PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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viernes, 21 de septiembre de 2012

EL ROL EDUCADOR DE LA FAMILIA

LA IMPORTANCIA DE LA FAMILIA EN ESTOS TIEMPO DIFÍCILES ES FUNDAMENTAL PARA PODER TRANSITAR POR ELLOS, CON GARANTÍAS SUFICIENTES PARA PODER SUPERARLOS.
 
Dentro de las expresiones que ha asumido la familia a lo largo de la historia, parecería que siempre ha realizado, de una u otra forma, tres aspectos importantes que se relacionan con el concepto de hogar. Así lo expresa Julio Labaké en su libro "Es posible educar", cuando reconoce el binomio hogar familia como:
 
A) ÁMBITO DE VIDA: por ser el lugar de mayor permanencia, especialmente durante los años de máxima dependencia. Si bien en la actualidad descubrimos nuevas posibilidades y hasta necesidades de concurrencia fuera del hogar, este continúa siendo un ámbito privilegiado de vida.
 
B) ÁMBITO DE SEGURIDAD AFECTIVA: es en él donde el ser busca descanso de la lucha, a menudo dura y desgastante que puede surgir en el medio ambiente, donde nadie está particularmente dispuesto a aceptarnos y querernos incondicionalmente.
 
C) ÁMBITO DE PLASMACIÓN Y ASIMILACIÓN DE MODELOS: dada la profunda relación que se establece, los padres generan en los hijos pequeños, una gran idealización, hasta el punto de que este núcleo familiar constituye el centro de referencia de los hijos. Este modelo operará como fuente de jerarquía de valores que conforman el modelo deseable y necesario para el niño. En la adolescencia, el hijo comenzará a abrirse al mundo y buscará su propio modelo, al definir su propia identidad.
 
Nadie está mejor dispuesto para la tarea de acompañar a crecer y madurar a esa nueva vida, que aquellos que la hicieron existir.
 
Es por ello que los padres son los primeros responsables y en quienes reside el fundamental derecho y la mejor posibilidad de educar a sus hijos. De aquí también la responsabilidad de capacitarse como padres, máxime en estos tiempos en que una cultura decrece y surge otra que exige encontrar los parámetros propios y necesarios para garantizar el proceso de educación.
 
La transformación que fue experimentando la sociedad humana a partir de la incorporación de los principios que consagran la igualdad de todos los seres humanos en dignidad y derechos, se reflejó de manera natural, en la estructura del núcleo familiar. Los cambios de los que fue testigo el siglo XX, especialmente en su segunda mitad, completaron la evolución del modelo de familia en los países occidentales, con un marcado giro hacia la búsqueda de formas de convivencia equilibradas y en un contexto cultural que intenta privilegiar al amor, la solidaridad y el respeto entre los integrantes del grupo familiar.
 
Es así que hoy, la institución familiar apunta a constituir un microuniverso solidario y no una simple reunión de personas sin horizontes compartidos ni un destino común. Se aspira muchas veces y en muchas familias con conciencia de bien, a lograr una comunicación más fluida, con roles que se compartan y se complementen, donde la valoración del sexo apunte a la unión y armonía matrimonial, como individualidades que deben solidarizarse para alcanzar un estado de plenitud y afectividad.
 
Revitalizar estos aspectos tan importantes permitirá, a pesar de los fuertes cambios que sacuden nuestra vida, mantener clara y visible cuál es nuestra meta en esta existencia, cuál es nuestro compromiso de trabajo y cuál nuestro proyecto familiar.
 
Más que nunca, la familia será el seno que busque serenar los ánimos, fortificar las decisiones para la lucha cotidiana a través del diálogo, acompañando con el afecto demostrado, la preocupación evidenciada, apoyando espiritualmente y compartiendo -sobre todo entre el padre y la madre- la búsqueda de valores y principios morales para elaborar en conjunto, la manera más digna posible de concebir el mundo y de afrontar la vida.
 
EL DESAFÍO AL CUAL NOS ENFRENTAMOS CONSISTE ENTONCES, EN REDISEÑAR ROLES (DADOS LOS CAMBIOS SOCIALES, LABORALES, ECONÓMICOS) Y SUSTENTAR UNA ACCIÓN CONJUNTA ENTRE LOS PADRES PARA SEGUIR NUTRIENDO EL HOGAR, DE BASES, HERRAMIENTAS, ACTITUDES, APTITUDES, EJEMPLOS CONVINCENTES QUE PERMITAN EDUCAR A LOS HIJOS EN MODELOS ÉTICOS Y MORALES SÓLIDOS, FUNDAMENTADOS, VISIBLES Y PALPABLES, SIN TEORIZACIONES ABSTRACTAS QUE SE DISUELVEN AL CONTACTO CON
 
LA REALIDAD. LA VISIÓN CONJUNTA DE LOS PADRES, IMPRIME EN LOS HIJOS LA FUERZA CONDUCTIVA DE LAS ENSEÑANZAS QUE SE VAN TRANSFORMANDO EN APRENDIZAJES AVALADOS POR LA PRESENCIA FÍSICA, LA PALABRA OPORTUNA Y LA CONDUCTA EJEMPLARIZANTE.
 
La vida familiar sólida y armónica, se resiste y se resiente con el ritmo avasallante de la actualidad.
 
Julio Labaké expresa que: "todo es vertiginoso en esta cultura de la libertad y de la acción sin presupuestos”. Nos incomoda el encuentro directo con nuestra interioridad, con la seriedad de las cosas, con las exigencias profundas de la realidad.
 
Cambian los estilos de vida, las modas, la cultura dominante, pero nunca lo hacen la naturaleza humana ni sus necesidades psicológicas básicas. Una de esas necesidades que el hogar, como institución que favorece la contención y la educación debe revalorizar, es la capacidad de escuchar, de atender, con cuerpo y alma, a los problemas e inquietudes de los integrantes del grupo familiar.
 
La vida familiar, se resiste a la velocidad. Frases como "No me estás prestando atención", "necesito que me escuches" o "dame tiempo", nos están avisando que, en la era de la comunicación, nos estamos convirtiendo en padres sordos, maridos sordos, esposas sordas o hijos sordos.
 
¿QUÉ NOS PASA? No siempre estamos predispuestos para la escucha atenta. Esta requiere estar en una posición incómoda que, generalmente, nos pone impacientes porque debemos "perder" preciosos minutos de nuestro tiempo que siempre es insuficiente, para ocuparnos de otro ser que nos pide atención.
 
En este afán por ganar tiempo, hasta tratamos de cambiar el hecho de escuchar por un apresurado "decime qué necesitas", como si se tratara del trueque de algún objeto. Para poder escuchar, debemos entregarnos generosamente, pacientemente, con respeto y consideración por el que nos reclama. Implica, entonces, salir de nuestro individualismo, mirar al otro ser a los ojos, reconocerle un lugar en nuestra vida.
 
La familia debe nutrirse de situaciones de permanente diálogo, capacidad de escucha, afecto sincero y demostrado, respeto por la personalidad del otro ser y profundos deseos de armonía. Cuando esto no sucede, se pierde el anclaje de los afectos y se pierde de vista que lo familiar es el primer encuentro solidario.
 
A los padres nos cabe esta ineludible responsabilidad: la de estar, escuchar, comprender, aconsejar a nuestros hijos, esos espíritus que por distintas razones encarnaron en nuestro hogar, dotaron de sentido nuestras vidas y nos dieron la oportunidad de desarrollar el sentimiento de amor en su forma más pura y trascendente.
 
POR ESO LA IMPORTANCIA DE FORTALECER LA INSTITUCIÓN FAMILIAR COMO FUERZA GENERADORA DE UNIÓN, POSIBILIDADES DE APRENDIZAJE, Y DE INNUMERABLES INSTANCIAS DE CRECIMIENTO INDIVIDUAL.
 
Ella es el seno fecundo donde se conciben todas las formas posibles del amor. El perdón, la solidaridad, la tolerancia, tienen por cuna ese ámbito maravilloso que es el hogar, que se gestó en el amor de los padres, de los hijos, de los hermanos. Y esa otra familia más grande aún, que incluye el amor de los abuelos, los tíos, los primos.
 
EN ESTOS TIEMPOS DE ANGUSTIA, DE CRISIS Y VIOLENCIA SOCIAL, LA FAMILIA, MÁS QUE NUNCA, DEBE REUNIRSE ATRAÍDA POR EL CALOR DE LOS AFECTOS, PARA FORTIFICARSE, ENRIQUECERSE Y PROYECTARSE UNIDA CON LA FUERZA CREADORA DEL AMOR.
 
QUÉ IMPORTANTE SERÍA ALIMENTAR, CADA DÍA, LA ALEGRÍA DE VIVIR Y EL OPTIMISMO, ESTADOS QUE NO PODEMOS PERMITIR QUE LA SITUACIÓN IMPERANTE, DRAMÁTICA Y DOLOROSA POR CIERTO, NOS ARREBATEN.
 
LA VIDA, A PESAR DE TODO, NECESITA TEÑIRSE DE RISAS, ESPERANZAS, PROYECTOS Y RENOVADAS ILUSIONES. ASPECTOS ESTOS QUE CONTAGIAN EL AMBIENTE FAMILIAR Y APORTAN ESPERANZA Y FE EN EL FUTURO.
 
UNA FAMILIA COBIJADA BAJO LA ALEGRÍA, EL ESPÍRITU DE UNIÓN Y CAMARADERÍA SE FORTIFICA PARA LOS MOMENTOS DE LUCHA Y LOS ENFRENTA CON MÁS COMPRENSIÓN Y TOLERANCIA.

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