EL DUELO O ESE PROCESO POR EL QUE TODO SER HUMANO PASA PARA APRENDER A VIVIR SIN UN SER QUERIDO, TIENE UNA PERSPECTIVA CULTURAL CONFUSA QUE LO CALIFICA COMO UN MOMENTO DE LA VIDA CARGADO DE SUFRIMIENTO DONDE SE SOBREVIVE SIN UN FIN APARENTE Y SE “SANA” CON EL TIEMPO.
No hay ideas claras con el duelo, todo aquel que se acerca al doliente dice algo diferente y confuso:
- “QUE HAY VIDA DESPUES DE LA MUERTE”,
- “QUE HAY DESCANSO ETERNO”,
- “QUE HAY FANTASMAS”,
- “QUE HAY REENCARNACIÓN;
- “QUE HAY PASO DIRECTO A DIOS”,
- “QUE SE FUE PERO ESTA AL LADO DE NOSOTROS”,
- “QUE UNOS PENAN Y OTROS NO”,
- “QUE HAY UN CIELO PERO NO INFIERNO”,
- “QUE LLORAR ES MALO”,
- “QUE ES BUENO DESAHOGARSE”;
Todas estas son expresiones que se contradicen fusionando conceptos opuestos, el comun denominador es que hay algo mas allá la muerte física y una trascendencia en lo espiritual. Partiendo de esta similitud el doliente puede optar por una idea unificadora que tenga como objetivo tranquilizar por el destino del ser querido y centrarse en la elaboración y construcción de un proceso de crecimiento personal, por ejemplo: “mi ser querido pasó de un estado material a uno esencial donde comenzó un nuevo proceso evolutivo”.
Esta afirmación puede ser el acuerdo personal que el doliente desarrolla para abrir una perspectiva positiva del duelo donde se entienda que el duelo, como el paso a otro estado, son procesos de cambio que implican compromiso para el crecimiento. “Si mi ser querido esta bien y él quería que yo fuera feliz en esta vida, no es esta una razón para salir del sufrimiento?”. Hacer de las ideas el mayor aliado en un proceso de cambio facilita o entorpece el desarrollo del mismo; y siempre se puede optar por mirar las situaciones de forma positiva o negativa; durante el duelo pensar de forma positiva puede ser: considerar que tras el dolor hay crecimiento e individualidad, pensar de forma negativa es: considerar que el sufrimiento nunca termina y que la vida jamas volverá a ser interesante; detras de cada opción se puede observar a un doliente que toma decisiones y que no es simple victima de las circunstancias.
Tomar una posición frente a la vida es fijarse una meta o derrotero a seguir, es optar por dos caminos: recuperación o sufrimiento; tu puedes elegir un camino de sufrimiento donde el dolor se eternice y pierda su sentido de generador de reacciones, o puedes utilizar el dolor como motor de reacción frente a las circunstancias de la vida.
Imaginemos una situación que produzca dolor, por ejemplo: quemarse un dedo, la acción de la llama sobre la piel genera una reacción fisiológica sobre el sitio afectado produciendose el enrojecimiento y posteriormente la ampolla, pero la reacción no es solamente a nivel local, todo el cuerpo en conjunto reacciona en función de proteger su integridad, el dolor alerta al organismo para que tome medidas de cambio: retroceder, soplarse el dedo, gritar y llorar para clamar la atención y ayuda de los otros, correr y buscar agua helada, etc.
El dolor alerta al organismo como totalidad para la busqueda de soluciones; el sufrimiento, por el contrario, es mantener el dedo sobre la llama, es acostumbrarse al origen del dolor y considerar su permanencia parte esencial de un proceso sin fin; el sufrimiento es una decisión durante el duelo que puede llevar al doliente a una posición inmutable donde nada de lo que se haga sirve para mejorar. Podemos observar entonces que el proceso de adaptación a la perdida de un ser querido requiere inicialmente una actitud abierta a los cambios y de un compromiso con el fallecido a la superación y mantenimiento en vida de sus legados.
Recordar lo que esmeradamente dio el fallecido durante su vida en función del desarrollo del actual doliente, permite reconocer que no era la tristeza el legado que deseaba para su familia, por el contrario era la busqueda de la felicidad, el crecimiento, el amor y muchas cualidades especificas: te enseñó a ser padre, hijo, respetuoso, disciplinado, alegre, trabajador, honrado, responsable...TU MAS QUE NADIE SABES, QUE POR TU SER QUERIDO Y POR TI MISMO, LA VIDA DEBE VIVIRSE EN FUNCIÓN DE LO APRENDIDO Y NO DEL DOLOR TRANSITORIO MIENTRAS COMPRENDEMOS EL CAMBIO A NIVEL RELACIONAL CON EL FALLECIDO, AHORA LA RELACIÓN NO ES FÍSICA ES ESENCIAL Y TRASCENDENTE.
Es una colaboraciób de: M.L.S.R.
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