PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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lunes, 1 de julio de 2013

“EL DOLOR CON QUE SE MIDEN TODOS LOS DOLORES”

“TRAS LA MUERTE DE UN HIJO, LA VIDA NUNCA SERÁ IGUAL. HAY QUE APRENDER A SER OTRO”. 

Una mujer que perdió al marido es una viuda. Un hijo que perdió a sus padres es un huérfano. Pero la muerte de un hijo es algo tan fuerte, que no existe una palabra para esa situación. LA MUERTE DE UN HIJO, DE HECHO, ES EL MAYOR DOLOR AL QUE UN SER HUMANO SE PUEDE EXPONER EN LA VIDA. 

“ES EL DOLOR CON QUE SE MIDEN TODOS LOS DOLORES”, ESCRIBIÓ el escritor húngaro Sándor Marai, “ES UN DOLOR EMOCIONAL Y RACIONALMENTE INADMISIBLE”, confesó la terapeuta gestáltica especializada en duelos y pérdidas Dafna Curiel. 

Los especialistas concuerdan que superar ese dolor es utópico. A lo sumo, con esfuerzo y ayuda, se puede aprender a convivir con él. Y una de las cosas que los psicólogos consideran útil en esta lucha es dar amor. “TRANSFORMAR EL DOLOR QUE DEJÓ EL HIJO EN AMOR PARA DAR A LOS SEMEJANTES ES UNA DE LAS ACCIONES MÁS IMPORTANTES Y FRUCTÍFERAS EN ESTE TIPO DE CIRCUNSTANCIAS”, ha señalado Dafna Curiel. 

Algunos terapeutas calculan que el duelo por la muerte de un hijo puede alcanzar un tiempo muy extenso,y no se pueden estipular porque cada ser es individual,como su duelo. 

La primera fase es el llanto. Al tiempo, sin embargo, los padres toman conciencia que no es necesario llorar cada vez que se acuerdan del hijo. Y se pasa a una fase denominada “nostalgia dulce”. La fase de una enorme ternura que tranquiliza el corazón. 

Otro elemento clave es compartir el sentimiento. Asociarse a otros padres que hayan sufrido un impacto similar. Buscar amigos. No encerrarse. Vivir el silencio. Unirse como pareja. Y cambiar. 

“PARA PASAR POR ESOS DOLORES ES NECESARIO ROMPER MUCHÍSIMOS ESQUEMAS”. 

Solo así, en parte, se puede volver a desarrollar una vida medianamente normal. Aunque, tras la muerte de un hijo, la vida nunca será igual. Hay que aprender a ser otro.

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