PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE
¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

lunes, 31 de enero de 2011

"POR LAS CALLES DEL ALMA"


CUANDO EL CORAZÓN HABLA:


Querido Nadie, Mi espejo del Alma:


Hoy te escribo desde ninguna parte, porque la soledad no tiene dirección, no tiene señas. Te escribo desde la pena que produce no haberlo intentado, que siempre es más penoso que intentarlo y equivocarse.

Me pregunto, Espejo del Alma, querido Nadie, qué oscuras consignas seguí para que mi corazón se llegara a helar, de tanto proponérmelo. Me pregunto quién me enseñó que, pasados los cincuenta, amar está de más. Me pregunto dónde está escrito que segundas partes nunca fueron buenas, como si la vida no fuera, en realidad, un cúmulo de oportunidades.

De esta manera he llegado a ti, querido Nadie. Por las calles del alma, bajo la sombra de un sentimiento indescifrable. Pero sé que eres Mi espejo: el espacio sin medida en el que me miro.

Me miro y me veo. Y curiosamente, querido Nadie, cuando me miro en ti, me devuelves la imagen de una mujer resuelta… libre del qué dirán… liberada de miedos absurdos… convencida de que la vida espera que suba al tren del amor, aun cuando tenga que bajarme en la próxima estación. Entonces mi verso es fresco, ágil, cargado de esperanza… Pero esa mujer muere desde que pongo el espejo de mi autoestima boca abajo. Los versos, entonces, son versos marchitos, que huelen a hojas caídas. Y así una… y otra… y otra vez. Siempre igual.

Sabes que te sueño. Que te siento. Que a fuerza de soñarte y de sentirte, he llegado a amarte.

Que tus labios se me antojan con sabor a canela, y que tus versos llevan azúcar en la voz y miel en los ojos. Hoy no tengo miedo a equivocarme, a que los demás tengan la oportunidad de decirme con voz de adivino barato:”Te lo advertimos”.

Entiendo, querido Nadie, que el tiempo no podrá detenerse. Advierto que cada vez queda menos… que dentro de cinco minutos, tal vez sea demasiado tarde. Y aunque en momentos advierto que se me va muriendo poco a poco la sonrisa, ahora siento el deseo apresurado de ponerme el mundo por montera. Es lo que me ha empujado a escribirte esta carta, aunque suponga airear una zona de intimidad, que, desde este preciso instante, ya no me corresponde solo a mí.

Dicen que hay que seguir la senda que marca el corazón…

Seguirán pasando las horas, los días… la noria implacable del calendario, con vueltas todas tan iguales, pero sin retorno. Seguiré buscando tus manos, entre todas las manos que sepan compartir; buscaré tus brazos entre todos los brazos que sepan abrazar; buscaré tu alma entre todas las almas capaces de arrancarme un verso… Y buscaré tu guitarra, entre todas las guitarras que sean capaces de convertir mi verso en copla.

Viéndolo así, querido Nadie, Mi Espejo del alma… A lo mejor no estás, ni tan alejado, ni tan escondido… Quién sabe si aún estoy a tiempo de sorprenderte en el preciso instante de cubrirme de flores. Quién sabe, querido Nadie, si aún me queda tiempo para ser la Princesa de un cuento, a pesar de que la vida no sea, precisamente, un cuento.

Otra Nadie

ES UNA COLABORACIÓN DE J. TERESA GONZALEZ

sábado, 29 de enero de 2011

MI NOMBRE ES FELICIDAD Y TU ERES PARTE DE MI


REFLEXIONES DE FIN DE SEMANA


Soy parte de la vida de aquellos que tienen amigos, porque tener amigos es ser Feliz.

Soy parte de la vida de aquellos que viven rodeados por personas como tu, pues vivir así es ser Feliz.

Soy parte de la vida de aquellos que creen que ayer es pasado, mañana es futuro y hoy es un regalo, por eso es llamado presente.

Formo parte de la vida de aquellos que creen en la fuerza del Amor, que creen que para una historia bonita no hay punto final.

Yo estoy casada ¿sabían?... Estoy casada con El Tiempo.
Ah... ¡mi marido es hermoso y divertido!
Él es responsable de la solución de casi todos los problemas.
Él reconstruye los corazones, él cura heridas, él vence la Tristeza...

Juntos, El Tiempo y yo tuvimos tres hijos:
La Amistad, La Sabiduría y El Amor.

La Amistad es la hija mayor. Una muchacha linda, sincera, alegre. Ella brilla como el sol.

La Amistad une a las personas, nunca pretende herir, siempre consolar.

La del medio, es La Sabiduría, culta, íntegra, siempre fue la más apegada al padre, El Tiempo. ¡La Sabiduría y El Tiempo andan siempre juntos!.

El menor es El Amor. ¡Ah, cuánto trabajo me da! Es terco, a veces sólo quiere vivir en un lugar... Yo vivo diciendo: Amor, fuiste hecho para vivir en dos corazones, no en uno.

El Amor es complejo, pero es lindo, ¡muy lindo! Cuando él comienza a hacer estragos y perjuicios yo llamo a su padre y pronto El Tiempo sale a cerrar todas las heridas que El Amor abrió.

Una persona muy importante me enseñó una cosa:
Todo final siempre es verdadero; si todavía no conoce su verdad, es porque no llegó el final.
Por eso, cree siempre en mi familia. Cree en El Tiempo, en La Amistad, en La Sabiduría y principalmente en El Amor. Y con seguridad un día, yo, La Felicidad, golpearé a tu puerta...

Ten Tiempo para los Sueños... ellos te conducen por su camino hacia las Estrellas.

Por eso nunca tengas miedo a caer, si a pesar de TODO, ocurriese que te caes:
LEVANTATE

Nunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente tú has hecho lo que querías en tu vida. Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error.

Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y acéptala. De una manera u otra es el resultado de tus actos y prueba que tú siempre has de ganar.

No te amargues de tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño. Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar.

No olvides que la causa de tu presente es tu pasado así como la causa de tu futuro será tu presente.

Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien no acepta situaciones, de quien vivirá a pesar de todo, piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin eliminarlos morirán.

Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande que el más grande de los obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte y dejarás de ser un títere de las circunstancias porque tu mismo eres tu destino.

Levántate y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer. Tú eres parte de la fuerza de tu vida, ahora despiértate, lucha, camina, decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte, porque la suerte es: el pretexto de los fracasados.



miércoles, 26 de enero de 2011

LA CULPA Y LA COMPASIÓN


Fui encontrando en el libro "Cuando todo se derrumba" algunos párrafos sobre la culpa y la compasión... El tema de la culpa no es un tema menor...


Todos en mayor o menor medida lo sentimos en algún momento de nuestras vidas... Que hicimos o dejamos de hacer... los sentimientos que albergamos hacia los demás y hacia nosotros mismos... Destaco y comparto con ustedes, hoy los que me parecieron interesantes...

"Cuando dejamos de culparnos el tiempo suficiente como para concedernos un espacio abierto en el que sentir nuestra delicadeza, es como si nos inclinásemos a tocar la gran herida que está justo debajo de la armadura que desarrollamos debido a la culpa."

"La palabra "Compasión" no significa gran cosa hasta que empezamos a cultivar nuestra capacidad innata de estar ahí en compañía del dolor, con el corazón abierto y la voluntad de no tratar de ponernos inmediatamente un suelo bajo los pies.

Por ejemplo, si sentimos rabia, habitualmente asumimos que sólo tenemos dos formas de relacionarnos con ella: Una es culpar a terceros, cargándoselo a otros, dirigir la culpa hacia todos los demás... La otra alternativa es culparnos a nosotros mismos por la rabia que sentimos."

"Cuando nos sentimos incómodos porque estamos en un lugar o situación en la que no queremos estar, una de las principales salidas que tomamos es culpar a alguien o algo...

Generalmente erigimos una barrera llamada culpa que nos impide comunicar de manera genuina con los demás, y la fortificamos con nuestras ideas sobre quién tiene razón y quién no.

Culpar a los demás es una herramienta muy común, antiquísima y muy perfeccionada con la que, en forma inconsciente, tratamos de sentirnos mejor.

Culpar es una forma de proteger nuestros corazones, de proteger lo suave, lo abierto y lo tierno que hay dentro de nosotros. En lugar de adueñarnos de nuestro propio dolor, lo que hacemos es tratar de buscar la seguridad..."

"Culpar es una manera de solidificarnos, de agarrarnos a algo."

"Si empezamos a vivir con compasión descubriremos que en realidad no hay manera de que las cosas estén completamente acertadas o equivocadas, porque son mucho más juguetonas y resbaladizas que eso. Todo es ambiguo; todo está cambiando continuamente, y en una situación dada siempre hay tantas opiniones como personas."

"Tratar de encontrar la razón y la equivocación absolutas es un especie de truco que nos hacemos a nosotros mismos para poder sentirnos seguros y cómodos."

"Cómo vamos a cambiar las cosas?

La manera de empezar es estando dispuesto a mantener una relación compasiva con las partes de nosotros mismos, nuestras actitudes, acciones, sentimientos... que no consideramos dignas de vivir en este mundo...

Poner atención no solo en lo que percibimos como 'confortable' sino también en cómo se siente aquello que nos resulta doloroso... Con solo que aspiremos a permanecer despiertos y abiertos a lo que estamos sintiendo, a reconocerlo y admitirlo tanto como podamos en cada momento, entonces algo comienza a cambiar."

"Descubriremos entonces que, a medida que desarrollamos un sentido de celebración de aquellos aspectos nuestros que anteriormente hallábamos tan imposibles de aceptar, algo cambia adentro de nosotros. Nuestras antiguas pautas habituales comenzarán a suavizarse y empezaremos a ver los rostros y a escuchar las palabras de las personas que nos hablan."

"Según aprendamos a tener más compasión por nosotros mismos, el círculo de compasión por los demás se amplía."

También la Doctora E. Kubler Ross habla de estos temas...

"La culpa y la responsabilidad pueden usarse, como cualquier otra cosa, para distraernos del dolor de la pérdida. Es mucho más fácil quedarse en el "por qué" y en él "y si" que enfrentarse al hecho de que nuestro ser querido se ha ido para siempre de esta vida...

Esfuérzate al máximo en hacer las paces con todas las lamentaciones que puedas. Pensar que puede hacerse todo en la vida es algo irreal. También es irreal pretender ser perfecto y no lamentarse de nada. "

"Perdónate a ti mismo. No es cierto que si hubieras podido elegir mejor, lo habrías hecho?

Lo hiciste lo mejor que pudiste en ese momento de la vida."

lunes, 24 de enero de 2011

COMPARTIENDO SENTIMIENTOS



POESÍA DESDE EL SENTIMIENTO


LA MUERTE GOLPEA FUERTE
CUANDO MENOS SE LA ESPERA
APAGA EL HILO DE LUZ
QUE LA VIDA TE BRINDARA,
ES COMO UNA FINA VARA
QUE AL GOLPEAR CAUSA DOLOR
TRUNCA LOS SUEÑOS DE AMOR
Y A LAS FAMILIAS DESARMA,
DICEN QUE AL MORIR EL ALMA,
ALZA SU VUELO AL DESCANSO
EL FIEL, SUPLICA EN SILENCIO
Y EL QUE NO, SIENTE GRAN PENA,
SIEMPRE LA MUERTE ACONGOJA
MÁS SI QUIEN MUERE ES QUERIDO
HOY SE ME HA IDO UNA PRIMA
HERMANA, Y ME HA INVADIDO
LA ANGUSTIA, QUE EN EL
MUNDO DEL SILENCIO
DESCANSE TU ALMA EN PAZ,
NO TE OLVIDAREMOS JAMÁS
NI LOS MOMENTOS VIVIDOS.-
SOLO TE QUIERO DECIR QUE
TE QUIERO MUCHO Y SIEMPRE
TE QUERRÈ ESTAS EN MI
CORAZON PARA SIEMPRE
Y EN EL DE TU FAMILIA.

TE DIGO HASTA PRONTO,
QUIZÁS NO HE DE OLVIDARTE...
PERO TE DIGO ADIÓS.
ESTE CARIÑO TRISTE
ME LO SEMBRÉ EN EL ALMA
ME QUEDA TU SONRISA DORMIDA EN MI RECUERDO
Y EL CORAZÓN ME DICE QUE NO TE OLVIDARÉ.
PERO AL QUEDARME SOLA...
TE DIGO ADIÓS Y ACASO CON ESTA DESPEDIDA
MI MÁS HERMOSO SUEÑO MUERE DENTRO DE MÍ.
PERO TE DIGO ADIÓS PARA TODA LA VIDA,
AUNQUE TODA LA VIDA SIGA PENSANDO EN TI.
PERDÍ A MUCHA GENTE QUE QUISE Y AMO TODAVÍA...
PERO GANÉ EL CARIÑO Y EL EJEMPLO DE SUS VIDAS.

ARMINDA ROCHA PERDOMO.
14.1.2011


"EL ALMA"

Y separó el Dios de los dioses un alma de sí mismo y la hizo bella.
Y le dio una copa de alegría y le dijo: "No beberás de esta copa sino cuando hayas olvidado el pasado y te hayas desinteresado del futuro".
Y le entregó una copa de tristeza, y le dijo: "Beberás de esta copa para que puedas apreciar la dicha de la vida".
Y puso en ella el amor que la abandona ante el primer suspiro de conformidad, y una dulzura que desaparece ante la primera palabra de orgullo.
Y del cielo hizo bajar sobre ella el conocimiento para que la oriente hacia el camino de la verdad.
Y en sus profundidades puso una visión capaz de ver lo invisible.
Y creó en ella sentimientos que fluyen con las imágenes de la imaginación, y que corren con los fantasmas.
Y la vistió con un traje que los ángeles tejieron de las ondulaciones del arco iris.
Y luego puso en ella la oscuridad de la duda, que es la sombra de la luz.
Y tomó un fuego del volcán de la ira, y vientos del desierto de la ignorancia, y arenas de las riberas del mar del egoísmo, y tierra hollada por los pies de los siglos, y amasó el hombre.
Y le dio una fuerza ciega que explota en la locura y se calma ante los deseos.
Y le dio la vida que es la sombra de la muerte.
Y el Dios de los Dioses sonrió entonces y lloró, y sintió un amor sin fin ni límites, e hizo la unión del hombre con su alma.

Khalil Gibran

LO PUBLICADO HOY ES UNA COLABORACIÓN DE CANDE

sábado, 22 de enero de 2011

TODO ESTÁ BIEN (APRENDIENDO A DECIR ADIÓS)


Resulta fascinante la manera en la que el idioma nos influye. Si le dicen a alguien: “confía en mí”, la respuesta puede ser sumamente interesante.

Hay ciertos sentimientos básicos que fluyen por debajo de las palabras que usamos, y los pensamientos que expresamos. Comento esto con el propósito de enfatizar la importancia del idioma al tratar con los recuerdos.

Como muchos, fui educado para creer en palabras tales como: “no te preocupes” o “todo se solucionará”. Recuerdo muy bien tantas desilusiones en la vida, o momentos de ansiedad cuando mi adorada madre, me abrazaba y decía: “no te preocupes, todo está bien”.

En cualquier ocasión, ante cualquier dificultad, siempre estaba el consuelo de saber que en mi memoria, esa bella mujer me diría: “todo está bien”. Por lo tanto, llegaba a ese momento de especial sensibilidad, con una afirmación muy positiva, bajo la cual fui educado (“todo está bien”). Qué curioso es que el idioma resulte tan reconfortante, porque hay cierto sentido de seguridad en que las palabras realmente expresen los sentimientos interiores. “Todo está bien”, significa “sé que regresarás, y hasta entonces, nos esperaremos el uno al otro”.

Recuerdo con un sentimiento especial nuestro último momento. Ella sostuvo mi mano junto a sus labios, y con suave sensibilidad, me dijo: “no te preocupes, todo está bien”.

Les cuento esto, consciente del hecho de que lo que he compartido con ustedes es una forma de terapia de grupo, porque sé que el proceso de tratar con la muerte y el morir es justamente eso: un grupo diciéndonos unos a los otros cómo nos sentimos, enviando el significado de una experiencia personal, que, esperamos, reforzará los sentimientos de otros.

“Si la vida tiene sentido y el amor es fuerte, y si hay cariño y sensibilidad, y risas, y lágrimas, y respeto, entonces, todo está bien”. “Todo está bien”, solamente si permitimos que el lenguaje y las experiencias que compartimos con nuestros seres amados nos otorguen la fuerza durante sus vidas, para que el futuro sea seguro. “Todo está bien” si vivimos cada día con ese abundante amor y cariño, que acepta el valor de la vida como el valor de la muerte. “Todo está bien” si recordamos volvernos hacia la persona que está junto a nosotros, con quien compartimos este sensible y privado momento de recuerdo, y los reconfortamos con el sentimiento genuino de “Todo está bien”.

Entonces sentiremos la unión, que es una bendición, y después de nuestras lágrimas y nuestro dolor, nuevamente vendrá la sonrisa, y hasta la risa y la felicidad; y levantaremos nuestras copas hacia nuestros seres amados y brindaremos por sus vidas.

miércoles, 19 de enero de 2011

OLVIDAR O PERDONAR


A menudo, cuando alguien se disculpa, la otra persona acepta las disculpas diciendo, «olvídalo».

Pero ¿tienen el mismo resultado olvidar y perdonar?

Ésta es una pregunta importante ya que el perdón se encuentra en el centro de una vida sana y feliz. El perdón protege las relaciones y también protege a la persona que perdona.

Recordemos la historia que el psiquiatra y escritor Robert Coles nos cuenta acerca de Ruby, la niña de color que fue integrada en una escuela elemental del sur de Estados Unidos.

Cada día, los alguaciles federales tenían que escoltar a Ruby entre una multitud que la escupía y la insultaba. La niña, que tenía cinco años, no parecía sufrir daños emocionales con aquella ordalía, un hecho que asombraba a Coles hasta que descubrió que Ruby rezaba cada día pidiendo a Dios que perdonara a sus agresores.

Pero ¿que es perdonar? ¿Es lo mismo que olvidar?

Olvidar se hace por interés o comodidad. Queremos estar libres de recuerdos molestos, por lo que intentamos olvidar hechos problemáticos. Olvidar es un método erróneo de conseguir paz de espíritu. Cuando se hace bien, es como la amnesia. Cuando olvidamos el pasado, podemos interaccionar, en el presente con las personas o las cosas del pasado que han creado un problema.

Lo que ocurre es que, lo que olvidamos, no necesariamente desaparece. Si entierras algo en el patio trasero, lo único que consigues es que no se vea. Las cosas que olvidamos quedan enterradas bajo el consciente, pero viven bajo la superficie y se manifiestan en nuestros sentimientos y actividades.

Aparecen en los sueños y en los dibujos que hacemos y siguen formando parte de nuestras vidas, tanto si somos conscientes de ello como si no lo somos. Es muchos mejor acordarse de acontecimientos problemáticos, sentir los efectos de la memoria y resolver la cuestión de una forma que lleve a la curación auténtica. Esto sólo ocurre cuando perdonamos.

El perdón conlleva dar amor. Es una manera de decir: «Voy a prescindir de tus malas acciones, no voy a amargarme y voy a seguir queriéndote de todos modos».

Cuando perdonamos, alcanzamos la paz de los dioses y nos volvemos dioses.

El perdón nos permite seguir amando y empezar la curación. Es cuando perdonamos que recibimos.

En su escritorio, Dios tiene tres placas. La primera placa dice: «Todo lo que tú olvidas yo lo recuerdo, y todo lo que tú recuerdas, yo lo olvido». ¿Por qué? Porque Dios sabe que olvidar significa que las heridas no se curarán. Se infectarán bajo la superficie y nos harán enfermar mental, física y espiritualmente. Ruby no habría podido protegerse olvidándose de la multitud que la amenazaba; lo único que podía protegerla era el perdón.

Cada vez que perdonamos, empezamos una vida nueva, libre del pasado y abierta al amor. Recuerda que el perdón no sólo tiene que darse en la relación con los demás sino también en la relación con uno mismo.

Estás aquí para servir, no para que te sirvan. Todos los sabios y profetas están de acuerdo en esto, estamos aquí para dar, no para obtener.

Por esto, intenta perdonar hoy a alguien.

Dedica un rato a recordar algo que hayas intentado olvidar, algo malo que te hayan hecho. Recuerda, piensa, siente, comprende y luego perdona. Esto requiere práctica pero de momento basta con dejar de olvidar y empezar a perdonar.
Dr. Bernie Siegel

Al hombre, junto con la apetencia de vivir, le domina el ansia, tan fuerte como aquella, del olvido.
Hermann Hesse

A perdonar sólo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen mucho.
Jacinto Benavente

Dios me perdonará, es su oficio.
Heinrich Heine

Enseñemos a perdonar; pero si enseñamos también a no ofender, sería más eficiente.
José Ingenieros

El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos veces bendito; bendice al que lo da y al que lo recibe.
William Shakespeare

El perdón es la única venganza aprobada por el Universo.
Silvia Schmidt

El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió.
Madre Teresa de Calcuta

El que es incapaz de perdonar es incapaz de amar.
Martin Luther King

La espiral de la violencia sólo la frena el milagro del perdón.
Juan Pablo II

Lo mejor que puedes dar a tu enemigo es el perdón; a un oponente, tolerancia; a un hijo, un buen ejemplo; a tu padre, deferencia; a tu madre, una conducta de la cual se enorgullezca; a ti mismo, respeto; a todos los hombres, caridad.
John Balfour

Los hombres que no perdonan a las mujeres sus pequeños defectos jamás disfrutarán de sus grandes virtudes.
Khalil Gibran

Nada envalentona tanto al pecador como el perdón.
William Shakespeare

Nada nos asemeja tanto a Dios como estar siempre dispuestos a perdonar.
San Juan Crisóstomo

No escatimes el perdón: es imposible caminar con tantas heriditas abiertas.
Zenaida Bacardí de Argamasilla

Perdón es una palabra que no es nada, pero que lleva dentro semillas de milagros.
Alejandro Casona

Perdona todas las viejas heridas y cicatriza con resinas de amor.
Zenaida Bacardí de Argamasilla

Perdonando demasiado al que yerra se comete una injusticia con el que no falla.
Baltasar Castiglione




sábado, 15 de enero de 2011

LA COMUNICACIÓN DE CORAZÓN A CORAZÓN


COMUNICAR CON EL CORAZÓN

En una junta de padres de familia de cierta escuela, la directora resaltaba el apoyo que los padres deben darle a los hijos. También pedía que se hicieran presentes el máximo de tiempo posible. Ella entendía que, aunque la mayoría de los padres y madres de aquella comunidad fueran trabajadores, deberían encontrar un poco de tiempo para dedicar y entender a los niños.


Sin embargo, la directora se sorprendió cuando uno de los padres se levantó y explicó, en forma humilde, que él no tenia tiempo de hablar con su hijo durante la semana. Cuando salía para trabajar era muy temprano y su hijo todavía estaba durmiendo. Cuando regresaba del trabajo era muy tarde y el niño ya no estaba despierto. Explicó, además, que tenía que trabajar de esa forma para proveer el sustento de la familia.

Dijo también que el no tener tiempo para su hijo lo angustiaba mucho e intentaba redimirse yendo a besarlo todas las noches cuando llegaba a su casa y, para que su hijo supiera de su presencia, él hacía un nudo en la punta de la sabana que lo cubría. Eso sucedía religiosamente todas las noches cuando iba a besarlo. Cuando el hijo despertaba y veía el nudo, sabía, a través de él, que su papá había estado allí y lo había besado. El nudo era el medio de comunicación entre ellos.

La directora se emocionó con aquella singular historia y se sorprendió aún más cuando constató que el hijo de ese padre era uno de los mejores alumnos de la escuela.

El hecho nos hace reflexionar sobre las muchas formas en que las personas pueden hacerse presentes y comunicarse entre sí. Aquel padre encontró su forma, que era simple pero eficiente. Y lo más importante es que su hijo percibía, a través del nudo afectivo, lo que su papá le estaba diciendo.

Algunas veces nos preocupamos tanto con la forma de decir las cosas que nos olvidamos de lo principal, que es la comunicación a través del sentimiento.

Simples detalles como un beso y un nudo en la punta de una sábana, significaban, para aquel hijo, muchísimo más que regalos o disculpas vacías.

Es válido que nos preocupemos por las personas, pero es más importante que ellas lo sepan, que puedan sentirlo.

Para que exista la comunicación es necesario que las personas "escuchen" el lenguaje de nuestro corazón, pues, en materia de afecto, los sentimientos siempre hablan más alto que las palabras. Es por ese motivo que un beso, revestido del más puro afecto, cura el dolor de cabeza, el raspón en la rodilla, el miedo a la oscuridad.

Las personas tal vez no entiendan el significado de muchas palabras, pero saben reconocer un gesto de amor. Aunque ese gesto sea solamente un nudo.

CUANDO MANIFIESTES TU AMOR.

Cuando manifiestas tu amor a un ser humano, la persona que lo percibe siente tanta satisfacción al recibirlo como tú al entregarlo. El amor que entregas, te une a la otra persona, y te enriquece al darlo, tanto como enriquece a la otra persona al recibirlo.

Amar a alguien es decirle, sin palabras, cuánto valoramos su existencia.

La forma de expresar tu amor: una sonrisa, un apretón de manos, una palabra positiva, una simple mirada llena de ternura. Le está diciendo a la otra persona que tú la consideras importante y, por tanto, merecedora de tu atención.

Si en algún momento de tu existencia has logrado que algún ser humano se sintiera amado, no sabes el bien que has hecho, porque la huella del amor que dejaste impresa en su alma jamás logrará ser borrada. Gracias a que tú amaste, algún ser humano en algún sitio, desarrolló para siempre un profundo deseo por vivir y luchar.

jueves, 13 de enero de 2011

CUANDO LOS HIJOS EMPRENDEN EL VUELO


Para algunos padres, el momento de la emancipación del último hijo que vivía en casa, es uno de los de mayor vulnerabilidad.

Cuando los hijos inician su vuelo propio para dejar el nido, surge uno de los momentos de mayor fragilidad, desde el punto de vista psicológico, para presentar un cuadro depresivo, y es cuando se plantea uno de los períodos más difíciles para aquellas mujeres que han construido su proyecto vital sobre la base de una familia regular.

Existe una época de la vida de algunas mujeres, fundamentalmente a partir de los 50 años, en que el alejamiento de los hijos al independizarse las hace reflexionar sobre su lugar propio en este mundo y sobre la validez de su aspiración vital.


Aunque este síndrome puede afectar por igual al padre y a la madre, suele repercutir especialmente en la madre, sobre todo si no ha trabajado fuera del hogar y el cuidado de sus hijos no era únicamente su papel central, sino el exclusivo.

Los resultados de esta situación, a menudo se producen en mujeres que no aprendieron a complacerse en sus vidas, porque pensaban, así se lo inculcaron sus padres, que su labor en el hogar era su misión fundamental, y no cuidaron de sí mismas o de buscar algunas compensaciones a tanto desvelo. Es lo mismo que puede ocurrir a aquellas personas que se dedican a cuidar a un enfermo (familiar, padre o hermano) durante toda su vida y que el día que éste se muere deja un vacío total en su existencia.

Las madres sienten el vacío del nido como un vacío en su identidad. Al no haber construido otros espacios de desarrollo personal, muchas mujeres carecerán de actividad y hasta se sentirán inútiles al no tener ya la responsabilidad de velar por los hijos. Por lo general, los hombres no sufrirán estos mismos efectos ya que el rol masculino está socialmente construido sobre otros pilares.

En el caso del padre, el riesgo se incrementa cuando coincide la emancipación de sus hijos con la jubilación laboral. Sucede, pues, esto con una razonable exclusividad en las personas que habían convertido su papel de padres y educadores en el factor fundamental de sus vidas, dejando a un lado otras funciones igualmente importantes.

Durante muchos años el rol fundamental de la mujer ha sido el de madre, y la relación con los hijos constituye una parte muy importante de su identidad femenina. Una persona que ha hecho de la formación de sus hijos el "leiv-motiv" de su vida corre el riesgo de morir de éxito cuando los hijos abandonan el hogar en busca de la independencia.


Este hecho, que en un principio debería ser vivido como un rotundo triunfo y, en algunos casos, como un tremendo alivio, pasa a dejar un vacío tanto físico como, sobre todo, motivacional en la vida de estas personas.

El mayor tiempo libre con el que cuentan en la nueva situación es vivido desde la anhedonia y la carencia de un papel sustitutivo inmediato para hacer que aparezcan sentimientos de inutilidad. A menudo, a estos se les añade el sentimiento de soledad, la percepción súbita del paso de los años y la obligatoriedad de recuperar un papel de pareja que probablemente no se ha trabajado durante muchos años.

Y, en definitiva, qué significa eso del Síndrome del nido vacío? Yo lo entiendo como una desadaptación, un mal afrontamiento de una situación social-actual, y que puede etiquetarse como un trastorno afectivo enmascarado, de características depresivas donde reinan los sentimientos de tristeza y de pérdida.

Las mujeres que lo padecen muchas veces no son conscientes de lo que les pasa, sino que acuden a la consulta del médico por dolencias físicas, aunque suelen delatarse con expresiones como: "la casa está vacía", "me falta algo", "hay un silencio deshabitual", etc. El ser consciente de la situación es ya un paso hacia la adopción de medidas correctoras que supongan el afrontamiento de la situación.

¿Qué pasa con esos crueles pichones, capaces de abandonar el nido que los alimentó y les dio cobijo? Por lo general son conscientes del sufrimiento que provoca su vuelo, pero c´est la vie… y aunque cada día se observa una mayor tendencia de las personas de llegar a la edad adulta y continuar dependiendo de la casa paterna, ellos trabajarán por una creciente independencia que les llevará a fundar su propio nido, es la vida.

Pese a todo hay madres a las que les cuesta afrontar la separación física y emocional de sus hijos, porque han vivido durante muchos años angustiadas por el temor del abandono y el rechazo de sus hijos si no cumplían con rigor bíblico el papel de abnegadas y perfectas madres. A este respecto sólo se puede aconsejar el comprender la inevitabilidad del proceso, lo mismo que la aceptación de los años y del cambio en el aspecto físico de la persona.

Aunque también hay madres que sí logran superar los efectos que este fenómeno familiar podría haber ocasionado. Son aquellas que viven esta situación de forma natural, sin trauma. Son madres capaces de trabajar en su crecimiento personal para poder contar con proyectos personales propio, sin esperar a que sus hijos cubran los vacíos afectivos que pueda tener, para no sentirse abandonadas ni rechazada.

En definitiva, se trata de madres que han aprendido que desde el principio hay que crecer con los hijos y saber adaptarse a sus distintas evoluciones, y que atribuyen a la situación otra significación (en vez de pérdida lo ven como un periodo de creciente libertad y posibilidad de autodesarrollo).

martes, 11 de enero de 2011

¿CUÁNDO HAY QUE DECIR ADIÓS?


Te han llamado al lecho de muerte de tu ser querido y no sabes qué decir. Pero sabes que tienes que decir algo. Él o ella han llegado al final de su vida y tiene solamente una cosa más por hacer: morir. Es algo que debe hacer solo.

Nadie tiene experiencia previa en morir. No hay medios, guías o recursos que elegir. Sin embargo, es algo que se tiene que hacer. Lo va a hacer ya sea mal o bien, valientemente o no, de manera resuelta o cobarde, pero lo hará.

Como todos, él o ella han sabido desde hace tiempo que tendrá que hacer esto. Ha pensado con frecuencia en ello. Ha rezado constantemente para tener valor, porque morir bien requiere de valor.

Tú estás sin habla. Sabes que hay algo por decir, y no estás seguro de qué es. Las enfermeras susurran: “qué bueno que haya venido”. Ellas han hecho su parte. Las enfermeras y los médicos saben que ahora debes hacer algo que ellos no pueden. Tienes que decir algo al ser querido que está muriendo.

¿Qué debes decir? Debes decir algo que el lenguaje no puede expresar, algo que no está dentro de los recursos del discurso común. Cualquier cosa que viene a la mente suena fácil e insuficiente, vacía y absurda. Piensas para ti mismo: “tal vez no tengo la capacidad. No puedo pensar en algo correcto porque no tengo experiencia en este tipo de situación”.

Terminarás diciendo algo como: “Estarás bien. Todo estará bien”. Entonces te sientes estúpido porque sabes que no estará bien, y también lo sabe él o ella. Él conoce que está muriendo, y de algún modo, es más valiente que tú mismo.

Pero no te reprocha por lo que has dicho. Tal vez, al final, no importa lo que digas, sino que tu mano estaba en la de ella cuando murió, y la calidez de tu voz se unió a su respiración cuando exhaló su último respiro. Quizás la luz de tus ojos se encontró con la de sus ojos cuando se fue hacia donde no hay nada que ver.

Una experiencia similar vivieron los personajes del filme Shadozvlands.
C. S. Lewis era un teólogo católico, decano de la universidad de Oxford. Era un pesado y típico solterón inglés, que pasaba sus días enseñando, leyendo y escribiendo teología. Vivía con su hermano, y juntos tenían un tipo de vida segura, regulada y aburrida. Hasta que conoció a Joy Gresham. Esta agradable mujer atravesó la insulsa existencia de Lewis y trajo un espíritu completamente nuevo a su vida. Nunca antes había sido tan abierto con alguien, o tan involucrado en la vida de alguien más.

Se amaban profundamente el uno al otro y planeaban casarse cuando Joy descubrió que estaba terminalmente enferma de cáncer. En una pausa de la enfermedad, contrajeron matrimonio, aunque la salud de ella comenzó otra vez a deteriorarse. Ella sabía que se estaba muriendo. Solamente el amor del uno por el otro la sostuvo y le dio la fuerza y voluntad para seguir luchando contra el cáncer. Hacia el final del filme, arrasada por el padecimiento, Joy le dice a Lewis: “Debes dejarme ir. Tienes que darme permiso para morir. Yo no puedo dejarte, no quiero dejarte, a menos que me digas que está bien que yo me vaya”.

Fue el momento más difícil de su vida. Pero en su amor por ella, él encontró el valor para decir la única cosa que una persona puede decirle a alguien que está muriendo, a una persona cuya muerte es inevitable. Le dijo: “Te amo. Si no puedes resistir, si estás demasiado cansada, si estás muy lastimada, si sientes demasiado dolor, puedes dejarte ir. Yo estaré bien. Mi vida se verá inexorablemente disminuida, pero seguiré hasta que sea mi momento de unirme a ti”.
¿Qué podemos aprender de esto?
Primero, que cuando eres llamado a un lecho de muerte, debes acudir. De otra manera, vives el resto de tu vida con certeza de que no estuviste ahí. Parte de ti sentirá culpa y otra parte sentirá alivio, pero vivirás el resto de tu vida con el conocimiento de no haberte encontrado ahí. Por lo que, si eres llamado, debes acudir.
Segundo, lo único que puedes hacer por un ser amado en el límite de su vida es extender una mano, ofrecer un beso, compartir un suspiro y decir algo que dé permiso a tu ser amado para liberarse.
Y tercero, que en realidad nadie muere realmente solo, porque algo más está ahí. Algunos dicen que es Dios y por eso, el salmo que la mayoría de la gente sabe de memoria, y que ha llegado a significar tanto para la generalidad es el que declara: “Aun cuando camino por el valle de la sombra de la muerte, no temeré a ningún mal, porque Tú estás conmigo… Y yo residiré en la casa del Señor hasta la eternidad”.

No sabría decir qué o quién hay al otro lado, pero sí que se acercan a buscar al que parte, y que los de acá los sentimos llegar y llevarse amorosamente a nuestro ser querido

domingo, 9 de enero de 2011

REFLEXIONES PARA EL FIN DE SEMANA..............INSUFICIENCIA DE PENSAMIENTO


Cuenta la historia, que había un maestro que solo hablaba en contadas ocasiones. A veces daba alguna explicación sucinta e impartía alguna enseñanza, era conocido como el maestro del silencio.

Hablaba en silencio, de corazón a corazón, trasmitía con su mirada las imágenes del pensamiento. Pero había un alumno que lo menospreciaba y trataba en todo momento de inmiscuirle en discusiones espirituales al maestro del silencio.

Era un alumno que necesitaba elaborarlo todo a través del pensamiento. Confiaba plenamente en la mera comprensión intelectual, quería entenderlo todo a través de la lógica. Un día con cierto descaro, dijo:

** Maestro te pregunto pero no me respondes, no me das respuestas al misterio de la vida, ni del ser o no-ser, ni de la muerte, ni del sufrimiento, no entiendo tu negativa a no dar respuesta a mis preguntas.

El maestro guardo silencio, todos los asistentes entraron en él animo apacible del maestro, al finalizar la reunión de trabajo, el maestro le pidió al joven intelectual que se quedara. Le entrego una aguja y le dijo:

** Quiero que coloques una gota de agua en la punta de esa aguja

-- ¡Imposible! Exclamo el alumno sorprendido.

** Más imposible es querer responder con el pensamiento a lo que siempre ha estado más allá del pensamiento. Cuélgate la aguja al cuello y, cuando te enredes en pensamientos metafísicos.


Recuerda:
"MAS IMPOSIBLE QUE COLOCAR UN AGOTA EN LA PUNTA DE UNA AGUJA, ES SOLO ENCONTRAR RESPUESTAS A TRAVÉS DEL INTELECTO".

El alumno se sintió avergonzado, pero el maestro lo tranquilizo

** No te sientas ridículo. Mi maestro me dio a mí esa aguja y yo la he llevado muchos años colgada en el pecho. Ahora es tuya.

El pensamiento correcto te puede llevar hasta un límite, pero para poder llegar a la comprensión de las cosas más allá, se debe desarrollar otro tipo de mente y otra forma de percepción.


viernes, 7 de enero de 2011

TÉCNICAS PARA VENCER EL MIEDO


SOBRE EL TEMOR

Si lográsemos arrancar de la tierra la inseguridad y el temor exagerado, duplicaríamos la salud y la felicidad del género humano.
Si la ira implica agresividad y tendencia a destruir un obstáculo (verdadero o supuesto) de la felicidad, pero que creemos superable, el temor se da cuando ese obstáculo se nos presenta como insuperable. Entonces, descartando la lucha, tratamos de huir o evitar ese peligro.

¿DE DÓNDE VIENE EL TEMOR?

Impresiones fuertes de terror o vivencias multiplicadas de temor, aunque sólo sean por conversación, o la imaginación nítida, o el cine, o la novela, van dejando, a manera de residuo o sedimentación en la subconsciencia, la tendencia a la inseguridad, el sentimiento de temor, y cuando este sentimiento encuentra a la mente desocupada, tiende a ocuparla con sus imágenes tenebrosas, provocando las alteraciones orgánicas de inhibición, temblor, contracción de los sanguíneos, palidez, respiración anhelante, rubor, palpitaciones, etc.

CÓMO CONTROLARLO

El temor es la emoción más difícil de controlar, porque con frecuencia no sabemos lo que tememos o porque tememos, como en la angustia y en las fobias o temores infundados. Su motivación suele ser inconsciente, o se transfirió de la causa real a alguna circunstancia concomitante; o reprimiendo inconsciente la reacción natural que heriría nuestro orgullo, le dimos salida en esos miedos simbólicos que reconocemos infundados, pero que no sabemos dominar.

DOMINAR EL TEMOR INCONSCIENTE

Para esos casos se impone una exploración más profunda del subconsciente, de los orígenes de la anormalidad y de las circunstancias que le precedieron o la acompañaron. Descubierto esto es más fácil superar ese temor.

VENCER EL TEMOR CONSCIENTE

1.- Ante todo hay que actuar. Pues si el temor tiende a inhibir nuestras actividades, no hay que secundarlo con la inacción, sino, al revés, vencer a través de la actuación.

2.- Concretarlo. El temor, cuanto más vago y confuso, más aflige. Contestemos por escrito y con detalle a estas preguntas: ¿Qué temo? ¿Y por qué? Al detallar el daño o peligro veremos con frecuencia que era insignificante. El miedo es n monstruo que vive en la caverna del subconsciente, envuelto en tinieblas; iluminemos la caverna, saquémosle de su oculta madriguera, mirémosle cara a cara y lo desharemos.

3.- Razonarlo. ¿Qué probabilidad hay de que esto suceda? ¿De mil veces una? ¿De cien mil, de un millón de veces, una? Nadie se debe preocupar cuando la probabilidad es tan pequeña que solo es posibilidad. Y si acontece, ¿será tan desastroso como temo? Siempre la imaginación sobrecarga con tintes negros nuestras emociones.

4.- Encararlo. Y suponiendo que esto suceda ¿qué? ¿No han pasado otros por trances semejantes y han podido vivir y ser felices? Y si he de morir ¿qué? ¿No podría entonces empezar a ser más feliz en la eternidad? Al imaginar lo peor que nos puede suceder y al aceptarlo, hallándole una solución humana o divina, venceremos el miedo exagerado.

5.- Evitar los incitantes o más bien las ideas de alarma que ellos suscitan en nosotros. Distraer de ellas nuestra atención, concentrándola en sensaciones conscientes o concentraciones voluntarias o, mejor, cuando el temor es exagerado e impuesto por la imaginación…

6.- Poner las ideas contrarias. “No hay peligro, la probabilidad de que esto es mínima. El mal que puede venir es insignificante o trae bienes mayores” Esto se facilita por la educación religiosa y los actos de confianza en Dios providentísimo.

7.- Poner el sentimiento contrario: de valor, de seguridad, de optimismo; por los mismos medios que nos trajeron temor, pero con signo contrario, es decir, por actos intensos de valor, por vivencias o recuerdos fuertes de seguridad, por palabras con el mismo tono. Un acto de heroísmo puede curar rápidamente a un tímido.

8.- Asociar vivencias personales de seguridad a las que nos suelen producir temor, imaginándonos dominando la situación y diciéndolo con tono seguro de la voz.

9.- Para la angustia muscular. Llamo así a un estado latente de inseguridad o angustia debido a una fuerte y prolongada tensión en los músculo intercostales. Estos impiden la conveniente dilatación del pecho, la que tenemos cuando estamos animados o seguros, y en cambio nos imponen la postura del tímido o deprimido. Para estos casos, de no aparecer causas psíquicas o emocionales del temor, tratemos de ablandar esos músculos cuanto antes con adecuado a ejercicios gimnásticos, con postura más correcta y con masaje.

10.- Poner la expresión contraria. De ojos no muy abiertos y fijos indican temor, sino más bien de mirada segura y blanda; de una voz más profunda y firme, apoyándola en el aire que sale y no en la garganta, y de una respiración más profunda y lenta.


REMEDIO PREVENTIVO

Ante todo no infundir tal sentimiento en los niños o jóvenes exagerándoles o recordándoles continuamente sus defectos. No infundirles ni por broma, temores de fantasmas, de muertos, de la oscuridad, de los animales, porque probablemente continuaran activos en lo inconsciente después, cuando sean mayores. Por el contrario hay que animarles y mostrarles sus posibilidades de progreso.


Si tienen fracasos o temores, ayudarles cuanto antes a superarlos, convencidos de que no deben desalentarse, sino aprovecharlos para aprender a levantarse y desarrollar mayor fortaleza.”

Fragmentos seleccionados del libro de Narciso Irala “Control cerebral y emocional”

miércoles, 5 de enero de 2011

TERAPIAS PARA EL DUELO


Hay montones de cosas que se pueden hacer para ayudar en el trabajo de duelo.


Y no es nuestra pretensión hablar sobre todas, porque ni las conocemos ni tenemos conocimientos en absoluto para hacerlo.

Obviamente están las terapias psiquiátricas y psicológicas individuales. Que no siempre son necesarias, porque el duelo no es una enfermedad. Pero hay especialistas en la materia que pueden ayudar. Y es verdad que durante los primeros meses es posible que necesitemos incluso ayuda de fármacos para calmar la ansiedad, mantener a raya una posible depresión o para poder conciliar el sueño.

Hay multitud de escuelas y tratamientos psicológicos y psiquiátricos. Es difícil decidirse por uno de ellos cuando pensamos que necesitamos ayuda. Como norma de sentido común, hay que buscar profesionales cualificados, y ayudarse también de los consejos de personas de confianza. Aunque también es verdad que luego cada doliente es un mundo, y lo que le ha ido bien a uno, puede ser de lo más incómodo para otro.

Las terapias de grupo, especialmente de grupos de duelo, son bastante eficaces. En la página sobre el duelo , en esta misma bitácora, hay información al respecto. Especialmente en el vídeo de CJ Bianchi que aparece al final.

Además de, o en lugar de ellas, según las circunstancias, también son de bastante ayuda los foros de duelo en internet. Que en el fondo son lo mismo, pero con participantes de todo el mundo, porque la Red permite comunicarnos de punta a punta del planeta.

Aquí podemos encontrarnos con alguna diferencia respecto a los grupos que se reúnen en un espacio físico real, y no virtual. Es posible que haya espacios de tiempo en que nadie conteste y el doliente se sienta solo. El hecho de que contesten personas que están pasando por el mismo drama es muy alentador. Pero la ausencia de un terapeuta que encauce las cosas puede notarse mucho. Porque un administrador del sistema no es un psicólogo o psiquiatra entrenado en ayudar.

Los foros pueden pasar por fases depresivas, o eufóricas. Pueden entrar trolls, spam y elementos distorsionantes, que a los novatos en internet les descorazonan mucho. También pueden perder el hilo y polemizar en lugar del objetivo que se habían propuesto. Esto dependerá mucho del tipo de foro, de las reglas y del cumplimiento que haga de ellas el administrador.

Guardando las debidas precauciones, y sabiendo que se encontrarán todo tipo de opiniones, cada uno podrá encontrar los foreros afines con los que se

sienta más identificado. Y eso también es curativo.

Después de un tiempo de leer y escribir, algunos foreros pueden llegar a hacerse amigos. Y conocerse personalmente, si están lo suficientemente cerca. O chatear por otras vías. Yo tuve una buena temporada en que me conectaba al Messenger cada noche y charlaba con cuatro o cinco amigas de


los dos lados del Atlántico.
Nos llegamos a reunir para hacer cursos que nos parecían interesantes, algún viajecillo, pasear o tomar un café. Una buena amiga se vino a España desde Argentina para conocer a sus “hermanas de alma”. Quedamos para charlar sobre libros, hacer prácticas de meditación o, simplemente, pornernos al día de nuestras vidas. Y todavía sigue así.

También es conveniente saber que, en fases cíclicas, los propios grupos o foros de duelo en lugar de ayudar pueden llegar a angustiar. No hay que sentirse culpables por eso. Sencillamente, hay que comentarlo a los compañeros con los que más nos relacionemos y participar o no según la necesidad que sintamos.

Con sencillez. Ya habrá tiempo más adelante de decidir qué hacer.

Nuestra humilde opinión en cuanto a terapias es la combinación de prácticas sencillas. Las cosas que hemos ido definiendo en las páginas de esta bitácora:

Buscar hobbies manuales y/o creativos que nos ayuden a recargar nuestra energía y a entretener las horas vacías, para que no se vuelvan horas negras y bajas.

Hacer una actividad física, para que el cuerpo no se entumezca y el cerebro pueda mejorar con las endorfinas que el deporte hace segregar.

Escribir, leer, ir saliendo poco a poco de casa. Llevar una rutina metódica de sueño, trabajo y comidas…

Buscar alguna práctica espiritual que nos consuele. Cada uno la suya.

Si a esto le sumamos el contacto con otros dolientes (física o virtualmente) con los que desahogarnos y compartir las penas, el apoyo de la familia y un sincero afán de recuperación, podremos ir asumiendo nuestra pérdida y reiniciando una nueva vida.


Nueva para siempre, porque nos falta una persona imposible de recuperar en esta tierra.

domingo, 2 de enero de 2011

UNA VIDA CONSCIENTE


Considero que hay tres errores comunes que la gente parece cometer acerca del tiempo.

El primero es vivir en el pasado. Todos conocemos personas que van por la vida volviéndose hacia atrás, que gastan sus fuerzas lamentándose acerca de “los buenos viejos tiempos” o de “la manera en la que eran las cosas” (que siempre se perciben como mejores que ahora). Ellos cargan con el peso del recuerdo, sin placer.

Están eternamente conscientes de la culpa, de asuntos sin terminar, sueños incumplidos. Viven su vida entera mirando hacia atrás, por sobre su hombro, enfrascados en los “si hubiera” o “podría haber sido”. La suya es una existencia deprimente. Tienen una visión obstruida de la vida.

El segundo error es vivir solamente en el futuro. Estas son personas a quienes no les importa el pasado y son incapaces de disfrutar el presente. Tienen miedo. Están ansiosos. Son miopes.

Están consumidos por el mañana. Son personas que hacen lo imposible por guardar para el mañana e incluso se privan, por si las dudas, para el mañana.


Siempre están esperando el momento correcto, la oportunidad perfecta: cuando las cosas estén arregladas, los hijos hayan crecido, el trabajo baje de ritmo, el tiempo de madurez llegue. Y para ellos nunca llega la oportunidad adecuada.

Por supuesto que es prudente y necesario planear a futuro. Pero, ¿qué es la vida sin algún placer o sin perspectiva? ¿Qué es la vida sin alguna diversión mínima en el aquí y ahora? No debemos vivir con temor y no podemos vivir en la fantasía. No hay satisfacción en planes que nunca alcanzan su fructificación.

El tercer error que la gente comete con frecuencia es vivir solamente en el presente. “Come, bebe y sé feliz” es su filosofía. “Diviértete”, “disfrútalo”, “sólo se vive una vez”. Estos son los gritos del ahora, los hedonistas, los materialistas, los que buscan emociones que satisfaga el placer momentáneo. Están tentados por un alud de satisfactores y todo lo tienen demasiado fácil.


No ven hacia atrás ni hacia adelante, sino solamente ven por sí mismos. Tienen vista pero no visión.

Esta filosofía es muy tonta y no tiene sentido alguno. Tales personas son criminales insensibles; roban del pasado, se ocultan del futuro, se encierran a sí mismos en una prisión que es unidimensional y en una vida que es vacía y sosa.

El hecho es que mientras nuestra mente divide el tiempo en tres categorías: pasado, presente, futuro, lo cierto es que dichas divisiones son ilusorias. No existen realmente. El tiempo es un continuo sin costuras. El pasado, presente y futuro son inseparables.

En cierto sentido, son simultáneos y uno solo. Cada momento del presente rápidamente se vuelve pasado. Cada momento del futuro se mezcla con el presente. Cada momento es una combinación de experiencia y esperanza, vida y expectativas y recuerdos y preparación; es una mezcla de lo que fue, lo que es, y lo que será.

Creemos que el pasado está detrás de nosotros, pero no es así. Está muy bien con nosotros, vivo, es parte de todo lo que hacemos. Somos un compuesto de todo lo que fue.

Pensamos que el futuro está de frente pero realmente está aquí y ahora. Los errores que cometeremos mañana nos perseguirán por años y nuestros logros nos proporcionarán un orgullo interminable.

La dirección que demos ahora a nuestros hijos se reflejará en la manera en la que ellos traten a sus hijos, y cómo nos tratarán mañana, y más allá. El futuro no está distante en absoluto. Está simplemente a un momento de distancia.

La vida está en constante flujo. No podemos separar el tiempo más de lo que podemos remover una ola del océano o jalar una nube del cielo. Y según lo afirma la ciencia, somos criaturas finitas que morirán algún día.

No podemos salvar el pasado, solamente saborearlo, aprender de él y revertir sus puntos.

No debemos vaciar el presente, sino tan solo sostenerlo y utilizar sus oportunidades.

No debemos vivir solamente para el futuro, sino más bien aspirar a él y prepararnos responsablemente.

Todo lo demás es inútil y está incompleto