PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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martes, 2 de marzo de 2010

LA PÉRDIDA DE UN HIJO Y EL DOLOR DE LOS PADRES

La mayoría de nosotros espera enterrar a nuestros padres algún día. Podemos aceptar que se harán viejos y que morirán - ya que esa es la ley de la vida.
Pero no esperamos enterrar a nuestros niños.


Tener un niño que muera antes que nosotros parece ir contra la naturaleza, y contra nuestro sentido de lo que es correcto. Los psicólogos dicen que esa es solo una de las muchas razones de porque la muerte de un niño es posiblemente una de las pérdidas más difíciles de aceptar.

Las personas que tienen hijos, a menudo sienten que ser padres es uno de los roles más importantes que tienen en la vida, ya sea que los hijos tengan 3, 13 o 30 años. Por eso, la muerte de un niño es un golpe tremendo a la identidad de un padre.

Reacciones ante la muerte de un niño

Si su hijo ha muerto, usted probablemente experimentará muchas reacciones comunes ante el dolor, pero en un grado mayor que lo normal. Puede sufrir una conmoción e incluso negar al comienzo que su hijo ha muerto. Probablemente se volverá depresivo. Incluso si usted normalmente es una persona comedida y atenta, de pronto puede darse cuenta que no le importa nada ni nadie. Se preocupará por las circunstancias de la muerte de su hijo, recreándolas en su mente una y otra vez. Incluso puede tener sueños o pesadillas sobre su hijo - o pensar que usted lo ve o lo escucha.
El intenso dolor causado por la muerte de su hijo también puede afectarlo en el aspecto físico. Puede perder peso, tener dificultades para dormir, volverse irritable o indiferente, o sentir que le falta la respiración. Incluso se sabe que el sufrimiento puede causar la caída del cabello.
Pero de todas las reacciones normales ante la muerte, las dos que usted experimentará más agudamente serán la ira y la culpa. Porque la muerte de un niño es algo tan terrible, hay una gran necesidad de culpar a alguien. Puede sentirse enojado con los médicos y las enfermeras que no pudieron salvar a su hijo, o con Dios por dejar que su hijo muriera. Si el niño murió a causa de algún accidente traumático, puede sentirse enojado con quien usted crea que lo causó. Si alguna acción de su hijo fue en parte causante de su propia muerte, usted incluso puede sentirse enojado con él o ella - y después sentirse culpable por su enojo.
De hecho, usted se sentirá culpable por muchas razones. Los padres a menudo sienten una culpa terrible simplemente por el hecho de estar vivos mientras su hijo ha muerto. Si tuvo una discusión con su hijo o tuvo que disciplinarlo un poco antes de su muerte, usted se sentirá culpable por no haber sido un “mejor” padre.
Pero quizás usted se sentirá más culpable porque cree que debería haber prevenido la muerte del niño. Puede darse cuenta que se encuentra obsesionado con los pensamientos de “si yo solamente”: si yo solamente no lo hubiera dejado salir ese día; si solamente me hubiera fijado en él o ella un minuto antes; si solo hubiera estado ahí.

Efectos sobre el matrimonio

Mientras los padres acongojados saben que van a experimentar un dolor muy intenso, la muerte de su hijo puede tener otro efecto que ellos no esperan: probablemente alterará los sentimientos de uno por el otro. Los padres esperan que su dolor sea parecido porque ambos perdieron el mismo hijo; pero de toda manera, la forma en que el padre sufre es diferente de la forma en que lo hace la madre. Como resultado, los padres pueden encontrar que es difícil comunicarse.
La muerte de un niño a menudo ocasiona problemas sexuales en el matrimonio. Un cónyuge puede querer tener intimidad, pero el otro no, porque dejar caer la barrera emocional significa sentir el dolor. Los problemas sexuales pueden durar hasta los dos años o más, después de la muerte del niño.

Enfrentándose con la muerte de un niño

¿Cómo pueden los padres manejar los problemas causados por su gran dolor? Ellos necesitan encontrar a alguien que pueda entender sus sentimientos. Únase a un grupo local de auto ayuda para padres que están sufriendo, o a cualquier asociación para padres afligidos donde se sientan apoyados.
Es importante para los padres comprender que el dolor severo puede hacerlos sentir que están perdiendo el control. Si usted se siente así, debe considerar preguntar al sacerdote de su parroquia, a su médico o al director del funeral si pueden sugerirle el nombre de algún consejero.
Finalmente, recuerde que los demás probablemente se sentirán muy desorientados porque no sabrán que decir. Puede ayudarlos a llenar ese vacío diciéndoles simplemente que es lo que usted necesita y hacerles saber que está bien si mencionan al niño fallecido.

Hablando con sus otros hijos

Sus otros hijos lo buscarán para que les explique la muerte a ellos. Las preguntas de un niño dependerán de su edad, pero sus respuestas siempre deberán ser honestas. No le diga a los niños que su hermano o hermana está “durmiendo”; ya que el niño tendrá miedo de morir mientras duerme. No le diga al niño que Dios quería a su hermana; él o ella se sentirá enojado con Dios y tendrá miedo de que también lo “quiera”. Simplemente conteste las preguntas como se van presentando, sin ofrecer más información que la necesaria.
De todas formas, usted debería asegurarles a los niños de que ellos no morirán por la misma causa, y que no pueden hacer nada con la muerte de su hermano o hermana. Los niños a veces fantasean con que ellos causaron la muerte por ser “malos” o por pelear con él o con ella.
Recuerde, sus otros hijos necesitan resolver su dolor. Ellos seguirán su ejemplo, por lo tanto debe darles permiso para sufrir dejándolos que vean su propio dolor. Usted no les hará ningún favor “protegiéndolos” del proceso del dolor.

Una nota para los abuelos

Los abuelos tienen el doble peso de sufrir por su nieto y de ver a su hijo o a su hija que sienten un gran dolor. Aún cuando usted no puede alejarlos del dolor, lo mismo puede ofrecer su ayuda para hacerse cargo de los demás niños, para hacer la cena y, lo más importante, para escuchar. Usted no debería participar activamente en los arreglos para el funeral - eso es algo que su hijo, el padre afligido, debe emprender como el primer paso para trabajar sobre su propio dolor.
Y no niegue o esconda su propio dolor aún mientras apoya a su hijo o a su hija. Usted también necesita expresar sus sentimientos. Este es un buen momento para tener una conversación honesta con su familia y con sus amigos.

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