PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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lunes, 6 de diciembre de 2010

EL MUNDO DEL ESPÍRITU.....MUERTE, PENA Y CONSUELO

Negación y aceptación

Sobrevivir a la pérdida de un ser amado es uno de las experiencias más difíciles de la vida.


Es bien sabido que el proceso de sobrellevar la pena implica pasar por el inicial impacto emocional, luego vencer la negación, rabia, depresión hasta finalmente lograr cierto tipo de aceptación. Cada una de estas etapas de inquietud emocional varía en duración e intensidad desde meses hasta incluso años.

Perder a alguien con quien hemos tenido profundos vínculos puede ocasionar una desesperanza tal que nos lleve a sentirnos en un pozo sin fondo del que escapar es imposible porque la muerte nos parece algo definitivo.

En la cultura occidental, la creencia de que la muerte representa el final de las cosas, constituye un obstáculo para la sanación. Tenemos una cultura dinámica donde la posibilidad de perder nuestra persona física resulta impensable. La dinámica de la muerte dentro de una familia se puede comparar a una exitosa obra de teatro que entra en caos por la pérdida de una de sus estrellas. El reparto secundario se debate en agonía buscando algún cambio en el libreto.

Al afrontar este enorme vacío en la historia, ocasionado por los que se han ido, se afectan los roles futuros de los actores que quedan. Aquí hay una dicotomía ya que cuando las almas están en el mundo del espíritu, preparándose para una nueva vida, ríen en los ensayos para su próxima obra teatral en la tierra. Ellas saben que todos los roles son temporales.

En nuestra cultura no nos preparamos adecuadamente, durante la vida, para la muerte porque es algo que no podemos arreglar o cambiar. La conciencia de la muerte comienza a roernos a medida que envejecemos, siempre ahí, acechando en las sombras, indiferente a nuestras creencias de lo que pueda suceder después de la muerte. Al discutir el tema de la vida después de la muerte, a lo largo de mis giras de conferencias, he podido ver con asombro que gentes con diferentes puntos de vista religioso comparten el mismo temor por la muerte.

Para la mayoría de nosotros, el temor proviene de lo desconocido. A menos que hayamos tenido una experiencia cercana a la muerte o vivido una regresión a una vida pasada en la que recordamos la sensación de dicho momento, la muerte es un misterio.

Cuando enfrentamos la muerte, sea como protagonista o como observador, resulta doloroso, triste y atemorizante; las personas saludables no desean abordar el tema y con frecuencia tampoco aquellas cuyo estado es grave. De tal forma, nuestra cultura ve a la muerte con aversión.

El siglo XX ha sido testigo de muchos cambios en la actitud de las personas con relación a la vida después de la muerte; durante las primeras décadas, la mayoría conservaba la visión tradicional de que sólo hay una vida por vivir, sin embargo en el último tercio del siglo, en los Estados Unidos, se ha estimado que un cuarenta por ciento de su población cree en la reencarnación.

Este cambio de actitud ha facilitado en parte la aceptación de la muerte para aquellas personas más espirituales y que abandonan aquella creencia que después de la vida sólo se encontraba el olvido.

Uno de los aspectos más significativos de mi trabajo en el mundo del espíritu es el aprender desde la perspectiva del alma que parte, lo que se siente al morir y cómo ésta intenta permanecer para confortar a aquellos que está dejando en el mundo terrenal. En este capítulo confío validar que lo que usted siente en su interior, después de la pérdida, no es simplemente un pensamiento de anhelo. La persona que ama no se ha ido en realidad.

Considere también lo que dije en el capítulo anterior acerca de la dualidad del alma. Parte de su energía quedó en el mundo del espíritu en el momento de la encarnación, cuando su ser querido vuelve al hogar encontrará que usted ya está allí, esperándolo con aquella porción de su energía que había dejado.


Esta misma energía permanecerá allí, para unificarse con su alma cuando llegue el momento. Una de las grandes revelaciones de mi investigación fue aprender que los compañeros espirituales nunca se separan realmente.

Las siguientes secciones ilustran ciertos métodos usados por las almas para comunicarse con aquellos que aman. Estas técnicas pueden comenzar justo después de la muerte física y pueden ser muy intensas. Sin embargo las almas que parten están ansiosas de irse a su hogar ya que la densidad de la Tierra hace perder energía. Con la muerte, el alma es liberada y siente libertad.

No obstante, si tenemos la necesidad y como norma general, las almas pueden entrar en contacto con nosotros desde el mundo del espíritu.

Una amplia contemplación y meditación puede brindar una mayor receptividad de aquellos que han partido y suministra a su conciencia un alto sentido del conocimiento. No se requieren mensajes verbales del otro lado, basta con borrar la duda y abrir la mente para sentir la posible presencia de alguien que ama y que le ayudará a recobrarse de la pena.

DEL LIBRO:
DESTINO DE LAS ALMAS
Un eterno crecimiento espiritual
MICHAEL NEWTON
2001

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