PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

viernes, 23 de agosto de 2013

SER MADRE

"Alma de seda y emoción de luna.
Ángel que en medio de la noche arcana
custodia el sueño de la blanca cuna,
la Madre es tal, que nadie determina
si es tan divino Dios como ella humana,
si es tan humano como Ella es divina". 
(Mario Vecchioli)

SER MADRE IMPLICA EL DESAFÍO SIEMPRE RENOVADO DE FAVORECER EL DESARROLLO PLENO -FÍSICO, PSÍQUICO Y EMOCIONAL- DE LOS HIJOS, PORQUE CON SU ACTITUD INTELIGENTE, ABNEGADA Y GENEROSA, PROMUEVE EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL Y EMOCIONAL DE ELLOS EN TODAS LAS ETAPAS DE LA VIDA, CADA UNA CON SUS MATICES, EXIGENCIAS Y DEMANDAS.

La figura de la madre, que se caracteriza por la entrega amorosa, incondicional, solidaria, forjadora de valores, merece no sólo cuando se festeja su día, sino más frecuentemente, una valoración que implique el reconocimiento a su tarea silenciosa, constante, sostenedora y vital. Una de las funciones trascendentes del espíritu encarnado en el sexo femenino, es la maternidad. Cumplir con ella requiere gran responsabilidad para quien la asume, dado que implica compromisos y renunciamientos en muchos órdenes, que se traducen siempre en posibilidad de amar y contribuir al crecimiento y realización de los hijos.

La madre que ama, prodiga a sus congéneres atenciones, cuidados, satisfacción de necesidades, aceptación respetuosa de las características del espíritu del hijo, conducción con firmeza y afecto hacia el desarrollo de los valores que entiende responden a una persona de bien, ilustración permanente basada en los conocimientos aprendidos y en la sabiduría que otorgan las experiencias vividas en este plano y en el espiritual.

La madre que ama, procura en ellos el aprendizaje continuo. Este no se produce cuando se les solucionan a los hijos todos los problemas, por el contrario, estas actitudes les restringen la capacidad de pensar, sentir y actuar. La limitación en la toma de decisiones acordes a su edad y comprensión, impide en ellos el desarrollo y la asunción de compromisos de vida, y a la vez, no crea responsabilidades directas de sus actos... 

Cuando la madre acompaña este proceso que naturalmente deben atravesar para aquilatar virtudes y superar tendencias erróneas, cumple con su función educadora fundamental, dado que les otorga a esos seres oportunidades de progreso, puesto que la comprensión del verdadero sentido de la vida, impone responsabilidad y da seguridad en un futuro mejor.

Ella intuye, investiga y descubre a través del análisis de las acciones y actitudes, y con la permanente conexión con el espíritu protector del hijo, cuáles son las características espirituales de ese ser, con el propósito de enseñar a pensar, sensibilizar y ayudarlo en el análisis de su propia personalidad.

La madre que ama, es capaz de luchar contra las adversidades hasta agotar sus fuerzas físicas, incluso olvidándose muchas veces de ella misma, de sus deseos o anhelos de realización personal.

UNA MADRE HOY DEBE RESPONDER A MUCHAS DEMANDAS DE LA FAMILIA Y DE LA SOCIEDAD. ALGUNAS DE ELLAS, DEDICAN SU TIEMPO A LA ATENCIÓN DE LAS ACTIVIDADES HOGAREÑAS, SIN OTRA RECOMPENSA APARENTE MÁS QUE LA QUE LE OTORGA UN AMBIENTE LIMPIO, ORDENADO Y ADECUADO PARA QUE LOS MIEMBROS DE LA FAMILIA ENCUENTREN ESPACIOS APTOS PARA UNA VIDA SANA Y FELIZ. SIN EMBARGO, QUIENES ASÍ LO PERCIBEN NO RECONOCEN MUCHAS VECES, LA GRANDIOSIDAD QUE ENCIERRA ESTA DEDICACIÓN, NI LOS VALORES QUE SON NECESARIOS REUNIR PARA PODER CONCRETARLAS. 

MUCHAS DE ELLAS ADEMÁS, CUMPLEN CON EL ROL DE VERDADERAS ADMINISTRADORAS DE RECURSOS, ESCASOS MUCHAS VECES, Y AGUDIZAN SU INGENIO Y CREATIVIDAD PARA OBTENER BUENOS RENDIMIENTOS DE LOS INGRESOS.

OTRAS, SUMAN EL DESEMPEÑO LABORAL FUERA DEL HOGAR, CON LA FINALIDAD DE CONTRIBUIR AL SOSTENIMIENTO FAMILIAR O DE PROYECCIÓN PROFESIONAL O SOLIDARIA. SUS ROLES DE TRABAJADORA Y DE MADRE SE COMPLEMENTAN AUNQUE ES DIFÍCIL PARA ELLA MUCHAS VECES, COMPAGINARLOS.

Los hijos necesitan ver que los adultos referentes en su vida se comportan de manera ética y responsable, tanto con respecto a los vínculos familiares como a los vínculos que establecen fuera de la familia. Las cualidades personales e interpersonales que se necesitan para conducirse en el mundo adulto se cultivan en la manera en que se interrelacionan los miembros de la familia, y la madre ocupa en ello, un lugar destacado.

Es a través de este esfuerzo como se consigue un ambiente agradable, de solidaridad, de armonía, donde crecen y se desarrollan las aptitudes, los gustos y los hábitos que en la vida son necesarios mantener para proyectarse, para programar las vivencias, cumplir los compromisos del espíritu y tener un futuro feliz.

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