ESCRITA POR LA TERAPEUTA LORETO CID, DE LA FUNDACIÓN MARIO LOSANTOS DEL
CAMPO, SU OBJETIVO ES AYUDAR A PADRES Y PROFESORES A HABLAR DE LA MUERTE CON
LOS NIÑOS.
Por esta razón, y con el fin de hacerla
más accesible, FMLC publicó la guía en la plataforma online ISSUU.com para que
pudiera leerse y descargarse gratuitamente en Internet. Un mes después, la
edición online de la guía ha superado ya los 1.700 lectores, obteniendo una
puntuación muy alta entre internautas que la han valorado
Las estadísticas hablan:
uno de cada diez niños que pierde a uno de sus padres corre el riesgo de sufrir
una depresión, si su duelo no se atiende correctamente.
¿Cómo explicar a un niño
la muerte de un ser querido? ¿Puede llegar a entender qué es la muerte? ¿Es
mejor contar o no contar? ¿Qué hacer si nos pregunta? ¿Es diferente la vivencia
de la muerte si el niño tiene 5 años o si tiene 10? ¿Puede un niño estar en
duelo? ¿Cómo le puedo ayudar? ¿Necesita una ayuda especial? ¿Es bueno que nos
vea tristes? ¿Tenemos que evitarle lo sucedido? ¿Qué pueden hacer los
profesores cuando un niño se encuentra en duelo?.
Éstas son algunas de las
preguntas a las que trata de dar respuesta la guía didáctica “Explícame qué ha
pasado”. La psicóloga Loreto Cid, de la Fundación Mario Losantos del Campo, es
la autora de este documento gratuito, que busca convertirse en una herramienta
útil para los adultos; y es que los expertos alertan de que tratar la muerte
como un tabú ante los niños puede causarles duelos complicados.
En contra de la creencia
general de que los niños no saben ni necesitan que se les explique la muerte,
“estudios científicos demuestran que son conscientes de su existencia desde muy
temprana edad y sienten temores relacionados con ella”, señala Loreto Cid. De
hecho, los niños se hacen infinidad de preguntas sobre la muerte sin necesidad
de haber vivido un duelo o el dolor por la muerte de un familiar, y se ha
demostrado que entre los 6 y los 8 meses, los bebés pueden ser capaces de
sentir la ausencia de una figura de referencia, como su madre.
La guía “Explícame qué ha
pasado” advierte que “ocultar, temer, callar o dar respuestas y explicaciones
erróneas sobre lo que sucede a nuestro alrededor sólo hará que la experiencia
de la muerte, además de resultar sumamente dolorosa, pueda convertirse en algo
complicado o patológico” para el niño o la niña. Tengamos en cuenta, asimismo,
que “cuando los niños no saben, pero intuyen y desean saber, lo que hacen es
inventar sus propias teorías”. Esto puede provocar más angustia y confusión.
· El primer consejo es
decirles la verdad, adaptándola siempre a la edad y al desarrollo cognitivo y
emocional del menor.
· La primera verdad que
debe saber un niño es que la persona ha muerto y que nunca más volveremos a
verla.
· Es importante no
utilizar metáforas relativas a la causa de la muerte de la persona, porque,
aunque nuestra intención sea suavizar y amortiguar lo sucedido, lo que podemos
provocar es una mayor confusión y angustia: “El abuelito se ha quedado dormido
y ya no va a despertar” (puede provocar en el niño un fuerte temor a irse a la
cama y quedarse dormido). “Tu hermanita era muy buena y se ha ido al cielo”.
(El niño puede sentir mucha confusión sobre si portarse bien es bueno o malo).
· Siempre que sea
conveniente, hay que asegurarse de que el menor tenga claro que no es
responsable de la muerte de su pariente
· Ninguna de las
explicaciones que se den al niño o al adolescente tienen por qué darse “de
golpe”: podemos ir haciéndolo poco a poco y siempre completándolo con las
preguntas, dudas y observaciones que él mismo quiera hacer.
· También resulta clave
darles la oportunidad de expresar sus dudas y permitirles participar siempre
que lo deseen en los ritos de despedida de la persona fallecida: A partir de
los seis años, aproximadamente, los niños pueden participar en los velatorio,
entierro o funerales.
· Y recuerda: Los niños
tienen derecho a estar tristes aunque nos resulte doloroso.
La publicación de esta guía
se enmarca dentro del proyecto 'Aprendiendo a Vivir, Explicando el morir', una
iniciativa de la Fundación Mario Losantos del Campo que busca sensibilizar a la
sociedad sobre la atención a menores en duelo, y ayudar e informar a las
personas del entorno de los niños sobre cómo explicarles la pérdida de un ser
querido.
Los menores pasan por
duelos complicados si se les oculta lo sucedido o no se les responde con
claridad
Los niños pueden sufrir
duelos complicados por la muerte de un familiar si los adultos la abordan como
un tabú, es decir si intentan suavizar lo sucedido, se lo ocultan, evitan el
tema o usan metáforas complejas.
Los expertos consideran
que las dudas de los adultos y su miedo a herir la inocencia infantil pueden
acabar empeorando la delicada situación que atraviesa el menor en esos
momentos, y que las respuestas claras y veraces, sin embargo, favorecen que el
pequeño se adapte a su nueva situación.
Con esta guía, se trata de prevenir a los adultos
del uso de estrategias erróneas y se les dota de recursos para que aprendan a
explicar la muerte y el duelo a los menores.
RIESGO
DE DEPRESIÓN
Una cuestión decisiva si tenemos en cuenta las
estadísticas que maneja este equipo de terapeutas: uno de cada diez niños que
pierde a uno de sus padres corre el riesgo de sufrir una depresión si su duelo
no se atiende correctamente.
De ahí que sea importante
cómo afrontar este duelo, según la fundación, que calcula que cada año un cinco
por ciento de la población sufre la pérdida de un ser querido muy cercano, con
lo que anualmente son miles las personas que se enfrentan a este dilema.
Además, según señala
Loreto Cid, psicóloga y autora de la guía, en contra de la creencia general de
que los niños no saben ni necesitan que se les explique la muerte, estudios
científicos demuestran que «son conscientes de su existencia desde muy temprana
edad y sienten temores relacionados con ella».
Y se ha demostrado que los
bebés, entre los 6 y los 8 meses, ya pueden ser capaces de notar la ausencia de
la persona con quien han establecido su vínculo principal, por ejemplo, su
madre.
La guía da respuesta a
muchas de las inquietudes de los padres, pero hay dos consejos que prevalecen
sobre el resto.
EL PRIMERO DE ELLOS ES
QUE A LOS NIÑOS HAY QUE DECIRLES LA VERDAD, AUNQUE SIEMPRE ADAPTÁNDOLA A SU
EDAD Y AL DESARROLLO COGNITIVO Y EMOCIONAL DEL MENOR.
EL
SEGUNDO TAMBIÉN ES CLAVE: HAY QUE DARLES LA OPORTUNIDAD DE EXPRESAR SUS DUDAS Y
PERMITIRLES PARTICIPAR SIEMPRE QUE LO DESEEN EN LOS RITOS DE DESPEDIDA DE LA
PERSONA FALLECIDA
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