PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

sábado, 22 de enero de 2011

TODO ESTÁ BIEN (APRENDIENDO A DECIR ADIÓS)


Resulta fascinante la manera en la que el idioma nos influye. Si le dicen a alguien: “confía en mí”, la respuesta puede ser sumamente interesante.

Hay ciertos sentimientos básicos que fluyen por debajo de las palabras que usamos, y los pensamientos que expresamos. Comento esto con el propósito de enfatizar la importancia del idioma al tratar con los recuerdos.

Como muchos, fui educado para creer en palabras tales como: “no te preocupes” o “todo se solucionará”. Recuerdo muy bien tantas desilusiones en la vida, o momentos de ansiedad cuando mi adorada madre, me abrazaba y decía: “no te preocupes, todo está bien”.

En cualquier ocasión, ante cualquier dificultad, siempre estaba el consuelo de saber que en mi memoria, esa bella mujer me diría: “todo está bien”. Por lo tanto, llegaba a ese momento de especial sensibilidad, con una afirmación muy positiva, bajo la cual fui educado (“todo está bien”). Qué curioso es que el idioma resulte tan reconfortante, porque hay cierto sentido de seguridad en que las palabras realmente expresen los sentimientos interiores. “Todo está bien”, significa “sé que regresarás, y hasta entonces, nos esperaremos el uno al otro”.

Recuerdo con un sentimiento especial nuestro último momento. Ella sostuvo mi mano junto a sus labios, y con suave sensibilidad, me dijo: “no te preocupes, todo está bien”.

Les cuento esto, consciente del hecho de que lo que he compartido con ustedes es una forma de terapia de grupo, porque sé que el proceso de tratar con la muerte y el morir es justamente eso: un grupo diciéndonos unos a los otros cómo nos sentimos, enviando el significado de una experiencia personal, que, esperamos, reforzará los sentimientos de otros.

“Si la vida tiene sentido y el amor es fuerte, y si hay cariño y sensibilidad, y risas, y lágrimas, y respeto, entonces, todo está bien”. “Todo está bien”, solamente si permitimos que el lenguaje y las experiencias que compartimos con nuestros seres amados nos otorguen la fuerza durante sus vidas, para que el futuro sea seguro. “Todo está bien” si vivimos cada día con ese abundante amor y cariño, que acepta el valor de la vida como el valor de la muerte. “Todo está bien” si recordamos volvernos hacia la persona que está junto a nosotros, con quien compartimos este sensible y privado momento de recuerdo, y los reconfortamos con el sentimiento genuino de “Todo está bien”.

Entonces sentiremos la unión, que es una bendición, y después de nuestras lágrimas y nuestro dolor, nuevamente vendrá la sonrisa, y hasta la risa y la felicidad; y levantaremos nuestras copas hacia nuestros seres amados y brindaremos por sus vidas.

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