MEDIO DEL DOLOR Y LA PÉRDIDA DEL SER QUERIDO, SE APARTA A LOS NIÑOS, PORQUE SE CREE QUE “NO SE DAN CUENTA” DE LO QUE SUCEDE Y QUEREMOS EVITARLES EL DOLOR y aunque se piense que estos están inmersos en otras cosas, ellos se dan cuenta de los cambios significativos que hay en el hogar, las reacciones de cada uno de los miembros de la familia, su llanto, su rostro, su postura corporal, los cambios de rutina, la ausencia del ser querido fallecido, etc., es decir, se dan cuenta de que algo pasa y por consiguiente les afecta.
LA MEJOR MANERA DE ACOMPAÑAR A UN NIÑO EN LOS MOMENTOS DEL DUELO, ES NO OCULTAR LA REALIDAD QUE SE ESTÁ VIVIENDO, ES PODER COMPARTIR LA NOTICIA DE UNA FORMA CLARA Y REAL, CON PALABRAS SENCILLAS.
Después de algunas horas del aturdimiento por lo ocurrido se debe informar al pequeño lo sucedido, por doloroso que pueda ser. Para ello es importante buscar un lugar adecuado lejos del bullicio, y las alteraciones de los otros miembros de la familia, donde el niño se sienta cómodo, este sitio puede ser su cuarto, la sala de juegos, etc.
De igual forma se necesita una persona indicada para dar la noticia, siendo en ese momento la más indicada una cercana al niño (madre, padre, abuelos, personas a cargo), a la cual el menor le tenga suficiente confianza, y es muy importante la actitud de la persona al dar la noticia: calmada y de apoyo al menor.
En este proceso se debe explicar cómo ocurrió la muerte, utilizando palabras sencillas, no es necesario brindar más detalles de lo necesario, o contar por menores de lo sucedido con el ser querido. Lo más importante es que estén calmados, y ser sinceros al hablar de lo que sucedió.
En caso de muerte violenta, no es necesario contar al niño en qué condiciones esta el cuerpo, o donde impacto el arma, y es importante evitar que los infantes presencien escenas de descontrol e intenso dolor por parte de los adultos y/o frases como por ejemplo “¿Por qué me dejaste sola?, ¿Qué va a ser de mi vida? “Yo me quiero morir” lo primordial en este y todos los casos es poder brindarle la orientación necesaria para que pueda acomodarse a la pérdida.
En casos de suicidio es mejor no ocultar lo sucedió, ya que tarde o temprano por personas ajenas a la familia el niño se puede enterar y será complicada su reorientación. Es por eso, que es necesario explicar al infante que es el suicidio y contestar sus preguntas.
Es necesario alentar al niño a participar de todos los ritos fúnebres (velatorio, entierro, misa etc.), porque esto ayudará a que él comprenda que es la muerte e inicie el proceso de duelo.
Sí el menor no quiere participar no es necesario obligarlo, después de unos días se puede realizar con el niño un rito simbólico, como puede ser una carta donde exprese lo que sintió, y lo que siente, esa cartita se puede quemar, dejar en el camposanto o permitir que un río se la lleve y creer que el mensaje llega al ser fallecido.
En el velatorio no es necesario que el menor permanezca las 24 horas, con 3 0 4 horas es suficiente, sólo si el niño quiere quedarse, se puede permitir tratando de estar con él y brindarle todo el apoyo en la interrogantes que manifieste.
Finalmente, es importante explicar con antelación que sucederá en el rito funerario, que va a observar, que escuchará, que acaecerá en el velatorio, inicialmente con el ataúd, se explica ¿Qué es? ¿Para qué sirve? Y ¿Qué encontrará?, siempre se le debe decir con claridad que el cuerpo del ser querido, no podrá moverse, no le hablara, no se levantará, que no siente frío, ni hambre que deja de moverse para siempre.
Una frase muy importante y que no debe faltar en este proceso, es que el niño entienda que su ser querido NO REGRESARÁ, que no lo volverá a ver, ni sentir, ni escuchar que su recuerdo, está siempre en él, cada vez que evoquemos como era, que le gustaba, porque se enojaba en ese momento su ser querido estará allí, no en presencia pero si en esencia, en su mente y su corazón, sólo de esta manera podremos ayudar a los niños a ajustarse al proceso de la pérdida de un ser querido.
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