PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

jueves, 15 de abril de 2010

ALGUNOS MITOS SOBRE LA MUERTE DE UN HIJO

MITO: Cuanto más joven era el hijo, menos intenso es el dolor que debes sentir.

LA REALIDAD: Es cierto que la sociedad nos da menos derecho al luto por la muerte de bebés muertos durante el embarazo y por recién nacidos, sin embargo, la verdad es que el amor de una madre/padre no se mide conforme al tiempo que tuvimos a nuestro hijo. El amor simplemente no se mide en tiempo. Algunos tratan de prorratear nuestro dolor. Por ejemplo, si un niño de diez años muere, nuestro dolor será de “x”, … si un bebé de un año muere, el dolor deberá de ser de “y”,… si un bebé de un día de nacido muere, el dolor será de “z”. Es ridículo para quien ha perdido un hijo.
Habrá que considerar lo siguiente… ¿Sería más fácil enterrar a nuestro hijo cuando lo hicimos o un año después? Es una pregunta imposible de responder. No hay mejor tiempo, ni menos dolor. Perder un hijo es una tragedia terrible pase cuando pase.


MITO: Han pasado seis meses, ya deberías haberlo superado.


LA REALIDAD: La verdad es que nunca “superaremos” nuestra pérdida. El dolor nunca se va por completo. Echaremos de menos nuestra vida entera el hijo que debería estar con nosotros. Cuando otros piensan que ya deberíamos haberlo superado, están confundiendo la relevancia de la pérdida de un hijo, con un evento de menor importancia.
Uno supera perder un trabajo, un hueso roto o una amistad que ya no está. La muerte de un hijo, de cualquier edad y por cualquier causa, es un evento trágico y que cambia nuestra vida para siempre, por eso nunca se olvida.


MITO: Las pastillas para dormir, los antidepresivos y el alcohol ayudan para sobrellevar el dolor.


LA REALIDAD: Algunos padres toman pastillas o alcohol después de la muerte de su hijo, y luego se dan cuenta de que han pospuesto lo inevitable. El luto y el dolor implican mucho trabajo. Es físicamente extenuante y mentalmente agotador. Pero hay que comparar el dolor con un préstamo. Debemos pagar el préstamo algún día. Cuanto más tardemos en hacerlo, más altos serán los intereses y las multas. Acepta y abraza la profundidad de tu dolor como la reacción normal de la experiencia más difícil que una persona puede vivir.


MITO: Otro hijo es la solución a tu dolor.


LA REALIDAD: Un hijo muerto merece todo el dolor que sientes. Aunque otro bebé llenara tus brazos doloridos y vacíos, nunca reemplazará a tu otro hijo. Permítete llorarlo. No hay que apresurarse. Otro bebé puede aumentar la angustia en ti, en tus hijos vivos, en tu pareja. Sed cautelosos al aventuraros en un embarazo para el que no estéis preparados.


MITO: Necesitas olvidar a tu hijo y seguir con tu vida.


LA REALIDAD: Mucha gente te ridiculizará si hay fotos de tu hijo muerto en tu casa, si sigues acudiendo a grupos de autoayuda o si lo recuerdas años después de su muerte. ¡Tu fidelidad a la memoria de tu hijo no es condenable!
La verdad es que más de veinte años después de la muerte de Elvis Presley, toda una nación se detiene a recordarlo con vigilias a la luz de las velas en Graceland. El evento se transmite a todo el mundo en CNN y en cuanta estación de televisión existe. Es una práctica aceptada por millones de personas, jóvenes y viejas. Sin embargo, esta misma sociedad, mantiene a los padres en duelo dudando de su sanidad mental cuando recuerdan a alguien mucho más importante en sus vidas: su hijo.


Recuerda a tu hijo. No permitas que otros determinen lo que está bien para ti. ¡Recuérdalo y no te avergüences de ello!


MITO: Ya serás tu misma(o) otra vez.


LA REALIDAD: La verdad es que probablemente parte de ti murió con tu hijo. Podrás tener partes de tu otro yo, sin embargo, seguramente no serás exactamente el mismo que antes. Date tiempo de conocerte a ti misma(o) otra vez. La muerte de tu hijo ha cambiado muchas cosas en ti y necesitarás tiempo y paciencia para conocer a la nueva persona en la que te has convertido.


MITO: Los grupos de apoyo o de autoayuda son para personas débiles.


LA REALIDAD: La muerte de un hijo es el evento más solitario y más aislante en la vida de una persona. Muchos padres dolientes dicen que los amigos se convierten en extraños y los extraños se convierten en amigos. La razón de esto es clara: ¿cómo puede entender alguien que no ha pasado por lo mismo la profundidad de este dolor?
Los grupos de apoyo o de autoayuda son un paraíso seguro para que los padres que han perdido un hijo compartan lo más profundo de su pena con otros que han pasado por los mismos sentimientos. Muchos grupos de apoyo de autoayuda están llenos de personas fuertes y comprensivas que están dedicadas a ayudar a padres que acaban de sufrir la pérdida de su hijo para que encuentren esperanza y paz en sus vidas.


MITO: Estoy enloqueciendo.


LA REALIDAD: Cada padre que ha experimentado la muerte de un hijo, siente como si estuviera enloqueciendo. La gran variedad de emociones puede abrumarnos. Muchos experimentamos sentimientos que no creíamos poder sentir. Esto asusta y sobresalta.
La rutina de nuestra vida diaria de repente nos molesta. Nos sentimos fuera de lugar entre nuestros familiares y amigos más cercanos. No podemos asistir a bautizos, comuniones, bodas y fiestas de cumpleaños. Nos podemos sentir demasiado débiles y exhaustos para levantarnos de la cama cada mañana. Las actividades que antes disfrutábamos ahora se sienten como cargas.
Algunos padres son incapaces de trabajar, mientras otros son absorbidos completamente por sus labores para aliviar el dolor. Algunos expresan que la pena es tan inaguantable, que rezan a Dios que los lleve mientras duermen. Es como la montaña rusa. Algunos días somos capaces de reír y sentirnos contentos otra vez, mientras que otros parece que hay una nube negra colgando sobre nosotros. ¿Quién no se sentiría fuera de sí mientras vive tantas emociones distintas?
No estás enloqueciendo. Estás en duelo por la muerte de tu hijo, simplemente extrañas lo que debería ser tu vida. Se paciente y buena (o) contigo misma(o).


Mientras que la nostalgia por tu hijo nunca desaparecerá, el tiempo nos concede momentos de paz entre las oleadas de dolor. Permite que esos momentos te acerquen más al amor que tu hijo siente por ti y descubre los regalos que su paso por tu vida te ha dejado.

“Frecuentemente el hablar de nuestra pena nos ayuda a calmarla.”

1 comentario:

  1. Hermoso...me sentí completamente identificada..
    Muchas gracias!!!!
    Mi hija tenia dos añitos cuando falleció.. ya se cumplió un año desde que la perdí..y realmente se me esta haciendo muy muy difícil...

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