PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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jueves, 11 de febrero de 2010

CINCO MITOS SOBRE LA MUERTE

"Nuestra sociedad continúa manteniendo un cierto número de mitos acerca del dolor y el duelo. Estos mitos pueden parecer inofensivos, pero he descubierto que muy pronto llegan a causar dificultades durante el proceso de curación.
Este artículo describe cinco de los mitos más comunes acerca del sufrimiento.


Espero que esta información pueda ayudarlos a superar estos mitos y a comprender mejor como ayudarse a uno mismo y a los demás, a curarse.

Mito Nº 1: Dolor y duelo son la misma experiencia

La mayoría de la gente tiende a usar las palabras duelo y dolor de forma intercambiable. Sin embargo, hay una diferencia importante entre ellas. Hemos aprendido que la gente se encamina hacia la curación no solamente sufriendo sino también haciendo su duelo.
Está establecido que el dolor corresponde a los pensamientos internos y a los sentimientos que experimentamos cuando muere una persona amada. El duelo, por otro lado, es sacar nuestras experiencias íntimas de dolor y poder expresarlas exteriormente.
En realidad, mucha gente en nuestra cultura sufre, pero no realiza un duelo. En lugar de ser alentados a expresar su dolor externamente, a menudo reciben mensajes tales como "sigue adelante", "trata de mantenerte ocupado". Así que tratan de terminar con su sufrimiento en soledad, en vez de hacerlo externamente en compañía de sus seres queridos.

Mito Nº 2: Hay una progresión ordenada y predecible en la experiencia del dolor.

Tener períodos de pensamientos similares acerca de la muerte y el dolor ha resultado atrayente para mucha gente. De alguna manera "los períodos de dolor" han ayudado a la gente a darle sentido a una experiencia que no es tan ordenada ni tan predecible como a nosotros nos gustaría que fuera. ¡Si solamente todo fuera tan simple!
El concepto de "período" fue popularizado en 1969 con la publicación de Elizabeth Kubler-Ross, Sobre la muerte y los muertos. Kubler-Ross nunca pretendió que la gente interpretara literalmente sus 5 períodos de agonía. Sin embargo mucha gente hizo justamente eso, no solamente con el proceso de la agonía, sino también con el proceso de pérdida, dolor y duelo.
Una consecuencia de esto es que la gente que rodea a la persona que está de duelo cree que él o ella deberían estar en el “estado 2” o en el “estado 4”, por ahora. Pero nada puede estar más lejos de la verdad que esto.
Cada persona realiza su duelo de una forma única. No es no predecible no ordenada. Ni pueden sus diferentes dimensiones ser categorizadas. Solamente nos encontramos en problemas cuando tratamos de ordenar como deberían ser las experiencias de duelo y dolor de los demás – o cuando tratamos de acomodar nuestro propio dolor dentro de pequeños compartimientos.

Mito Nº 3: Es mejor alejarse del dolor y del duelo en lugar de ir hacia él.

Muchas de las personas que sufren no se dan permiso a si mismos, o no reciben permiso de los demás para realizar su duelo. Vivimos en una sociedad que a menudo anima a la gente a que se aleje del dolor y no a que se haga cargo de él. Mucha gente ve al dolor como algo que se debe superar y no como algo que se debe experimentar. El resultado es que muchos de nosotros o pasamos el duelo en soledad o tratamos de alejarnos de nuestro dolor.
Aquella gente que continúa expresando su dolor en una forma abierta-haciendo su duelo-a menudo es considerada como “débil”, “loca” o “digna de lástima”. El mensaje más común es “tienes que salir y seguir adelante con tu vida”. Resistirse a las lágrimas, sufrir en silencio, y “ser fuerte” son tenidos en cuenta como comportamientos admirables. Mucha gente que sufre ha internalizado el mensaje de la sociedad que dice que el duelo debería hacerse de una manera silenciosa, rápida y eficiente.
Tal mensaje aprueba la represión de los pensamientos y sentimientos de la persona que está sufriendo. El problema es que el tratar de enmascarar el dolor o tratar de alejarnos de él da como resultado ansiedad y confusión. Con un pequeño, si hay alguno, reconocimiento social del dolor normal del duelo, la gente comienza a pensar que sus pensamientos y sentimientos son anormales. ‘Pienso que me estoy volviendo loco’, me dicen ellos a menudo.
Ellos no están locos, simplemente están sufriendo. Y con el objeto de recuperarse deben ir hacia delante con su dolor continuando con su duelo, y no tratar de alejarse por medio de la represión y la negación.

Mito Nº 4: Las lágrimas expresando dolor son solamente un signo de debilidad.

Desafortunadamente mucha gente asocia las lágrimas producto del dolor con un comportamiento inadecuado y con debilidad. Las lágrimas por parte de la persona que está de duelo, a menudo generan sentimientos de impotencia en los amigos, parientes y demás personas que la rodean.
Más que por un deseo de proteger a la persona doliente, los amigos y la familia pueden tratar de detener las lágrimas. Comentarios tales como ‘Las lágrimas no lo van a traer de vuelta’ y ‘A él no le gustaría que llores’ se oponen a la expresión de las lágrimas.
Llorar es una forma natural de descargar la tensión interna del cuerpo, y le permite a la persona que está de duelo comunicar su necesidad de ser reconfortado. El llanto hace que la gente se sienta mejor, emocional y físicamente.
Las lágrimas no son una señal de debilidad. En realidad, son una indicación de la buena voluntad de la persona doliente para hacer el ‘trabajo del duelo’.

Mito Nº 5: El objetivo es ‘vencer’ tu dolor.

Todos hemos escuchado a la gente preguntar, “¿Todavía te encuentras en esta situación?”. ¡Pensar que como seres humanos podemos olvidarnos del dolor es ridículo! Nunca nos olvidamos de nuestro dolor pero si podemos llegar a reconciliarnos con él.

No lo resolvemos ni nos recuperamos totalmente de nuestro dolor. Estos términos sugieren un completo retorno a la “ normalidad” pero en mi experiencia personal tanto como en la profesional, nuestras vidas han cambiado para siempre por la experiencia del dolor. Para la persona doliente asumir que la vida va a ser igual que antes de la muerte es irreal y potencialmente perjudicial. Aquellas personas que piensan que el objetivo es “reducir” el dolor, lo pueden convertir en algo destructivo para el proceso de curación.

Las personas que están de duelo, de todas maneras, aprenden a reconciliarse con el dolor. Aprendemos a integrarnos a una nueva realidad que nos lleva hacia delante, continuando con nuestra vida, pero sin la presencia física de la persona fallecida. Con la reconciliación llega un renovado flujo de energía y confianza, habilidad para reconocer completamente la realidad de la muerte, y la capacidad de volver a reincorporarse a las actividades normales de las personas vivas. También llegamos a darnos cuenta que el dolor y el sufrimiento son una parte difícil aunque necesarios de la vida y de los seres vivientes.

A medida que la experiencia de la reconciliación se va descubriendo, también nos damos cuenta de que la vida va a ser diferente sin la presencia de la persona fallecida. Al comienzo nos damos cuenta de esto con nuestra cabeza, y más tarde empezamos a reconocerlo con nuestro corazón. También nos damos cuenta que la reconciliación es un proceso, no un resultado.

La sensación de pérdida no desaparece completamente, pero si se suaviza, y la angustia intensa causada por el dolor se hace menos frecuente. Entonces emerge la esperanza de una vida continua, mientras somos capaces de hacer un compromiso con el futuro, dándonos cuenta de que la persona fallecida nunca será olvidada, y sabiendo que nuestra propia vida puede y debe, seguir hacia adelante. "

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