Si te preguntas cómo puedes ayudar al doliente para brindarle consuelo, para disminuir su dolor, para reforzar su esperanza, he aquí, algunas sugerencias:
Mantente en contacto con tus propios sentimientos.
No te separes emocionalmente de la familia afligida. Convertirte en una parte honesta del dolor establece una relación para poder compartir. Mostrar sentimientos y emociones no significa perder objetividad.
Sé una presencia de apoyo. No hay respuestas que puedan darse en el momento de la muerte. Es difícil consolar al enlutado cuando su herida está frente a él o ella. “Estar ahí” es la forma de expresar tu apoyo. Acepta el sufrimiento y lo doloroso, asume que la pena está ahí y va a estar bastante tiempo.
La pérdida causa un enorme dolor y destroza emocionalmente. No creas que si una persona es “fuerte” o “tiene fe” no va a permitirse expresar sentimientos y emociones profundas. Es sano lamentarse. Evita frases trilladas como: “bueno, pueden tener más hijos”, o “es la voluntad de Dios”, “está mucho mejor ahora”, “ahora está con Dios”. Estas ideas no necesariamente causan consuelo.
Deja lugar para el silencio. Algunos profesionales saben usar muy bien las palabras. Sin embargo, cuando tengas que tocar la vida de padres que hayan pasado por la muerte de un hijo u otras circunstancias trágicas, hace falta medir muy bien lo que se dice. El silencio siempre deja un espacio donde la familia puede llorar, gritar la ira, dudar, rogarle a Dios o mantenerse en un doloroso silencio. Un silencio de apoyo es a veces lo más valioso.
Mantente disponible cuando todos se van.
Las familias de luto reciben atención durante la primera semana, pero después de eso, la gente desaparece y las personas o familias se sienten solas y aisladas. Ese es el momento más importante. ¡Realiza visitas personales! Llama por teléfono para que sepan que los recuerdas.
Intenta ser sensible especialmente cerca de las fiestas o el aniversario de la muerte de su ser querido.
Menciona el nombre del fallecido y ayuda a recordar tanto los momentos de dicha como los de tristeza.
Abrázalos.
Menciona el nombre del fallecido y ayuda a recordar tanto los momentos de dicha como los de tristeza.
Abrázalos.
Da consuelo.
Debes estar presente y escuchar, realmente escuchar. Eso ayuda a los dolientes a descubrir que incluso en los momentos de mayor pena en la vida hay un destello que muestra que la bondad sigue presente y trabaja en la vida de la gente. Comparte su fe y creencias religiosas (o su ausencia) de una manera delicada.
Y sobre todo que puedan sentirte a su lado, que puedan sentir en el silencio respetuoso con su dolor, el cariño y el amor que emana de ti, que sepan que no están solos.
Esa es la mejor ayuda que podemos ofrecer a quienes están llenos de dolor por la pérdida de un ser querido, que no se sientan solos en su dolor.
Que sepan que estamos a su lado simplemente para lo que nos necesiten.
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