PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

domingo, 2 de enero de 2011

UNA VIDA CONSCIENTE


Considero que hay tres errores comunes que la gente parece cometer acerca del tiempo.

El primero es vivir en el pasado. Todos conocemos personas que van por la vida volviéndose hacia atrás, que gastan sus fuerzas lamentándose acerca de “los buenos viejos tiempos” o de “la manera en la que eran las cosas” (que siempre se perciben como mejores que ahora). Ellos cargan con el peso del recuerdo, sin placer.

Están eternamente conscientes de la culpa, de asuntos sin terminar, sueños incumplidos. Viven su vida entera mirando hacia atrás, por sobre su hombro, enfrascados en los “si hubiera” o “podría haber sido”. La suya es una existencia deprimente. Tienen una visión obstruida de la vida.

El segundo error es vivir solamente en el futuro. Estas son personas a quienes no les importa el pasado y son incapaces de disfrutar el presente. Tienen miedo. Están ansiosos. Son miopes.

Están consumidos por el mañana. Son personas que hacen lo imposible por guardar para el mañana e incluso se privan, por si las dudas, para el mañana.


Siempre están esperando el momento correcto, la oportunidad perfecta: cuando las cosas estén arregladas, los hijos hayan crecido, el trabajo baje de ritmo, el tiempo de madurez llegue. Y para ellos nunca llega la oportunidad adecuada.

Por supuesto que es prudente y necesario planear a futuro. Pero, ¿qué es la vida sin algún placer o sin perspectiva? ¿Qué es la vida sin alguna diversión mínima en el aquí y ahora? No debemos vivir con temor y no podemos vivir en la fantasía. No hay satisfacción en planes que nunca alcanzan su fructificación.

El tercer error que la gente comete con frecuencia es vivir solamente en el presente. “Come, bebe y sé feliz” es su filosofía. “Diviértete”, “disfrútalo”, “sólo se vive una vez”. Estos son los gritos del ahora, los hedonistas, los materialistas, los que buscan emociones que satisfaga el placer momentáneo. Están tentados por un alud de satisfactores y todo lo tienen demasiado fácil.


No ven hacia atrás ni hacia adelante, sino solamente ven por sí mismos. Tienen vista pero no visión.

Esta filosofía es muy tonta y no tiene sentido alguno. Tales personas son criminales insensibles; roban del pasado, se ocultan del futuro, se encierran a sí mismos en una prisión que es unidimensional y en una vida que es vacía y sosa.

El hecho es que mientras nuestra mente divide el tiempo en tres categorías: pasado, presente, futuro, lo cierto es que dichas divisiones son ilusorias. No existen realmente. El tiempo es un continuo sin costuras. El pasado, presente y futuro son inseparables.

En cierto sentido, son simultáneos y uno solo. Cada momento del presente rápidamente se vuelve pasado. Cada momento del futuro se mezcla con el presente. Cada momento es una combinación de experiencia y esperanza, vida y expectativas y recuerdos y preparación; es una mezcla de lo que fue, lo que es, y lo que será.

Creemos que el pasado está detrás de nosotros, pero no es así. Está muy bien con nosotros, vivo, es parte de todo lo que hacemos. Somos un compuesto de todo lo que fue.

Pensamos que el futuro está de frente pero realmente está aquí y ahora. Los errores que cometeremos mañana nos perseguirán por años y nuestros logros nos proporcionarán un orgullo interminable.

La dirección que demos ahora a nuestros hijos se reflejará en la manera en la que ellos traten a sus hijos, y cómo nos tratarán mañana, y más allá. El futuro no está distante en absoluto. Está simplemente a un momento de distancia.

La vida está en constante flujo. No podemos separar el tiempo más de lo que podemos remover una ola del océano o jalar una nube del cielo. Y según lo afirma la ciencia, somos criaturas finitas que morirán algún día.

No podemos salvar el pasado, solamente saborearlo, aprender de él y revertir sus puntos.

No debemos vaciar el presente, sino tan solo sostenerlo y utilizar sus oportunidades.

No debemos vivir solamente para el futuro, sino más bien aspirar a él y prepararnos responsablemente.

Todo lo demás es inútil y está incompleto

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