PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE
¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

viernes, 30 de abril de 2010

QUE NADIE LLORE POR MÍ

Que nadie llore por mí
Que nadie de ustedes llore por mí,
Especialmente ustedes, con los que yo he sonreído.
Ni bajen la cabeza con absoluta pena,
No estén de luto, como si el féretro indujera el olvido y
Ocultara todo lo que hemos hecho juntos.
Lo que hemos vivido.

Recuerden.
No digan que he muerto, que esta es la muerte.
Digan que he vivido, disfrutando cada aliento mortal.
Hemos aprendido y trabajado y forjado.
Hemos buscado lo que nuestras manos querían hacer.

En la búsqueda para elevarnos a más nobles alturas.
Mi vida fue bendita por haber vivido,
Mi muerte fue santificada por haber dado.
La vida para mí fue un desafío. Por eso fui feliz al haber vivido.

Aquellos que amamos no se van:
Caminan a nuestro lado todos los días.
No son vistos, no son escuchados, pero siempre están cerca.
Se les ama todavía, todavía se les echa de menos,
Todavía son tan queridos.


En la hermosa obra de Maeterlinck, El pájaro azul, los niños Tyltyl y Mytil parten en busca del místico pájaro azul de la felicidad. Un hada les dice que en su camino llegarán a la Tierra de la memoria, donde al girar el diamante mágico del sombrero de Tyltyl verán a todos sus seres queridos que han partido— sus abuelos, hermanos y hermanas. “¿Pero cómo los veremos si están muertos?”, pregunta Tyltyl con asombro. A lo que el hada suavemente responde: “¿cómo pueden estar muertos cuando viven en tu memoria?”.
Este poder de la memoria para dar inmortalidad a los que amamos ha sido reconocido con gratitud por dolientes de todos los tiempos. La muerte no nos puede robar nuestro pasado. Los días y años que compartimos, las esperanzas y aventuras, los pequeños actos de amor, las alegrías y las tristezas, forman parte de la imborrable historia humana personal. La muerte no domina donde reina el recuerdo y la memoria.
Hace muchos años un hombre sabio dijo que el que toca el alquitrán debe mancharse con él. Si esto es así, entonces también es verdad que aquel que toca lo cálido y luminoso debe llevar a su vida algo de la calidez y de la luz de su ser querido. Por ello, y a pesar del dolor de la partida, en cada corazón permanece para siempre algo que añadimos por haber tenido el privilegio de su compañía, siempre breve y, sin embargo, tan entrañable

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