PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

sábado, 19 de marzo de 2011

SABER ESCUCHAR A LOS QUE SIENTEN EL DOLOR DE LA PÉRDIDA DE UN SER QUERIDO


En el mundo actual, no es fácil saber escuchar y cuando menos escuchar a los que sufren y sienten dolor.

Y no es fácil, porque el solo hecho de vernos reflejados es esa misma situación nos da miedo y ese miedo nos bloquea dejándonos sin palabras.

Visitamos a un amigo, a una amiga, a unos padres, a una pareja que enfrentan el dolor de la muerte y después de los clásicos comentarios superficiales y verdaderamente innecesarios, él o ella o ellos nos dicen: “si me ves por fuera, pensarías que soy una persona normal.

Hago todas las cosas cotidianas que se supone debo hacer. Pero por dentro, el dolor es tan grande, que siento que voy a estallar”.

Y casi automáticamente sentimos una incomodidad especial, porque es muy común que cuando no sabemos qué decir tendemos a sentirnos inútiles con nuestros amigos.

Pero resulta que una de las cosas más importantes que podemos hacer por alguien que ha sufrido una pérdida es escuchar.

Aunque creamos que escuchar a alguien es algo que deberíamos saber hacer naturalmente (oír y escuchar), prestar atención es un trabajo difícil.

Porque escuchar activamente es una forma especial de responder, en la que el que ayuda, transmite su comprensión de los pensamientos y sentimientos que están siendo expresados.

Requiere de intentar oír lo que se está diciendo desde el punto de vista de la otra persona.

Imaginen que alguien dice: “Han pasado unos seis meses desde que mi esposa murió, y mis hijos me dicen que ‘ya debería continuar con todo’. No sé qué es el ‘todo’ con qué quieren que continúe, pero me encantaría que me dejaran en paz”.

Tú quieres que tu respuesta transmita respeto, construya confianza, evite los malos entendidos. Para ello debes saber que escuchar bien significa al mismo tiempo interpretar lo que se te ha dicho.

Puedes responder: “te molesta que tus hijos te están empujando a ir más rápido y no te sientes preparado aun para eso”.

Es importante asegurarte de que has comprendido bien. Con frecuencia puedes notarlo con su respuesta no verbal, si asienten con la cabeza o lo niegan.

LA VERDAD ES QUE TÚ NO ESTÁS ESCUCHANDO SI…

— Dices que lo comprendes cuando no has tenido una experiencia similar.
— Tienes una respuesta para su problema antes de que haya terminado de hablar, o terminas la frase por él.
— No dejas de interrumpirlo.
— Cuentas tu experiencia y haces que parezca que la suya no tiene importancia.
— Te estás comunicando con otra persona en el cuarto.
— Rechazas su agradecimiento y dices que en realidad no has hecho nada.

ESTÁS ESCUCHANDO CUANDO…

— Realmente tratas de comprenderlo, aunque lo que diga no tenga mucho sentido.
— Comprendes su punto de vista, aunque sea contrario a tus convicciones personales.
— Te das cuenta que el tiempo que te quitó te ha dejado algo cansado.
— Le permites la dignidad de tomar sus propias decisiones aunque quizá creas que no sean las correctas.
— No te llevas sus problemas, sino lo ayudas a lidiar con ellos a su manera.
— Te aguantas las ganas de darle un buen consejo.
— No ofreces un consuelo cuando percibes que no quiere recibirlo.
— Le dejas suficiente espacio para descubrir por sí mismo qué es lo que realmente está sucediendo.
— Aceptas su gratitud y le dices lo bien que te hace sentir el que lo hayas podido ayudar

“Tú me escuchas cuando respetas mi dolor, incluso cuando permanezco en silencio y en esa actitud me siento más unido a Ti”

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