Mira que de ti depende
cómo recordarlos
Tú decides imaginarlos
muertos y en el pasado,
para llorarlos ausentes,
o eliges imaginarlos
vivientes hoy,
para sentir la cercanía
de su presencia.
¿O no sabes acaso por tu experiencia,
que cuando te proyectas
una película de terror,
vives aterrorizado,
y que cuando eliges una de amor,
vibras con ternura?
PORQUE EL AMOR
ES MÁS FUERTE
QUE LA MUERTE:
y la muerte que tu amor
no pudo evitar,
puede vencerla y superarla,
haciéndote vivir en comunión
con tus seres queridos.
Mientras caminas en la noche,
aguardando el amanecer
para ver la plenitud del sol,
contemplas el esplendor sereno de la luna
y gozas de la luz lejana de las estrellas.
Mientras peregrinas
en medio de las penurias del tiempo,
en pos de la felicidad anhelada,
puedes gozar intensamente
de las pequeñas alegrías cotidianas.
El Maestro y su discípulo caminaban en el bosque a la hora del ocaso. El discípulo formulaba sus preguntas, exponiendo sus inquietudes e incertidumbres ante la vida. Y llegaron a conversar sobre la muerte.
El Maestro suspendió la conversación y se detuvo mirando hacia el oeste. En ese momento el sol caía detrás de la línea del horizonte, y sólo dejaba ver sus rayos, surcando el cielo en abanico luminoso.
El discípulo se acopló a su actitud contemplativa, porque sabía que el Maestro extraía una lección para la vida, de todo lo que observaba.
Y LE DIJO:
- MAESTRO, ¿NO TE CAUSA CIERTA PENA LA MUERTE DEL SOL EN LA HORA DEL OCASO? TOMÁNDOLO DEL BRAZO, EL MAESTRO LE INDICÓ EL CAMINO DE REGRESO HACIA LA CABAÑA. Y AMBOS CAMINARON LENTAMENTE.
DETENIDOS ANTE LA PUERTA, ANTES DE INGRESAR, EL MAESTRO DE DIJO:
- ME HABLASTE DE LA MUERTE DEL SOL EN EL OCASO. EL SOL MURIÓ SOLAMENTE PARA TUS OJOS, PORQUE TÚ DEJASTE DE VERLO. MAÑANA, AL AMANECER, MIRAREMOS JUNTOS HACIA EL ORIENTE, Y TE CONVENCERÁS DE QUE NO HABÍA MUERTO.
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