PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

lunes, 25 de junio de 2012

COMPARTIENDO SENTIMIENTOS

LOS PORQUÉS Y LOS PARAQUÉS

PREGUNTA: Cuando ya han pasado unos años, como en mi caso, el 2 de agosto hará 6 años que R. nos dejó y con la seguridad y certeza que él es feliz, me gustaría preguntaros si ya habéis cambiado el porqué…por el para que…..

RESPUESTA: Yo no creo en los “paraqués”, no creo en que las cosas sucedan para que yo aprenda o cambie, me parece un sistema pedagógico realmente pésimo. Si yo misma lo usara en la docencia, me denunciarían por crueldad innecesaria. Y además, aplicado a nuestras vidas, eso supondría la existencia de uno o varios sádicos cósmicos que van creando horrores para que las personas los vivan (o vivamos), los sufran y con ellos aprendan y evolucionen antes y mejor. Por cierto, ¿y por qué esa prisa?

No. Yo más bien creo que cada uno juega las cartas que le correspondieron en la vida, pero no confundiendo las causas con los efectos. Me explico: si yo leo bestsellers en inglés para no perder lo que sé de ese idioma, de ello no puedo deducir que esas novelas se escribieron para mejorar las habilidades de los estudiantes. Que a mí me sirva para eso no significa que esa sea su finalidad y su causa última.

No he cambiado los porqués, sigo sin saberlos. Y menos aún me planteo los paraqués, como ya he contado. Han pasado ocho años y he comprendido que la vida es así, que nacemos y morimos, que la mayoría de las veces sucede sin aparente lógica, suponiendo, además, que sea lógico existir y luego no existir. Creo que hay otro lado, y que allí seguimos, pero lo que se ve desde este es eso: existimos y luego no existimos.

Le he dado muchas vueltas. Y he comprendido que nuestra mente analítica necesita respuestas, organización, razones… y que vivir sin angustia también las requiere. Por eso las religiones tranquilizan, cuando convencen. Por eso, tras una pérdida, revisamos nuestras creencias con otros filtros y a menudo muchas de las premisas que dábamos por sentadas, que nos contaron en un momento tranquilo y que tampoco pensamos mucho, ya no nos valen.

Le he dado muchas vueltas, como os cuento, y sigo sin encontrar la solución. Tengo atisbos y experiencias personales sobre los mundos intermedios, esos a los que se llega en los sueños (lúcidos o no), en meditaciones y con ejercicios especiales (por ejemplo de ese Hemi-Sync que tanto me interesa). Pero no me atrevo a extraer de ellos generalizaciones que sirvan para todos. Me van sirviendo a mí, aunque también he de decir que van cambiando, depurándose, mostrándome nuevas perspectivas.

Simplemente, creo que nacemos y morimos, y hay mal, enfermedad, injusticia y dolor, que todo cambia, que nada permanece… y que esto sucede porque son las reglas de este universo. Por qué estamos aquí o para qué, si hay otros (intuyo que sí) con otras reglas, si somos seres nuevos o hemos vivido antes en otros espacio-tiempos… todo eso sigue siendo un arcano para mí.

Lo que puedo constatar es que antes necesitaba saber la solución con angustia, como si fuera el resultado de un problema matemático y fuera cuestión de dedicarle tiempo y energía. Ahora me está pareciendo comprender que pasaré toda mi existencia experimentando la curiosidad intelectual, la duda, la emoción, la esperanza… todo junto. Y que no es importante que dé con la clave, que no es una competición, sino que siga viviendo con consciencia, esa que ha crecido exponencialmente con las pérdidas, que me hace sufrir, pero que también me hace cada vez más humana y menos mera pieza biológica de un hábitat.

Se calma la angustia, y eso es lo esperable y lo sano en el proceso de duelo, pero he llegado a un nuevo estado de comprensión. Supongo que es lo que los grandes pensadores de siglos han ido nombrando de diversas maneras, a mi modesto entender lo más parecido sería la “iluminación”. Y si bien es cierto que en el dolor hay señales y proximidades que se van diluyendo cuando va llegando la calma, en la serenidad está la medida real de todas las cosas. Ahora estoy aprendiéndola, aunque sea menos llamativa.

Es una colaboración de S.R.S

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