TRAS LA MUERTE DE UN SER QUERIDO, SON MUCHAS LAS REACCIONES QUE PUEDE PRESENTAR EL DOLIENTE Y TODAS ELLAS SE ENCUENTRAN ENMARCADAS EN UN HISTORIAL DONDE PARA CADA PERSONA ES DIFERENTE, LA FORMA DE ENFRENTAR LOS MOMENTOS DIFÍCILES O DE PERDIDA.
En el entorno familiar se aprenden diferentes formas de enfrentar estas situaciones, por ello unas personas actúan con fortaleza o se vuelven inexpresivos, otros tienden a ser sensibles y a ponerse en contacto con el dolor, otras pueden evitar y eludir los sentimientos, pueden comportarse de forma agresiva y pelearse con cualquier situación, etc. Las reacciones dan salida a la tensión emocional propia de un momento de dolor, y se convierte en el medio para enfrentar la situación y encontrar elementos de protección a la vivencia de pérdida y desprendimiento.
La realidad no se acepta fácilmente y pasan varios días con la sensación de que “todo ha sido un sueño”, se trata de mantener las rutinas diarias que se compartían con el ser querido, pero en ese mismo contexto se reconfirma la ausencia y se recrudece el dolor.
Intuitivamente los allegados y familiares del doliente se acercan y lo acompañan, se dan frases de aliento y se colabora con ciertas necesidades, pero con el paso de los días la compañía disminuye y aumentan los momentos de soledad; comienza así un proceso de confrontación entre el deseo de mantener “vivo” al ser querido y la necesidad de adaptarse a su ausencia. De ahí, que sea normal que las personas más cercanas al fallecido presenten mayores dificultades para adaptarse, ya que sus vidas en muchos casos son complementarias o dependientes y vislumbrar el futuro sin ese apoyo genera temor y retraimiento, se tiende a aislarse para repasar un sin número de pensamientos e ideas repetitivas que tienen la intención de generar comprensión de lo sucedido.
A continuación se presentan algunas pautas que ayudan a enfrentar la soledad con una perspectiva positiva y constructiva, con la intención de generar una actitud de cambio y adaptación a las nuevas circunstancias:
1. REVALORA LA SOLEDAD:
Muchas personas creen que “estar solo” es lo peor que le puede suceder; cuando todo se hace en función de otro se detiene el crecimiento individual y se alienta el desarrollo en pareja o del otro, pero tras la soledad se crece a nivel personal, de hecho la pérdida de un ser querido nos impulsa a desarrollar habilidades de subsistencia sin ese complemento; claro está que es un proceso lento y difícil, pero casi todos los seres humanos se amoldan a la situación, desarrollan potencialidades desconocidas y aprenden a creer en sí mismos.
La soledad brinda espacio para pensar todo lo que se quiera, y a esta decisión puede darle un enfoque positivo o negativo; Se puede elegir aprovechar ese tiempo para conocer nuevas cosas, estudiar algo nuevo, desarrollar manualidades o un arte, leer, hacer deporte, jugar, caminar y conocer nuevos lugares y muy seguramente nuevas personas.
Pero también puedo tomarse la opción de encerrarse, creer que la vida también terminó y llorar todos los días; Si te encuentras en este punto es importante reflexionar sobre lo siguiente: ¿Crees que la misión de tu ser querido en esta vida fue dejarte triste?, ¿qué deseaba tu ser querido: que fueras feliz o infeliz? Y finalmente ¿no crees que haces parte del legado de tu ser querido en esta vida y contigo trasciende su existencia?
Tú eres el dueño de tus ideas y puedes hacer de ellas tus aliadas en el proceso que estás viviendo.
2. ENFRENTA TUS TEMORES:
Siempre se teme a lo desconocido o se temen algunas situaciones o cosas especificas, y con la pérdida del ser querido se enfrentan a un sin número de aspectos que muy seguramente no se habían enfrentado antes o “él o ella” lo hacían por ti, se teme a ciertas responsabilidades heredadas, a cometer errores, a volver a sentir dolor, etc.
Pero la mejor estrategia para continuar es hacer un listado de los temores que te genera la vida, analizar detalladamente sus circunstancias especificas y prepararse; Planificar lo que se debe hacer y cómo hacerlo, preguntando e informándose de lo que hay que hacer, aprovechando el Internet, la biblioteca o un amigo que lo guié;
Para poder descubrir que cuando se hace el esfuerzo de conocer algo, lo haces rutinario y le pierdes temor.
Los miedos se vencen enfrentándolos pero es más fácil si planificas y te preparas, además el enfrentarlos te permite ganar confianza en ti mismo y tu autoestima crece al notar que puedes.
3. TEN CONCIENCIA DEL AQUÍ Y EL AHORA:
Durante el duelo nuestro ser se retrae al pasado, se sostiene sobre lo sucedido y se repasan las situaciones vividas una y otra vez, se anhela retroceder el tiempo y recomenzar de nuevo; la vida se estanca mirando el pasado, olvidando el presente y el futuro.
En estas circunstancias se pierden nuevas vivencias y se olvida el contacto con familiares, amigos y muchas cosas que te gustan, se olvida que en el presente se vive y que en él se debe construir la realidad y los cambios para un nuevo y satisfactorio futuro.
El pensamiento de ideas e imágenes repetitivas es normal pero debe alternarse conscientemente con nuevas vivencias y una forma de conseguirlo es realizar actividades que llamen tu propia atención y te permitan mantener el contacto con el aquí y el ahora: las manualidades, la lectura de un libro ameno y positivo, una película llamativa y divertida, los ejercicios físicos, conocer nuevos lugares, la relajación y la respiración, te preparan poco a poco a estar en contacto con este instante, con el aquí y ahora que permitirán construir las bases del futuro.
No se debe desvalorar las pequeñas situaciones de cambio, y aprender de cada una de ellas y permitirte recordar que la vida tiene mucho más que dolor.
4. EXPERIMENTA NUEVAS COSAS:
Seguramente tienes un concepto de ti mismo, él forma tu carácter pero también lo limita, Ya que esa idea que tienes habla de lo que haces y lo que no; tal vez ese auto concepto te dice que las herramientas que tienes para enfrentar la vida no son las más adecuadas y prefieres aislarte temiendo el dolor y cometer errores; Pero cuando te animas y te permites vivir situaciones nuevas, manipulas las circunstancias y experimentas, te das cuenta de todo tu potencial y alcance, reconoces que puedes ser mucho más de lo que crees y que tus limites son tuyos y podrás variarlos.
Experimentar la vida en actitud responsable y de aprendizaje permite sentir que el desarrollo no se detuvo y que tras la pérdida también puedes crecer.
5. CREA NUEVAS METAS.
Cuando se tienen metas se gana una visión diferente de la vida, se tiene un sentido y el camino para seguir, no tienen que ser altas y elaboradas; pero puedes comenzar con metas pequeñas, simples y a corto plazo, superarlas da confianza en ti mismo y te permite mirar más lejos, ganas confianza en tus cualidades y los objetivos elaborados y trascendentes también se desarrollan.
Las metas te permiten crecer y si piensas que tus logros son en honor al ser querido que no esté, tendrás un impulso adicional a tus deseos de superación.
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