PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE
¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

viernes, 30 de marzo de 2012

REFLEXIONES PARA EL FIN DE SEMANA

UNA HISTORIA DE MILAGROS

TRES PERSONAS IBAN CAMINANDO POR UNA VEREDA DE UN BOSQUE; UN SABIO CON FAMA DE HACER MILAGROS, UN PODEROSO TERRATENIENTE DEL LUGAR Y, UN POCO ATRÁS DE ELLOS Y ESCUCHANDO LA CONVERSACIÓN, IBA UN JOVEN ESTUDIANTE ALUMNO DEL SABIO.

TERRATENIENTE: "ME HAN DICHO EN EL PUEBLO QUE ERES UNA PERSONA MUY
PODEROSA Y QUE INCLUSIVE PUEDES HACER MILAGROS".

Sabio: "Soy una persona vieja y cansada... ¿Como crees que yo podría hacer milagros?".

Terrateniente: "Pero me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos..... esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso".

Sabio: "¿Te referías a eso?... Tu lo has dicho, esos milagros solo lo puede hacer alguien muy poderoso... no un viejo como yo. Esos milagros los hace Dios, yo solo pido se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego, y todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo".

Terrateniente: "Yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tu haces..... muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios".

Sabio: "¿Esta mañana volvió a salir el sol?".

Terrateniente: "Si, claro que si!!".

Sabio: "Pues ahí tienes un milagro..... el milagro de la luz".

Terrateniente: "No, yo quiero ver un verdadero milagro, oculta el sol, saca agua de una piedra.... mira, hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas".

Sabio: "¿Quieres un verdadero milagro? No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?".

Terrateniente: "Si!! Fue varón y es mi primogénito".

Sabio: "Ahí tienes el segundo milagro.... el milagro de la vida".

Terrateniente: "Sabio, tu no me entiendes, quiero ver un verdadero
milagro..."
Sabio: "¿Acaso no estamos en época de cosecha?, no hay trigo y sorgo donde hace unos meses solo había tierra?".

Terrateniente: "Si, igual que todos los años".

Sabio: "Pues ahí tienes el tercer milagro...."

Terrateniente: "Creo que no me he explicado. Lo que yo quiero...." (el sabio lo interrumpe)

Sabio: "Te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por
ti...Si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer".

Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiro muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda. Cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían el sabio y su alumno, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomo al conejo, soplo sobre el y sus heridas quedaron curadas; el joven estaba algo desconcertado...

Joven: "Maestro te he visto hacer milagros como este casi todos los días,
¿Por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿Por que lo haces ahora que no puede verlo?".

SABIO: "LO QUE EL BUSCABA NO ERA UN MILAGRO, SINO UN ESPECTÁCULO. LE MOSTRÉ 3 MILAGROS Y NO PUDO VERLOS.

PARA SER REY PRIMERO HAY QUE SER PRÍNCIPE, PARA SER MAESTRO PRIMERO HAY QUE SER ALUMNO... NO PUEDES PEDIR GRANDES MILAGROS SI NO HAS APRENDIDO A VALORAR LOS PEQUEÑOS MILAGROS QUE SE TE MUESTRAN DÍA A DÍA.

EL DÍA QUE APRENDAS A RECONOCER A DIOS EN TODAS LAS PEQUEÑAS COSAS QUE OCURREN EN TU VIDA, ESE DÍA COMPRENDERÁS QUE NO NECESITAS MAS MILAGROS QUE LOS QUE DIOS TE DA TODOS LOS DÍAS SIN QUE TU SE LOS HAYAS PEDIDO".


martes, 27 de marzo de 2012

ENTENDER LA MUERTE

HAY UNA REALIDAD EVIDENTE, Y NO ES OTRA QUE EN ESTA SOCIEDAD BASADA EN UNA CULTURA MATERIALISTA Y CONSUMISTA OCULTA TODO LO RELACIONADO CON LOS PROCESOS DE LA MUERTE.

PERO ANTE ESTA EVIDENCIA SE ENCUENTRA EL SER HUMANO INTELIGENTE QUE, MOVIDO POR LA REALIDAD DE LAS COSAS, INTENTA ESTUDIAR, INVESTIGAR Y CONOCER UN PROCESO QUE TODOS SIN EXCEPCIÓN VAMOS A TENER QUE PASAR, Y NO SOLO A NIVEL INDIVIDUAL, SINO QUE EN PROCESO BILÓGICO NATURAL DE LA VIDA, ASISTIREMOS A LA MUERTE DE NUESTROS SERES QUERIDOS.

La muerte es, para todos nosotros, inevitable, y por ello debemos prepararnos para recibirla con todos los recursos que el conocimiento nos aporta, por un argumento lógico, sabemos que el miedo es solo desconocimiento, que tememos aquello que desconocemos, por consiguiente la mejor forma de dejar de temer algo, es conocer todos sus procesos.

UNA VIDA DIGNA SIGNIFICA TAMBIÉN UNA MUERTE DIGNA. TENEMOS QUE ALEJARNOS DE ACTITUDES INMADURAS Y SUPERFICIALES QUE CONSIDERAN LA MUERTE COMO ALGO QUE VA EN CONTRA DE LA VIDA HUMANA. SIN EMBARGO, ESTA ACTITUD ES GENERAL, Y EN ESTA SOCIEDAD ESTAMOS POCO PREPARADOS PARA VIVIR CON SERENIDAD LA MUERTE.

Con frecuencia, a los niños se les impide contemplar la muerte de sus familiares. Así se les impide aprender con naturalidad sobre un proceso vital.

Ello les prepararía para enfrentarse a las futuras muertes, tanto físicas como interiores, que sin duda sucederán en uno mismo y en los demás. Una persona que posee conocimiento no comete este tipo de error en la educación de sus hijos, pues la muerte debe ser comprendida como un proceso humano por el que todos vamos a pasar y que se debe conocer para que no cause temor ni sea doloroso.

Nada hay en la vida tan cierto como la muerte pero, a pesar de ello, no vivimos con el conocimiento de que en algún momento tenemos que morir. La muerte sigue siendo para nosotros algo abstracto e irreal. Debido a nuestra ignorancia, la muerte nos produce miedo y nos causa dolor hasta lo más profundo.

En ella se muestra el poder eterno de la naturaleza, al que todos hemos de doblegarnos.

ES UN ACONTECIMIENTO DECISIVO, QUE NO DEBE OCULTARSE CON EL MAYOR SECRETO, DEBE EDUCARSE AL SER HUMANO, A COMPRENDER QUE VIDA Y MUERTE SON LAS DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA Y QUE AMBOS PROCESOS SON IDÉNTICOS.

EN UNO SE “MUERE” A LA VIDA MATERIAL PARA VOLVER AL MUNDO ESPIRITUAL DE DÓNDE VENIMOS Y AL NACER REPETIMOS EL PROCESO A LA INVERSA SE “MUERE” EN LA VIDA ESPIRITUAL PARA VOLVER A TRABAJAR Y APRENDER EN LA VIDA MATERIAL LO QUE NUESTRO ESPÍRITU NECESITA PARA SU EVOLUCIÓN.

Esta cultura la muerte es una gran equivocación. Debido al miedo a la propia muerte y a la muerte de los seres queridos la rechazamos e intentamos alejarla de la vida cotidiana. Pero esto es un problema para todos, porque todos nos enfrentamos, en un momento u otro, a la realidad de la muerte. Desde luego, esta actitud no nos prepara para lo que, antes o después, vamos a tener que enfrentar.

ES NECESARIO QUE COMPRENDAMOS QUE ESTA VIDA ES PASAJERA, QUE A ELLA VENIMOS A TRABAJAR, ESTUDIAR, APRENDER, EXPERIMENTAR, LA LEYES UNIVERSALES Y LOS PROCESOS EVOLUTIVOS DEL ESPÍRITU, EN SUS DOS DIRECCIONES LA INDIVIDUAL, COMO ALMAS INDIVIDUALIZADAS Y LA COLECTIVA COMO EVOLUCIÓN DE LA RAZA “HUMANA”.

FRENTE A ESE HECHO, TODAS LAS EXPERIENCIAS QUE VIVENCIAREMOS, EN EL PROCESO DE LA VIDA EN EL MUNDO DE LA MATERIA, ADQUIEREN SU JUSTO VALOR, INCLUSO LAS QUE TEMEMOS. LA CONCIENCIA DE LA FINITUD DE LA VIDA CAMBIA NUESTRA PERSPECTIVA Y NOS IMPULSA A VIVIR UNA VIDA SUPERIOR, MÁS PROFUNDA Y PLENA, EN EL AQUÍ Y EN AHORA.

Sin olvidar algo de suma importancia, para entender la muerte, el pensamiento racional nos lleva hasta un determinado punto de entendimiento, para ir mas alla de ese conocimiento racional debemos desarrollar otra forma de pensar que nos lleve a una comprensión mayor de los procesos de la muerte como puede ser la “INTUICIÓN” que es esa inteligencia natural no razonada, es decir para entender la muerte no solo necesitamos nuestro hemisferio izquierdo (lo racional) sino que debemos desarrollar y utilizar también nuestro hemisferio derecho (el analógico, atemporal y emocional).

RECORDANDO SIEMPRE A LO LARGO DE NUESTRA EXISTENCIA QUE:

“LA MUERTE NO ES TRISTE, LO TRISTE ES QUE EL SER HUMANO NO SEPA VIVIR”

lunes, 26 de marzo de 2012

AYUDANDO EN EL DUELO ANTICIPADO

EN NO POCAS OCASIONES, COMO EN EL CASO DEL ENFERMO MORIBUNDO, SE PUEDE PREVER LA MUERTE MÁS O MENOS CERCANA.

LOS FAMILIARES, SI ACEPTAN LA REALIDAD, VAN ENTRANDO EN UN DUELO ANTICIPADO.

EL MORIBUNDO TAMBIÉN HACE SU DUELO ANTICIPADO.

YO CASI NO LLORÉ DESPUÉS DE LA MUERTE DE MI MARIDO, PERO ANTES FUI UN LLANTO CONTINUO. SÓLO NO LLORABA DELANTE DE ÉL.

EN OCASIONES, TRAS PENOSA Y LARGA ENFERMEDAD LOS FAMILIARES AFIRMAN: LO VIMOS COMO UNA LIBERACIÓN.

SIN EMBARGO, ESTA ANTICIPACIÓN NO ES GARANTÍA DE UN DUELO SIN OBSTÁCULOS. PARA MUCHOS, AÚN EN ESAS CIRCUNSTANCIAS, NO ES FÁCIL ACEPTAR LA CRUDA REALIDAD Y LA MUERTE CAE COMO LADRÓN EN LA NOCHE: NO PODÍA CREER QUE SE ME IBA A MORIR ALGUNA VEZ.

NO QUERÍA CREERLO. O TAMBIÉN : CREÍA QUE ME IBA HACIENDO A LA IDEA, PERO CUANDO LLEGA EL MOMENTO TE DAS CUENTA DE QUE TODAVÍA NO ESTÁS PREPARADO, DE QUE SIEMPRE PIENSAS QUE SE PUEDE QUEDAR UN POQUITO MÁS.

SI SE QUIERE AYUDAR A UN FAMILIAR O AMIGO EN ESTAS CIRCUNSTANCIAS, SE HA DE TENER MUCHO TACTO PARA EMPATIZAR CON SU RITMO Y VAIVENES EN EL DUELO ANTICIPADO.

EL DESAHOGARSE CON LIBERTAD Y PODER COMPARTIR LA VERDAD DE LA SITUACIÓN CON ALGUIEN ES SUMAMENTE TERAPÉUTICO. ES BUENO PROCURAR PARA LOS DOLIENTES UN ESPACIO FÍSICO CON CIERTA INTIMIDAD ALEJADO DEL SER QUERIDO AL QUE ATIENDEN.

ES MUY IMPORTANTE AYUDAR AL CUIDADOR/DOLIENTE CON UNA MENTE SERENA, MUY ESPECIALMENTE PARA PEDIR UNA INFORMACIÓN OPORTUNA, SENCILLA Y CLARA A LOS PROFESIONALES SANITARIOS DE LO QUE VA SUCEDIENDO. TAMBIÉN PARA ASEGURARSE DE QUE A LOS SERES QUERIDOS QUE SE ESTÁ HACIENDO TODO LO HUMANAMENTE POSIBLE.

Y EN EL PROCESO FINAL, ES CONVENIENTE ACEPTAR PREGUNTAS E INTERESARSE POR LAS NECESIDADES EMOTIVAS Y ESPIRITUALES DEL QUE SE ESTÁ MARCHANDO Y DE LOS DOLIENTES QUE LO ACOMPAÑAN.

sábado, 24 de marzo de 2012

CUENTOS PARA REFLEXIONAR EN FIN DE SEMANA

FABULA DEL CONOCIMIENTO

UN HOMBRE SABIO ESTABA CAMINANDO POR LA CALLE CUANDO SE ENCONTRÓ CON EL DUEÑO DE UNA COMPAÑÍA QUE FABRICABA JABONES.

MIENTRAS HABLABAN, EL FABRICANTE DE JABONES DIJO: «EL CONOCIMIENTO QUE USTED ENSEÑA NO PUEDE SER MUY BUENO, PORQUE TODAVÍA HAY MUCHAS PERSONAS IGNORANTES EN EL MUNDO.»

EL HOMBRE SABIO VIO QUE HABÍA UN NIÑO CERCA DE ELLOS JUGANDO CON BARRO. EL NIÑO LÓGICAMENTE ESTABA MANCHADO DE BARRO DE PIES A CABEZA. EL HOMBRE SABIO, RESPIRO PROFUNDAMENTE Y LE DIJO A SU AMIGO: «SU JABÓN NO PUEDE SER MUY BUENO, PORQUE TODAVÍA HAY MUCHAS PERSONAS SUCIAS EN EL MUNDO.»

EL HOMBRE LO MIRO SORPRENDIDO Y RESPONDIÓ: «BUENO, SOLAMENTE LIMPIA CUANDO UNA PERSONA LO USA.»

¡EXACTAMENTE!» --DIJO EL HOMBRE SABIO!

viernes, 23 de marzo de 2012

VIVIR CON LA CONCIENCIA DE LA MUERTE PRÓXIMA.

La consciencia de tener que morir, y no en un sentido abstracto e irreal como la que todos tenemos, sino de forma inmediata y sin dilación, tiene una gran importancia, sobre todo para el propio moribundo.

A pesar de ello, muchos médicos sienten una profunda aversión a explicar a un enfermo de muerte su situación. También los parientes intentan hacer concebir esperanzas de curación al enfermo, lo que le dificulta tener un conocimiento real del estado de las cosas y, por ello, le impide la preparación y la espera consciente de la llegada cercana de su muerte.

Actuando de ese modo acabamos confundiendo y engañando al enfermo sobre la llegada de su propia muerte. Normalmente ningún ser humano muere gustoso, pero poseer la conciencia de tener que morir en un tiempo previsible es imprescindible para poder ordenar los últimos días, semanas o meses de vida y disponer las cosas que requieren intervención. Difícilmente habrá otra situación que de forma tan directa y clara nos dé a entender que vivimos en el instante del “aquí y ahora” como el conocimiento de la muerte que está a las puertas. Vivir esta fase de una manera consciente es sin duda un regalo para el moribundo, como lo es también para sus parientes y amigos, en quienes permanecerá el recuerdo y la experiencia de la muerte.

La muerte “domesticada”, vivida consciente y magnánimamente, no tiene nada de espantoso. Pero vivirla de esta manera es una excepción, y es un regalo poder ver el acto de la muerte cumplirse de una manera consciente y solemne.

Existen muchas personas que hasta el último momento pretenden negar la realidad de tener que morir. Esto en cualquier caso hay que respetarlo. Sin embargo, para el moribundo, como para sus familiares, conocer que está la muerte cerca es esencial para vivir los últimos tramos de la existencia de una manera plena y colmada.

La mentira recíproca, la que surge de la negación de la realidad de la muerte, es un drama. Muchos enfermos “saben” que morirán, aunque los familiares y los médicos representen ante él la comedia de que volverá a sanar.

Como de una manera espontánea todos se ponen de acuerdo para ocultarle la gravedad de su estado. Sin embargo, estas personas sufren. Lo que más les atormenta es la mentira, que por algún motivo todos admiten, de que sólo está enfermo pero que de ninguna manera es un moribundo, y que simplemente tiene que estar tranquilo y cumplir la prescripción médica para que todo vuelva a estar en orden. Esa mentira en torno a ellas, y presente en ellas mismas, envenena los últimos días de sus vidas. Las engaña acerca de su muerte.

Estas personas descubren que el acto importante y solemne de su muerte ha sido degradado por todo su entorno hasta la condición de una molestia y hasta la de una indisposición transitoria. No suele haber entonces quien comprenda su situación y pueda compartirla interiormente con ellas.

LA MUERTE EN LA ACTUALIDAD.

Hemos desterrado la muerte de la vida cotidiana desplazándola a los hospitales y asilos. En el mundo occidental las personas morimos hoy en clínicas o en instituciones similares. Esto empezó a ocurrir en el siglo pasado. Sin embargo, en realidad esto sólo se ha impuesto en las últimas décadas, desde aproximadamente el final de la segunda guerra mundial.

En este mismo período de tiempo hemos perdido la familiaridad con la muerte, que fue propia de las sociedades anteriores. Las personas ya no mueren rodeadas de su familia y de sus amigos, sino aisladas y lejos también de las personas con las que normalmente se relacionan. Al mismo tiempo, la muerte desencadena mucha angustia y nos resulta casi incomprensible.

Ya no estamos familiarizados con los gestos corrientes de cerrar los ojos del difunto, la oración por ellos, el lavado y vestido del cadáver, ni tampoco nos resultan familiares las formas tradicionales de acompañamiento del difunto y del entierro. Con esto se relaciona también el que muchas personas intenten engañar a la persona que va a morir sobre la gravedad de su enfermedad y el que a menudo sintamos el deseo de morir mientras dormimos sin más.

El deseo de no sentir la muerte embota la sensibilidad de “sentir cercano el propio fin”. Únicamente las esquelas de los periódicos y de los cementerios continúan refiriéndose hoy en día a la muerte.

Casi todos morimos en hospitales o en instituciones similares, pero esto no suele responder a la voluntad de los moribundos. La mayoría de las personas querrían morir en su entorno habitual, rodeadas de personas que les son familiares y de las que se sienten cerca. Muchas personas temen la muerte en el hospital, porque tienen miedo de que allí las arrinconen y las dejen solas.

Si, pese a ello, la mayoría muere en instituciones extrañas es, ante todo, porque carece de parientes que los cuiden o porque los hijos y otros allegados todavía vivos viven demasiado lejos o no disponen de posibilidades de espacio para acoger a una persona que necesita de asistencia. Pero, aun cuando se dieran las circunstancias apropiadas, para la mayoría de las personas existe una gran diferencia entre cuidar de una persona enferma o acompañar a un moribundo hasta su muerte.

La verdad es que no estamos familiarizados con la muerte. La idea de la muerte nos angustia y nos desarma, y apenas podemos imaginarnos enfrentándonos al acontecimiento dramático de la muerte de un ser querido a solas y sin una ayuda profesional.
Nuestra actitud frente a la muerte tampoco se diferencia mucho de nuestra actitud ante el nacimiento, que sólo en los últimos treinta años se ha desplazado desde el ámbito doméstico hasta la clínica.

Y así como casi todos los médicos poco antes del alumbramiento envían a una embarazada a la clínica, así también se apresuran a enviar a un enfermo grave al hospital, sobre todo cuando su estado empeora notablemente.

Para la mayor parte de los parientes sería muy difícil en semejante situación oponerse al consejo del médico y asumir la responsabilidad de la asistencia última del moribundo.

miércoles, 21 de marzo de 2012

MORIR EN EL HOSPITAL -- MORIR EN EL HOGAR. (2ª PARTE)

MORIR EN EL HOSPITAL

EL HOSPITAL ES HOY EN DÍA EL LUGAR DONDE SUCEDE LA MUERTE "NORMAL".

 LA GRAN MAYORÍA DE LAS PERSONAS MUERE HOY EN CLÍNICAS O EN INSTITUCIONES SIMILARES, Y SEGURAMENTE QUE ESTO NO VA A CAMBIAR EN UN TIEMPO PREVISIBLE.

EN MUCHOS CASOS, POR EJEMPLO DESPUÉS DE ACCIDENTES GRAVES O CON UN INFARTO AGUDO, NO QUEDA POR LO DEMÁS OTRA ALTERNATIVA QUE LA RECLUSIÓN EN EL HOSPITAL. PERO TAMBIÉN DEBIDO A UNA AFECCIÓN GRAVE Y MORTÍFERA SE INGRESA A LA MAYOR PARTE DE LAS PERSONAS EN EL HOSPITAL.

A menudo es allí donde se hace el primer diagnóstico, y el enfermo es tratado en el hospital tal vez antes de que se plantee la cuestión de si ha de pasar las últimas semanas o meses en casa o en algún hospicio. Así pues, casi todos los enfermos incurables, al igual que sus parientes y amigos, se han encontrado, al menos en un primer momento, con el hospital. De ahí que haya que plantearse muchas cuestiones que se refieren a esa primera fase. El hospital, ese lugar tan altamente tecnificado, debe ser un espacio humano, en el que haya lugar para la solicitud y la asistencia amorosa. Y esto se debe aplicar a todos, también al cuidado de enfermos incurables y de moribundos.
Las ventajas de una asistencia y atención médica más profesional e intensa se ha logrado mediante el desplazamiento del enfermo desde su hogar a una institución extraña, donde ya no son únicamente los parientes y los amigos quienes cuidan del moribundo. También es cierto que el cuidado de los moribundos no responde a la concepción tradicional del hospital, que se crea para el diagnóstico y la curación de enfermedades, y por tanto con el objetivo de devolver la salud. Y a esto se añade el hecho de que también los asistentes preparados profesionalmente en sus propias especialidades cargan a menudo en el hospital con el cuidado de los enfermos graves y de los moribundos.
Dentro de una clínica los enfermos gravísimos y los moribundos no se distribuyen por igual entre todas las secciones, sino que hay servicios en los que más de la mitad de los pacientes son enfermos de muerte y morirán.
ESTA SITUACIÓN NO ES SÓLO DIFÍCIL DE SOBRELLEVAR PARA LOS PACIENTES Y SUS FAMILIARES; LO ES TAMBIÉN PARA LOS MÉDICOS Y EL PERSONAL SANITARIO QUE SE VEN ABRUMADOS DE TRABAJO.
ADEMÁS, EN SU MAYORÍA SÓLO HAN SIDO PREPARADOS, EN EL MARCO DE SU FORMACIÓN, DE UNA MANERA INSUFICIENTE PARA EL CUIDADO DE LOS MORIBUNDOS.
DE AHÍ QUE EN EL TRATO CON LA AGONÍA Y LA MUERTE TENGAN QUE RECURRIR A SUS EXPERIENCIAS Y ACTITUDES EN CIERTO MODO PRIVADAS. ESTA SITUACIÓN CONTRIBUYE A LA IMAGEN DESOLADA QUE MUCHOS PROFESIONALES DE LA SALUD DESCRIBEN SOBRE LAS CONDICIONES EN QUE SE MUERE EN LOS HOSPITALES.
Las investigaciones proporcionan una imagen penosa de la situación de los moribundos en los hospitales. Más de la mitad de los profesionales que se interrogan considera totalmente inadecuadas las condiciones de espacio; una cuarta parte se ve expuesta a una falta de reconocimiento por parte de sus colegas si se dedican intensamente a los moribundos; dos tercios se consideran muy deficientemente preparados con su formación profesional de cara a la muerte en los hospitales; y la mayoría de los colaboradores encuestados trabaja con la idea de que una muerte digna no es posible en el hospital.
DE HECHO, EN LOS HOSPITALES HAY SITUACIONES QUE SON INCONCILIABLES CON UNA MUERTE DIGNA. POR EJEMPLO, LOS MORIBUNDOS SUELEN SER TRATADOS HASTA POCO ANTES DE SU MUERTE PREVISTA CON UNA MEDICINA INTENSIVA, EXTREMADAMENTE COSTOSA Y AGOBIANTE; A OTROS SE LES ADMINISTRA UN TRATAMIENTO CONTRA EL DOLOR QUE LES ANULA LA CONSCIENCIA.
EN OCASIONES NO SE LES PERMITE AL CÓNYUGE O A LOS HIJOS ESTAR AL LADO DEL MORIBUNDO, AUNQUE NO SE VEA NINGÚN MOTIVO RAZONABLE PARA ELLO. Y TODAVÍA HOY SE DAN CASOS EN QUE EL MORIBUNDO, CUANDO ESTÁ MUY INQUIETO, ES ATADO AL LECHO CON CORREAS.
ESTOS HECHOS HIEREN LA DIGNIDAD DE LA PERSONA, Y HIEREN A LA VEZ LA DIGNIDAD DE LOS MÉDICOS, DE LAS ENFERMERAS Y DE OTROS AUXILIARES QUE CUIDAN DEL MORIBUNDO.

martes, 20 de marzo de 2012

MORIR EN EL HOSPITAL -- MORIR EN EL HOGAR (1ª PARTE)

MORIR EN EL HOGAR.

Hasta hace unas décadas las personas morían por lo general en su casa. La propia vivienda era el lugar donde los niños nacían, donde se curaba a las personas si caían enfermas y donde la mayoría de las veces también morían.

Hoy en día las cosas han cambiado. Y así como hemos desplazado el nacimiento a la clínica, también el hospital se ha convertido en el lugar normal de la defunción. Además, hemos perdido la familiaridad con la agonía y con la muerte, que era un hecho propio de todas las sociedades hasta hace unas cuantas décadas.

Apenas queda hoy alguna persona que siga estando familiarizada con los gestos de cerrar los ojos al difunto, con lavar y vestir un cadáver o con las formas tradicionales del acompañamiento del difunto. Todas estas funciones se han delegado en especialistas, en personal asistencial, en empresas funerarias y en los sacerdotes o pastores religiosos. Por todo ello, la muerte se nos ha hecho mucho más extraña y, tal vez, más angustiosa que antes.

A pesar de lo que normalmente sucede, siempre que sea humanamente posible, es mejor asistir en casa a las personas incurables y permitirles que mueran allí. En su hogar el enfermo no vive ni la separación de su familia ni de las personas cercanas. Allí tampoco se ve importunado por la asistencia de un personal sanitario extraño que cambia continuamente. En su casa el enfermo continúa estando en su hogar, y conserva la libertad de levantarse, ducharse, vestirse, dormir y comer cuando él quiere. Y precisamente en el entorno familiar a las personas ancianas les resulta por lo general más fácil orientarse y mantenerse espiritual y psíquicamente sanas.

También para los parientes y amigos que cuidan de un enfermo de muerte tiene sus ventajas esta situación. La asistencia directa y cotidiana al enfermo ayuda a evitar sentimientos de culpabilidad y fantasías torturantes que a veces repercuten profundamente una vez que el enfermo ha muerto. Hay muchas personas que se sienten felices de cuidar amorosamente a alguien querido y de hacerle lo más agradable posible el último período de su existencia, aunque se trate de un trabajo fatigoso y a menudo también desagradable. En casa hay mucho más tiempo y espacio para enfrentarse con la muerte y para expresar los sentimientos de dolor, cólera y amor. Además, la intimidad del hogar hace posible dar una forma personal al momento de la muerte y preparar su llegada definitiva con mucho más tiempo y sosiego de lo que suele ser posible en el hospital.

Existen, pues, muchos motivos para cuidar a una persona incurable en el entorno que le es familiar y para posibilitarle la muerte en casa.

Pero hay que decir claramente que en muchos casos esto ni es posible ni tiene sentido. El posibilitar la muerte en casa a la pareja, a un hijo o a un amigo supone tomar una serie de decisiones personales y requiere tenerlo todo muy claro, incluido también lo que se refiere a las cuestiones prácticas. En ningún caso basta simplemente con la buena voluntad y no siempre se puede asegurar que la situación en casa sea para el moribundo mejor y más agradable que el permanecer en el hospital.

A veces, la decisión es muy fácil. Cuando el enfermo de muerte dice: "Me gustaría volver a casa, para morir allí" y están de acuerdo los familiares o amigos que pueden asumir su atención y cuidado, cuando el médico de cabecera acepta esa decisión y les asegura su apoyo, cuando la vivienda ofrece espacio suficiente; en tal caso no hay realmente nada en contra de que el enfermo sea atendido en casa y muera allí donde ha vivido: en su hogar.

Pero la mayoría de las veces la decisión no es tan fácil ni resulta tan clara. La experiencia nos muestra que el enfermo incurable muere en su hogar sobre todo cuando es un hombre, mientras que las mujeres están destinadas con mucha más frecuencia a morir en el hospital.

Esto se debe al hecho de que la carga principal del cuidado doméstico suele recaer sobre las mujeres. Son las esposas, las madres y las hijas quienes al final han de cuidar del enfermo.

REQUISITOS.
Hay algunos requisitos que son imprescindibles para que a un moribundo se le pueda atender en casa. Un primer requisito es que el moribundo sepa que en un tiempo previsible morirá de una enfermedad incurable, y tenga el deseo de morir en su casa.

Únicamente el conocimiento compartido de que la muerte será inminente, de que no es necesario ningún engaño, hace posible que todos los afectados por esta situación renuncien a las medidas que tal vez podrían alargar todavía la vida y que sólo pueden aplicarse en la clínica. Porque la decisión de morir en casa significa también que hay que llevar a cabo un tratamiento y una asistencia menores, y que ya no existe la intención de curar una enfermedad por todos los medios posibles.

La decisión consciente es de capital importancia para aquellas personas que asuman ahora el cuidado del enfermo de muerte. Normalmente no tienen una formación profesional para cuidar enfermos gravísimos y, además, les faltan la experiencia y las normas de conducta necesarias para tratar apropiadamente a los moribundos. Esto crea una gran inseguridad. En efecto, podría muy bien ocurrir que alguna de las medidas que se toman o se postergan
acelerasen la muerte del enfermo incurable. El conocimiento compartido de que tal persona morirá en un tiempo previsible y de que no hay nada que pueda curarla de su enfermedad es algo que alivia a los parientes o amigos en semejante situación.

Una vez que se ha tomado la decisión de cuidar a un moribundo en casa, ya no se trata de curarlo, sino de procurarle el mayor bienestar posible y el mayor alivio de sus molestias. Esto responde también al deseo del moribundo, que sabe que el objetivo principal no es la prolongación de la vida sino el alivio de su situación. También es natural que suceda que el enfermo de muerte cambie de actitud. En la mayor parte de los casos esto significará un ingreso en el hospital.

Otro requisito necesario para atender a un moribundo en casa es que los parientes o amigos puedan y quieran hacerse cargo de la asistencia del enfermo de muerte. Los datos estadísticos demuestran que la mayor parte de las personas enfermas y necesitadas de asistencia son cuidadas en sus hogares. Lo cual sólo es posible porque el cónyuge, la pareja, los hijos o los hijastros asumen ese cometido. Se da un alto porcentaje de personas con buena disposición para asumir en casa la asistencia de una persona grave.

En principio eso podría aplicarse también al cuidado de un moribundo, pero la experiencia demuestra que la mayoría de las personas son ingresadas poco antes de su muerte en el hospital.

Los motivos son muchos. Abundan las personas a las que la idea de atender a un enfermo que está a punto de morir y de convivir con su agonía les produce un gran miedo, y no se sienten con fuerzas para afrontarlo. Para casi todos nosotros, la muerte no significa una realidad connatural, sino que nos resulta extraña y nos provoca un gran temor.

Cuando los familiares tienen la sensación de que no son capaces de afrontar la muerte de un familiar en casa, deberían reflexionar para ver si es conveniente ingresar al moribundo en una clínica o en un asilo. No es ningún fracaso que las personas reconozcan sus limitaciones y actúen de acuerdo con su conciencia.

Lo mismo cabe decir cuando en la práctica de la asistencia al enfermo se ve que la familia tal vez no está a la altura de las exigencias. Es muy importante tener claro que, aunque se haya tomado la decisión de cuidar al moribundo en casa, cuando las circunstancias lo exigen se puede dar perfectamente marcha atrás.

También es necesario que el apoyo esté asegurado por parte del médico de familia y del asistente social. En muchos casos es sorprendente lo poco que en realidad se necesita del médico o de la enfermera. Y esto ocurre tan pronto como hemos aceptado que la persona a la que cuidamos está en trance de muerte. A pesar de ello necesitamos de un apoyo médico, y en la mayoría de los casos la asistencia no podrá llevarse a cabo sin una ayuda y orientación profesional. Por ello es necesario aclarar, antes de que el enfermo abandone la clínica, qué médico asume el ulterior tratamiento del paciente y cómo podemos obtener el apoyo a través de alguna institución o servicio de asistencia.

El médico de cabecera tiene que estar dispuesto a realizar unas visitas periódicas. Realmente, cualquier médico de medicina general está obligado a ello; pero eso nos servirá de muy poco si sólo acepta de mala gana el cometido de atender a un paciente moribundo en su casa. Por ello hay que hablar antes con el médico y dejarlo todo más o menos acordado.

lunes, 19 de marzo de 2012

REFLEXIONES SOBRE EL DUELO

MÁS QUE UN PROBLEMA ES UN MISTERIO CON EL QUE HAY QUE CONVIVIR Y ELABORAR SANAMENTE.

NADIE MUERE SOLO. NADIE QUIERE QUE SE MUERAN CON ÉL. NO HAY QUE MORIRSE CON LOS MUERTOS.

LO QUE NO SE ASUME, NO SE REDIME. EL SUFRIMIENTO NO TIENE ATAJOS.

DESPUÉS DE PERDER MUCHO, NO DARSE PERMISO PARA PERDER MÁS.

HAY QUE DEJAR DE MIRAR LO PERDIDO Y OPTAR POR LO QUE SE PUEDE GANAR.

NO SE PUEDE ELEGIR LA MUERTE PERO SÍ QUE ACTITUD TOMAR ANTE ELLA.

EL PEOR ENEMIGO EN EL DUELO ES NO QUERERSE.

EL DUELO ELABORADO NOS ENSEÑA A VIVIR EN VERDAD Y LIBERTAD. Y SIN APEGOS. PURIFICA EL AMOR.

LA ASIGNATURA DEL DUELO O SE APRUEBA O SE SUSPENDE.

EL MEJOR REGALO AL SER QUERIDO MUERTO: SER FELIZ.

LA MAYOR TRAGEDIA: QUEDARSE SIN SENTIDO EN LA VIDA.

EL DUELO ES…

Lágrima furtiva ante la tumba.
Solitaria soledad entre muchos.
Sobrevivir sin vivir.
Ir a la mesa y encontrar un hueco vacío.
Desear que la realidad fuese distinta, luchando contra lo imposible.
Estar en la cama sin sentir el calor de una caricia.
La muerte del hermano que levantó pronto el vuelo.
La sinrazón de que los padres entierren al hijo.
Ilusión de un embarazo que nunca verá la primavera de la vida.
Ternuras de abuelos regadas en penas.
Miedo e inseguridad del hijo que perdió una estrella fija en el firmamento de su existencia.
Querer amar y mediar la ausencia física.
Ver crecer a los hijos de los amigos y no al propio.
Un sueño imposible: “Si viviera ahora él…” Lucha de la memoria del corazón contra la memoria de la mente.
Mirar al infinito buscando un sentido.
Culpa insistente, bronca ciega, tristeza fría.
Miedo misterioso, sin sentido, pregunta sin respuesta.
Amor sin apegos.
Mirar al ser querido con los ojos del alma.
Mano a mano con Dios.
Esperanza del reencuentro

SÍNTOMAS DE RECUPERACIÓN EN EL DUELO

1. Recordar sin tanto dolor y angustia como la inicial

2. Poder vivir nuevamente: sacarle gusto de nuevo a las cosas

3. Ser capaz de ayudar a otros en circunstancias parecidas

4. Volver a ver la vida y sentir, volver a soñar y a tener ilusión

5. Encontrar el “para qué” de lo sucedido (darle sentido a lo sucedido)

6. El dolor ya no absorbe la totalidad de las horas del día

7. Cuando se acepta el cambio que la muerte produjo

8. Disminuye el estrés por los planes propuestos

9. Disfrute de lo simple y lo sencillo (p.ej., se agradece, desde el corazón, un amanecer)

10. Ser capaz de honrar la existencia del ser querido muerto

11. Disminuye la angustia por las fechas significativas

12. Se encuentra de nuevo la realidad (se le da sentido a esta)

13. Se recupera el sentido de vida (al menos parte de éste)

14. La persona se encuentra de nuevo a sí misma (se recompone la personalidad)

15. Cuando desaparece la ansiedad de separación

16. Cuando los objetos transicionales pasan a ser simbólicos


sábado, 17 de marzo de 2012

REFLEXIONES PARA EL FIN DE SEMANA

DAR

UN DÍA, HACE MUCHO, UN HOMBRE RICO LE PIDIÓ AL PROFETA:
HÁBLANOS DEL DAR.

Y EL PROFETA CONTESTÓ:

POCO ES LO QUE DAS, CUANDO DAS ALGO DE LO QUE POSEES.
DAS VERDADERAMENTE, CUANDO DAS ALGO DE TI MISMO.

Porque...Qué son tus posesiones, sino cosas que conservas y vigilas, por el temor de que las necesites mañana?

Y mañana, Qué trae el mañana al perro más previsor, que entierra huesos en la arena sin rastros,

Y qué es el temor a la necesidad, sino la necesidad misma? No es el temor a padecer sed, cuando tu pozo está lleno, la verdadera sed insaciable?

Hay quienes dan poco de lo mucho que tienen, y lo dan pensando en la gratitud que se les deberá, y tal oculto deseo hace que sus regalos sean despreciables.

Otros hay que tienen poco y que lo dan todo. Estos son los que creen en la vida, y en la generosidad de la vida, y las arcas de éstos nunca están vacías.

Hay los que dan con alegría, y esa alegría es su recompensa. Hay los que dan con dolor y tal dolor es su bautismo.

Pero, hay quienes dan, y no sienten dolor al dar, y no buscan la alegría al dar, ni dan en aras de la virtud.

Estos dan como en el valle la rosa, que ofrece el soplo de su fragancia al espacio. A través de las manos de éstos, La vida se manifiesta y desde los ojos de aquellos, La vida sonríe a la Tierra.

Bien está dar cuando se nos pida, pero es mejor hacerlo sin que se nos pida, con comprensión.

Por lo tanto, da ahora que el tiempo de dar sea tuyo, y no de tus herederos.

Dices a menudo:
«Yo daría, pero sólo a quienes lo merezcan».
Los árboles de tus huertos no dicen tal cosa, ni las ovejas, ni las vacas, ni las gallinas, de tus pastizales:

DAN PARA PODER VIVIR, PORQUE RETENER ES PERECER.
PROCURA ANTE TODO QUE MEREZCAS SER DADOR, Y SE UN INSTRUMENTO DE DAR.

PORQUE EN VERDAD, SÓLO LA VIDA ES LA QUE DA A LA VIDA, MIENTRAS QUE TÚ QUE TE CONSIDERAS UN DADOR, NO ERES SINO TESTIGO DE LA VIDA.

DA DE CORAZÓN SIN ESPERAR NADA A CAMBIO

jueves, 15 de marzo de 2012

NOS ACERCAMOS A LA MUERTE DE LA MUERTE

LA INMORTALIDAD, UN SUEÑO CADA DÍA MÁS CERCA DE CONVERTIRSE EN REALIDAD

GRACIAS A LOS CONTINUOS AVANCES CIENTÍFICOS, PROBABLEMENTE EN DOS O TRES DÉCADAS VEAMOS EL INICIO DE LA “MUERTE DE LA MUERTE”.

ALGUNOS CIENTÍFICOS ESTÁN AHORA ESTUDIANDO EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO COMO UNA ENFERMEDAD, PERO LO MÁS SORPRENDENTE ES QUE PARECE SER UNA ENFERMEDAD CURABLE. LA INMORTALIDAD, UN GRAN SUEÑO HUMANO DESDE EL COMIENZO DE LA HISTORIA, PARECE ESTAR CADA DÍA MÁS CERCA DE CONVERTIRSE EN REALIDAD.

AFORTUNADAMENTE, HOY ES POSIBLE PENSAR TANTO DE UNA INMORTALIDAD BIOLÓGICA COMO DE UNA INMORTALIDAD COMPUTACIONAL.

La ciencia continuamente abre nuevas puertas del conocimiento. Lo que antes parecía imposible, a veces se vuelve realidad luego. Los teléfonos fijos, los aviones, los antibióticos, los satélites espaciales, las computadoras personales, los teléfonos celulares, la Internet, todos parecían magia en su momento. Ahora, afortunadamente, cada uno de esos descubrimientos e invenciones son considerados normales por las nuevas generaciones.

De hecho, muchas ideas a veces avanzan de la ciencia ficción hacia la ciencia real. Sir Arthur C. Clarke, el conocido científico y autor de ciencia ficción, escribió hace casi medio siglo sus famosas tres leyes del futuro:

1.- CUANDO UN CIENTÍFICO VIEJO Y DISTINGUIDO AFIRMA QUE ALGO ES POSIBLE, ES CASI SEGURO QUE ESTÁ EN LO CORRECTO. CUANDO AFIRMA QUE ALGO ES IMPOSIBLE, ES MUY PROBABLE QUE ESTÉ EQUIVOCADO.

2.- LA ÚNICA MANERA DE DESCUBRIR LOS LÍMITES DE LO POSIBLE ES AVENTURARSE MÁS ALLÁ DE ELLOS, HACIA LO IMPOSIBLE.

3.- CUALQUIER TECNOLOGÍA SUFICIENTEMENTE AVANZADA NO SE DIFERENCIA DE LA MAGIA.

Clarke creía que la humanidad llegaría a la inmortalidad física antes del final del siglo XXI. De hecho, los científicos vienen alcanzado grandes logros en estudios de longevidad durante los últimos años y, de continuar así, es probable que se llegue al control del envejecimiento en las próximas dos o tres décadas. Gracias a diferentes desarrollos científicos y tecnológicos, actualmente se han creado ratones que viven casi 3 veces su expectativa de vida promedio, mosquitas de la fruta (Drosophila melanogaster) que viven 4 veces más, y algunos gusanos que han logrado vivir 6 veces más que su expectativa de vida observada normalmente en el medio ambiente.

Los experimentos con ratones son especialmente importantes pues se estima que los ratones y lo seres humanos compartimos, según como se mida, cerca del 80% del genoma. Hay una fundación sin fines de lucro que tiene un premio para crear ratones que vivan indefinidamente. La competencia científica internacional se llama el Premio del Ratón Matusalén para crear ratones que alcancen vidas muy largas, con una longevidad creciente. También hay un segundo premio para “rejuvenecer” ratones. Los científicos que participan en el “Premio del Ratón Matusalén” esperan que en dos décadas se pueda controlar el proceso de envejecimiento en los ratones, y quizás una década más tarde se pueda hacer lo mismo en los humanos.

En pocas palabras, lo que hoy parece magia, pronto quizás podrá ser realidad. Los avances científicos recientes muestran que la inmortalidad física no es imposible, y que muchos de nosotros llegaremos a verla con nuestros propios ojos.

LA MUERTE DE LA MUERTE

Gracias a los continuos avances científicos, probablemente en dos o tres décadas veamos el inicio de la “muerte de la muerte”. Algunos científicos están ahora estudiando el proceso de envejecimiento como una enfermedad, pero lo más sorprendente es que parece ser una enfermedad curable. Sí, el envejecimiento podría ser una enfermedad curable.

La biología nos enseña que la vida apareció para vivir. La vida no surgió para morir, sino para vivir. De hecho, las primeras formas de vida en nuestro planeta, las bacterias unicelulares que aparecieron hace más de tres mil millones de años, no envejecen. Aunque parezca increíble para quienes no tengan muchas nociones de biología, las bacterias no envejecen y pueden vivir cientos de años, miles de años, y mucho más, mientras no se enfermen y mueran, mientras no sean alimento de otros organismos, o mientras no sufran accidentes fatales. Efectivamente, el hecho de que las bacterias no sufran del proceso de envejecimiento no quiere decir que no mueran nunca, pero por lo menos no envejecen como nosotros los seres humanos. Cuando las bacterias se reproducen, la bacteria madre es igual a la bacteria hija, sin considerar alguna posible mutación. Es decir, la bacteria hija es igual a la bacteria madre y ambas forman colonias que no envejecen, aunque claro que pueden morir si se enferman, si son comidas o si son asesinadas.

Con la aparición de organismos multicelulares hace cientos de millones de años, el proceso evolutivo biológico sólo conservó el no envejecimiento de las principales células para la sobrevivencia de una especie: las células reproductivas. La biología moderna nos muestra que las células germinales no envejecen, aunque el resto de un organismo (formado por las llamadas células somáticas) sí envejece. Es decir, mientras la mayor parte de un organismo envejece, las células germinales permanecen en buenas condiciones.

Aunque no parezca intuitivo, hoy sabemos que las células germinales no envejecen y que los óvulos y espermatozoides producidos por las células germinales pueden ser conservados indefinidamente, casi siempre congelados. Pero dichos óvulos y espermatozoides, al igual que embriones congelados, pueden ser descongelados más tarde para ser utilizados. De hecho, gran parte del ganado hoy es producto de la inseminación artificial con óvulos y espermatozoides que pueden haber sido congelados.

Hoy hay investigadores que están estudiando científicamente por qué las bacterias no envejecen, ni tampoco las células germinales. Al paso que avanzamos, la ciencia nos acerca cada día más a la “muerte de la muerte”.

LA INMORTALIDAD Y EL CÁNCER

El cáncer es una de las enfermedades más terribles que existen. Las células cancerígenas son mutaciones de las células normales y pueden desarrollarse en prácticamente cualquier parte del cuerpo. Hay cáncer de la piel, cáncer del pulmón, cáncer de mama, cáncer de próstata, cáncer de la vejiga, cáncer de colon, leucemia, tumores cerebrales, neoplasias, etcétera.

Aunque hay muchos tipos de cáncer, lo que es común en todos ellos es que las células han mutado y se han convertido en células aparentemente “inmortales”. Las células cancerígenas no envejecen, sino que crecen y se reproducen de una manera descontrolada que termina afectando al resto del cuerpo.

Se podría decir que las células cancerígenas son inmortales pues aparentemente han descubierto como no envejecer. Las células cancerígenas continúan creciendo y reproduciéndose mientras consumen al resto del organismo. De esa forma, las células cancerígenas provocan la muerte del organismo y eventualmente su propia muerte. Dado que las células cancerígenas no mueren por sí solas, es necesario matarlas antes de que ellas terminen matando al resto del organismo.

Biológicamente, el cáncer es realmente una enfermedad fascinante pues representa una serie de mutaciones que detienen el proceso de envejecimiento de las células. Hace más de medio siglo se descubrió algo increíble, cuando unos médicos extirparon unas células de un carcinoma cervical de la paciente Henrietta Lacks en Estados Unidos. Los científicos encontraron que las células cancerígenas no envejecían sino que seguían creciendo y reproduciéndose indefinidamente. Aunque Henrietta Lacks falleció del carcinoma cervical, las células cancerígenas extraídas del tumor siguen vivas actualmente. Dichas células se convirtieron en la primera línea de células “inmortales” y hasta el día de hoy se conocen como las células HeLa por el nombre de la paciente.

Después de décadas de estudio de células cancerígenas que han sido conservadas fuera de sus tumores originales, los científicos siguen estudiando la evolución del cáncer con métodos cada vez más avanzados. La secuenciación del genoma humano se está volviendo tan barata actualmente, que por primera vez los médicos pueden secuenciar el genoma de las células cancerígenas y comenzar a entender las diferencias con las células normales de donde se produjeron.

Los avances científicos probablemente permitirán entender cómo las células cancerígenas se han vuelto “inmortales” y, mucho más fascinante, cómo lograr que las células normales buenas puedan también volverse “inmortales”.

LA INMORTALIDAD: BIOLÓGICA Y COMPUTACIONAL

La inmortalidad, un gran sueño humano desde el comienzo de la historia, parece estar cada día más cerca de convertirse en realidad. Afortunadamente, hoy es posible pensar tanto de una inmortalidad biológica como de una inmortalidad computacional.

Desde el punto de vista biológico, hoy sabemos que ya existen células básicamente “inmortales”. Las bacterias son organismos unicelulares que no envejecen, de forma que mientras ellas no se enfermen, sean comidas o destruidas por otros organismos, las bacterias pueden vivir indefinidamente. En organismos multicelulares también hemos descubierto dos tipos de células que no envejecen, de hecho, podríamos decir que entre las células “inmortales” hay unas que son buenas y otras que son malas. Las células buenas son las germinales que no envejecen y están encargadas de la reproducción de la especie. Las células malas son las células cancerígenas que tampoco envejecen y son el resultado de mutaciones en otras células normales. Diferentes avances científicos, como la secuenciación del genoma, permitirán comprender por qué unas células envejecen y otras no. Adicionalmente, pronto será posible clonar diferentes partes del cuerpo, de forma que cualquier órgano también será reemplazable y podrá ser substituido por partes más nuevas y hasta mejoradas.

DESDE EL PUNTO DE VISTA COMPUTACIONAL, HOY ESTAMOS COMENZANDO A COMPRENDER LA COMPLEJIDAD DEL CEREBRO HUMANO. NUESTRO CEREBRO CONTIENE APROXIMADAMENTE CIEN MIL MILLONES DE NEURONAS, Y REPRESENTA ASÍ LA ESTRUCTURA MÁS COMPLEJA DEL UNIVERSO CONOCIDO HASTA EL MOMENTO.

SIN EMBARGO, YA HAY CIENTÍFICOS TRABAJANDO EN LA CREACIÓN DE CEREBROS ARTIFICIALES Y ESTIMAN QUE EN DOS O TRES DÉCADAS PODREMOS CREAR ESTRUCTURAS MÁS COMPLEJAS QUE EL CEREBRO HUMANO.

De hecho, gracias a la Ley de Moore que indica el crecimiento exponencial del poder de las computadoras, es posible que una inteligencia artificial pase el Test de Turing en 2029, según estiman futuristas como Ray Kurzweil.

En ese caso, será entonces imposible diferenciar entre una inteligencia artificial y una inteligencia humana. Después también será posible subir todos los conocimientos, recuerdos, experiencias, amores y sentimientos a computadoras, que incluso tendrán una memoria expandible y superior a la memoria humana actual.

LAS PRÓXIMAS DÉCADAS SERÁN REALMENTE INCREÍBLES, Y PROBABLEMENTE VEAMOS LA INMORTALIDAD BIOLÓGICA Y COMPUTACIONAL, ES DECIR, TANTO EL “HARDWARE” COMO EL “SOFTWARE”, DEL SER HUMANO PODRÁN NO ENVEJECER.

LA HUMANIDAD PASARÁ ASÍ A UNA NUEVA ETAPA DE SU EVOLUCIÓN, DONDE DIFERENTES ENTES, BIOLÓGICOS O NO, PODRÁN SER INMORTALES.

martes, 13 de marzo de 2012

LA PEDAGOGÍA DE LA MUERTE EN UNA EDUCACIÓN FUTURA

Es imposible sustraerse a la muerte. Pese a su presencia, la sociedad vive la muerte como tabú no resuelto. Tenemos miedo. Lo que hemos aprendido no nos está sirviendo para avanzar en este tema. No la pensamos con naturalidad. Experimentamos dificultades para incluirla en la educación de nuestros niños. No obstante, algunos pedagogos pensamos que su valor formativo la debería convertir en un imperativo educativo.

La muerte es un proceso continuo. Es un hecho biológico que al vivir morimos un poco cada día. Mientras, nuestra conciencia se puede hacer más y más compleja. A través de la paulatina conciencia de la muerte se aprende a reconocer la vida. Que ese reconocimiento pueda ser educativo depende de la propia formación y de la capacidad de anhelo y curiosidad de cada quién. Muerte y vida forman un ciclo evolutivo, de modo que no definen claramente un antes y un después.

Junto a ella hay un par de aprendizajes que tampoco se enseñan: la duda y el autoconocimiento. No se enseñan porque en su lugar se comunican certezas, quietudes y doctrinas cuyos programas mentales colectivos ‘nos piensan’. Por ello se deja de dudar y se deja de aprender.

Y por ello el autoconocimiento se muta en ilusión, en convicción o en imaginación mal entendida. Un efecto de ello es que las personas tapen sus huecos de inquietud con predeterminaciones y mueran sin tener ni idea de su identidad profunda, de la naturaleza de su ser esencial.

Nada hay más alejado de la Pedagogía que el adoctrinamiento. Sobre lo que nos ocupa, las doctrinas no son soluciones para enseñarle a un niño a comprender ni a afrontar la muerte ajena o propia. Las doctrinas y sus instituciones son más productos del ego que de la conciencia humana.

Pueden ser adecuadas durante un tiempo, para determinadas personas o en fases determinadas del desarrollo personal. A la larga, condicionan el desarrollo de la propia espiritualidad. Generan dependencia, se nutren de ella, y la dependencia es opuesta a la evolución de la conciencia humana, personal y colectiva. Si las religiones fuesen coherentes, deberían existir para dejar de ser necesarias a la persona. Sin embargo, generan vacíos que sólo ellas aseguran poder volver a llenar. Su orientación es al quietismo y la rentabilidad de su sistema, y por ello no pueden integrar la noción de muerte como trascendencia basada en un fenómeno natural independiente de su doctrina.

Desde una perspectiva institucional, el primer impulso hacia el niño de la sociedad adulta es adoctrinar. Desde un referente personal, lo primero que pensamos es en explicar al niño lo que pensamos o no pensamos de la muerte, aunque no sepamos nada. Así, padres y profesores responden a ninguna pregunta. Un adulto dotado de una razón educada (con conciencia y sensibilidad pedagógica) no se plantearía ‘explicar’ a los niños lo que desconoce de la muerte. Seguramente, preferiría escuchar, observar y aprender de ellos. Porque sobre la muerte hay mucho que aprender del discurso de los niños, sobre todo de tres años y medio a seis, antes de la inserción cultural o doctrinaria.

Y es que los niños saben de la muerte. Empiezan a conceptuarla desde los dos años y medio o tres, ante las hojas de otoño, los animales que no están (extinguidos), una hormiguita muerta, las escenas de cuentos y películas, etc. Para el niño de 3 a 6 años, la muerte es un tema más en construcción presente en su vida, sus rutinas y sus hitos: está en su juego simbólico, las retahílas, las canciones, las películas, los cuentos, etc. Por eso, habla, juega, canta, pregunta, dialoga, dibuja, imagina, incorpora y mata a la muerte cuando quiere, porque aún es no irreversible. En su mundo infantil, la toma de conciencia de la muerte-vida es un proceso natural y gradual. Es una faceta de la vida con la que se orienta a su futuro.

SIN EMBARGO, PARECIERA COMO SI EL SISTEMA EDUCATIVO NO SE APERCIBIESE DE ELLO. EN CONSECUENCIA NO RETOMA ESE IMPULSO COGNOSCITIVO, NO PRETENDE SEGUIRLE DESDE ATRÁS Y FACILITAR EL DESCUBRIMIENTO PAULATINO DE LA VIDA DESDE SU RAZÓN. ¿POR QUÉ? ES EL ADULTO QUIEN TIENE EL PROBLEMA, NO EL NIÑO.

MUY PRONTO, LE APARTA DE ELLA, LE ENSEÑA A CONCEPTUARLA DE UN MODO PECULIAR, LA COLOCA BAJO UNA LUPA, LA DESNATURALIZA. LO MISMO HACE CON OTROS TABÚES, QUE DEPENDIENDO DE LA CULTURA (SOCIAL, FAMILIAR, ETC.) PODRÍAN SER SEXUALES, RELIGIOSOS, NACIONALISTAS, CLASISTAS, SEXISTAS, RACISTAS, ETC.-.

Además, el egocentrismo de la sociedad adulto condicionará la percepción del niño. Por ejemplo, para el niño, como para el adulto, existen grados de muerte: no es igual que muera un personaje de TV, una planta, una mascota, un vecino o un abuelito. Pero más allá del fenómeno natural, el adulto enseñará al niño a sentir desde su ‘egocentrismo’, de modo que no será igual la muerte de un afgano que de un estadounidense o de un local. Tenemos la sensibilidad deformada, y la sensibilidad es la antesala del conocimiento que a la postre somos.

La muerte lo indica, pero a la vez puede ser un medio para trabajar el valor de la diversidad real y empática a la que apuntó el mismo Che Guevara.

Poco a poco se le enseñará a no comprenderla y a temerla, mientras se va desconectando de sí mismo y deposita su centro de gravedad existencial en la periferia. La posibilidad de crecimiento con la muerte se puede ir cerrando más y más, impidiéndolo durante años, décadas o toda la vida. Incluso en la adolescencia, cuando la muerte propia se coloca en el punto más alejado de la órbita de su conciencia -porque tiene dificultades para pensar a medio o largo plazo-,es un tema que interesa profunda, radicalmente. Por todo ello es básico que el tabú sea sustituido por conocimiento desde la primera infancia.

¿CUÁLES SON LAS PRINCIPALES DIFICULTADES CON LAS QUE NOS ENCONTRAMOS PARA EL DESARROLLO Y LA ACEPTACIÓN DE UNA PEDAGOGÍA DE LA MUERTE? SON VARIAS Y ESTÁN INTERRELACIONADAS:

- Una razón científica de fondo es que se confunde Pedagogía (ciencia que investiga la educación) con otras disciplinas cercanas cuyo objeto de estudio es otro: Filosofía, Psicología, etc. En España, para su desgracia, la Pedagogía no goza del mismo reconocimiento que en países en los que la educación goza de un mayor desarrollo.

- Otra razón social es que no se ha reflexionado ni investigado suficientemente sobre Pedagogía de la Muerte, salvo excepciones. Ni siquiera ha sido objeto de normalización por los movimientos de renovación pedagógica de los años 80.

- Como consecuencia, no es un ámbito integrado expresamente en el currículo de ninguna etapa educativa.
- Salvo excepciones, no forma parte de los proyectos educativos de los centros educativos de Educación Infantil, Primaria o Secundaria.

- Tampoco se prepara a los tutores para desarrollar una educación para la muerte normalizada, o para responder a situaciones de eventualidad trágica desde la tutoría como ámbito propio. Cuando una muerte golpea

–muere un conserje, un abuelito, un papá, una maestra o un niño- los profesionales simplemente no saben qué hacer, actúan sin fundamento, por intuición.

- FINALMENTE, QUIZÁ LA MAYOR DIFICULTAD RADIQUE EN NOSOTROS: SUCUMBIMOS A LA TENTACIÓN DE ‘ADOCTRINAR’ A LOS NIÑOS DESDE MUY TEMPRANO, CON LA EXCUSA DE OFRECERLES LO QUE CREEMOS LO MEJOR PARA ELLOS. Y ESTO OCURRE CASI SIEMPRE POR TRES RAZONES INTERDEPENDIENTES: EGOCENTRISMO ADULTO QUE NO RECONOCEMOS, UNA IMPORTANTE FALTA DE FORMACIÓN PEDAGÓGICA APLICADA AL TEMA QUE NOS OCUPA O INDIFERENCIA.

LA MEJOR FORMA DE PROCEDER CON UN NIÑO ANTE UNA PÉRDIDA ES CONFORME A LA NATURALEZA. O SEA, SIN VIOLENTAR, SIN ACELERAR, SIN PRECIPITAR, SIN SUPLANTARLE, SIN EVITAR QUE DUDE Y APRENDA, SIN DARLE TODO HECHO, SIN MENTIR, SIN AMPLIFICAR SU DOLOR, ETC. SI SÓLO COMETER ERRORES, NUESTRA ACTUACIÓN PODRÍA SER FORMATIVA. DICHO EN POSITIVO: RESPETÁNDOLE EN PROFUNDIDAD, ESCUCHÁNDOLE, ESTANDO DISPONIBLE, FORMÁNDOSE PARA ATENDERLE CON MÁS CONCIENCIA Y TOTAL ATENCIÓN. ASÍ ADEMÁS SE LE ENSEÑA A PENSAR MIENTRAS SE LE EDUCA, CON CONSIGNAS COMO: “ESTOY PARA LO QUE ME NECESITES”, O “UNOS PIENSAN X. OTROS ESTÁN CONVENCIDOS DE Y. PERO LO QUE IMPORTA ES LO QUE PIENSES TÚ, LO QUE TÚ VAYAS GENERANDO”.

Para proceder pedagógicamente es importante darse cuenta de que en educación el camino más corto no es la línea recta, sino la curvatura. Para el caso que nos ocupa, ese meandro pasa por nosotros mismos, en tanto que educadores (padres, docentes, medios de comunicación). Para orientar nuestra educación hacia otra forma más profunda y fértil de proceder es imprescindible dejar de pensar en el niño en primer plano y percibirnos como educandos. Porque nada relevante para la evolución de la conciencia puede enseñarse si antes no se ha trabajado e interiorizado en nosotros mismos.

Dicho de otro modo: para cuestiones esenciales como una Pedagogía de la Muerte no podemos hacer by pass con nosotros. Porque si no nos formamos en profundidad no podremos lograr que la enseñanza fluya desde nuestro ejemplo, o sea desde el ser que somos, y no sólo desde el saber o el sentir que tenemos.

MIENTRAS TANTO, LA ESCUELA DEBERÍA OCUPARSE DE LO QUE MÁS IMPORTA AL SER HUMANO, Y NO SÓLO DE LO QUE PARECE PRÁCTICO O VA A SER EVALUADO EN INFORMES TIPO PISA.

NI SIQUIERA SE DEBERÍA EDUCAR PARA LA VIDA, SINO PARA TRANSFORMARLA RADICAL Y PROFUNDAMENTE, PORQUE ESTAMOS DEJANDO DE LADO LAS RAÍCES, CREYENDO QUE COMO NO SE VEN NO EXISTEN. PARA ELLO ES IMPRESCINDIBLE INCLUIR LA MUERTE –Y OTROS VARIOS TEMAS ‘RADICALES’- Y RELACIONARLA CON LA FORMACIÓN.

QUIZÁ ASÍ SE ESTÉ CONTRIBUYENDO A DAR A LUZ UNA VERDADERA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO O DE LA EDUCACIÓN, MENOS SUPERFICIAL E INMADURA QUE LA ACTUAL. PARA ELLO EL APOYO DE UNA PEDAGOGÍA REDEFINIDA PODRÍA SER ÚTIL.

Para saber más…
- Herrán, A. de la y Cortina, M. (2006). La muerte y su Didáctica. Manual para Educación Infantil, Primaria y Secundaria. Madrid: Universitas.
- Cortina, M. y Herrán, A. de la (2011). Pedagogía de la muerte a través del cine. Madrid: Universitas.

Agustin de la Herrán.
Pedagogo. Profesor Titular de Universidad del área de Didáctica y Organización Escolar.
Facultad de Formación de Profesorado y Educación. Universidad Autónoma de Madrid.

http://www.uam.es/personal_pdi/fprofesorado/agustind/