historias relacionadas con el uso de objetos familiares, como la del paciente masculino en mi siguiente caso. Dado que los hombres usualmente mueren antes que sus esposas, suelo escuchar más de las técnicas energéticas desde la perspectiva de ellos. Esto no quiere decir que las almas de orientación masculina sean más avanzadas en técnicas de curación sólo porque tienen mayor práctica en consolar a quienes le sobreviven.
Quiero animar a todas aquellas personas que se encuentran en un terrible estado de pena por la pérdida de un ser amado a hacer lo que los psíquicos hacen cuando desean encontrar personas desaparecidas. Tomar una joya, una prenda o cualquier cosa que haya pertenecido a quien ha partido y sostenerlo por un rato en un lugar que fuera familiar a ambos y abrir tranquilamente su mente, evitando cualquier otro pensamiento irrelevante.
Antes de dejar esta sección, quiero relatar mi historia favorita con relación a contactos de energía de seres desencarnados mediante el uso de objetos.




Mi esposa, Peggy, es Enfermera en Oncología con especialización en Consejería, por lo que se involucra con un gran número de pacientes que padecen cáncer y sus familias y dado que administra quimioterapia en un hospital, entra en contacto con personal que atiende a pacientes desahuciados. Algunas de estas mujeres y mi esposa han creado fuertes vínculos de amistad y con frecuencia se reúnen en grupos de apoyo. Una de ellas enviudó recientemente, su esposo murió de cáncer. Clay, su esposo, disfrutaba de las fiestas con grandes orquestas y juntos solían viajar a donde estas orquestas se presentaban.




Una noche después de la muerte de Clay, su viuda, mi esposa y el resto de miembros del grupo de apoyo se encontraban en círculo en el medio de una salón para damas, hablaban de mis teorías sobre cómo las almas vuelven para consolar a las personas que aman. La viuda exclamó con frustración, "¿Por qué no se ha manifestado Clay de manera que me pueda consolar?". Hubo un momento de silencio y de repente una caja de música, ubicada sobre un estante para libros, comenzó a tocar una canción de Glenn Miller, titulada In the Mood. Hubo un silencio turbador seguido de una risa nerviosa de las damas reunidas. Todo lo que la viuda atinó a decir fue "¡Esa caja de música no ha sido tocada en dos años!". Eso no importaba, creo que ella entendió el mensaje de Clay.




La energía ligera posee ciertas propiedades de la fuerza electromagnética y por lo tanto puede actuar de maneras misteriosas con los objetos. JoAnn y Jim son dos antiguos pacientes cuyo matrimonio es muy unido. Después de terminar sus sesiones, nos sumergimos en una discusión sobre el uso de las emanaciones de energía por parte de los vivos. Tímidamente me confesaron que, cuando tienen prisa, ellos combinan sus energías en las autopistas de California para retirar los carros que se desplazan por el carril de alta velocidad, delante de ellos. Cuando les pregunté si ellos se acercaban mucho por detrás para presionar al conductor adelante, ellos me dijeron, "No, simplemente dirigimos una emanación combinada hacia la parte trasera de la cabeza del conductor y entonces alternamos la emanación hacia la derecha (el carril del medio) y repetimos el proceso". Ellos aseguran que en más del cincuenta por ciento de los casos tienen éxito. Les dije a JoAnn y Jim, mitad en broma y mitad en serio, que empujar los carros fuera de su vía era ciertamente un abuso impropio de su poder y que más valdría que enmendaran ese comportamiento. Creo que ambos saben que usar su don de una manera más constructiva será mejor visto desde arriba, aunque será un hábito duro de romper.

Reconocimiento de sueños

Una de las técnicas primarias que las almas recién liberadas usan para llegar a las personas que las aman es por intermedio del estado del sueño. La pena que abruma la mente consciente se retira temporalmente del primer plano de nuestros pensamientos cuando estamos dormidos. Incluso aunque nos encontremos en un estado inestable de sueño, la mente inconsciente es más receptiva. Desdichadamente, la persona que sufre la pena a menudo despierta de un sueño que pudo haber contenido un mensaje y borra de su memoria cualquier rastro del mismo. Ya sean imágenes o símbolos, lo que haya visto mientras dormía no tendría significado alguno en ese momento o la secuencia del sueño pudo ser interpretada como un anhelo si, por ejemplo, quien sueña se vio a sí mismo con quien falleció.




Antes de proseguir, me gustaría ofrecer una guía en lo referente a la naturaleza general de los sueños. Mi experiencia profesional con sueños proviene principalmente de escuchar a mis pacientes bajo hipnosis explicando cómo, ya desencarnados, utilizan el estado del sueño para llegar a los vivos. Los espíritus son muy selectivos en el uso de nuestras secuencias de sueño y he llegado a la conclusión de que la mayoría de los sueños no tienen un gran significado.








Revisando diferentes estudios sobre los sueños puedo apreciar que incluso especialistas del área consideran que muchos sueños durante la noche no son más que una maraña de detalles absurdos que son el resultado de una sobrecarga en nuestros circuitos por la actividad diaria. Si la mente se ventila durante ciertos ciclos al dormir, quiere decir que las transmisiones nerviosas que pasan a través de las uniones entre neuronas liberan vapor para relajar el cerebro.




Clasifico los sueños en tres formas y una de ellas es el estado de limpieza general. Hay momentos en la noche en que muchos pensamientos aislados del día son tomados y eliminados de la mente como basura. No les podemos encontrar sentido alguno sencillamente porque no lo tienen. Por otra parte, todos sabemos que existe un lado más cognoscitivo en el sueño. Yo divido este estado en dos partes, la solución de problemas y el espiritual, los cuales se encuentran separados por una delgada línea. Hay personas que han tenido premoniciones de algún evento futuro como consecuencia de un sueño. El estado de nuestra mente puede ser alterado por los sueños.




Uno de los períodos más estresantes de nuestras vidas tiene lugar durante el luto, cuando los afectos de alguien que amamos nos son arrebatados y creemos que es para siempre. Quizás el único alivio de la opresión de la pena se produce mientras dormimos. Vamos a la cama con angustia, al día siguiente despertamos y la pena sigue ahí; sin embargo, hay un enigma en el medio, así algunas mañanas nos reciben con una mejor idea de lo que debemos hacer para soportar la pena y seguir adelante. La solución de problemas por medio de secuencias de sueño es un proceso de incubación mental que ha sido llamado de procedimiento porque las imágenes parecen enseñarnos la forma en que debemos proceder. ¿Viene este conocimiento de algún lugar diferente a nosotros mismos? Si el sueño se desborda dentro del mundo del espíritu, entonces los tejedores de sueños probablemente nos están haciendo un llamado como consejeros que nos asisten durante nuestro conflicto emocional.




Los sueños espirituales involucran nuestros guías, almas maestras y compañeros espirituales que vienen como mensajeros para asistirnos con soluciones. No necesitamos estar sufriendo para recibir este tipo de ayuda. Dentro de la mezcla espiritual del sueño también poseemos la capacidad de recordar nuestras experiencias en otros mundos físicos y mentales, incluyendo el mundo del espíritu. ¿Cuántos de ustedes ha soñado alguna vez que puede volar o nadar fácilmente bajo el agua? He descubierto con algunos pacientes, que estos recuerdos míticos contienen información sobre vidas que llevaron como criaturas voladoras o acuáticas inteligentes en otros planetas. Frecuentemente, estas clases de secuencias del sueño nos brindan un indicio metafórico que nos da la oportunidad de comparar nuestras vidas pasadas con la actual. El carácter inmortal de nuestra alma no cambia mucho entre los cuerpos en que resida o encarne, así que estas comparaciones no son del todo extrañas. Algunas de nuestras más grandes revelaciones provienen de eventos, lugares y patrones de comportamiento soñados y que nacen de experiencias vividas antes de adquirir nuestro cuerpo actual.




En el capítulo 1 me referí brevemente a las clases de preparación a las que asistimos en el mundo del espíritu antes de retornar a una nueva vida. Este ejercicio de las almas es cubierto más extensamente en mi primer libro, pero lo menciono ahora porque esta experiencia está relacionada con nuestros sueños.








La clase está diseñada para permitir el reconocimiento de personas y eventos futuros, así mientras nos preparamos para encarnar, un maestro nos fortalece en aspectos importantes del contrato que es nuestra nueva vida. Una parte integral de la clase es conocer e interactuar con almas, tanto de nuestro grupo como de otros, que compartirán en parte nuestra nueva vida.
Recuerdos de estas clases de preparación pueden ser producidos en nuestros sueños con el propósito de encender una luz en la oscuridad de nuestra desesperación, particularmente cuando es un compañero espiritual quien se encuentra perdido en la vida. Jung dijo, "Los sueños representan temores y deseos reprimidos, pero también pueden expresar verdades ineludibles que no son ilusiones o simples fantasías". A veces estas verdades son formuladas en rompecabezas metafóricos y representadas como imágenes modelo durante el sueño. Los símbolos del sueño son generalizados culturalmente y el glosario de sueños no está inmune a este tipo de prejuicio, por eso, cada persona debería seguir su propia intuición para descubrir el significado de un sueño.




Los aborígenes australianos, una cultura con más de 10.000 años de historia inalterada, creen que el tiempo del sueño es en verdad tiempo real en términos de realidad objetiva. La percepción de un sueño es a menudo tan real como una experiencia despierta. Para las almas en el mundo del espíritu, el tiempo siempre está en presente, así que sin importar qué tanto tiempo hayan podido estar lejos físicamente de su vida, desean que usted sea consciente de que ellas aún están en la realidad del ahora. ¿Cómo hace un espíritu amoroso para que usted obtenga conocimiento y aceptación de estos eventos en sus sueños?
Al parecer no se producen sueños cuando el cerebro se encuentra en un estado profundo Delta donde no hay rápido movimiento ocular. El sueño RMO, también conocido como reposo paradójico, es mucho más ligero y por lo tanto un estado más activo del sueño, especialmente en las etapas iniciales y finales del reposo.








En mi siguiente caso, el paciente llegará a quien duerme entre dos sueños, presumiblemente porque se encuentra en estado de sueño RMO.




Todas las almas tejedoras de sueños con las que he estado en contacto implantan mensajes en nuestros sueños, no obstante se observan dos prominentes diferencias en sus técnicas.

1. Alteración del Sueño. Aquí una habilidosa alma ingresa en la mente de quien duerme y altera parcialmente un sueño existente que tiene lugar en ese momento. En esta técnica, que yo llamaría de interlineación, los espíritus se posicionan como actores entre las líneas de una obra de teatro improvisada, por lo que quien sueña no percibe alteraciones del guión en la secuencia. Esto es lo que hizo Sylvia con su madre. Ella esperó hasta que el tipo de sueño apropiado estuviera en proceso para entrar e iniciar una sutil aparición en la obra. Por difícil que parezca este acercamiento, para mí es evidente que no es tan compleja como la segunda técnica.

2. Creación del Sueño. En este caso el alma debe originar e implantar completamente un nuevo sueño, diseñando y construyendo el escenario de las imágenes para crear una representación que tenga un significado que se acomode a su propósito.
Crear o alterar escenas en la mente de quien sueña tiene el fin de transmitir un mensaje. Esto refleja un acto de servicio y amor. Si la implantación del sueño no se realiza con la habilidad necesaria para hacer que el sueño tenga significado, la persona seguirá y despertará en la mañana recordando sólo fragmentos inconexos o quizás nada con respecto al sueño.




Transferencia a través de niños

Cuando las almas tienen dificultades para alcanzar la mente de un adulto afligido, pueden optar por usar niños como conductores de sus mensajes. Los niños son más receptivos a los espíritus porque no han sido condicionados a dudar o resistirse a lo sobrenatural. Frecuentemente la persona escogida como conductora es miembro de la familia de la persona que ha partido. Esta situación es de utilidad para el espíritu que está intentando alcanzar al pariente que le sobrevive, especialmente si es en la misma casa.




Contacto en ambientes familiares

De este último caso podía pensarse que una vez que el alma que parte ha logrado acercarse y tocar a aquellos que le quieren, se marcha al mundo del espíritu sin molestarse en acercarse de nuevo. Hay personas que no sienten la presencia del alma inmediatamente después de la muerte pero lo harán en un futuro; aquellos vivos que alcanzan el estado de aceptación en el proceso de dolor encontrarán consuelo al saber que los seres a quienes aman aún están ahí, velando por ellos. Otros en cambio nunca percibirán nada.




Las almas no se dan por vencidas fácilmente con nosotros. Otra forma en que los espíritus pueden llegar a las personas es mediante ambientes asociados a su memoria. Estos contactos son efectivos en personas cuyas mentes pueden estar cerradas a todas las otras formas de comunicación espiritual.




Hablando con las personas sobre tales experiencias, que algunos llaman místicas, es importante considerar la posibilidad de un origen espiritual. Si podemos asimilar un estado altamente emocional durante nuestra pena, también podemos sanar y aprender más sobre nosotros mismos.




Los espíritus pueden preferir comunicarse por intermedio de ideas. Aquí cito parte de una carta que recibí de un paciente, relacionada con su fallecida esposa Gwen. Creo que nuestras sesiones le ayudaron a descubrir la mejor manera de recibir los pensamientos de su esposa:

He aprendido que no todos tenemos las mismas habilidades como almas, para comunicarnos con los demás. Enviar y recibir mensajes es una habilidad que requiere ser refinada con la práctica. Yo finalmente reconocí el sello propio de los pensamientos de Gwen después de muchas meditaciones infructuosas.








Ella era una persona de gran conocimiento literario y utilizaba el pensamiento de la palabra en lugar de imágenes para generar sentimientos en mí. Tuve que aprender a integrar los destellos de las palabras a mi manera propia de hablar, que ella conocía, para descifrar lo que me estaba diciendo. Ahora veo más claramente la forma en que puedo tocar a Gwen con mi pensamiento.


SOBRE EL AUTOR

Michael Duff Newton posee un doctorado en Psicología Consultora, un Master certificado en Hipnoterapia y miembro del American Counseling Association. Ha ejercido como profesor en diversas facultades de instituciones de educación superior sin abandonar el ejercicio privado de su profesión en Los Ángeles.




En 1998 recibió el premio anual por la "Más Destacada Contribución" en el área de la interacción mente, cuerpo y espíritu, otorgado por la National Association of Transpersonal Hypnotherapists. Fue honrado por sus años de investigación de la memoria clínica del alma y sus descubrimientos en la cosmología de la existencia después de la muerte. El autor es historiador, astrónomo aficionado y viajero incansable.

viernes, 29 de enero de 2010

AUTOCONOCIMIENTO Y MEDIUMNIDAD PARA LA EVOLUCIÓN CONSCIENTE

Diversidad de pensadores, filósofos, científicos de distintas áreas, comparten el pensamiento de lo trascendente que es para el ser humano conocerse a sí mismo, porque se lo advierte como la senda que le permitirá acceder a un mundo mejor, generador de una transformación moral del planeta, que aspira una etapa más pacífica y espiritualizada.

El conocimiento de sí mismo, la conciencia del propio yo, es lo que le otorga libertad y fuerzas al espíritu y lo introduce en el conocimiento de la vida y de las leyes que la rigen, aportando a su existencia fe, esperanza y seguridad en su accionar.

El autoanálisis supone esta introspección con todo lo que ella implica: debilidades por superar y virtudes donde apoyarse para el cambio, así como la reflexión valorativa de los seres y las circunstancias de la vida.

Lograrlo con sinceridad, objetividad y método es y será un reto trascendente para el ser humano, porque en él subyace la génesis de su progreso moral.

El Espiritismo aporta un método que combina la disposición personal hacia el deseo de superación y la posibilidad de intercambio con el mundo espiritual.

El estudio de la Filosofía Espirita nos ubica en un plano de conocimiento de lo moral a partir del estudio de las leyes que orientan la vida del espíritu y nos llevan a contactarnos con nuestros compromisos evolutivos.

Es en esa actitud estudiosa en donde toma preponderancia la reflexión como método para establecer esa comunicación con el estado espiritual superior, con el espíritu protector, con los espíritus familiares, donde a través de un intercambio pensado y sentido, se recibe en la mente y en el corazón lucidez y fuerzas que nos alimentan fluídicamente.

En este momento de intuición, nuestra capacidad de pensar y de sentir aumenta y somos más efectivos en la lucha por nuestros objetivos de superación personal.

Es el momento del encuentro con uno mismo, tan necesario para aprender a conocernos, analizando nuestras reacciones, observando nuestra imagen en el espejo que nos muestra tal cual somos. Es el inicio para corregir aquello que deba ser corregido y es el momento de analizar también aquellas fuerzas conquistadas a través de tanto tiempo, que son el fruto de nuestro esfuerzo y que merecen nuestra valoración.

En las etapas previas a la evolución consciente, el espíritu no comprende que está evolucionando y actúa bajo el impulso de las Leyes Universales que propician su encarnación y desencarnación en un proceso dolor-aprendizaje, acierto-plenitud.

Si tomamos como inicio en el camino de la evolución consciente el momento en que el espíritu advierte que sus acciones le producen dolor e insatisfacción, en que comienza a descubrir su individualidad despertando a la realidad espiritual de la mano de su Protector, deducimos que también comienza un proceso de autoanálisis y evaluación.

Cada espíritu es único en su capacidad de reacción a partir de muchos condicionamientos, pero todos cuentan con las mismas oportunidades de crecer y desarrollar sus potencialidades.

Pareciera que el espíritu comienza a recorrer el camino evolutivo en estado de conciencia a través del dolor.

Pero no sólo el dolor lleva al crecimiento espiritual. Los sentimientos de plenitud por acciones y sentimientos de bien también cuentan en el balance de sus experiencias.

La institución espírita puede brindar un invalorable apoyo en la tarea de formación doctrinaria con orientación en el estudio de la personalidad.

Comprendemos la importancia que tienen para el progreso individual los intercambios con el mundo espiritual que se realizan en las sesiones mediúmnicas de distinta índole, pero sobre todo en aquellas destinadas a la orientación moral de los asistentes en intercambio con espíritus superiores.

En este ámbito organizado, con un director, médiums escribientes, videntes de control, conjunto de amparo y asistentes habituales, se dan las condiciones necesarias para que el estado espiritual responda a las inquietudes de quien lo desea.

Es un ámbito adecuado en el cual prevalecen el respeto, la solidaridad, el interés por compartir preocupaciones y problemáticas afines, y que también favorece la influencia de espíritus familiares que en ese ambiente especial encuentran las condiciones fluídicas para hacer sentir su presencia intuitiva apoyando nuestros análisis y determinaciones de bien.

Los métodos científicos de la Filosofía Espirita, responden a una forma individual y grupal que fomenta el aprendizaje personal desde un sistema que necesita y desarrolla la humildad.

El Espiritismo se desenvuelve sobre el conocimiento y la aplicación de las Leyes Universales. ¿Cómo podemos darnos cuenta si estamos en cumplimiento de las mismas? Podemos encontrar la respuesta evaluando qué relación hay entre el conocimiento que tenemos y su aplicación práctica.

Las Leyes Universales en su conjunto regulan la vida del espíritu en su trayectoria evolutiva y dentro de este camino está la encarnación, en la que se le presentan al espíritu las alternativas que le permiten desarrollar todo su caudal de potencias y debilitar sus errores.

El espíritu encarnado necesita de todos los seres que lo acompañan para poder cumplimentar sus objetivos de evolución y las diferentes situaciones que se le presentan en este plano.

En el cumplimiento de las leyes, se abarcan todas las virtudes que el espíritu puede desarrollar y aquilatar, y dentro de ese marco, el hombre cuenta con una posibilidad invalorable de traducir las fuerzas negativas en positivas.

Planteada la importancia de la reflexión, del aporte que hace la Filosofía espírita a través de la sesión mediúmnica, y del conocimiento que podemos adquirir a través del estudio de la doctrina y las Leyes Universales, se pone a nuestro alcance la gran posibilidad de llegar a un profundo conocimiento de nosotros mismos.

Con el aporte de la voluntad y un sincero deseo de superación, los recursos están a nuestro alcance. Podemos valernos de ellos y aplicarlos de manera habitual y sostenida apoyados por sus fundamentos filosóficos y su metodología práctica.

De esta manera, decididamente orientados en la búsqueda de nuestra propia superación, estaremos en condiciones de aportar a la evolución de la humanidad los elementos necesarios para una mayor comprensión de todo lo que nos sucede a lo largo de nuestra vida.

jueves, 28 de enero de 2010

¿DE DÓNDE VIENE LA SOLEDAD?

Todos hemos pasado alguna vez por una experiencia de soledad, pero la soledad como estado permanente (o como "condena") es una cosa muy diferente...

De acuerdo al Diccionario de la Lengua Española y al Diccionario de Sinónimos y Antónimos de la Universidad de Oviedo, la palabra soledad tiene tres acepciones:

Carencia de compañía.

Lugar desierto o tierra no habitada.


Pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguna persona o cosa.


Y hay seis sinónimos para la palabra soledad:

Abandono: Acción y efecto de abandonar o abandonarse.


Aislamiento:
1) 1) Separación de una persona, una población o una cosa, dejándolas solas o incomunicadas.

2) 2) Falta de comunicación, desamparo.

3) Acción y efecto de aislar o aislarse.

Alejamiento de un lugar: Acción y efecto de alejar o alejarse.



Melancolía:
1) Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente.

2) Monomanía en que dominan las afecciones morales tristes.

Pena:
1) Castigo de una falta o delito.

2) Cuidado, aflicción grande.

3) Dolor, tormento corporal,

4) Dificultad, trabajo.

Pesar:
1) Sentimiento o dolor interior.

2) Dicho o hecho que causa disgusto.

3) Arrepentimiento de algo que no debió hacerse o decirse.

Antónimos para la palabra soledad, hay dos:

Alegría:
1) Sentimiento grato y vivo, producido por un motivo placentero, que por lo común se manifiesta con signos externos

2) Persona o cosa que causa alegría.

3) Falta de sensatez.

Compañía:
1) Unión y cercanía entre personas y cosas o estado en el que se encuentran juntas.

2) Persona o personas que acompañan a otra u otras.

3) Sociedad o reunión de varias personas unidas para un mismo fin, generalmente industrial o comercial.

La soledad es un tema recurrente en las manifestaciones culturales, formando parte importante de la experiencia humana. Ha sido un tema de interés psicológico desde la década de los años 50; desde 1980 comenzó a ser un tema de investigación empírica, motivado por la creación de escalas de medición de la soledad válidas, entre las que se destaca la Escala de Soledad UCLA, creada por Rusell en 1980.

La soledad ha sido relacionada con temas tan importantes como trastornos psiquiátricos, entre los cuales están la depresión, ansiedad, alcoholismo y suicidio.

También se relaciona con variables cognitivas, entre las más cuales se pueden mencionar "estilo atribucional", "auto-conciencia", "expectativas"; asimismo, se encuentran vinculados a la soledad las "habilidades sociales", como la "auto-revelación", "atención personal" y "hostilidad", entre otras.

Young definió a la soledad como la ausencia o percepción de ausencia de relaciones sociales satisfactorias.

Page manifiesta que esta definición enfatiza la importancia de la cognición, emoción y conducta, considerando que la emoción y conducta de los solitarios son comúnmente una función de sus pensamientos y atribuciones, los que se deben comprender para entender su comportamiento.

Peplau & Perlman definen a la soledad como una respuesta a la discrepancia entre las relaciones interpersonales deseadas y las existentes. Estos autores también señalan características esenciales de la soledad, que son:

A.- Es el resultado de deficiencias en las relaciones sociales.

B.- Representa una experiencia subjetiva (que no necesariamente es sinónimo de aislamiento social, ya que uno puede estar solo sin sentirse solitario o sentirse solo cuando uno está en grupo)
C.-Es desagradable y emocionalmente angustiante.

En otras investigaciones, Peplau & Perlman, concluyen que las características que la mayoría de las investigaciones atribuyen a la soledad son:

A) La soledad es una experiencia aversiva, similar a otros estados afectivos negativos tales como depresión o ansiedad.

B) La soledad refleja una percepción subjetiva del individuo, de deficiencia en su red de relaciones sociales. Esta deficiencia puede ser cuantitativa (sin muchos amigos) o cualitativa (falta de intimidad con otras personas).

La definición usada en la escala de soledad desarrollada por la UCLA, enfatiza componentes cognitivos y emotivos.

El aspecto cognitivo es la conclusión personal de que él o ella tienen menos relaciones interpersonales o que las que tienen son menos recientes de lo deseado, y el componente emocional es el tono negativo asociado a esta conclusión, que puede ir desde una incomodidad al sufrimiento intenso.

El concepto de soledad se ha distinguido de otros parecidos como falta de compañía, aislamiento, ser único y distinto (Williams citado en Page, 1991; Koenig Isaacs y Schwartz, 1994); de constructos psicológicos como introversión y / o depresión (Solano et al, 1982) y de constructos psicológicos como alienación (el paciente se siente extraño así mismo) o anomia (incapacidad para reconocer o nombrar objetos) (Solano et al, 1982).

Weiss en 1973 propuso una tipología para la soledad. El plantea que existen dos tipos distintos de soledad: la soledad emocional y la soledad social.

La primera consiste en la falta de una relación intensa o relativamente perdurable con otra persona (por ejemplo, en personas recientemente divorciadas o viudas, etc.), estas relaciones pueden ser de tipo romántico o relaciones personales que generen sentimientos de afecto y seguridad.

La soledad social involucra la no-pertenencia a un grupo o red social, y pueden tratarse de un grupo de amigos que participen juntos en actividades sociales o de cualquier grupo que proporcione un sentido de pertenencia, basado en el compartir preocupaciones, trabajo y otra actividad.

Lo cierto es que:

“NADIE ESTA TAN SOLO, COMO EL QUE VIVE ALEJADO DE SÍ MISMO”

miércoles, 27 de enero de 2010

LAS ROSAS ROJAS (CUENTOS PARA SENTIR)

Las rosas rojas eran sus favoritas. Cada año su esposo se las mandaba atadas con un hermoso lazo, y una tarjetita que siempre decía:

- "En este día te amo más que el año pasado, y mi amor crecerá con cada año que transcurra mi vida junto a ti".

El año en que él murió, le llevaron a su puerta, igual que los años anteriores, la rosas rojas con una tarjeta que decía:

- "Sé muy valiente".

Ella sabía que ésta sería la última vez que recibiría rosas, pues pensó, que tal vez él las había encargado antes de morir, puesto que no sabía lo que iba a suceder. Ya que a él siempre le gustaba adelantarse haciendo todo por si acaso estuviera muy ocupado para hacerlas en la fecha indicada.

Ella cortó los tallos y colocó las rosas en un florero muy especial que puso a un lado del retrato de su esposo.

Después, se sentó horas enteras a mirar el retrato y las flores.

Pasó un año y era muy difícil vivir sin su pareja. La soledad la había invadido y ese parecía ser su destino. Pero entonces, igual que los días de sus cumpleaños anteriores, llamaron a la puerta y le entregaron un hermoso ramo de rosas rojas.

Entró con ellas en las manos muy asombrada, fue hacia el teléfono y llamó a la floristería. Le contestó el dueño y ella le pidió que le explicara quién quería causarle tanto daño. La respuesta fue:

- "Sé que su esposo murió hace más de un año y estaba seguro de que usted me llamaría. Las flores que usted acaba de recibir fueron previamente pagadas. Su esposo siempre adelantaba las cosas y dejó un pedido pagado por adelantado para que usted reciba flores cada año. También debe saber otra cosa: Hay una nota muy especial escrita en la tarjeta. Ésta la escribió él hace muchos años, para que yo se la enviara al año de él fallecer".


Ella se mostró agradecida y colgó hecha un mar de lágrimas. Con las manos temblorosas, tomó lentamente la tarjeta, se quedó mirándola en un silencio total y leyó lo siguiente:

"Hola mi Amor, sé que hace más de un año que me fui. Espero que no te haya sido muy penoso recuperarte. Sé lo sola que debes estar y sé que el dolor es verdadero, pues si fuera diferente sé como me sentiría. El amor que compartimos hizo que todo en la vida se viera hermoso. Te quise más de lo que cualquier palabra puede expresar. Tú fuiste la esposa perfecta, fuiste mi amiga y amante, llenaste todo lo que anhelaba. Sé que sólo ha pasado un año, pero te pido que por favor no sufras más. Quiero que seas feliz aunque derrames lágrimas. Por eso las rosas te llegarán todos los años. Cuando las recibas, piensa en la felicidad que tuvimos juntos y cómo fuimos de bendecidos. Siempre te amé y te seguiré amando, pero tú tienes que seguir viviendo. Por favor trata de encontrar felicidad mientras vivas. Sé que no será fácil, pero sé que encontrarás la forma. Las rosas te seguirán llegando cada año hasta el día en que no haya quien abra la puerta. El dueño de la floristería ha recibido instrucciones de llamar a tu puerta cinco veces el mismo día por si saliste. El día que ya nadie la abra, él sabrá a dónde llevar las flores... las llevara donde ya estaremos otra vez juntos."

"CUANDO EL AMOR ES AUTENTICO, TODOS NUESTROS SERES QUERIDOS, PERMANECEN VIVOS EN EL CORAZÓN"







domingo, 24 de enero de 2010

RESILENCIA: DE LA FÍSICA A LA PSICOLOGÍA

"La sociedad actual necesita de una fuerza. Esa fuerza ha de actuar de adentro para afuera, del interior para el exterior, afinando los sentimientos, despertando la razón y la conciencia de los seres humanos".

La Psicología nos aporta una nueva visión de las fuerzas de recuperación que los seres humanos tienen, ante las experiencias y, a su vez, nos enseña la posibilidad de acrecentarlas desde la educación.

¿Qué significa Resiliencia?

Según el diccionario, en física: es la resistencia que oponen los cuerpos, en especial los metales, a la ruptura por choque o percusión.

En términos de ingeniería: es la capacidad de un material de resistir a choques imprevistos sin quebrarse y de recobrar su forma original, aun después de haber estado sometido a una presión deformadora.

En construcciones antisísmicas, la estructura se balancea, puede sufrir daños menores pero no se desmorona.

El concepto de Resiliencia fue importado por la psicología desde la ingeniería.

Desde el punto de vista psicológico, puede entenderse como:
La resistencia a las frustraciones a las cuales los seres humanos se enfrentan en su vida cotidiana. O bien la capacidad de adaptación que tienen los seres humanos ante las diferentes circunstancias de vida.

Nuestra personalidad puede analizarse y observarse como un edificio que va a ser construido poco a poco. Durante esta construcción, muchas frustraciones pueden ponerlo a prueba. Podría definirse a la Resiliencia como un proceso de resistencia frente a la adversidad.

Se observan sus evidencias en pequeños detalles de la vida de las personas, en cómo ellas intentan lidiar con los problemas de una forma constructiva, de manera de transformar los escollos de su camino en beneficio propio. También se evidencia de dos formas diferentes, por un lado, la aceptación de las adversidades, y por otro, el conseguir superarlas.

Esta facultad de recuperación implica dos componentes:

1.- la Resiliencia frente a la destrucción, es decir la capacidad de proteger la propia integridad ante las presiones, ante las crisis;

2.- la capacidad para construir conductas vitales positivas pese a las circunstancias difíciles.


Visto desde el conocimiento espiritual no es otra cosa que el cúmulo de vivencias, de fuerzas o capacidades que irán a integrarse en el espíritu en sucesivas existencias, eliminando poco a poco egoísmos y acrecentando el amor a lo largo de su trayectoria evolutiva.

Visualizando este proceso conscientemente, no podemos soslayar la educación que deberá ser cada vez más estimulante para las capacidades del espíritu y del conocimiento de uno mismo.

¿Por qué surge este concepto en el terreno educativo? Porque es necesario fortalecer a los niños interiormente para que puedan "resistir" las dificultades. Fortalecerlos es informarlos, formarlos, favorecer las vivencias de cada etapa de crecimiento físico y psíquico, sin apurar sus tiempos y conociendo sus potencias y sus características espirituales. Y adentrarles en el conocimiento de sí mismos.

¿Con qué adquiere, el niño o el adolescente, fortaleza para superar sus adversidades?

Pues con buena autoestima, no ego, sino estima, con conocimiento de sus potencialidades y sus debilidades, cultivando sus aficiones, incentivando la expresión de sus sentimientos y sus necesidades, tomando los errores como lecciones y no como fallas o fracasos, siendo creativos, flexibles, activos, teniendo buenas relaciones emocionales, enseñando a saber pedir ayuda cuando se necesita, reflexionando antes de actuar, teniendo buen autocontrol, viendo la vida con optimismo, humor, gratitud.



Estando comprometidos a aportar lo mejor de sí mismos al mundo que los rodea, teniendo confianza en sí mismos y en los demás.

El conocimiento de la realidad espiritual como individualidad que se proyecta y se enriquece en el ejercicio de una vida responsable, se sustenta en los valores trascendentes (los cimientos del edificio), siendo la familia el primer grupo lugar donde pueden ejercitarse tales valores en un contexto natural de incompatibilidades y afinidades de sus integrantes, pero finalmente ligados y comprometidos afectivamente.

Un ser resiliente, no significa que sea un ser que consigue resistir a todas las presiones del medio ni a todas las solicitudes que éste le hace. Eso sería rigidez, y lo rígido se rompe. Un ser resiliente es un ser flexible a las presiones, con maleabilidad y recuperación.

Nadie está exento de situaciones de dolor, aun aquellas que nos tocan de cerca y nos conmueven.

Pero es el dolor el escollo que nos da la oportunidad de crecer a partir del aprendizaje, ejercitándonos en nuevos valores aún no asimilados o desconocidos.

Las circunstancias sociales y económicas también inciden en la vida familiar y en las instituciones y de hecho, podemos pensar en la Resiliencia de estos dos grupos humanos respecto de las alteraciones de ciertos valores tradicionales o haciendo esfuerzos por adaptarse a las nuevas situaciones que le son confrontadas.

Como se puede observar, la Resiliencia se encuentra en todos los aspectos Psicológicos del desarrollo del ser humano y, por ende, en los núcleos humanos donde éste se proyecta.

En la trascendente tarea educativa que tenemos como padres, que es tarea comunicativa, tenemos la hermosa oportunidad de enseñar valores y conductas, tratando de preservar la "estructura" (su personalidad) de ese ser que está bajo nuestro amparo para que su encuentro con la vida lejos de ser un camino sin obstáculos, (cosa poco probable) sea un camino con una dirección cierta, para su beneficio y el de la sociedad, para que cada vez el mundo en el que todos vivimos tenga mas igualdad, mas armonía y mas paz.

viernes, 22 de enero de 2010

EL SUICIDIO DE UN SER QUERIDO

La muerte por suicidio deja tras de sí muchas preguntas: ¿por qué lo hizo? ¿Podíamos haberlo evitado? ... Por más que lo intentas, no consigues entender las razones que le llevaron a quitarse la vida. Procura no atormentarte demasiado buscando el porqué, y con el tiempo algunas respuestas irán saliendo a la luz.

Es frecuente también un sentimiento de vergüenza, que lleva a no querer hablar de las circunstancias de la muerte. Algunas personas necesitan mucho tiempo solamente para pronunciar la palabra suicidio. Seguramente te invade también un sentimiento de culpabilidad. Te puedes sentir mal por algo que dijiste o hiciste.


La sensación de culpa es algo perfectamente normal después de una muerte de estas características. Uno se reprocha el no haberse dado cuenta de lo mal que estaba... y suele quedar una fuerte sensación de no haber sabido cuidarle.




Piensa que con el tiempo, pasarás simplemente a lamentar algunas cosas del pasado, y que llegará el día, en que sólo quede un sentimiento de impotencia ante la muerte.


Después del suicidio de un ser querido, puede ser natural sentir mucha rabia y enfado hacia la persona que te abandonó (¡Cómo has podido hacerme esto!), hacia Dios que no hizo nada por impedirlo, y hacia todos los que han podido contribuir directa o indirectamente en la realización de esta acción desesperada.




La rabia es un sentimiento pasajero, y como tal, irá disminuyendo. Mientras tanto, busca formas positivas de canalizar tu cólera, sin autocastigarte y sin herir inútilmente a otras personas.


Si tu ser querido era una persona depresiva o había realizado varios intentos de suicidio es muy natural que se den a un mismo tiempo sentimientos aparentemente contradictorios: por un lado una gran tristeza por su pérdida, pero también un gran alivio porque todo ha terminado; ya no habrá que preocuparse más porque lo peor, lo más temido ya ha pasado. Convivir durante años con una persona que sufre así es muy doloroso para todos.
Recuerda que no pudiste elegir por él o por ella, y que la decisión del suicidio fue enteramente suya. Acepta también que a pesar de lo que hayas podido decirle, tus palabras no han tenido nada que ver con su decisión.


A medida que la tormenta de emociones vaya calmándose, surgirá poco a poco la aceptación. Date tiempo para llegar allí, un duelo por suicidio necesita más tiempo para sanar. Se paciente contigo mismo y verás el día que aceptes su elección.


Si sientes deseos de quitarte la vida, no esperes, y antes de que puedas hacer algo irreversible, acude a un profesional que te ayude a buscar alternativas y a utilizar todos tus recursos personales para salir adelante.
El sufrimiento puede enseñar a dar un nuevo sentido a la vida, a cambiar tus valores y tus prioridades. Quizás ahora te parezca imposible, pero irás encontrándote mejor, serás capaz de perdonar, y llegara un día en que podrás decir que la vida continua y que te sientes feliz por estar vivo.




En duelo después de un suicidio

Como seres humanos nos cuesta aceptar que somos mortales, y cada vez que la muerte nos golpea, parece como si fuera la primera vez.
Cada duelo es único. No hay jerarquías en el mundo del dolor. Cada uno vive su duelo a su manera.


El proceso dependerá de las relaciones afectivas previas con el difunto, de las circunstancias de la muerte y de la forma de ser del que se queda.
Dependiendo de cada caso, el “trabajo de duelo” que es necesario realizar será más o menos difícil, más o menos largo.


Cuando se trata de un suicidio, se ponen en juego determinadas circunstancias que pueden llevar a la persona en duelo hacia dificultades particulares.
La muerte parece que ha hecho trampa: se ha llevado a alguien a quien todavía no le había llegado la hora. Se trata de una muerte para la cual uno generalmente no se ha podido preparar y en la que el propio fallecido es el autor. El suicidio se vive como una trasgresión de las leyes naturales, una trasgresión estigmatizada desde antiguo por la sociedad, las leyes y las religiones.


La persona en duelo se va a ver inmersa en una situación especialmente agotadora. Agotadora porque no comprende, porque duda incluso que haya podido ser así, porque se rebela contra Dios o contra el destino, contra el hecho mismo del suicidio. Agotadora porque se siente culpable “si lo hubiera sabido, si me hubiera dando cuenta, si…si…si…”. Se puede sentir también asediada en cualquier momento por las imágenes traumáticas de la muerte. Quizás no encuentre tampoco en su entorno la ayuda que hubiera recibido de tratarse de una muerte por accidente o enfermedad.

Me siento aplastada por un inmenso dolor


El suicidio de un ser querido provoca un estado de shock emocional, especialmente si no existía ningún indicio de que pudiera ocurrir.
Este estado puede durar horas, días, incluso más tiempo.
“Es como si me hubiera caído el mundo encima, como si el mundo se hubiera parado. Me siento como anestesiada, como si esto no me estuviera pasando a mí” No es posible por el momento asimilar todo el dolor, toda la carga de emociones.
Esta muerte tan repentina, tan dramática, tan violenta sumerge durante un tiempo en un estado de intensa perturbación a todas las personas cercanas al fallecido.
El suicidio es vivido como un autentico seísmo. Pero pasado esos primeros momentos, estas reacciones perfectamente naturales y compresibles, darán paso al trabajo de duelo, un tiempo largo y doloroso, pero también necesario.

No comprendo lo que ha pasado


Todo suicidio tiene su parte de misterio.
Para comprender a la persona que se ha suicidado tendríamos que ser ella. Y ni siquiera en ese caso, ya que ni ella misma sería seguramente consciente de la causa profunda, incluso secreta de su sufrimiento.
Todo lo que podemos decir es que se ha suicidado porque estaba en un estado de sufrimiento tal que la vida se había vuelto intolerable. Para poner fin al sufrimiento, para que éste cesara, no encontró otra solución que quitarse la vida.
Querer comprender más allá, solo sirve para torturarse, es hacerse preguntas que corren el riesgo de no encontrar jamás una respuesta. La crisis suicida puede tener varios significados; obedece a varias causas, es evolutiva y se vive en lo más íntimo de la persona.
Admitir que la persona que se ha suicidado se ha llevado con ella su parte del misterio, y que más que juzgarla, se trata de esforzarse en aceptar que no podremos nunca comprenderlo todo.
Poder mantener hacia ella nuestro aprecio y nuestro amor es superar ya una etapa, y es una señal de que el duelo evoluciona adecuadamente.

Quiero reunirme con él


Si después de la muerte de un ser querido es frecuente sentir deseos de reunirnos con él, en caso de suicidio esto es particularmente cierto.
La persona en duelo está en un estado de gran sufrimiento. El que ha muerto nos ha indicado con su conducta que existe una “puerta de salida” a la angustia. Nos ha mostrado de alguna manera un ejemplo que podemos estar tentados de seguir.
Es frecuente encontrar en uno mismo semejanzas con la persona fallecida; tenemos tendencia a identificarnos con ella: “nos parecemos tanto”. Hemos podido estar tan unidos a esa persona, que pensamos que no podremos vivir sin ella. Estos sentimientos suelen ser un terreno abonado para que crezcan en nosotros ideas suicidas.
Estos deseos no tienen nada de excepcional. No tienen que asustarnos. Suele ser habitualmente una fase temporal dentro del camino del duelo que ira cediendo poco a poco con el paso del tiempo.
Después de un suicidio no nos identificamos solamente con aspectos negativos de la persona fallecida, podemos también hacer nuestros ciertos rasgos físicos y/o cualidades morales del que ya no está. Es una de tantas maneras de conservar los recuerdos y prolongar la historia de la familia.

No puedo creerlo


“¡No, no es verdad, no, no es posible!”
La primera actitud ante la muerte es el rechazo. Esta es una reacción universal y normal.
¿Podemos aceptar el suicidio? ¿Cómo no vamos a rechazarlo con todas nuestras fuerzas? Hasta muchos años después, en determinados momentos, nos puede resultar todavía difícil de creer: “¿no habrá sido solamente una pesadilla?”
Pero por otro lado, es imposible negar la terrible realidad. La posibilidad del suicidio puede resultar a veces insoportable, y podemos aferrarnos a otras hipótesis, sobretodo cuando las circunstancias de la muerte nos pueden hacer pensar en un accidente o en un homicidio.
En algunas personas, el rechazo de la realidad del suicidio no cede con el tiempo, se agrava y puede llegar a convertirse en un estado de negación permanente. El trabajo de duelo se bloquea y puede aparecer una depresión prolongada y otras complicaciones.
El rechazo y la negación hay que respetarlos entendiéndolos como signos de un gran sufrimiento. Normalmente van cediendo con el paso del tiempo.

Siento mucha rabia


El suicidio provoca rabia. Es normal sentirse enfadado, enfadado con el destino “es injusto morir así”, enfado hacia todos aquellos que consideramos de alguna manera responsables, enfado hacia la sociedad, a veces hacia Dios “¿cómo ha podido permitir semejante tragedia?”
La rabia y el enfado pueden dirigirse también hacia el propio fallecido. El suicidio puede vivirse como una traición, como una falta de amor, como una falta de responsabilidad, como una debilidad: “Cómo ha podido hacer esto”.
La rabia es una reacción habitual en el duelo después de un suicidio. Si no nos permitimos vivir hasta el final este sentimiento cuando aparece, corremos el riesgo de que surja de nuevo más adelante complicando el duelo.
La rabia suele aparecer mezclada con otros sentimientos como la pena, el amor, el apego. Por eso la persona en duelo suele buscar la manera de reprimirla, de taparla, al considerarla “inadecuada”, cuando en realidad es una emoción normal y en absoluto reprochable.

Tengo miedo


El suicidio, aunque haya habido señales previas de alerta, es vivido por los allegados como una verdadera hecatombe: “Me siento totalmente abrumado, descorazonado por lo que ha pasado”
Cuando un adolescente se suicida, sus padres temen por sus hermanos, como si el suicidio fuera de alguna manera contagioso. El miedo a que pase otra desgracia es frecuente: ¡estamos viviendo un drama y podría ocurrirnos otro!
Los hijos que han perdido a sus padres por suicidio tienen a veces miedo de llegar a hacer lo mismo que ellos cuando tengan su misma edad.
Cualquier duelo importante y especialmente después de un suicidio, puede menoscabar nuestra confianza en la vida y en el futuro: ¡ahora puede pasar cualquier cosa!
Con cada dificultad que aparece, la persona en duelo suele tender a esperar lo peor. Con el paso del tiempo este miedo a vivir se va atenuando.

Siento vergüenza


Aunque casi todas las religiones reprueban el hecho del suicidio, ya no condenan como antes a la persona que se suicida. En oro tiempo, quitarse la vida era considerado una trasgresión de las leyes sociales y religiosas.
Desde los orígenes de la humanidad el suicidio ha sido considerado como una mala muerte, creándose distintos rituales de purificación para el grupo social.
En la Iglesia Católica, los funerales para personas que se habían suicidado están admitidos desde 1963. La justicia tampoco fue mucho más indulgente, hasta la revolución francesa se acostumbraba a infringir al cuerpo del suicidado una especie de segunda muerte. Aunque hoy en día estas costumbres han cambiado, las actitudes que había detrás han dejado su huella.
Todo esto muestra que existe un halo de vergüenza que rodea al hecho del suicidio. Esto puede contribuir a que la familia, en un entorno muy conmocionado por esta muerte, no encuentre todo el apoyo que hubiera podido necesitar. Esto solo puede contribuir a hacer el duelo más difícil si cabe.
Afortunadamente nuestra manera de pensar va evolucionando, cada vez se habla más de lo que hasta hace poco no era más que un tabú, y la manera como nuestra sociedad mira el suicidio se va liberando poco a poco de los lastres del pasado.

Si hubiera...


“Me siento culpable de no haberme dado cuenta, de no haber sido capaz de percibir alguna señal de alarma, de no haber estado presente en el momento oportuno…”
Los sentimientos de culpabilidad suelen ocupar una gran parte de las vivencias de cualquier persona en duelo. Son más intensas cuando se trata de una muerte por suicidio, y todavía más intensas si cabe cuando se trata de una persona joven.
Es frecuente dejar de lado todos los buenos recuerdos, así como todo lo que hemos hecho de bueno y positivo por esa persona.
Es perfectamente natural que no se nos pase por la cabeza la posibilidad del suicidio cuando una persona cercana está pasando por un mal momento, y menos todavía si no lo menciona para nada.
Solo a posteriori podremos encontrar sentido o explicación a palabras y comportamientos de la persona fallecida, que de ninguna manera hubieran podido ser interpretados de la misma manera en aquel momento.

Ha dejado de sufrir


A menudo el suicidio ocurre después de un tiempo, a veces muy largo y agotador, de dificultades de todo tipo, tanto para la persona que se suicida como para su familia y allegados. Otras veces el suicidio ocurre de manera brutal e imprevista, haciendo el duelo especialmente difícil.
Las dificultades previas pueden ser muy variadas, pero en general suelen ser consecuencia de una enfermedad, frecuentemente una depresión.
El suicidio de una persona depresiva, a menudo después de varias tentativas más o menos graves, es una experiencia muy dolorosa y desgarradora, pero que suele acompañarse también de un sentimiento de al menos ahora ya no sufre más, que ya ha descansado. .
Todos los que han vivido y sufrido con él y por él tanto dolor, experimentan también un sentimiento de alivio con la muerte. Es un sentimiento generalmente difícil de aceptar en su propio corazón, y especialmente difícil de expresar delante de otros. Este sentimiento de alivio puede aumentar también la culpabilidad.
Es normal sentir alivio después de cualquier experiencia difícil. Eso no significa un menosprecio a la persona fallecida, simplemente deja constancia de que lo vivido ha sido especialmente duro.

Cuánto sufro


“Este sufrimiento es tan intenso, tan profundo. Sufre mi cuerpo, mi corazón, mi alma, todo mi ser sufre. Es natural que me duela, le quería tanto”
“Me siento vacía, agotada, todo se me hace un mundo; cualquier cosa me exige un esfuerzo para en que no tengo fuerzas. No tengo apetito, no consigo dormir bien…”
Este dolor tan intenso, aunque es normal, resulta muy duro de llevar en el día a día.
Este cansancio y esta sensación de agotamiento se suman al propio sufrimiento por el dolor de la pérdida y constituyen lo que se llaman síntomas depresivos del duelo. En todo duelo importante hay que atravesar por esta fase depresiva. Esta suele ser más intensa y prolongada después de una muerte por suicidio.
“Físicamente me encuentro cada día peor y no encuentro sentido a mi vida”. En esta situación no es raro descuidar la propia salud, enfermarse con más facilidad, incluso tener ideas negras.
Guardarse todo para uno no es la mejor solución en estos momentos. Desahógate, llora, grita … Deja que las emocionen salgan, no las pares, que digan lo que tiene que decir, déjalas salir hasta que te vaya pudiendo el cansancio, descansa entonces.
Al luchar contra el sufrimiento solo consigues aumentarlo y prolongarlo. Es mejor no resistirse al dolor, abandonarse a él.
Después de una muerte por suicidio suele ser necesario algún tipo de ayuda para poder superar esta fase de depresión.
Algún soporte profesional puede ser de gran ayuda, incluso si existe un buen apoyo de la familia, amigos, etc. En algunos casos también puede valorarse como necesario la ayuda de medicamentos.

Nadie puede comprenderme


Después del suicidio de un ser querido un doloroso sentimiento de soledad se puede ir apoderando poco a poco de nosotros. Los más cercanos tienen tendencia a replegarse sobre ellos mismos y a vivir la enorme pena que sienten en familia, desligándose sin darse cuenta de la vida social que llevaban hasta entonces.
Otros familiares, los amigos, los vecinos no saben muy bien qué hacer, qué decir.
Sin embargo suele ser reconfortante encontrar personas que te demuestran su preocupación y su deseo de ayudarte sin ni siquiera habérselo pedido. Hasta parece que esas ocasiones todo sea más fácil.
La mayoría de las veces las personas quieren ayudar pero no saben cómo. No se atreven, tienen miedo de herirte, y terminan muchas veces por no hacer ni decir nada.
Es bueno que aprendamos a pedir ayuda. “Mi familia y mis amigos no se negarían a ayudarme si les necesito”

Aceptar una invitación para salir y distraerse suele resultar difícil, especialmente al principio: pasar un rato agradable puede vivirse como una traición hacia la persona muerta. Pero estos encuentros nos suelen hacen bien: “en algunos momentos tengo necesidad de dejarme cuidar, de rodearme de afecto”

El suicidio es una forma de violencia


El suicidio es una violencia extrema. La persona que se suicida ejerce sobre si misma una violencia que destruye su cuerpo, maltratando su imagen, su identidad. Inconscientemente ejerce también violencia en las personas que ama, infringiéndoles una herida profunda e imborrable.
Tenemos que vivir con esta violencia que parece se haya quedado grabada en nosotros. Si hemos encontrado el cuerpo, y especialmente si este estaba lesionado o desfigurado, nos pueden asaltar imágenes traumáticas. Estas imágenes pueden aparecer también aunque solamente nos hayan relatado lo sucedido.
Estas imágenes, que pueden aparecer igualmente en los sueños, constituyen a veces un obstáculo en la evolución del duelo. Cada vez que pensamos en la persona que se ha suicidado estas imágenes irrumpen en nuestro pensamiento y en nuestro corazón. Solamente con el paso del tiempo, y si hemos podido hablar de ello, otros pensamientos y recuerdos más felices irán sustituyendo a éstos.
Es necesario llegar a poner palabras a estas imágenes traumáticas y si es posible expresarlas a una persona de confianza para poder avanzar adecuadamente por el camino del duelo.

¿Para qué una investigación si todos sabemos que se ha suicidado?


En este tipo de muertes el juez suele ordenar una investigación. Esto podemos vivirlo como un dolor añadido.
Esta investigación permite saber con certeza las causas de la muerte, precisar las circunstancias que la rodearon y eliminar otras posibles hipótesis.
En las semanas siguientes pueden surgir muchas preguntas, a veces incluso de manera obsesiva. Le damos vueltas a lo que pasó justo antes de la muerte y nos pueden asaltar las dudas. El resultado de la propia investigación suele disiparlas.
La presencia de la policía no es indicativa de ninguna sospecha, su labor es simplemente reunir las pruebas materiales y los testimonios que permitan conocer mejor las circunstancias personales y administrativas relacionadas con el suicidio.
El cuerpo de su ser querido tiene que ser trasladado a un servicio de medicina forense para que se le realice un examen o una autopsia. El cualquiera de los dos casos se trata de un examen médico donde prima siempre el máximo respeto al cuerpo de la persona fallecida. Estos exámenes son también necesarios para confirmar las causas de la muerte y permiten asimismo apreciar la existencia de posibles enfermedades.
Pasadas unas semanas después del deceso el médico forense podrá gracias a las pruebas realizadas responder a todas sus preguntas.

Dónde encontrar ayuda


Frecuentemente el suicidio esta rodeado de un halo de silencio. No sientes ganas de hablar de ello y percibes que las demás tampoco quieren que se les hable sobre lo sucedido.


Y sin embargo HABLAR TE SIRVE DE DESAHOGO.
¿Con QUIEN hablar, pues?



La actitud más natural sería hablar primero con la propia familia, con aquellos que sentimos más cercanos. A veces esto no es posible, bien porque existen tensiones o conflictos anteriores, o bien porque cada uno busca de alguna manera con su silencio proteger a los demás.


Podemos hablar entonces con un amigo de confianza, alguien que pensemos que pueda escucharnos con interés y delicadeza, sin juzgarnos ni a nosotros por lo que decimos y sentimos, ni tampoco a la persona fallecida.


Podemos también hablar con un médico de confianza. El nos escuchará y podrá orientarnos, si es necesario, hacia algún especialista. También podemos hablar con un sacerdote o acompañante espiritual.


Existen también asociaciones que se dedican a escuchar, acoger y acompañar a personas que sufren la pérdida de un ser querido. Están formadas por profesionales y voluntarios especialmente preparados para escucharnos y orientarnos en el proceso de duelo.

No lo olvidaré nunca... la vida continua


En otro tiempo, el duelo y el luto venían en gran parte determinado por convencionalismos sociales. Hoy en día, las costumbres y los rituales en torno a la muerte están desapareciendo dificultando la vivencia del duelo. Esto hace que muchas familias tengan que encontrar su propio camino. Dejemos pues tiempo al tiempo.


La duración del trabajo interior del duelo es variable. El duelo después de un suicidio puede durar años.


Sus particularidades multiplican los obstáculos que podemos encontrarnos. Podemos sufrir todavía bastante durante el segundo y tercer año, incluso más tarde, y esto no tiene nada anormal. No sería una razón suficiente para considéralo como un duelo patológico, se trataría simplemente de un duelo más difícil.


Progresivamente la carga afectiva va disminuyendo; no olvidamos lo que ha ocurrido pero el tiempo va haciendo su papel. El dolor se va calmando. Ocurre lo mismo que con una herida, ésta cicatriza muy lentamente. Pero la cicatriz también queda, y nos puede molestar de vez en cuando. Así se explica porque a veces nos duele, especialmente en aniversarios y celebraciones, o simplemente cuando miramos una foto o una prenda de vestir. Pero ahora, cuando evocamos a nuestro ser querido, el dolor es más suave, es más como una nostalgia honda.


Y se va haciendo posible volvernos de nuevo hacia la vida, iniciar poco a poco nuevas relaciones, nuevos apegos. Amar otra vez la vida no quiere decir olvidar al otro.


Conjugando los recuerdos con las realidades del momento, el presente y el futuro se enriquecen con la evocación del pasado.

REFLEXIONES SOBRE EL "SER" Y EL "TENER"


El "ser", término aplicado a la conciencia existencial del hombre, y el "tener", como deseo o necesidad de pertenencia, constituyen aspectos relevantes en la evolución psicológica del ser humano.

La base del desarrollo del yo, la conciencia de su existencia (ser) implica para la persona humana en sus primeras etapas de la vida, empezar a diferenciarse entre sí mismo y el medio que lo rodea. Para ello recurre a sus sentidos que le indican los límites entre su ser y todo lo demás.

El "tener" también contribuye a esta afirmación existencial en el niño, que en algunas de sus etapas de desarrollo psicológico, adquiere su máxima expresión en el egoísmo de su conducta para favorecer su necesidad de individualización a partir del "tener", que le da seguridad.

Si bien estas consideraciones tienen una base de sustentación psicológica, qué incidencia tienen el "ser" y el "tener" en el desarrollo ulterior de nuestra conducta. ¿Qué lugar ocupan en nuestra conciencia en etapas posteriores de nuestra vida?

En realidad, ambos siguen íntimamente ligados, a tal punto que en la vida cotidiana uno y otro se confunden en la expresión del yo.

"Tener" para muchos es equivalente a "ser" pues sólo pueden reconocerse a partir de sus tenencias.

Es así cuando las personas "adhieren" las cosas a su personalidad, y ellas representan cada vez más a sus dueños. Más aún, muchas veces estos parámetros son utilizados para evaluar o juzgar a las personas.
Las pertenencias y sobre todo las de mayor valor económico, están de tal modo internalizadas en el individuo, que su pérdida por diferentes motivos derivan en una profunda frustración, como si perdiera algo de su ser.

Desde el punto del conocimiento espiritual, el "ser" en su real dimensión es el espíritu, es la esencia de nuestro yo y asiento de la voluntad, el conocimiento y el sentimiento.

El "tener" es transitorio y esto incluye a nuestro propio cuerpo que constituye una herramienta fundamental para el aprendizaje a partir de las experiencias que la vida nos presenta en cada existencia física.

El objetivo del "tener", refiriéndonos a todo aquello a lo que podemos acceder o que podemos lograr a lo largo de nuestra vida desde el punto de vista material, puede cambiar (más aún dentro de la dinámica de la sociedad de consumo) e incluso desaparecer. Es transitorio.

Por el contrario, y desde esta perspectiva, es el "aprendizaje" que significa el llegar a "tener" lo que realmente produce el desarrollo de las potencias del espíritu (la voluntad, el espíritu de sacrificio, las pruebas a nuestras convicciones, la templanza o las múltiples capacidades de orden intelectual) en mayor magnitud que los objetos conquistados.

Las experiencias de vida con sus éxitos y fracasos, las capacidades adquiridas, las emociones que fueron madurando, todo ello queda en el espíritu, como valor permanente de su yo a través del ejercicio del "tener".

Cuando no se valoran estas alternativas y el individuo queda aferrado exclusivamente al éxito o al fracaso de lo conquistado materialmente, pierde de vista el significado de su esfuerzo, la perspectiva de lo trascendente y la posibilidad de disfrutar lo aprendido.

Deviene por lo tanto la frustración y una íntima sensación de fracaso, de no yo, porque hasta entonces su seguridad interior y los valores de su yo eran sostenidos por las continuas conquistas o tenencias y comienza a constatar que es punto de apoyo, de afirmación de su "ser", se diluye con el transcurrir de su existencia física.

Como se puede apreciar, este análisis no significa desvalorizar los objetos materiales, las situaciones que somos capaces de conquistar, y menos aún nuestro cuerpo físico.

Por el contrario, todo ello desempeña un papel fundamental en la experiencia del "ser" como herramientas que le permiten acceder al desarrollo de sus potencialidades.

Pero los fracasos, las pérdidas materiales y aún las psicológicas y afectivas, enseñan, aunque a través del dolor, que el "ser", no depende del "tener" sino que tiene su propio derrotero por encima de sus necesidades transitorias.

El SER HUMANO es creativo por naturaleza y a partir de la contemplación y la reflexión profunda puede emocionarse, desarrollar el sentimiento de amor, conectarse con la obra de Dios y establecer una relación vibratoria con los centros vitales del universo, descubriendo en su mismo ser y en las cosas que lo rodean, las sensaciones de felicidad.

Esta disciplina del pensamiento reflexivo y valorativo, "compensatoria" de nuestras frustraciones, disconformidades o rebeldías, puede remitirnos a la conciencia profunda, a nuestro verdadero "ser", estimulándonos, sin evasiones, en el cumplimiento de las responsabilidades que impone cada situación de vida.

jueves, 21 de enero de 2010

CRISÍS Y APERTURA ESPÍRITUAL

Según la Psicología Transpersonal, una rama de la psicología que se ha desarrollado especialmente en las últimas décadas, muchas de las consideradas enfermedades mentales, INCLUSO Algunos tipos de neurosis, psicosis y hasta, Constituyen en realidad la crisis espiritual de apertura:

Llamadas de atención de nuestro espíritu que nos reclama una nueva forma de Abordar la vida en un sentido más profundo y trascendente.

Sin llegar una Abordar idea de esta aquí desde el punto de vista de la psicología, ES IMPORTANTE reflexionar sobre el papel que juegan estas Situaciones Conflictivas en nuestra vida.

Pueden estas crisis por varias causas, Algunas externas como por ejemplo una enfermedad Delicada, La pérdida de un ser querido, la ruptura Darse de la pareja, problemas económicos, etc, y otras causas Pueden deberse un motivaciones internas, como insatisfacciones acumuladas que explotan en estados depresivos o de angustia creciente.

Este impacto emocional producen en nosotros, por un lado, inquietud, dolor pero también Nos Coloca en un estado especial de sensibilización Que puede permitirnos relacionarnos con el alcalde con amplitud el mundo que nos rodea.

Al requerir Algún tipo de ayuda: médica, familiar, psicológica, espiritual, para salir de esos estados, nos abrimos hacia los demás necesitados de su solidaridad, de su compañía, o apoyo, según las circunstancias.

Surge así, una Raíz de una situación crítica, una nueva oportunidad para reflexionar y comenzar un entender la vida desde otra perspectiva.

Nos obliga un replantearnos fundamentalmente, nuestros valores, Aquellas cosas a las que dábamos Importancia Y que sólo constituían realmente hechos superficiales, nos ponen en contacto con la Posibilidad de Tener una actitud más valorativa con las personas que nos rodean, de nuestras familias, amigos, ya que los AEE son las personas que nos van a Apoyar en la superación de estas etapas difíciles, transitorias, de profunda crisis, pero sobre todo, estas etapas de dificultad nos van a llevar una tomar una conciencia diferente de nuestra Función, responsabilidad ante Ubicación y El Mundo y la propia vida.

Desde el conocimiento espiritual, También consideramos que estas crisis son que Favorecen la apertura y espiritual que vienen a nuestra Vida a recordarnos que somos Espíritus Esencialmente, los cuentos y como, estamos en este plano, en esta vida, para Desarrollar y favorecer no sólo el progreso , material y espiritual intelectual, sino para nuestra evolución y para realizar una CONTRIBUIR La evolución de los demás.

Este análisis, tratado en forma individual es una parte de nuestra toma de conciencia, pero Debemos ampliarlo Contemplar y las circunstancias sociales de la crisis, tal como la que esta Atravesando el mundo en el momento actual y Debe impulsarnos a la toma de conciencia de su Importancia para Promover cambios hacia estados menos egoístas, más solidarios, que entender los problemas de los demás También son nuestros problemas y como consecuencia de ese sentimiento ser más Comprometidos con los problemas de los demás, aunando voluntades para buscar con más fuerza el bien común.

Ser Conscientes de las Necesidades de los otros, Afrontar, ser humildes y aceptar ante las circunstancias que nos tocan vivir, y en lo posible, actuar con un sentimiento de solidaridad que nos Comprometido Dará Fuerzas, nos sacará del agobio y nos permitira ir Edificando un futuro más prometedor para nuestros hijos.

Este es el desafío que nos plantean las crisis, tanto individuales como colectivas, y un factor fundamental en ello, es la confianza y el optimismo con que encaremos las acciones para que no se transformen en estados depresivos, angustias o abatimientos que quitan dinamismo y lucidez , sino por el contrario, que se constituyan en energías para implicarnos y comprometernos en los cambios que necesita nuestra personalidad.

Este es el sentido del dolor que experimentamos en el Camino de la Evolución, Conviene recordar que todo lo que hagamos requiere un Esfuerzo, que nada se da sin trabajo y Siendo Consciente de ello, PODREMOS Seguramente Con una actitud inteligente ante la vida, dicho Transformar Dolor en aprendizaje y felicidad, encontrando la forma mejor de ser útiles a nosotros Mismos ya los demás.

E.P.L.


martes, 19 de enero de 2010

LOS VALORES DE LA CRISÍS (2ª PARTE)

Nuestra sociedad actual se está replanteando su sistema de valores. Estos, Concebidos como realidades invisibles Poderosas y, funcionan como Brújulas Decisiones que orientan nuestras acciones y en dirección al desarrollo, la realización y la evolución, tanto individual como colectiva.

Los valores propios son de la naturaleza, se moldean en los procesos culturales y se reorganizan y afianzan en el ejercicio diario de nuestra libertad. Básicamente, cada una de las Cualidades positivas consideradas en abstracto, es un valor. En una sociedad SEE Cualidades Pueden configurar un conjunto de valores, los que, al ser ordenados acorde con los códigos propios de cada comunidad, conformarán una escala de valores.

Los valores son universales, pero las valoraciones que hacemos de ellos, el hijo y relativas al progreso moral y cultural de las comunidades y sus Individuos.

Así, los valores de cada sociedad se construyen con el tiempo a medida que las sociedades maduran, y los individuales, se consolidan a medida que se crece como persona. Luego la historia o El Tiempo, nos dirán si la elección FUE LA conveniente o la acertada, Porque son ellos, en última instancia, el registro de Nuestras Propias Decisiones, pues vivimos y actuamos en consecuencia con lo que pensamos y sentimos.

Valores Nadie aprende si no se Relaciona con los que los ejercen. Nadie se entusiasma con los valores si no respira, En algún ámbito, esa pasión ética.

Actualmente es sabido, que los valores morales No tienen la misma fuerza conductiva que Solian tener. La desacreditación de Valores Fundamentales como la honestidad, la familia, la justicia, la solidaridad, el derecho al trabajo digno, a la educación, entre muchos otros, Así como el surgimiento y de falsos ídolos, supuestos éxitos Basados en el poder, el dinero o El físico, Constituyen un activo factor de disgregación y decadencia social.

Y La pérdida de valores destruye las relaciones entre las Instituciones y las personas, dando lugar a la desesperanza, la violencia, el oscurecimiento del sentido de la vida, por no poder Acceder a la más básica de las Necesidades: Construir vínculos por los Cuales mar Crecer es posible identidad, pertenencia, madurez y felicidad.

Estamos inmersos como argentinos, en una crisis mundial que parte de lo moral y se ramifica en los Distintos aspectos: económico, social, tecnológico. Este quiebre, tan grande y Generalizado, Debe llevar un replantearnos nuestros pensamientos, sentimientos y acciones que Surgen nutridas de nuestro propio sistema de valores.

Podemos interrogar nuestras conciencias Analizando qué hicimos o dejamos de hacer, de que manera hemos contribuido, conciente o inconcientemente, a esta situación. Algunos con más responsabilidad, otros con menos, ALGUN con incidencia directa del sector, por otro no tanto, pero En cierta forma, todos somos artífices de la sociedad que Construimos, o dejamos de construir.

Pero todo confluye en el rico aprendizaje que es cada existência, con sus matices, sus alegrías y sus sinsabores. Podemos preguntarnos entonces, ya instalada definitivamente en nuestra crisis de esta sociedad, cómo podemos superarla, qué podemos mejorar, qué aprendizajes podemos hacer y qué valoraciones admite.

La educación en su sentido más abarcativo es sin duda, lo que hace a los pueblos libres y seres con responsabilidad ética para la toma de decisiones.

Básicamente educación es una inversión que brinda por mayores Beneficios QUE CUALQUIER Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas, en su artículo "Sociedad ignorante" afirma: "La otra. La educación es lo que hace posible el progreso de las comunidades, Países y continentes .
Es la forma más Efectiva de invertir en la defensa de una sociedad ".


Una sociedad que se educa en medio de la crisis Debe procurar amalgamar en su formación, entre otras cosas: el respeto por el prójimo, el interés solidario por un Ayudar Los demás, Acercarse a u Instituciones Enriquecer Organizaciones No Gubernamentales que favorezcan la participación ciudadana, la vida familiar Acosada por el poco tiempo y la fragmentación moderna. Debe continuar el seno familiar Siendo la fragua donde se moldea el espíritu humano, se adquieren los primeros hábitos trascendentes para la vida, se Desarrolla el primer aprendizaje del amor y la comprensión de los demás.

En medio de la tormenta Que a veces nos oscurece la visión de la Existencia, intentemos rescatar los valores trascendentes de la educación y de la familia como Institución fundamental, y descubriremos entonces, el verdadero sentido de la vida: El aprendizaje de la tolerancia, la Humildad ante las adversidades y el amor en todas sus formas.

LOS VALORES DE LA CRISÍS (1ª PARTE)

En esta época de marcadas desigualdades, de Carencias sociales, de violencia e intolerancia, de falta de proyectos de carácter moral, fruto en parte de una globalización que, junto a un aceleramiento en las comunicaciones favoreció un debilitamiento de los valores éticos, advertimos que el cambio, se hace cada vez más urgente y Necesario.

Cambio, más voces que reclaman y que Debera basarse en una toma de conciencia de nosotros como personas, rescatando el verdadero Objetivo evolutivo de la Existencia, Apoyando La función real de las Instituciones, pero sin perder de vista el sentido trascendente de la vida. Este permanece, subyace una Pesar de las transformaciones que sufre el planeta, Porque está sustentado en Principios espirituales que son los que nos permitirán Recobrar el rumbo para poder abrirnos camino en medio de tantos Acontecimientos y zozobras.

El Evolucionar Debe planeta. Esto Responde a una Ley Universal. Y los procesos evolutivos en general, se dan en gran medida incomprendidos por los seres que, en su gran Mayoría, no advierten el progreso como una realidad, Porque se lo analiza desde una óptica parcial y LIMITADA A Una Sola Existencia.

Esto lleva muchas veces una Situaciones caóticas A nuestro entender. Caos y crisis que Irán decantando lentamente y muchas veces con dolor, estados de orgullo, de egoísmo, fanatismo, el personalismo, que Deben ir despojándose de la Humanidad.

Es así, que toda esta etapa de crisis económica, social y moral que nos Afecta a todos, es el alcalde o menor medida, apunta al desarrollo de sentimientos más solidarios y humildes en el ser humano; estados que sólo en estas circunstancias las y el dolor Demandas de apremio en todo sentido dan lugar, para hacer del mundo una casa para todos posible. Posible y transitable.

De esta manera, el primer desafío que nos Plantea el milenio sería: vivenciar y rescatar los valores que favorezcan un desarrollo más equilibrado del ser humano, en sus diferentes Aspectos Objetivos y de vida, con la inclusión de metas esenciales que apunten a la conquista de La tolerancia, el respeto, la justicia y la humildad.

Para ello Debemos ser Capaces de CREAR Fuerzas que posibiliten ese cambio, ese despegue. Fuerzas que devienen y cobran potencia A través del aprendizaje interrogante de la experiencia del dolor bien Elaborado.

En la historia de la sabiduría humana, el dolor, Cuando estuvo bien TRABAJADO, ha sido extraordinaria fuente de aprendizajes y promotor de la Necesidad de cambios En algún sentido, más solidario y altruista, quizás.

Así, si pudiéramos Comprender el para qué de la situación real, seria posible encarnar valores, valoraciones y actitudes que entren en el juego social de la solidaridad y el progreso.

, La sociedad contemporánea necesita de esa fuerza, de un nuevo rumbo que se gesta desde adentro hacia fuera, desde las conciencias hacia la acción. El avance silencioso y solidario de muchas personas e Instituciones, la revalorización de la familia, el trabajo de las Organizaciones No Gubernamentales en el sector social, de las asambleas populares, de una postura más Espiritualista de la ciencia, esta Permite vislumbrar Posibilidad de un cambio superador.

Entonces nos pReGuNTaMoS:

¿Qué valores Tiende a Plasmar el dolor colectivo en tiempos de crisis?


El valor del hombre como ser humano con Necesidades Fundamentales y con principios éticos.


El valor del trabajo como elemento que dignifica La condición del ser persona.


El valor de la educación como estado imprescindible para la vida en convivencia, para el progreso individual y colectivo.


El valor de la familia como Institución básica de contención, Transmisora de valores y de realización del ser humano.


Valores básicos en los que Están implícitos todos los valores que sustentan la vida: como la libertad, la honestidad, el respeto, la justicia, la sinceridad, lealtad y tantos otros que hacen del ser, Un individuo moral.