PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE
¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

miércoles, 29 de febrero de 2012

UNO CRECE




UNO CRECE
IMPOSIBLE ATRAVESAR LA VIDA...
SIN QUE UN TRABAJO SALGA MAL HECHO,
SIN QUE UNA AMISTAD CAUSE DECEPCIÓN,
SIN PADECER ALGÚN QUEBRANTO DE SALUD,
SIN QUE UN AMOR NOS ABANDONE,
SIN QUE NADIE DE LA FAMILIA FALLEZCA,
SIN EQUIVOCARSE EN UN NEGOCIO.
ESE ES EL COSTO DE VIVIR.
SIN EMBARGO LO IMPORTANTE NO ES LO QUE SUCEDA,
SI NO, CÓMO SE REACCIONA.
SI TE PONES A COLECCIONAR HERIDAS ETERNAMENTE SANGRANTES,
VIVIRÁS COMO UN PÁJARO HERIDO INCAPAZ DE VOLVER A VOLAR.
UNO CRECE...
UNO CRECE CUANDO NO HAY VACÍO DE ESPERANZA,
NI DEBILITAMIENTO DE VOLUNTAD,
NI PÉRDIDA DE FE.
UNO CRECE CUANDO ACEPTA LA REALIDAD Y TIENE
APLOMO DE VIVIRLA.
CUANDO ACEPTA SU DESTINO,
PERO TIENE LA VOLUNTAD DE TRABAJAR PARA CAMBIARLO.
UNO CRECE ASIMILANDO LO QUE DEJA POR DETRÁS, CONSTRUYENDO LO QUE TIENE POR DELANTE Y PROYECTANDO LO QUE PUEDE SER EL PORVENIR.
CRECE CUANDO SUPERA, SE VALORA Y SABE DAR FRUTOS.
UNO CRECE CUANDO ABRE CAMINO DEJANDO HUELLAS,
ASIMILA EXPERIENCIAS...
¡Y SIEMBRA RAÍCES!

UNO CRECE CUANDO SE IMPONE METAS,
SIN IMPORTARLE COMENTARIOS NEGATIVOS, NI PREJUICIOS,
CUANDO DA EJEMPLOS
SIN IMPORTARLE BURLAS, NI DESDENES,
CUANDO CUMPLE CON SU LABOR.
UNO CRECE CUANDO
SE ES FUERTE POR CARÁCTER,
SOSTENIDO POR FORMACIÓN,
SENSIBLE POR TEMPERAMENTO...
¡Y HUMANO POR NACIMIENTO!
UNO CRECE CUANDO
ENFRENTA EL INVIERNO AUNQUE PIERDA LAS HOJAS,
RECOGE FLORES AUNQUE TENGAN ESPINAS Y
MARCA CAMINO AUNQUE SE LEVANTE EL POLVO.
UNO CRECE CUANDO
SE ES CAPAZ DE AFIANZARSE CON
RESIDUOS DE ILUSIONES,
CAPAZ DE PERFUMARSE CON RESIDUOS DE FLORES...
¡Y DE ENCENDERSE CON RESIDUOS DE AMOR!
UNO CRECE AYUDANDO A SUS SEMEJANTES,
CONOCIÉNDOSE A SÍ MISMO Y
DÁNDOLE A LA VIDA MÁS DE LO QUE RECIBE.
UNO CRECE CUANDO SE PLANTA PARA NO RETROCEDER...
CUANDO SE DEFIENDE COMO ÁGUILA PARA NO DEJAR DE VOLAR...
CUANDO SE CLAVA COMO ANCLA Y SE ILUMINA COMO ESTRELLA.
ENTONCES...
UNO CRECE

UN DESEO NO CAMBIA LA VIDA…UNA DECISIÓN LO CAMBIA TODO.
DECIDIR VIVIR ES LA DECISIÓN MÁS IMPORTANTE DE TODO SER HUMANO

martes, 28 de febrero de 2012

PRINCIPIOS Y PROCEDIMIENTOS DEL ASESORAMIENTO PSICOLÓGICO A QUIENES HAN SUFRIDO LA PÉRDIDA DE UN SER QUERIDO

1. PRINCIPIO UNO: AYUDAR AL SUPERVIVIENTE A HACER REAL LA PÉRDIDA
Cuando alguien pierde a un ser importante, aunque la muerte sea esperada, siempre hay una cierta. Sensación de irrealidad, de que no ocurrió realmente. Además, la primera tarea es llegar a tener una conciencia más clara de que la pérdida ha ocurrido de verdad: la persona está muerta y no volverá.
Los supervivientes deben aceptar esta realidad para poder afrontar el impacto emocional de la pérdida. El asesor puede fomentar en los supervivientes el hablar de la pérdida mediante preguntas: “¿dónde se produjo la muerte? ¿Cómo ocurrió? ¿Quién te lo dijo a ti? ¿Dónde estabas cuando te enteraste? ¿Cómo fue el funeral? ¿Qué se dijo en el servicio religioso?” todas estas preguntas se enlazan para ayudar a la persona a que hable, específicamente, de las circunstancias que rodearon a la muerte.
Mucha gente necesita repasarlo una y otra vez en su mente, revisar los acontecimientos de que ha ocurrido. Para esto se puede necesitar algún tiempo. Shakespeare en Macbeth aconsejó: “transmite palabras de dolor; el dolor que no habla cierra el corazón sobreexcitado y le hace romperse”.
Visitar el cementerio o el lugar en el que reposan o están esparcidos los restos, también puede hacer que se dé cuenta de la realidad de la pérdida. Explorar con los clientes si visitan alguna vez la tumba y qué supone eso para ellos. Si no la visitan, preguntar cuál es su fantasía respecto a ir. Las visitas al cementerio tienen sus raíces en las expectativas y prácticas culturales y pueden dar también alguna pista respecto a cómo está elaborando la persona la tarea I. A algunas personas hay que animarlas a visitar la tumba como parte del trabajo del duelo. Esto se puede hacer con amabilidad, de una manera sensible, y teniendo cuidado con el momento en que se hace la sugerencia.
El asesor puede escuchar con paciencia y puede continuar animando a la persona a hablar. Puede incluir hablar de recuerdos del fallecido, tanto actuales como pasados.

2. PRINCIPIO DOS: AYUDAR AL SUPERVIVIENTE A IDENTIFICAR Y EXPRESAR SENTIMIENTOS
Debido a su dolor y su disgusto, puede que el superviviente no reconozca muchos de sus sentimientos, o puede que no los sienta en el grado necesario. Algunos de los sentimientos más problemáticos son el enfado, la culpa, la ansiedad y la impotencia.

ENFADO: cuando alguien a quien se quiere muere es muy normal sentirse enfadado. Probablemente el enfado proviene de dos fuentes. Una la frustración, y una sensación de impotencia regresiva. Es cierto que muchas personas lo experimentan pero no siempre lo asocian con el fallecido. Este enfado es real y debe ir a algún lugar, de manera que si no se dirige hacia el fallecido, que es el objetivo real, se puede desviar a otras personas como el médico, el personal hospitalario, el director de la funeraria, el clero o un miembro de la familia. Si el enfado no se dirige hacia el fallecido ni se desplaza hacia alguna persona, se puede volver hacia uno mismo (dirigirse hacia dentro y experimentarse como depresión, culpa, o disminución de autoestima). En casos extremos una conducta suicida, ya sea en pensamiento o en accion. El asesor psicológico que trabaje en situaciones de duelo y sea competente, investigará siempre la ideación suicida. Una pregunta simple como “¿has sido tan malo que has pensado en autolesionarte?” es más probable que tenga resultados positivos que que mueva a alguien a emprender una acción autodestructiva.
Los pensamientos suicidas no siempre representan un enfado dirigido hacia uno mismo, también pueden provenir del deseo de reunirse con el fallecido. Alguno de los sentimientos de enfado son consecuencia del dolor tan intenso que se experimenta en esos momentos, y el asesor puede ayudar al cliente a contactar con ellos. Sin embargo, la mayoría de las veces no es útil tratar el tema del enfado directamente. Una técnica indirecta que a mí me ha resultado beneficiosa es la expresión moderada “echar de menos”.
A veces pregunto al superviviente “¿qué echas de menos en él?” y la persona responde con una lista que muchas veces le produce tristeza y lágrimas. Un poco después le pregunto: “¿qué es lo que no echas de menos de él?”. Normalmente hay una pausa y una mirada de espanto y la persona dice algo como “bien, nunca lo había pensado de esta manera, pero ahora que lo menciona no echo de menos que dejara la ropa en el suelo, que no viniera a cenar a la hora” y muchas otras. Entonces empieza a reconocer algunos de los sentimientos más negativos. Es importante no dejar a los clientes con dichos sentimientos sino que hay que ayudarlos a equilibrar los sentimientos positivos y los negativos. Es importante no dejar a los clientes con dichos sentimientos positivos y los negativos, para que vean que los unos no excluyen a los otros y viceversa. Aquí el terapeuta juegaa un papel activo. En algunos casos todo lo que la persona tiene son sentimientos negativos y es importante ayudarla a entrar en contacto con los positivos que seguro existen, aunque sean pocos en número.
Recordar sólo lo negativo puede ser una manera de evitar la tristeza que se experimenta cuando se admite que una pérdida es significativa. Admitir los sentimientos positivos es una parte adecuada y sana. Aquí el problema no es la represión de un sentimiento disfórico como el enfado, sino la represión de los sentimientos de afecto.

CULPA: Existen varias cosas que pueden producir sentimientos de culpa después de una pérdida. Por ejemplo, por no haber ofrecido al fallecido una atención médica mejor, porque no deberían haber permitido que le operaran, por no haber consultado al médico antes o por no haber elegido el hospital correcto. Los padres cuyo hijo muere son muy vulnerables a estos sentimientos, que se centran en el hecho de que no pudieron evitar que el hijo dejara de sufrir o que muriera. Algunos se sienten culpables por no experimentar la cantidad de tristeza que consideran apropiada. Este sentimiento es, en su mayor parte, irracional y se centra en las circunstancias de la muerte. El asesor puede ayudar aquí porque la culpa irracional se rinde ante la confrontación con la realidad. Si alguien dice: “no hice suficiente”, yo pregunto: “¿qué hiciste?” y ellos reponden “hice tal” entonces digo “¿qué mas hiciste?”. “bueno, hice esto”, “¿qué mas?” “bueno hice aquello”. Entonces se le ocurren más cosas y dicen “hice esto y esto y esto”. Después de un tiempo llegan a la conclusión: “quizá hice todo lo que pude en esas circunstancias”. Sin embargo, existe una culpabilidad real y ésta es más difícil de trabajar. En algunas ocasiones he usado técnicas de psicodrama en terapia de grupo para ayudar a la persona a superar este tipo de culpa.

Ansiedad e impotencia. Las personas que sobreviven a una muerte se sienten muy ansiosas y con miedo.
Gran parte de esta ansiedad proviene de la impotencia de pensar que no pueden continuar y sobrevivir solos. Ésta es una experiencia regresiva que mejora con el tiempo, cuando se dan cuenta de que, aunque es difícil, se las pueden arreglar solos. El papel del asesor es ayudarles a reconocer, mediante la reestructuración cognitiva, las estrategias que usaban para funcionar solo antes de la pérdida, y esto les ayuda a dar a estos sentimientos algún tipo de perspectiva. Una segunda fuente de ansiedad proviene de la conciencia cada vez mayor de la muerte personal. Esto es algo que todos tenemos y que permanece en el fondo de nuestra conciencia. De vez en cuando se vuelve más real. Para la mayoría de nosotros, la conciencia de nuestra propia muerte existe a un nivel muy bajo. Sin embargo, con la pérdida de un ser significativo, ya sea un amigo íntimo o un miembro de la familia, esta conciencia aumenta y produce una ansiedad existencial. El asesor puede tomar varias direcciones, dependiendo del cliente. Para algunos es mejor no tratar esta cuestión directamente sino dejarla pasar y suponer que se mitigará y se desvanecerá con el paso del tiempo. Con otros es útil tratar esta cuestión directamente y conseguir que hablen de sus miedos y aprensiones. Hablar de esto con el asesor puede ayudar a los clientes a sentir alivio al desahogarse de sus preocupaciones y explorar otras opciones. En cualquier caso, el asesor debería usar su mejor juicio para decidir qué elección es la más apropiada.

TRISTEZA. Existen algunas ocasiones en las que el asesor debería estimular la tristeza y el llanto. Es frecuente que la personas se nieguen a llorar delante de los amigos por miedo a abusar de su amistad o a perderla y sufrir así otra pérdida. Llorar en una situación social se puede suprimir para evitar la crítica de los otros. Algunas personas temen que llorar abiertamente no parezca digno o que incomode a los demás. Llorar sólo puede ser útil, pero no suele ser tan eficaz como llorar con alguien y recibir su apoyo. Sin embargo, simplemente llorar no es, suficiente. Se necesita ayuda para identificar el significado de las lágrimas y este significado cambiará... a medida que se avanza en la elaboración del duelo. Es importante que el asesor no esté satisfecho con la simple expresión de emociones. Es esencial centrarse, la tristeza debe ir acompañada de la conciencia de lo que se ha perdido; el enfado se ha de dirigir de manera apropiada y eficaz; se ha de evaluar y resolver la culpa; se ha de identificar y manejar la ansiedad. Si el asesor no tiene estos objetivos no es eficaz, a pesar de la cantidad de sentimientos que se estén evocando. Las personas en duelo han de alcanzar cierto equilibrio que les permita experimentar dolor, sensación de pérdida, soledad miedo, enfado, culpa y tristeza; dejar entrar la angustia y dejar salir las expresiones de dicha angustia; saber y sentir en el fondo de su alma lo que les ha ocurrido; y sin embargo, hacerlo en dosis, para que dichos sentimientos no les desborden.

3. PRINCIPIO TRES: AYUDAR A VIVIR SIN EL FALLECIDO
Este principio implica ayudar a las personas a adaptarse a una pérdida y facilitar su capacidad para vivir sin el fallecido y para tomar decisiones de manera independiente. Para lograrlo, el asesor puede usar unenfoque de solución de problemas, es decir, cuáles son los problemas que ha de afrontar el superviviente y cómo se pueden resolver. El fallecido desempeñaba diversos roles. Un rol importante en las familias es el de toma de decisiones, y a veces esto causa problemas después de la muerte de un cónyuge. El asesor le puede ayudar a que aprenda habilidades de afrontamiento y de toma de decisiones para poder asumir el papel que antes desempeñaba su marido y reducir así su malestar emocional.
Otro aspecto importante a tratar cuando se trabaja con la pérdida de un cónyuge es la pérdida de la pareja sexual. Es importante ser capaz de comentar los sentimientos sexuales que surgen, incluida la necesidad de ser tocado/a y abrazado/a. El asesor puede sugerir diferentes maneras de tratar estas necesidades según la personalidad y sistema de valores del cliente.
Como principio general, a la persona que ha sufrido una pérdida reciente se le debería recomendar que no tomara decisiones que produzcan cambios importantes en su vida, como vender propiedades, cambiar de trabajo o de carrera o adoptar hijos, inmediatamente después de la muerte. Es difícil tener un buen juicio en la fase aguda del duelo, en la que existe un riesgo elevado de reaccionar de manera desadaptada. Es mejor elaborar el duelo donde las cosas sean familiares.
Al disuadir a las personas en duelo de que tomen decisiones que produzcan cambios importantes en su vida de que tomen decisiones que produzcan cambios importantes en su vida de manera precipitada hay que tener cuidado de no provocar una sensación de impotencia. Por el contrario, hay que decirles que serán capaces de tomar decisiones y de llevar a cabo acciones cuando estén preparados pero que no lo hagan simplemente para reducir el dolor.

4. PRINCIPIO CUATRO: FACILITAR LA RECOLOCACIÓN EMOCIONAL DEL FALLECIDO
Al facilitar la recolocación emocional, el asesor puede ayudar a los supervivientes a encontrar un lugar nuevo en su vida para el ser querido que han perdido, lo cual les permitirá seguir adelante con su vida y establecer nuevas relaciones. Recordar es una manera de despojarse de la energía emocional relacionada con el fallecido. A algunas personas no hay que animarlas pero a otras sí, sobre todo a los que han perdido al cónyuge. Algunos vacilan a la hora de establecer relaciones nuevas porque creen que esto deshonrará la memoria del difunto. Otros dudan porque sienten que nadie podrá ocupar el lugar de la persona que han perdido. Hasta cierto punto esto es cierto, pero el asesor puede ayudarles a darse cuenta de que, aunque nunca podrán reemplazarla, no hay nada de malo en intentar llenar el vacío con una nueva relación.
También existen aquellos que, en vez de vacilar, se lanzan rápidamente a nuevas relaciones, y el asesor les puede ayudar a interpretar hasta qué punto es esto apropiado. Si uno se precipita en reemplazar rápidamente al fallecido, se puede sentir bien durante un tiempo, pero esto le impide experimentar la intensidad y la profundidad de la pérdida. Esta intensidad se ha de experimentar antes de acabar el duelo. Además, para que la relación funcione a la nueva persona se le ha de reconocer y apreciar por si misma.

5. PRINCIPIO CINCO: DAR TIEMPO PARA ELABORAR EL DUELO
La elaboración del duelo requiere tiempo. Algunos miembros de la familia pueden impacientarse por superar la pérdida y el dolor, y por volver a una rutina normal y eso puede suponer un obstáculo.
Se necesita tiempo para acomodarse a la pérdida y a todas sus ramificaciones. El asesor puede ayudar a la familia a entender esto, algo que puede parecer obvio pero que sorprendentemente no siempre lo es para los miembros de la familia.
Ciertos momentos son particularmente difíciles. Los asesores deben tener claros estos períodos críticos y contactar con la persona si no hay contacto regular. Entre los períodos críticos están el tercer mes y el primer aniversario de la muerte.
Para muchos, las vacaciones son lo más duro. Una intervención eficaz es ayudar al cliente a anticiparlas y prepararse por adelantado.
La frecuencia con que se contacta con el superviviente depende de la relación que se tiene con él y del contrato del asesoramiento, ya sea éste formal o informal. La elaboración del duelo lleva tiempo y el asesor ha de tener en cuenta que la intervención se puede alargar durante algún tiempo en caso de necesidad, aunque los contactos reales puede que no sean frecuentes.

6. PRINCIPIO SEIS: INTERPRETAR LA CONDUCTA “NORMAL”
La comprensión e interpretación de las conductas normales en un duelo. Después de una pérdida significativa muchas personas tienen la sensación de que se están volviendo locas. Esto se puede intensificar cuando se distraen y experimentan cosas que normalmente no forman parte de su vida. Si el asesor tiene una idea clara de lo que es una conducta normal, puede tranquilizar a la persona y decirle que estas experiencias nuevas son normales. Es raro que alguien se descompense y se convierta en psicóticos previos o cuando hay un diagnóstico de trastorno de personalidad borderline.
Sin embargo, es bastante normal sentir que uno se está volviendo loco, sobre todo en las personas que han sufrido una pérdida importante anterior. Y sin un asesor sabe que, por ejemplo, las alucinaciones, la sensación intensa de aturdimiento, o la preocupación por el fallecido son conductas normales, puede tranquilizar bastante a la persona.

7. PRINCIPIO SIETE: PERMITIR LAS DIFERENCIAS INDIVIDUALES
Existe un amplio rango de respuestas conductuales en el duelo. De la misma manera que es importante no esperar que todas las personas que están muriendo lo hagan de manera similar, también es importante no esperar que todas elaboren el duelo de la misma manera. Sin embargo, esto es difícil de entender para las familias. Se sienten incómodos cuando un miembro se desvía de la conducta del resto, o el mismo miembro que experimenta algo diferente está intranquilo respecto a su propio conducta.

8. PRINCIPIO OCHO: DAR APOYO CONTINUADO
A diferencia de la terapia, que se centra más en un período de tiempo específico, en el asesoramiento los profesionales han de estar disponibles para el superviviente y la familia a lo largo de los períodos más críticos, al menos durante el primer año. El papel del asesor aquí es dar esperanza y una perspectiva amplia. Una buena manera de ofrecer apoyo continuado es a través de la participación en grupos.

9. PRINCIPIO NUEVE: EXAMINAR DEFENSAS Y ESTILOS DE AFRONTAMIENTO
Implica ayudar a los clientes a examinar sus defensas y sus estilos de afrontamiento porque se intensificarán después de una pérdida significativa. Cuando se ha establecido un vínculo de confianza entre el cliente y el asesor, es más fácil que los clientes acepten comentar aspectos de su comportamiento presagian una conducta competente y otros no. Por ejemplo, una persona que afronta las situaciones usando un exceso de alcohol o drogas es probable que no se esté ajustando de manera eficaz a la pérdida.
El asesor ha de estar alerta e investigar sobre el uso y/o abuso de drogas o alcohol. El abuso de estas sustancias puede intensificar la experiencia de dolor y depresión y perjudicar el proceso de duelo. Si existe o se sospecha que hay un problema, el asesor haría bien en seguir un tratamiento activo que incluyera recurrir a grupos como Alcohólicos Anónimos o Narcóticos Anónimos.
Alguien que evita ver fotos del fallecido o tener algo a la vista que se lo recuerde puede tener un estilo de afrontamiento poco sano. El asesor puede subrayar estos estilos de afrontamiento y ayudar al cliente a valorar su eficacia. Luego pueden explorar juntos otras avenidas de afrontamiento posibles, más eficaces para reducir el malestar y resolver problemas.

10. PRINCIPIO DIEZ: IDENTIFICAR PATOLOGÍAS Y DERIVAR
Un asesor que trabaja en situaciones de duelo es capaz de identificar la existencia de patologías desencadenadas por la pérdida y el duelo posterior y, en tal caso, de hacer una derivación profesional.
Algunos tópicos que todavía dispensan los amigos bienintencionados y de vez en cuando algún asesor no son útiles. Muchas de las mujeres en los estudios dicen “cuando alquien se me acerca y me dice: sé como te sientes, siento ganas de chillar y gritarles: tú no sabes cómo me siento, no es posible que lo sepas, tú nunca has perdido a un marido”. Comentarios como “sé muchacho valiente, la vida es para los vivos, esto acabará pronto, resistirás bien, estará superado en un año, estarás bien, al mal tiempo buena cara” generalmente no son nada útiles. Incluso “lo siento” puede ser un comentario que cierre cualquier comentario posterior. Y existen aquellos que intentando que alguien se sienta mejor, empiezan a soltar una retahíla sobre las pérdidas y tragedias que han tenido en su propia vida, quizá sin darse cuenta de que comparar tragedias no es un procedimiento útil. Las personas con dolor nos hacen sentir impotentes. Esta impotencia se puede reconocer con una simple afirmación como “no sé qué decirte”.

lunes, 27 de febrero de 2012

DUELO Y UN POCO DE ESPERANZA

EL DUELO ES UNA DE LAS EXPERIENCIAS DE LA VIDA QUE MÁS NOS MARCAN A LOS SERES HUMANOS. ES EL PRECIO QUE PAGAMOS POR AMAR. NO SE PUEDE AMAR SIN PERDER (O SER PERDIDO) Y LA PÉRDIDA DE NUESTROS SERES QUERIDOS NOS DESGARRA EL ALMA. NOS DEJA, POR UN LADO DOLIDOS, Y POR OTRO, ATAREADOS; ES DECIR, CON TAREAS, EL TRABAJO DEL DUELO. TENEMOS OBLIGADAMENTE QUE ZURCIR LOS ROTOS QUE EXPERIMENTAMOS EN LO MÁS ÍNTIMO DE NUESTRO SER.

Por más que desde que nacemos empezamos a perder, la muerte de un ser querido constituye una experiencia tan honda, que reclama las verdades últimas de la vida. La muerte se convierte en provocadora de interrogantes sin respuesta, en la puerta abierta hacia el misterio de la vida.

Los seres humanos fácilmente vivimos como con los ojos cerrados ante la realidad de nuestro límite y el de las personas a las que queremos. Ciertamente, si supiéramos que nuestro día de hoy es el último que tenemos para compartir con otra persona, lo viviríamos de otra manera. Pero no podemos adivinar cuál es nuestro futuro ni el de los nuestros. Quizás ahí reside una de las incógnitas más duras de la vida.

Cuando la muerte de un ser querido se produce de manera inesperada, cuando quien fallece es un hijo, o cuando el modo de morir no es la enfermedad que anuncia la limitación (suicidio, catástrofes, violencia, etc.), el duelo es más difícil de elaborar. Nuestro corazón se experimenta más violentamente alterado y sacudido, reclamando toda la atención para sobrevivir.

Es normal sentir no sólo tristeza, sino mucho más abatimiento: desesperanza. De ahí la relevancia de intentar salir adelante, de luchar contra los alborotos anímicos producidos en el duelo, de buscar un camino saludable hacia una vida algo esperanzada, a pesar de nuestra vulnerabilidad y limitación.

Se puede vivir el duelo humanamente, humanizadamente, con sabor a camino, con sabor a preguntas compartidas, a búsqueda de sentido, a sentimientos ventilados, a reconstrucción del mundo personal y relacional. Eso es vivir, y ése el sabor agridulce de la vida.

El duelo, en este sentido, es un momento en el que se pueden aprender las lecciones más importantes de la vida; un momento en el que sanar el corazón pasa también por aprender a separarse, a perdonar y perdonarse superando el resentimiento; un momento en el que abrirse al mundo y a las personas hasta el punto de poder dar gracias por la vida, la propia y la de las personas perdidas, cuya compañía hemos saboreado durante un tiempo más o menos prolongado.

La esperanza es compañera de quien vive. No se puede vivir realmente entando desesperanzados. La esperanza es como la sangre. No se ve. Pero está ahí, circulando, dando vida a nuestras células, oxigenando nuestra existencia. Ese dinamismo constitutivo de la experiencia humana capaz de darnos coraje en la tempestad emocional que vivimos en el dolor de la pérdida es la esperanza. Su símbolo universal (el ancla) representa la necesidad que tenemos de apoyarnos en algún lugar cuando estamos sobre una superficie en la sentimos que nos podemos hundir, tanto más si nos rodea una tempestad emocional y espiritual como la que produce el duelo.

La mente humana tiene un inmenso poder sanador cuando le proporcionamos muchos puntos de vista. Mirar desde diferentes puntos de vista, entender que se puede tener esperanza más allá de la culpa, esa compañera tan frecuente en el proceso del duelo. Se puede tener esperanza más allá de la desdicha.

Creo con firmeza que es posible seguir, aunque los sueños en muchas sentidos se hayan desvanecido; que es posible caminar tras el golpe, remontar tras la caída. Es posible seguir viviendo y encontrarle sabor a la vida, aunque solo sea un poquito, aunque no sea como antes.

No. No se consigue elaborar el duelo en un instante. La fuerza del amor y la fuerza del dolor tienen sus propios ritmos. Sus caminos son, con frecuencia, tortuosos. POR ESO REQUERIMOS DE OTRAS PERSONAS QUE NOS PUEDAN ACOMPAÑAR, QUE PUEDAN COMPARTIR CON NOSOTROS LOS MOMENTOS DE ABATIMIENTO Y LOS DE LENTITUD, LOS DE NEGACIÓN Y LOS DE RABIA, LAS DIFERENTES FASES POR LAS QUE ATRAVESAMOS A LO LARGO DEL PROCESO.

NO TE QUEDES SOLO A LO LARGO DEL CAMINO. BUSCA COMPAÑEROS CON LOS QUE HACER ESTAS JORNADAS DIFÍCILES

sábado, 25 de febrero de 2012

EL APEGO, LA PÉRDIDA Y LAS TAREAS DEL DUELO (II Parte)

TAREA II: TRABAJAR LAS EMOCIONES Y EL DOLOR DE LA PÉRDIDA

Es apropiado usar la palabra alemana “Schmerz” cuando se habla del dolor porque su definición más amplia incluye el dolor físico literal que mucha gente experimenta y el dolor emocional y conductual asociado con la pérdida. Es necesario reconocer y trabajar este dolor o éste se manifestará mediante algunos síntomas u otras formas de conducta disfuncional. Cualquier cosa que permita evitar o suprimir de forma continua este dolor es probable que prolongue el curso del duelo. No todo el mundo experimenta el dolor con la misma intensidad ni lo que siente de la misma manera, pero es imposible perder a alguien a quien se ha estado profundamente vinculado sin experimentar cierto nivel de dolor.

Puede haber una sutil interacción entre la sociedad y la persona en duelo que hace más difícil completar la tarea II. La sociedad puede esta incómoda con los sentimientos de estas personas y, por lo tanto, da el mensaje sutil: “no necesitas elaborarlo, sólo sientes pena por ti mismo”. Esto interfiere con las propias defensas de la persona, llevándole a negar la necesidad de elaborar los aspectos emocionales, expresándolo como “no necesito elaborar el duelo”. Abandonarse al dolor está estigmatizado como algo mórbido, insano y desmoralizador. Lo que se considera apropiado en un amigo que quiere bien a la persona en proceso de duelo es que la distraiga de su dolor.

La negación de esta segunda tarea, de trabajar el dolor, es no sentir. La persona puede hacer un cortocircuito a la tarea II de muchas maneras, la más obvia es bloquear sus sentimientos y negar el dolor que está presente. A veces entorpecen el proceso evitando pensamientos dolorosos. Utilizan procedimientos de detención de pensamientos dolorosos. Utilizan procedimientos de detención de pensamientos para evitar sentir la disforia asociada con la pérdida.

Algunas personas lo que les protegen de la incomodidad de los pensamientos desagradables. Idealizar al muerto, evitar las cosas que le recuerdan a él y usar alcohol o drogas son otras maneras en que la gente se abstiene de cumplir esta tarea II.

Algunas personas que no entienden la necesidad de experimentar el dolor de la pérdida intentan encontrar una cura geográfica. Viajan de un lugar a otro buscando cierto alivio a sus emociones, esto es lo opuesto a permitirse a sí mismos dar rienda suelta al dolor: sentirlo y saber que un día se pasará.

Una joven minimizó su pérdida creyendo que su hermano estaba fuera del oscuro lugar en el que había estado y en uno mejor después de su suicidio. Esto podía ser verdad pero le impidió experimentar el intenso enfado que sentía por haberla abandonado. En el tratamiento, cuando se permitió a sí misma por primera vez sentir enfado dijo: “estoy enfadada con su comportamiento y no con él”. Finalmente fue capaz de reconocer este enfado directamente.

Hay unos pocos casos en los que la persona superviviente tiene una respuesta eufórica ante la muerte, pero no suele estar asociado con un rechazo empático a creer que la muerte ha ocurrido. Puede ir acompañado de una sensación vivida de la presencia continua del fallecido. Generalmente, estas respuestas eufóricas son extremadamente frágiles y efímeras.

Bowlby dice “antes o después, aquellos que evitan todo duelo consciente, sufren un colapso, habitualmente con alguna forma de depresión”. Uno de los propósitos del asesoramiento psicológico en procesos de duelo es ayudar a facilitar esta segunda tarea para que la gente no arrastre el dolor a lo largo de su vida. Si la tarea II no se completa adecuadamente, puede que sea necesaria una terapia más adelante, en un momento en que puede ser más difícil retroceder y trabajar el dolor que ha estado evitando.

TAREA III: ADAPTARSE A UN MEDIO EN EL QUE EL FALLECIDO ESTÁ AUSENTE.

Adaptarse a un nuevo medio significa cosas diferentes para personas diferentes, dependiendo de cómo era la relación con el fallecido y de los distintos roles que desempeñaba. Este darse cuenta muchas veces empieza alrededor de tres meses después de la pérdida e implica asumir vivir sola, educar a los hijos sola, enfrentarse a una casa vacía y manejar las economía sola, en el caso de una viuda.

El superviviente no es consciente de todos los roles que desempeñaba el fallecido hasta algún tiempo después de la pérdida.

Muchos supervivientes se resienten por tener que desarrollar nuevas habilidades y asumir roles que antes desempeñaban sus parejas.
La estrategia de afrontamiento de redefinir la pérdida de manera que pueda redundar en beneficio del superviviente tiene que ver, muchas veces, con que se complete la tarea III de manera exitosa.
La muerte les confronta también con el cuestionamiento que supone adaptarse a su propio sentido de sí mismos.

El duelo puede suponer una regresión e intensa en la que las personas se perciben a sí mismas como inútiles, inútiles, inadecuadas, incapaces, infantiles, o personalmente en quiebra. Los intentos de cumplir con los roles del fallecido pueden fracasar y esto, a su vez, puede llevar a una mayor sensación de baja autoestima. Cuando ocurre se cuestiona la eficacia personal y la gente puede atribuir cualquier cambio al azar o al destino y no a su propia fuerza y habilidad. Con el tiempo estas imágenes negativas dan paso a otras más positivas y los supervivientes son capaces de continuar con sus tareas y aprender nuevas formas de enfrentarse al mundo.

El ajuste al propio sentido del mundo. La pérdida a causa de una muerte puede cuestionar los valores fundamentales de la vida de cada uno y sus creencias filosóficas, creencias influidas por nuestras familias, nuestros pares, la educación y la religión así como por las experiencias vitales. No es extraño sentir que se ha perdido la dirección en la vida. La persona busca significado y su vida cambia para darle sentido a esta pérdida y para recuperar cierto control. Esto ocurre cuando se trata de muertes súbitas y prematuras. Para mucha gente no hay una respuesta clara.

Detener la tarea III es no adaptarse a la pérdida. La persona lucha contra sí misma fomentando su propio impotencia, no desarrollando las habilidades de afrontamiento necesarias o aislándose del mundo y no asumiendo las exigencias del medio. Si embargo, la mayoría de la gente no sigue este curso negativo sino que decide que debe asumir los roles a los que no está acostumbrada, desarrollar habilidades que nunca había tenido y seguir adelante con un nuevo sentido del mundo.

TAREA IV: RECOLOCAR EMOCIONALMENTE AL FALLECIDO Y CONTINUAR VIVIENDO.

Volkan ha sugerido que una persona en duelo nunca olvida del todo al fallecido al que tanto valoraba en vida y nunca rechaza totalmente su rememoración. Nunca podemos eliminar a aquellos que han estado cerca de nosotros, de nuestra propia historia, excepto mediante actos psíquicos que hieren nuestra propia identidad.

La disponibilidad de un superviviente para empezar nuevas relaciones depende no de “renunciar” al cónyuge muerto sino de encontrarle un lugar apropiado en su vida psicológica, un lugar que es importe pero que deja un espacio para los demás.

La tarea del asesor se convierte entonces, no en ayudar a la persona en duelo a “renunciar” al cónyuge fallecido, sino en ayudarle a encontrar un lugar adecuado para él en su vida emocional, un lugar que le permita continuar viviendo de manera eficaz en el mundo.

Los padres muchas veces tienen dificultades para entender la noción de rechazo emocional. Si pensamos en la recolocación, la tarea del padre en duelo implica cierta relación continuada con los pensamientos y recuerdos que asocia con su hijo, pero se trata de hacerlo de una manera que le permita continuar con su vida después de dicha pérdida.

No se ha terminado la tarea IV sin amar. La cuarta tarea se entorpece manteniendo el apego del pasado en vez de continuar formando otros nuevos. Algunas personas encuentran la pérdida tan dolorosa que hacen un pacto consigo mismos de no volver a querer nunca más.

Para muchas personas, la tarea IV es las más difícil de completar. Se quedan bloqueados en este punto y más tarde se dan cuenta de que su vida, en cierta manera, se detuvo cuando se produjo la pérdida. Pero esta tarea se puede cumplir. Quedaría reflejado cuando una chica dice: “existen otras personas a las que amar, y eso no significa que quiero menos a papá”.

El duelo acabaría cuando se han completado las cuatro tareas.

Un punto de referencia de un duelo acabado es cuando la persona es capaz de pensar en el fallecido sin dolor. Siempre hay una sensación de tristeza cuando piensas en alguien que has querido y has perdido, pero es un tipo de tristeza diferente, no tiene la cualidad de sacudida que tenía previamente. Se puede pensar en el fallecido sin manifestaciones físicas como llanto intenso o sensación de opresión en el pecho. Además, el duelo acaba cuando una persona puede volver a invertir sus emociones en la vida y en los vivos.

Sin embargo, hay quien parece no acabar nunca el duelo. Shuchter descubrió que la gran mayoría de viudas y viudos han encontrado un poquito de estabilidad.... estableciendo una nueva identidas y encontrando una dirección en sus vidas. Los estudios de Parkes muestran que las viudas pueden necesitar tres o cuatro años para alcanzar la estabilidad.

Una de las cosas básicas que puede hacer la educación, a través del asesoramiento psicológico, es alertar a la gente del hecho de que el duelo es un proceso a largo plazo, y su culminación no será un estado como el que tenían antes del mismo. No se trata de un proceso lineal.
Puede reaparecer y se tendrá que volver a trabajar.

Geoffrey Gorer cree que la manera en que las personas responden a las condolencias verbales da cierta indicación del punto del proceso del duelo en el que están. La aceptación agradecida de las mismas es uno de los signos más destacados de que la persona lo está resolviendo satisfactoriamente.

El duelo se puede acabar, en cierto sentido, cuando la persona recupera el interés por la vida, cuando se siente más esperanzada, cuando experimenta gratificación de nuevo y se adapta a nuevos roles. También hay un sentido en el que nunca acaba. Quizá la siguiente cita de Reud resulte útil. Escribió a su amigo Binswanger, cuyo hijo había muerto:

“ENCONTRAMOS UN LUGAR PARA LO QUE PERDEMOS. AUNQUE SABEMOS QUE DESPUÉS DE DICHA PÉRDIDA LA FASE AGUDA DE DUELO SE CALMARÁ, TAMBIÉN SABEMOS QUE PERMANECEREMOS INCONSOLABLES Y QUE NUNCA ENCONTRAREMOS UN SUSTITUTO. NO IMPORTA QUÉ ES LO QUE LLENA EL VACÍO, INCLUSO SI LO LLENA COMPLETAMENTE, SIEMPRE HAY ALGO MÁS”.

viernes, 24 de febrero de 2012

EL APEGO, LA PÉRDIDA Y LAS TAREAS DEL DUELO (I Parte)

La teoría del apego de Bowlby nos ofrece una manera de conceptualizar la tendencia de los seres humanos a establecer fuertes lazos emocionales con otras personas y una manera de entender las fuertes reacciones emocionales que se producen cuando dichos lazos se ven amenazados o se rompen.

La tesis de Bowlby es que estos apegos provienen de la necesidad que tenemos de protección y seguridad; se desarrollan a una edad temprana, se dirigen hacia unas pocas personas específicas y tienden a perdurar a lo largo de gran parte del ciclo vital. Establecer apegos con otros seres significativos se considera una conducta normal no sólo en los niños sino también en adultos. La conducta de apego tiene una valor de supervivencia., distinta de la de nutrición y de la sexual.

Si la meta de la conducta de apego es mantener un lazo afectivo, las situaciones que ponen en peligro este lazo suscitan ciertas reacciones muy específicas. Cuanto mayor es el potencial de pérdida más intensas son estas reacciones y más variadas. “En dichas circunstancias, se activan las conductas de apego más poderosas: aferrarse, llorar, y quizás coaccionar mediante el enfado... cuando estas acciones son exitosas, se restablece el lazo, las actividades cesan y se alivian los estados de estrés y malestar”. (Bowlby). Si el peligro no desaparece sobrevendrá el rechazo, la apatía y el desespero.

Bowlby concluye que existen buenas razones biológicas para responder a cualquier separación de una manera automática e instintiva, con una conducta agresiva. Sugiere que la pérdida irrecuperable no se tiene en cuenta; que en el curso de la evolución, se desarrollaron aptitudes instintivas en torno al hecho de que las pérdidas son reversibles y las respuestas conductuales que forman parte del proceso de duelo se dirigen a restablecer la relación con el objeto perdido. Esta es la “Teoría biológica del duelo”.

Parkes considera que las respuestas de duelo en los animales muestran que en los humanos funcional procesos biológicos primitivos. Sin embargo, existen características del duelo específicas sólo en los seres humanos.

Todos los humanos sufren en mayor o menos medida el duelo por una pérdida. En cualquier sociedad de cualquier parte del mundo se produce un intento casi universal por recuperar el objeto perdido, y/o existe la creencia en una vida después de la muerte donde uno se puede volver a reunir con el ser querido. Sin embargo, en las sociedades anteriores a la escritura, la patología a causa del duelo parece ser menos frecuente que en las sociedades más civilizadas.

Según la tesis de George Engel, la pérdida de un ser amado es psicológicamente tan traumática como herirse o quemarse gravemente en el plano fisiológico. El duelo representa una desviación del estado de salud y bienestar, se necesita un período de tiempo para que la persona en duelo vuelva a un estado de equilibrio similar. Engel ve el proceso de duelo similiar al de curación. Se puede restaurar el funcionamiento total o casi total, pero también hay casos de funcionamiento y de curación inadecuados.

De la misma manera que los términos sano y patológico se aplican a los distintos cursos en el proceso de curación fisiológica, también se pueden aplicar al curso que toma el proceso del duelo.

Después de sufrir una pérdida, hay ciertas tareas que se deben realizar para restablecer el equilibrio y para completar el proceso de duelo. Aunque dichas tareas no siguien necesariamente un oden específico. El duelo es un proceso y no un estado, estas tareas requieren esfuerzo y siguiendo el ejemplo de Freud, hablamos de que la persona realiza el “trabajo de duelo”.

LAS CUATRO TAREAS DEL DUELO

TAREA I: ACEPTAR LA REALIDAD DE LA PÉRDIDA

Cuando alguien muere, incluso si la muerte es esperada, siempre hay cierta sensación de que no es verdad.

La primera tarea del duelo es afrontar plenamente la realidad de que la persona está muerta, que se ha marchado y no volverá. Parte de la aceptación de la realidad es asumir que el reencuentro es imposible, al menos en esta vida. La conducta de búsqueda, se relaciona directamente con el cumplimiento de esta tarea.

Algunas personas no aceptan que la muerte es real y se quedan bloqueados en la primera tarea. La negación se puede practicar a varios niveles y tomar varias formas, pero la mayoría de las veces implica negar la realidad, el significado o la irreversibilidad de la pérdida:

A) NEGAR LA REALIDAD DE LA PÉRDIDA puede variar en el grado, desde una ligera distorsión a un engaño total. Lo más probable que puede ocurrir es que la persona sufra “momificación”, es decir, que guarda posesiones del fallecido en un estado momificado, preparadas para usar cuando él/ella vuelva.

Los padres que pierden a un hijo conservan la habitación tal como estaba antes de la muerte. Ésto no es extraño a corto plazo pero se convierte en negación si continúa durante años. Un ejemplo de distorsión en vez de engaño sería la persona que ve al fallecido personificado en uno de sus hijos.

Este pensamiento distorsionado puede amortiguar la intensidad de la pérdida pero raramente es satisfactorio y, además dificulta la aceptación de la realidad de la pérdida.

B) NEGAR EL SIGNIFICADO DE LA PÉRDIDA. De esta manera, la pérdida se puede ver como menos significativa de lo que realmente es.

Afirmaciones como “no era un buen padre”, “no estábamos tan unidos” o “no le echo de menos”. Algunas personas se deshacen de la ropas y otros artículos personales que les recuerdan el fallecido. Acabar con todos los recuerdos del fallecido es lo opuesto a la “momificación” y minimiza la pérdida. Es como si los supervivientes se protegieran a sí mismos mediante la ausencia de objetos que les hagan afrontar cara a cara la realidad de la pérdida.
Otra manera de negar el significado pleno de la pérdida es practicar un “olvido selectivo”.

c) Negar que la muerte sea irreversible.

Otra estrategia usada para negar la finitud de la muerte es el espiritismo. La esperanza de reunirse con la persona muerte es un sentimiento normal, sobre todo en los primeros días o semanas después de la pérdida. Sin embargo, la esperanza crónica de dicha reunión no es normal.

Llegar a aceptar la realidad de la pérdida lleva tiempo porque implica no sólo una aceptación intelectual sino también emocional. La persona en duelo puede ser intelectualmente consciente de la finalidad de la pérdida mucho antes de que las emociones le permitan aceptar plenamente la información como verdadera. Es fácil creer que la persona amada y se recuerda que él/ella no está en el otro extremo. A muchos padres les costará meses decir: “mi hijo está muerto y nunca le volverá a tener”.

La creencia y la incredulidad son intermitentes mientras se intenta resolver esta tarea:
“A veces las personas en duelo parecen estar bajo la influencia de la realidad o se comportan como si aceptaran plenamente que el fallecido se ha ido; otras veces se comportan de manera irracional, bajo el dominio de la fantasía de una reencuentro final. En enfado se dirige el objeto perdido, al sí mismo, a otras personas que se cree que han causado la pérdida, al sí mismo, a otras personas que se cree que han causado la pérdida, e incluso a los benévolos que con buena intención le recuerdan que la realidad de la pérdida de la pérdida es una características omnipresente”. Krupp y otros, 1986.

Aunque completar esta tarea plenamente lleva tiempo, los rituales tradicionales como el funeral ayudan a muchas personas a encaminarse hacia la aceptación. Los que no están presentes en el entierro pueden necesitar otras formas externas de validar la realidad de la muerte. La irrealidad es particularmente difícil en el caso de la muerte súbita, especialmente si el superviviente no ve el cuerpo del fallecido.

Parece que soñar que el fallecido está vivo es, no sólo un deseo de que se haga realidad sino una manera que tiene la mente de validar la realidad de la muerte mediante el contraste intenso que se produce al despertar de dicho sueño.

jueves, 23 de febrero de 2012

ES POCO TIEMPO


NO DEJES DE SONREÍR... PORQUE ES MUY POCO EL

TIEMPO QUE TE DAN PARA LA ALEGRÍA.


NO DEJES DE ESTAR SIEMPRE AL SERVICIO DE UNA

BUENA CAUSA... PORQUE ES POCO EL TIEMPO QUE TE

DAN PARA LLENAR LA COPA DE LA VIDA.


NO DEJES DE DAR PINCELADAS DE CIELO A TUS

DÍAS NUBLADOS... PORQUE ES POCO EL TIEMPO QUE

TE DAN PARA DESPUÉS DE LA TORMENTA VER SALIR EL ARCO IRIS.

NO DEJES DE PERDONAR... PORQUE ES MUY POCO

EL TIEMPO QUE TE DAN PARA DESPUÉS DE CICATRIZAR...VOLVER A FLORECER.

NO DEJES DE AMAR... PORQUE SON POCOS LOS

AÑOS QUE TE DAN PARA ENTREGAR EL CORAZÓN... Y LLENAR LA VIDA.

NO DEJES DE TENER UN AMIGO... PORQUE ES MUY

POCO EL TIEMPO QUE TE DAN PARA LLEVARLO DE LA MANO.


NO DEJES DE SEMBRAR... Y DE ABONAR... PORQUE ES

POCO EL TIEMPO QUE TE DAN PARA DEJAR TU TIERRA

PRODUCIENDO.


NO DEJES DE RENDIR... PORQUE ES POCO EL TIEMPO

QUE TE DAN PARA VER RESULTADOS...¡Y ALCANZAR

METAS! PARA QUE DEJES TU POLEN, TU SEÑAL, TU PASO,

TUS SUEÑOS, TU ROSA ¡Y EN TODO SE  VEA TU LUZ!


ES POCO EL TIEMPO QUE TE DAN, PARA TIRAR

SEMILLAS EN ESTA ARIDEZ... PARA INJERTARTE EN EL

MUNDO AQUÍ... ASPIRANDO AL MUNDO DE ALLÁ...


PARA TROPEZAR EN EL CAMINO CON LA CRUZ DE LOS

DEMÁS... PARA PONER EN FRUTO AGRIO, DULCE   MIEL ...

Y EN CÁSCARA VACÍA, PULPA DE CONFIANZA.


ES MUY POCO EL TIEMPO PARA CONSTRUIR, HACER

TUS PLANOS, ENSAMBLAR TUS PIEZAS, REDONDEAR TUS

PROYECTOS... Y LUEGO, CIMENTAR, AFIANZAR, CONSOLIDAR...

PARA MEDIR TU RENDIMIENTO... NADAR CONTRA LA

CORRIENTE... Y DARLE A LA VIDA MÁS DE LO QUE RECIBES...

PARA CONSTRUIR EL POZO... LLENAR EL COFRE... Y PULIR LA PERLA.


¡CUÁNTA VIDA TENEMOS QUE VIVIR... CUÁNTOS

PAPELES QUE DESEMPEÑAR... CUÁNTAS COSAS INCREÍBLES

TENEMOS QUE VER... CUÁNTOS MALES TENEMOS QUE SUFRIR!


¡Y QUÉ POCO TIEMPO!

... QUÉ POCO TIEMPO SENTIMOS TENER

PARA LLENAR LA ARENA DE ROSALES... EL

MAR DE PERLAS... LOS CAMINOS DE FLORES...

¡Y LOS CORAZONES DE ALEGRÍA!


NO DEJES QUE SE TE VAYA LA MAGIA DEL AMOR...

LOS SUEÑOS DE LAS REALIDADES... Y LAS ROSAS DE LA CRUZ.


ES MUY POCO EL TIEMPO PARA REDONDEAR LA

OBRA... CUMPLIR UN DESTINO... CORREGIR LOS ERRORES...

MADURAR LOS FRUTOS... ¡Y DEJARLO TODO TERMINADO Y COMPLETO!


ES MUY POCO EL TIEMPO PARA DAR LA TALLA...

REALIZAR UNA MISIÓN... AJUSTAR LAS CUENTAS...

¡Y HACER RENDIR LAS CAPACIDADES Y LOS DONES!

MUY POCO TIEMPO ... PARA LLENAR DE HUELLAS

EL CAMINO... DE RACIMOS LA SIEMBRA...

¡Y DE LUZ EL MUNDO!


POCO TIEMPO PARA UN TRAYECTO TAN ALTO...

POR ESO AMIGO/A MÍA

¡NO LO DESPERDICIES!


miércoles, 22 de febrero de 2012

RELACIONES ENTRE ESPÍRITUS

RELACIONES COMUNITARIAS

Compañeros espirituales

La renovación del alma se lleva a cabo entre la primera y la segunda reunión con el consejo. Como seres etéreos, nuestro desarrollo y crecimiento comienza en el reino mental del mundo del espíritu junto con otras almas antes de encarnar, así, aunque nuestro ser interior es único e individual, una parte vital de la vida espiritual entre encarnaciones es dedicada a las relaciones de empatía con otras almas.

De esta manera, nuestro desarrollo como almas se convierte en desarrollo colectivo. Parte de la expresión de esta colectividad es la asociación que tenemos con estas almas en una realidad material como la Tierra. Durante la reencarnación, la cercanía que las almas experimentan entre sí en el ámbito mental es puesta a prueba por retos de índole kármico en los cuerpos que ocupan. Esta interrupción de una dichosa existencia mental es un medio por el cual los maestros espirituales amplían nuestra conciencia. He escuchado intrigantes historias de amor de vidas pasadas entre compañeras espirituales, que han atravesado el tiempo y el espacio para reencontrarse en una nueva vida terrenal. He aquí unos pocos ejemplos:

Donde el amor fue tortuoso; en una cultura de la Edad de Piedra, en la que el lascivo jefe del clan tomaba a la pareja de mi paciente de manera regular y luego se la devolvía.

Donde el amor fue privativo; una esclava en la antigua Roma, quien servía la comida a los gladiadores. Uno de ellos, a quien ella amaba, le declaró amor eterno la noche antes de ser muerto en la arena.

Donde el amor fue cruel; un reto a muerte en las mazmorras de un castillo medieval, entre un noble y mi paciente, por haberle encontrado con su hija en uno de sus encuentros clandestinos.

Donde el amor fue heroico; cuando un muchacho polinesio se ahogó después de salvar a su novia (mi paciente) de sólo algunas horas, cuando la canoa en que viajaban fue golpeada por una repentina tormenta hace tres siglos.

Donde el amor fue mortal; cuando mi paciente, un alemán en la Europa del siglo XVIII, apuñaló a su esposa en un arranque de furia originada por los celos. Falsamente acusada por los chismes de la localidad, ella murió proclamando su inocencia, diciendo que sólo lo amaba a él.

Donde el amor no perdonaba; en el que un veterano de la guerra civil cuya solitaria esposa, mi paciente, había desposado a su hermano un año después de que el soldado había sido declarado oficialmente muerto en la guerra.

Todas estas parejas mencionadas se encuentran hoy en día felizmente casadas. Sus experiencias en las vidas pasadas les han preparado para las siguientes, al tiempo que han fortalecido sus vínculos como compañeras espirituales. Las regresiones a vidas pasadas generan información de interés para su vida en pareja, pero ubicar a estos pacientes entre sus vidas les provee una mayor perspectiva sobre sus relaciones.

Existen muchos retos envueltos en el estuche del amor. Mezcladas con aquellas vidas en que hemos disfrutado de una larga y feliz existencia con nuestros compañeros espirituales, se encuentran aquellas vidas en las que nos hemos encargado de destruir la relación o hemos sido devastados por las acciones de nuestro compañero espiritual. En las vidas difíciles con las almas compañeras, algo se interpone en el camino de la aceptación del amor. Las relaciones con compañeros espirituales pueden darnos alegría y dolor, pero de ambas aprendemos. Siempre existen razones kármicas detrás de los eventos serios que involucran relaciones en nuestras vidas.

Tuve una paciente llamada Valerie, quien vivió como una hermosa mujer en China hace dos siglos. En esa vida, ella rechazó a su compañero espiritual primario, el hombre por quien más se interesaba, porque la enfrentaba y se negaba a alimentar su vanidad mientras que otros se desvivían por hacerlo. "Además", me relataba durante el trance, "tenía una apariencia tan desmañada y brusca que me apenaba ser vista con él, por lo que los demás pudieran pensar. Por orgullo y a pesar de los sentimientos que no quería aceptar, me casé con un hombre apuesto que satisfacía todos mis antojos. Perdí la felicidad que pudo haber sido mía".

En su siguiente vida, en la América del siglo XIX, Valerie fue la hija de un jefe indio Cherokee quien le ordenó casarse con el hijo de otro jefe como parte de un trato entre tribus. Después de aceptar los deseos de su padre y casarse, este hombre la despreció físicamente e hizo su vida miserable. El guerrero de su propia tribu y a quien en realidad amaba era aquel mismo compañero espiritual a quien rechazó cuando vivió en China. Al retornar al mundo del espíritu después de su muerte como mujer india, Valerie me dijo:

Mi amado y yo pudimos haber huido juntos. Pero aparte del enorme peligro que esto implicaba, algo en mi interior me decía que tenía que soportar todo lo que mi padre había planeado. Ahora veo que era una prueba. Tenemos la capacidad de lastimar a la persona que nos ama, así como a nosotros mismos en el trato. Mi vida como mujer Cherokee fue un recordatorio de mi orgullo y vanidad como mujer china.
Estar con la persona "equivocada" por un período en la vida no quiere decir que el tiempo haya sido desperdiciado. La relación probablemente ha sido planeada con anticipación; de hecho, en el mundo del espíritu es posible encontrar esa alma de nuevo pero en un cuerpo diferente. Esto es cierto en el caso del hombre con quien mi paciente fue obligada a casarse durante su vida india. Su alma pertenecía a un grupo vecino al de Valerie. El alma de los hombres que Valerie amó en sus dos vidas anteriores se ha vuelto a unir con ella en el siglo XX, ahora como esposo.

Debo agregar que Linda, la mejor amiga de Valerie en su vida actual y miembro de su mismo grupo espiritual, eventualmente se convirtió en la compañera del guerrero Cherokee que Valerie amaba durante su vida india. Después de nuestra sesión, Valerie hizo una mueca mientras me decía, "ahora entiendo por qué me siento un poco incómoda cuando Linda está cerca de mi esposo".

Antes de avanzar, creo que es indicado considerar algunas ramificaciones involucradas en la experiencia mágica de encontrar un compañero espiritual. Cuando me reúno por primera vez con un paciente y establecemos una relación de concordancia, siempre pregunto por sus relaciones, pasadas y actuales, que han tenido significado en su vida. De esta forma adquiero una idea del reparto de personajes que aparecerán en la obra de su vida actual y dado que estaré sentado en primera fila, a medida que la trama se desarrolle, requiero conocer el programa de la obra.

Una vez bajo profundo trance, muchas conexiones del alma se manifestarán claramente. Las personas en el reparto de mi paciente pueden ser amantes, amistades, parientes, mentores o socios. Nuestras relaciones con las personas pueden desarrollarse de muchas maneras en la vida y usualmente involucran tanto a almas de otros grupos como del propio. Generalmente mis pacientes tienen el fuerte deseo de identificar estas conexiones espirituales en su vida actual, aunque la mayoría tiene una idea de cuáles son.

En un sentido amplio, el amor es cariño, el cual puede tomar muchas formas. Siempre hay una conexión mental, de uno u otro tipo, con el compañero espiritual sin importar el papel que éste juegue. Nos conectamos con personas en muchos niveles que representa una multitud de lecciones kármicas en cada vida. Cuando la amistad se ilumina, se convierte en amor, pero donde no hay amistad, un amor profundo no puede medrar. Es muy diferente del capricho, que existe a nivel superficial, nivel en que tenemos persistentes dudas sobre el real significado de la conexión. Sin confianza, la intimidad sufre y el amor no puede crecer, ya que el amor es la aceptación de todas las imperfecciones de nuestra pareja. El verdadero amor nos hace mejores de lo que seríamos si esa persona no estuviera en nuestras vidas.

Las personas a menudo confunden el amor con la felicidad. Sin embargo la felicidad es un estado de la mente que se debe desarrollar en el interior de cada uno de nosotros y no debe depender de nadie más. El tipo más saludable de amor es aquel en que nos sentimos bien por nosotros mismos, por lo que hacer extensivo nuestro amor a alguien más está despojado de todo egoísmo. El amor implica un duro esfuerzo y un constante mantenimiento. He tenido numerosos pacientes divorciados que han aprendido que su primer amor era un compañero espiritual primario y que aceptan que las cosas podrían haber funcionado si ambas partes lo hubiesen intentado con mayor esfuerzo.

Por otra parte, pueden existir razones por las que nuestro compañero espiritual sólo aparezca hasta más tarde en nuestras vidas. De tiempo en tiempo se alejan por una o dos vidas, desapareciendo por completo.

"Mi compañero espiritual y yo nos estábamos volviendo muy dependientes el uno del otro, necesitábamos crecer interiormente" es un comentario que escucho a menudo cuando los compañeros espirituales se encuentran alejados. Cada época en la Tierra es diferente en cuanto al tipo de relación y experiencias que tendremos con un compañero espiritual, sin embargo cada vida con ellos se construirá con base en vidas anteriores.

Aprendemos valiosas lecciones a partir de relaciones rotas, lo importante es mantenernos en movimiento en la vida. Antes de sus sesiones, algunos pacientes pueden llegar a decir que el verdadero amor parece eludirles, sin embargo después de las mismas generalmente logran comprender las razones que se encuentran detrás de esta situación. Si el amor indicado no le acompaña, libérese a sí mismo, comprenda que quizás usted se encuentra aquí para aprender otras lecciones. Equivocadamente asumimos que aquellas personas que escogen vivir solas son solitarias cuando en realidad poseen existencias llenas, que son calmadas, reflexivas y productivas. Conectarnos a alguien por quien no sentimos amor, sólo para no estar solos representa más soledad que el vivir solos. Como dice la canción, "enamorarse del amor es enamorarse porque sí". Esta clase de amor es una fantasía porque es guiada por una adicción a poseer el amor a cualquier precio.

Si su compañero espiritual ha de aparecer, lo hará y muy probablemente en el momento menos esperado.
Con el paso de muchos años en contacto con almas en el mundo del espíritu he desarrollado medios para clasificar a los compañeros espirituales. Las almas se definen en tres categorías que se apoyan en el tipo de relación con nosotros en el drama de la vida. Estas divisiones no incluyen a guías y otros seres que vienen de áreas espirituales más allá de la nuestra.
Almas acompañantes

Nuestro compañero espiritual primario es nuestro eterno socio, pero existen otras almas en nuestro grupo espiritual primario que también pueden ser considerados compañeros espirituales. En esencia, ellas son nuestras almas de compañía. Estas almas presentan diferencias en carácter y una variedad de talentos que permiten el complemento entre las almas, tal como muchas de las historias relatadas en mis casos lo muestran. Dentro del grupo de almas, usualmente hay un círculo interior de almas que son especialmente cercanas a nosotros y que juegan un papel importante de apoyo en nuestras vidas, en la misma forma en que nosotros lo hacemos en las suyas. Aunque el número varía, los pacientes promedio tienen de tres a cinco almas en este círculo interior. Aunque las almas acompañantes de un grupo espiritual se inician juntas, tienen diferentes niveles de desarrollo dependiendo de su conducta, motivación y talento. Cada alma posee ciertas fortalezas que sus acompañantes pueden asimilar durante las encarnaciones en grupo. A medida que el grupo se hace más pequeño, algunas se alejan buscando diferentes especializaciones pero nunca pierden el contacto entre sí.

Almas asociadas

Esta clasificación de almas pertenece a miembros de grupos secundarios por fuera del grupo primario pero localizados en la misma vecindad espiritual. Como lo mencioné en el capítulo 3 bajo la figura 1, los grupos secundarios alrededor del grupo primario pueden totalizar hasta 1.000 o más almas. Muchos de estos grupos trabajan en aulas cercanas a las nuestras. Hay ciertas almas asociadas en otros grupos, que han sido seleccionadas para trabajar con nosotros y a las que encontraremos en muchas vidas, otras en cambio cruzarán nuestros destinos de manera breve. Muy a menudo nuestros padres provienen de estos grupos cercanos.

En términos de interacción social en el mundo del espíritu, al igual que el contacto durante las encarnaciones físicas, las almas de un grupo pueden tener escasa o ninguna asociación con muchas de las almas de un grupo secundario. En un contexto más amplio, todas las almas de grupos secundarios están asociadas de una u otra manera pero mis pacientes no las consideran como compañeros espirituales, sino que conforman un gran conjunto de actores disponibles para hacer parte del reparto que participará en el drama de nuestra vida. Un alma asociada puede tener características específicas que son las requeridas para ofrecernos una lección kármica en nuestra vida. Generalmente encarnan en personas que conllevan una fuerte energía, positiva o negativa, en su asociación con nosotros. Estas decisiones dependen de los acuerdos entre las partes y sus respectivos maestros en relación con los beneficios y desventajas de ciertos roles.

El papel puede ser muy breve. Usted recordará el incidente de la parada de autobús, relatado en el caso 27. La asistencia dada a la mujer en este caso fue más espontánea, considero que no se trataba de un alma asociada. Pero citaré un contacto breve y positivo relatado por un paciente que encontró a un alma claramente asociada:

Yo caminaba sola por la playa, completamente devastada por haber sido despedida de mi trabajo. Un hombre apareció y comenzamos una conversación. No lo conocía y nunca habría de verlo nuevamente en esa vida, pero aquella tarde él vino a mí y hablamos. Sentí que descargaba todos mis problemas en ese extraño que me calmó y me dio una mayor perspectiva de mi situación laboral. Después de aproximadamente una hora se había marchado. Ahora sé que era un conocido en el mundo del espíritu, de otro grupo. No fue un accidente que nos encontráramos aquel día. Él me fue enviado.

Sin embargo, es con los compañeros espirituales con quienes experimentamos nuestros más profundos contactos. Mientras concebía este libro, muchas personas me pidieron que les prometiera que les relataría una detallada historia de amor entre compañeros espirituales primarios. Para alguien romántico como yo, esta solicitud era irresistible.

Caso 34

Había un tono de urgencia en la voz de Maureen cuando llamó a pedirme una cita. Fue en los días previos a que tuviera una lista de espera de más de un año para atender a quienes deseaban hablar conmigo. Maureen vivía cerca de mi oficina en California y se preguntaba si podría atenderla a ella y a un amigo que venía de Nueva York para verla por primera vez. Le pregunté por este amigo a quien nunca había visto y me contó la siguiente historia.

Tres meses antes, en una página de la red, un grupo de veinticinco personas interesadas en el tema de la vida después de la muerte formaron lo que en el lenguaje de las computadoras se conoce como "chatroom". Las conversaciones se realizan en línea por medio de la red mundial de computadoras y es compartida por personas con intereses similares. Todo esto me fue explicado, ya que no conozco mucho sobre computadoras. Maureen me contó que ella y un hombre de nombre Dale encontraron que estaban muy sintonizados en sus conversaciones sobre el tema de los compañeros espirituales y se sentían conectados en una forma inusual. Ella agregó que era sobrenatural la forma en que Dale reflejaba sus pensamientos, así que decidieron crear su propio chat room privado para conversar por medio de la red.

Maureen y Dale se enteraron que habían nacido con sólo unos pocos meses de diferencia hace cincuenta años en los alrededores de San Francisco. Hablaron de sus matrimonios fallidos y la mutua sensación de una tristeza inexplicable relacionada con la búsqueda de algo que no habían encontrado y que abriría la puerta de sus corazones. Sus conversaciones se centraban principalmente en la vida después de la muerte y Dale mencionó haber leído mi trabajo. Pronto, ambos decidieron conocerse personalmente en California y visitarme para llevar a cabo una regresión simultánea.

Acepté darles una cita que resultó tener lugar el día siguiente a su encuentro. Llegaron a mi oficina con sus ojos brillando como estrellas y me pareció como si ya se encontraran en trance y no me necesitaran. En el momento en que se vieron por primera vez hubo un reconocimiento instantáneo. Maureen dijo, "la forma en que nos sonreímos, la expresión en nuestros ojos, el sonido de nuestras risas, la vibración que sentimos al darnos la mano, crearon una euforia tan fuerte que estábamos absortos al estar juntos".

Relataré este caso desde la perspectiva de Maureen, ya que ella fue el contacto inicial. Durante la inmersión, supe que había momentos en su vida en que tenía la sensación de haber vivido situaciones en el pasado cuando escuchaba música de los años 20s o veía bailarinas bailando Charleston, vistiendo aquellos trajes de moda de aquella época. Maureen también me comentó que desde su niñez había sido asaltada por pesadillas recurrentes de una muerte súbita.

Es mi costumbre llevar a mis pacientes al mundo del espíritu después de su última vida, de tal forma que no se pierdan de las maravillas naturales de la llegada al mundo del espíritu. Las ventajas de esta técnica de hipnosis son muchas, incluyendo la de saber si las impresiones desorganizadas de un cuerpo de la vida anterior puedan haber sido transmitidas al cuerpo actual del paciente. Acelerar este proceso, llevando los pacientes directa y abruptamente al mundo del espíritu, por ejemplo desde el vientre de la madre, genera desorientación. Sería como llevar a alguien a la parte trasera de una casa y pedirle que describiera la parte del frente. Este procedimiento acelerado para entrar al mundo del espíritu también causaría la omisión de una variedad de estaciones de orientación. Estas paradas pueden ser vitales si la muerte que precede a la entrada fue repentina y traumática.
Al no evitar la escena de la muerte, el paciente está mejor protegido contra los recuerdos físicos dolorosos.

Con base en mi estrategia de movernos hacia le escena más significativa en su vida anterior, Maureen me llevó a los eventos que condujeron a su muerte. Esto es a menudo una señal de problemas a la vista y el facilitador de la regresión debe estar preparado para lidiar con estas escenas que pueden resultar horrorosas para el paciente. Lo que sigue es una versión condensada de la historia de Maureen.

Dr. N.: ¿Es usted hombre o mujer?
P: En realidad, una chica.
Dr. N.: ¿Cuál es su nombre?
P: Samantha. Me dicen Sam.
Dr. N.: ¿Dónde está y qué está haciendo en este momento?
P: Me encuentro ante el tocador de mi habitación, alistándome para ir a una fiesta.
Dr. N.: ¿De qué se trata la fiesta?
P: (pausa, luego una ligera sonrisa) Es... para mí, hoy cumplo dieciocho años y mis padres me celebran una presentación en sociedad.
Dr. N.: Bueno, feliz cumpleaños, Sam. ¿Qué fecha es hoy? P: (después de un corto desaliento) Julio 26 de 1923.
Dr. N.: Ya que se encuentra en el tocador, me gustaría que se observara en el espejo y describiera lo que ve.
P: Soy rubia, hoy luzco una moña. Llevo un vestido blanco de seda. Es mi primer traje para fiestas de mayores. Voy a calzarme mis nuevos zapatos de tacón alto.
Dr. N.: Debes estar muy bonita.
P: (con una sonrisa) Mejor que Rick lo crea así.
Dr. N.: ¿Quién es Rick?
P: (ahora distraída y sonrojada) Rick es... mi chico... mi parejo para esta noche. Debo terminar de maquillarme, pronto estará aquí.
Dr. N.: Escúcheme Sam, estoy seguro de que puede hablarme mientras termina de maquillarse porque no la retrasaré. Dígame, ¿tiene intenciones serias con Rick?
P: (se sonroja de nuevo) Mmm... pero no quiero parecer muy ansiosa. Me estoy haciendo la difícil. Rick se cree muy atractivo, pero sé que yo le gusto.
Dr. N.: Veo que es una fiesta importante. Supongo que pronto estará pitándole para que salga corriendo a su auto.
P: (molesta) ¡Por supuesto que no! Oh, a él le gustaría eso, claro, pero tendrá que golpear en la puerta de la casa de manera educada y el ama de llaves le hará seguir para que me espere en el piso de abajo.
Dr. N.: ¿Entonces la fiesta es a cierta distancia de su casa?
P: No muy lejos, es en una elegante mansión en el centro de San Francisco.
Dr. N.: Está bien, Sam, ahora ubiquémonos en la fiesta y explíqueme lo que está sucediendo.
P: (regocijada) ¡La estoy pasando de maravilla! Rick luce muy apuesto, por supuesto. Mis padres y sus amigos me están diciendo cuan crecida luzco. Hay música, baile... muchos de mis amigos me están felicitando... y (el rostro de mi paciente se oscurece por un instante) hay mucha bebida, mis padres no saben de esto.
Dr. N.: ¿Esto le ocasiona problemas?
P: (luchando contra nuevos sentimientos se pasa la mano rápidamente por su cabello y vuelve al momento) Oh... la bebida siempre hace parte de estas reuniones, nos pone alegres pero nada cuidadosos. También estoy bebiendo... Rick y algunos de sus amigos están ahogados en licor.
Dr. N.: Movámonos al siguiente evento significativo de esta velada y explíqueme lo que está sucediendo.
P: (el rostro de mi paciente se suaviza y su voz es más pausada) Rick y yo estamos bailando... está tan cerca de mí... estamos... emocionados... me susurra al oído para que nos escabullamos de la fiesta para estar a solas por un rato.
Dr. N.: ¿Y cómo la hace sentir esto, Samantha?
P: Excitada... pero algo parece retenerme... lo supero... es intencional. Supongo que es mi sentimiento de culpa ante mis padres... pero aun siento que hay algo más. Me libero a favor de la excitación del momento.
Dr. N.: Permanezca con esta emoción. ¿Qué sucede ahora?
P: Nos marchamos por una salida lateral para evitar ser vistos y nos dirigimos al auto de Rick. Es un hermoso auto deportivo rojo convertible. Es una noche maravillosa y le quitamos la capota al auto.
Dr. N.: ¿Qué hacen usted y Rick luego?
P: Nos subimos al auto. Rick me retira los ganchos del cabello y éste se suelta libre, me da un profundo beso. Rick quiere impresionarme... hace rugir su auto al llegar a la vía principal.
Dr. N.: ¿Puede describir la localización de la calle y la dirección que toman?
P: (poniéndose muy nerviosa) Vamos hacia el Sur por la vía Pacific Coast Road, fuera de San Francisco.
Dr. N.: ¿Cómo le parece el paseo, Sam?
P: (por un breve momento la paciente parece liberarse de sus premoniciones) Me siento tan viva. Es una noche cálida y el viento en mi cabello juega con mis trenzas por sobre mi rostro. Rick tiene un brazo a mi alrededor, me aprieta y me dice que soy la chica más bella en el mundo. Ambos sabemos que estamos enamorados.
Dr. N.: (noto que las manos de mi paciente comienzan a temblar y que su cuerpo se pone rígido; tomo su mano porque sospecho lo que viene) Ahora Samantha, quiere que comprenda que mientras me hable yo estaré con usted cada etapa del camino y que puedo ayudarla rápidamente si algo le sucede, lo sabe, ¿no es así?
P: (débilmente) Si...
Dr. N.: Vamos al momento en que las cosas comienzan a cambiar durante este paseo con Rick y describa la acción.
P: (ahora todo el cuerpo de la paciente comienza a temblar) Rick ha estado tomando demasiado y la carretera tiene demasiadas curvas. Los giros se hacen más bruscos y Rick sólo tiene una mano sobre el volante. Estamos cerca de una zona escarpada... cerca del océano... hay un acantilado... perdemos el control del auto, (ahora gritando) ¡RICK, FRENA!
Dr. N.: ¿Lo hace?
P: (ahora llorando) OH, DIOS, NO. ¡NO LO HACE! EL RÍE Y ME MIRA, NO MIRA LA CARRETERA.
Dr. N.: Rápido, Sam, siga.
P: (sollozando) Perdemos la siguiente curva... el auto está en el aire... caemos al océano... estoy muriendo... el agua... tan fría... no puedo respirar... Oh, Rick... Rick...

Nos detenemos un momento para procurar aliviar la sensibilidad de este traumático recuerdo mientras que al mismo tiempo sacamos el alma de Samantha de su cuerpo físico. Le recuerdo que ella ha pasado por muchas muertes físicas y que estará bien. Samantha explica que está poco dispuesta a morir porque su vida sólo comenzaba. No quería dejar a Rick pero la sensación de atracción fuera del océano era "demasiado insistente".

Cuando comencé mi investigación sobre las almas, asumía que cuando dos personas, como fue el caso de Samantha y Rick, morían juntas también entraban al mundo del espíritu juntas. He encontrado que esto no es verdad en las escenas de muerte, con una excepción. Niños pequeños que son muertos con aquellos que los aman se elevan con esa persona. Más adelante, en el capítulo 7, trabajaremos este asunto, bajo las almas de los jóvenes. Incluso compañeros espirituales primarios muertos al mismo tiempo normalmente ascenderán por rutas diferentes.

Sentí que esta pérdida de compañía era un poco triste hasta que me aclararon que las almas son recibidas por sus guías y amigos del mundo del espíritu en el lugar y momento apropiado. Cada alma requiere su propia ruta de ascenso, lo cual incluye paradas de orientación y renovación de la energía, Dr. N.: ¿Ve a Rick por alguna parte?
P: No, estoy intentando resistirme a la fuerza que quiere llevarme hacia arriba. Quiero seguir observando el fondo... quiero ayudar a Rick.
Dr. N.: ¿Esta fuerza eventualmente la hace girar y la aleja del Océano Pacífico?
P: (la paciente ahora está calmada y resignada, pero también luctuosa) Si, ahora está lejos sobre la Tierra.
Dr. N.: (esta es una pregunta que usualmente le hago a mis pacientes) ¿Desea despedirse de sus padres antes de alejarse más?
P: Oh... no... no ahora... más tarde lo haré... ahora sólo quiero irme. Dr. N.: Entiendo. Dígame, ¿qué ve ahora, Samantha?
P: El ojo de un túnel... se abre y se cierra... coordinando su movimiento con el mío. Paso a través de él y me siento mucho más ligera. Ahora todo es tan brillante. Alguien con un atavío se acerca.

En la sesión con Dale supimos que él era Rick y sus recuerdos corroboraron el relato de Maureen. Mientras Samantha aparentemente vivió algunos segundos después del accidente y ascendió desde el océano, el alma de Rick salió de apuros mientras el auto aun estaba en el aire. Cuando relaté esta historia ante una audiencia en Dallas, una dama reclamó, "¡así son los hombres!". Le dije que cuando la mente sabe que no hay oportunidad de sobrevivir a una devastación inminente del cuerpo, las almas pueden abandonarlo un instante antes de que la muerte real se produzca. De esta manera el alma emerge con su energía más intacta.

Después de que las sesiones con Dale y Maureen terminaron, me reuní con estos compañeros espirituales primarios para revisar lo que habíamos aprendido. Maureen explicó que cada vez que conducía por la autopista 1, al Sur de San Francisco, inexplicablemente se ponía nerviosa y aprensiva en cierta sección de la ruta costera. Ahora sabía por qué. Yo tenía la esperanza de que mi desprogramación de la escena de su muerte en 1923 también acabaría con las pesadillas recurrentes. Un mes más tarde Maureen me escribió confirmando que la pesadilla finalmente había desaparecido.

Las maravillas del sincronismo se hicieron evidentes en este caso cuando Dale me contó que una de las razones por las que había dejado el lugar donde nació era la incomodidad que sentía conduciendo por los alrededores de San Francisco. Usted pensará que el tiempo que pasamos en el mundo del espíritu, entre vidas terrenales, debería eliminar todos los efectos residuales de las experiencias de nuestras vidas pasadas. En la mayoría de los casos lo hace, pero como ya lo he dicho, algunas personas arrastran impresiones corporales físicas y emocionales de una vida a la siguiente. Esto es especialmente cierto si esa impresión conlleva una lección kármica particular en la vida que viene.

¿Por qué estuvieron separados durante cincuenta años en sus vidas estos compañeros espirituales primarios? Para entenderlo debemos comenzar con la dinámica del grupo espiritual. Dale y Maureen vienen de un grupo de almas de nivel I. En diversos grados, estas doce almas son intensas y osadas luchadoras. Su guía regularmente las lleva a grupos vecinos para que observen cómo funcionan otros grupos con mayor paz y armonía. Dale y Maureen me comentaron que estas visitas eran interesantes pero que encontraban a las almas pacíficas "algo aburridas". Ciertamente hay miembros de su grupo que son menos inquietos, pero Rick/Dale no es uno de ellos. En su vida actual fue un piloto de la armada que participó en tres incursiones en Vietnam.

"Nunca esperé volver", me dijo, "y eso habría estado bien". Porque a él le gusta vivir en el borde del peligro, dejó el servicio después de la guerra porque ser soldado en tiempos de paz resultaba demasiado aburrido.

Después del accidente automovilístico de 1923, el guía superior del grupo seleccionó el alma de Rick, que pasó considerablemente más tiempo en interrogatorios y orientación que Samantha. Cuando volvió al grupo, Rick estaba muy mortificado y en una tierna escena de cuidado de energía, Rick dijo a su compañera espiritual primaria cuánto lamentaba haber truncado su corta vida. De la sesión no quedó muy claro cuánto sabían sobre la posibilidad de un accidente. Ellos han sido amantes en numerosas vidas pasadas, muchas de ellas en situaciones de crisis. Aunque Dale y Maureen encarnaron al mismo tiempo en esta vida y en el mismo lugar que en los años 20s, no estaban destinados a encontrarse durante la juventud. La misma experiencia sensorial y energía emocional de esta locación geográfica simplemente eran parte de las condiciones que los habría de reunir más tarde en sus vidas presentes.

Estos compañeros espirituales sabían que en sus vidas actuales las condiciones para su encuentro no serían las mejores hasta después que pasaran los años. Dale necesitaba sentir la frustración de años de espera por la mujer correcta. Él ya no es un hombre descuidado ni irresponsable. Samantha/Maureen también requería la madurez que no alcanzó a tener cuando mantuvo aquella relación con Rick en los años 20s. Ni Dale ni Mauren dan la vida por hecha a este punto de su unión. Han pasado por muchas tristezas sin la compañía del otro. Mi trabajo con esta pareja terminó con ellos haciendo esencialmente la misma declaración. Maureen dijo, "estamos terminando de sanar, con claro respeto por la santidad de la vida y la importancia del perdón. Ahora que conocemos el significado de la pérdida, vamos a atesorar el tiempo que hemos dejado juntos en esta vida".

Antes de cerrar esta sección dedicada a los compañeros espirituales, debo añadir que muchas de estas almas tiene clases de preparación antes de su siguiente encarnación. Una característica de este ensayo con nuestros guías es el repaso final de los asuntos importantes que se presentarán en la vida por venir. Un aspecto de esta clase preparatoria podría incluso incluir a los dos compañeros espirituales saliendo y enviándose mutuamente imágenes visuales de cómo lucirán en sus nuevos cuerpos humanos y bajo qué condiciones han de encontrarse.

En Journey of Souls escribí un capítulo que citaba ejemplos de este tipo de preparación para el viaje. Los compañeros espirituales no siempre se reúnen antes de partir. Entonces, dependiendo del karma involucrado, algunas veces un alma sabe más que la otra sobre su encuentro futuro y la apariencia que esta persona tendrá. Este es un corto ejemplo de un compañero espiritual estudiando el encuentro con su futura esposa:

Se me permitió ver a mi esposa en un cuarto de proyección para la siguiente vida. Era una atractiva instructora de aeróbicos a la que conocería en un gimnasio. Estudié cuidadosamente su cuerpo y sus rasgos faciales, ya que no quería arruinar la reunión como lo había hecho en mi vida anterior. El aroma de su cuerpo bañado en sudor se grabó en mi memoria... sus gestos... su sonrisa... y más que cualquier otra cosa... sus ojos. El momento del encuentro en esta vida fue como dos imanes que se atraían mutuamente.

Extracto del libro: DESTINO DE LAS ALMAS (UN ETERNO CRECIMIENTO ESPIRITUAL)
Autor: MICHAEL NEWTON