PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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martes, 30 de abril de 2013

LOS PROBLEMAS DE LA PAREJA TRAS UN DUELO COMPLICADO

¿ES POSIBLE ESTAR PREVENIDO?
 
Hace ya nueve años que no está nuestro hijo y desde entonces hemos conocido a muchos padres dolientes como nosotros. En este largo tiempo hemos participado en varias quedadas porque queríamos conocer personalmente a los que en internet sólo son nombres pero tienen detrás historias como las nuestras, a muchos amigos del alma, que lo eran y lo siguen siendo aun sin habernos visto.
 
Interesante tema ese de las quedadas, tal vez dé para un artículo más adelante, cuando me alcance el tiempo, pero no es mi objetivo ahora, así que intentaré centrar cuanto antes el que me hace escribir hoy.
 
En la última de esas reuniones, formada por una veintena de madres y padres, fuimos poniendo en común qué nos había pasado, qué nos había ayudado y qué nos gustaría transmitir a otras personas en duelo. No voy a entrar en las circunstancias de cada quien, terribles, emocionalmente impactantes, que nos dejaron el alma devastada de dolor y solidaridad. Quiero dejar constancia de una frase que alguien dijo, que en aquel momento se diluyó entre tantas, pero que luego me ha hecho reflexionar seriamente:
 
“A mí me habría ayudado mucho que alguien más experimentado me hubiera prevenido sobre las grandes posibilidades de que el matrimonio de unos padres que han perdido a un hijo se rompa. Tal vez de haberlo sabido habría podido salvarlo”.
 
Lo cierto es que conozco demasiados casos en que ha sido así. Afortunadamente no me ha sucedido a mí, pero puedo comprender que el nivel de estrés soportado, que las fases de angustia, rabia y depresión propias del duelo son una prueba de fuego para una pareja. Y que pueden abrir fisuras que parecían poco importantes hasta convertirlas en grandes grietas que arruinen la relación.
 
Por otro lado, si los dolientes se recriminan mutuamente por esa muerte, si el maldito sentido de culpa puede ser usado como arma arrojadiza, ¿quién puede soportar semejante tortura añadida al dolor de la pérdida?
 
Finalmente, también se me ocurre que las diferentes actitudes en el duelo pueden provocar fricciones insoportables, especialmente si se enfrentan dos modos incompatibles. Porque, por ejemplo, querer hablar continuamente del fallecimiento, de las circunstancias y del ser querido añorado ayuda a unos, pero angustia a otros que necesitan dejar de remover esas memorias tristes como forma de sobreponerse.
 
En fin, he teorizado sobre el asunto sin excesivo conocimiento real, perdón por el atrevimiento. Tal vez alguno de vosotros quiera aportar nuevos datos, casuística o matices. Lo he hecho siguiendo aquella petición ya dicha, esperando que pueda ser de alguna ayuda.
 
Es una colaboración de: L.G.M.

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