En los recientes años de mis exploraciones no físicas, he llegado a comprender que cuanto más experimentamos y más nos familiarizamos con las dimensiones no físicas del universo, más amplias son nuestras opciones después de nuestra muerte física. Las opciones no físicas (espirituales) que tenemos aumentan en forma exponencial con nuestra capacidad para explorar el origen de toda la energía y la vida.
Esto es más importante que todo lo que yo pueda expresar. La inmensa mayoría de las personas muere ignorando totalmente su existencia espiritual. Aunque muchos tienen firmes creencias religiosas, carecen de un conocimiento práctico de su identidad espiritual y de que su existencia continúa después de la muerte.
En el momento de morir, transfieren su consciencia del cuerpo físico a su forma no física de frecuencia superior e inmediatamente se encuentran con sus seres queridos y amigos fallecidos. Evidentemente les encanta descubrir que siguen existiendo y les regocija reunirse con sus seres queridos.
En los siguientes días y semanas se integran a una nueva realidad vibratoria y comienzan a adaptarse y a ajustarse a sus respectivos grupos sociales. Esta sensación colectiva de integración reúne y mantiene unidos a millones de personas en espléndidos entornos no físicos de consenso.
Los distintos grupos de personas tienen diferentes conceptos del Cielo. Por ejemplo, la perspectiva islámica es diferente del punto de vista cristiano. Recuerde que los entornos no físicos responden a los pensamientos; cada religión y grupo social importante ha creado su propio concepto de Cielo, de acuerdo con las convicciones y creencias del grupo.
Muchos de estos entornos energéticos son muy antiguos y están muy bien establecidos por la consciencia colectiva de sus integrantes. En forma muy parecida al mundo físico, a casi todas las personas les complace adaptarse a la realidad de consenso habitada por sus amigos y seres queridos. ¿Por qué no habría de ser así? Es increíblemente agradable cuando se compara con la materia.
Existen magníficos paisajes por descubrir y explorar. Se pueden apreciar los paisajes y entornos más atractivos de la Tierra, además de muchos otros. Todos los árboles y prados reflejan un vibrante espectro de color que está más allá de nuestra imaginación. Todo -las plantas, los animales, la vida misma- está hecho de luz. Una matriz de energía que responde a los pensamientos manifiesta todo lo que piensan sus habitantes. Es obvio que sus habitantes piensen que esta es la realidad final: el Cielo.
Debido a que se supone que estos magníficos entornos no físicos son el Cielo, y a que se comparan con la existencia física, estos entornos de consenso son el Cielo -en ellos no hay muerte, enfermedad, deterioro, crimen ni cosas semejantes. Sólo hay un problema: la inmensa mayoría de sus habitantes no físicos, miles de millones de ellos, no saben que existen otras dimensiones energéticas, todavía más esplendorosas, más allá de los límites de su percepción no física.
Estas espectaculares dimensiones energéticas están formadas por interminables frecuencias de luz y energía pura, cada una más radiante que la anterior, una progresión de luz viva que existe mucho más allá de nuestros frágiles conceptos de forma y solidez y que continúa hasta el corazón mismo del universo multidimensional.
Esta información es importante porque el primer paso para ampliar nuestra consciencia es reconocer los diversos límites que nos fijamos, tanto físicos como espirituales. Este conocimiento destaca la necesidad de que todos ampliemos nuestra percepción y nuestra experiencia más allá de los límites densos que nos rodean.
Una vez que desarrollemos la capacidad de explorar más allá de los límites de nuestros cuerpos, podremos aplicar esa misma capacidad en nuestra existencia futura, en nuestro hogar no físico. El desarrollo de nuestra capacidad para explorar más allá del cuerpo tiene profundas implicaciones para todos nosotros. Nuestra capacidad de experimentar los diversos niveles de frecuencia no físicos depende de nuestra capacidad personal para trascender nuestros límites energéticos actuales. En efecto, una vez que aprendemos a trascender nuestros límites físicos, podremos usar la misma capacidad después de la muerte para experimentar regiones todavía más grandes del universo.
En la actualidad, hay personas que pueden aumentar su frecuencia vibratoria personal y explorar diversas dimensiones del universo. Estas personas singulares no se limitan a una sola dimensión o entorno. La capacidad para explorar más allá de nuestros límites físicos actuales es un elemento esencial para que evolucionemos y pasemos de ser criaturas inmersas en lo físico a seres espirituales sin límites.
Sólo cuando lleguemos a trascender nuestros límites densos tendremos la esperanza de expresarnos por todo el universo multidimensional. Nuestro destino es evolucionar a un punto donde todos tengamos la capacidad de ampliar nuestra consciencia y crecer, a todo lo largo y lo ancho del universo.
Todos somos seres interdimensionales, aunque en la actualidad centremos nuestra atención en una sola dimensión de materia-energía. Las experiencias extracorporales y cercanas a la muerte, los sueños, los estados alterados de consciencia e incluso la muerte misma son evidencias de nuestra naturaleza multidimensional.
Reconocer en forma consciente y experimentar en forma personal nuestra naturaleza no física es un paso importante en nuestra evolución personal. En algún momento, todos evolucionaremos a un punto donde podamos experimentar y explorar de manera consciente el universo.
Esto ocurrirá cuando nuestra especie se desarrolle y reconozca que nosotros y el universo somos iguales: multidimensionales.
Tras veinte años de exploración extracorporal, estoy seguro de que evolucionamos a través de la materia. Utilizamos las formas de vida biológica como instrumentos de expresión. Nuestros cuerpos físicos son las herramientas que usamos para experimentar y crecer.
Cada nacimiento (exploración) en la materia nos hace avanzar y aumenta nuestra experiencia. Cada forma de vida física usa y controla un vehículo biológico temporal para su evolución. Igual que la proverbial mariposa, cada organismo viviente desecha su vehículo biológico temporal para continuar su viaje por los refinados niveles de energía del universo multidimensional.
Autor: WILLIAM BUHLMAN
Extracto del libro: AVENTURAS FUERA DEL CUERPO
No hay comentarios:
Publicar un comentario