Superar y adaptarse a la perdida de un ser querido no es fácil, necesita esfuerzo y tiempo, implica una actitud de transformación del ambiente, de las relaciones sociales y las vivencias personales; existen diferentes opciones de ayuda pero hay cinco recomendaciones sencillas que facilitan el proceso:
1.- LLORAR ES IMPORTANTE:
El deseo de llorar es característico durante el duelo, generalmente se hace a escondidas por que el llanto preocupa a los demás y genera acciones represivas; se cree que llorar entristece mas, que dificulta el paso del fallecido a una “nueva vida”, que no es de hombres o en esencia que es malo; pero cuando no hay llanto no se permite una función natural del organismo para liberar tensión emocional y generalmente como consecuencia se presenta el dolor de cabeza, el dolor de espalda y la tensión del cuello.
Al evitar el llanto damos preferencia a las exigencias sociales pero no se permite parte de un proceso de carga y descarga emocional que es sano y que facilita la presencia de tiempos de relajación, en donde se organizan ideas frente al cambio que implica el duelo.
2.- HABLA DE LO QUE SIENTES:
Todos los seres humanos evitamos el dolor y no sabemos como enfrentarlo, generalmente no se tocan temas tristes y frente a un doliente se prefieren temas diversos que no le recuerden lo que siente, pero hablar de las vivencias internas permite crear puentes de unión y comprensión con otras personas, sentir que no se está solo, que hay apoyo y preocupación de otro en los momentos de soledad; se posibilita ahondar en las circunstancias de la muerte y reinterpretar la situación, darle un nuevo sentido a la vida y encontrar razones de lucha.
3.- VIVE ESTE MOMENTO EN FAMILIA:
Una familia unida facilita herramientas para soportar el dolor que genera la perdida de un ser querido: compañía, dialogo abierto y sincero, frases de aliento, actividades lúdicas generadoras de nuevos recuerdos positivos, sentido de pertenencia a un grupo que no deja solo a sus integrantes y el contacto físico: un beso o un abrazo, sin duda reconfortan, dan sensación de protección y alivio frente al dolor.
La familia llena espacios de soledad y permite la reconstrucción de una nueva rutina de vida.
4.- GENERA CAMBIOS FÍSICOS EN TU HOGAR:
Es normal que tras la perdida de un ser querido los recuerdos lleguen en cascada y que las imágenes del espacio compartido rememoren instantes vividos, por desgracia son los recuerdos tristes los mas repetitivos y no se trascienden los legados que dejó como aprendizaje para la vida el ser querido.
Es importante generar cambios en la casa porque le exige al cerebro crear nuevas asociaciones y recuerdos frente a un ambiente que se ha teñido de tristeza; el cambio de color en las paredes y el cambio de ubicación de las pertenencias del fallecido ayuda al proceso de aceptación de la perdida, a reubicarse en un espacio sin él, a darle nuevo sentido a su relación y planificar el futuro, evitando la detención del tiempo y los recuerdos en un ambiente estático.
5.- CAMBIAR LAS RUTINAS ESTABLECIDAS CON TU SER QUERIDO:
Sucede que mientras nos adaptamos a la perdida, durante el día se profundiza la sensación de soledad en algunas horas especificas, especialmente en esos espacios destinados a compartir y a estar en contacto con la persona que falleció; por eso la hora del almuerzo, la hora de la tele que veían juntos, la hora de la caminata o la hora de la charla nocturna, etc., se convierten en momentos tristes llenos de emociones, añoranza y búsqueda; ante lo cual se recomienda de forma muy consciente generar variaciones a la rutina, salir a caminar, asistir a la iglesia, visitar un amigo, comenzar a estudiar, aplazar unos minutos las horas de alimentación, etc., con la intención de adaptarse a un ambiente sin su ser querido.
El duelo es una vivencia única y personal que a pesar del dolor permite el crecimiento personal hacia la autodependencia y reorganización de la vida, es una oportunidad para crecer y entender la misión que cada uno tiene sobre la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario