Escuchamos sobre el nuevo mundo que está naciendo y nos preguntamos qué más va a tener que transformarse antes de que podamos regresar a la esencia de vivir, a la vida misma.
Si hemos estado sentados, esperando a que los cambios terminen para poder regresar a la “normalidad” entonces estaremos en shock cuando nos demos cuenta de la verdad porque nunca fue, y nunca ha sido, un paradigma “normal” para el mundo.
Lo que percibíamos como normal solamente era un vistazo de lo que es y siempre ha sido un paradigma cambiante, una ilusión creada a través de los filtros y sistemas de creencias que tenemos individual y colectivamente.
No podemos regresar a algo que en realidad nunca existió, no importa cuánto queramos estar en ese momento en el que sentíamos que estábamos en control o sabíamos lo que iba a pasar después. Siempre hemos estado en el proceso de re-ordenar al mundo, de cambiar la ilusión para reflejar nuestros paradigmas energéticos ya que trabajábamos para cerrar los viejos ciclos energéticos y abrir nuevos.
No podemos regresar a algo que en realidad nunca existió, no importa cuánto queramos estar en ese momento en el que sentíamos que estábamos en control o sabíamos lo que iba a pasar después. Siempre hemos estado en el proceso de re-ordenar al mundo, de cambiar la ilusión para reflejar nuestros paradigmas energéticos ya que trabajábamos para cerrar los viejos ciclos energéticos y abrir nuevos.
La diferencia entre entonces y ahora es que esta vez estamos en control consciente del paradigma, simplemente tenemos que reconocerlo y usar nuestro poder para re-ordenar el mundo para que encajen estas nuevas energías.
El mundo siempre luce mejor desde la perspectiva del pasado, cuando pensamos en los “buenos y viejos días” cuando la vida era tranquila y predecible. Incluso si no era lo que queríamos o había problemas de poder y control, podíamos, hasta cierto punto, aceptar eso como inevitable.
Estábamos en la misma situación que muchos otros alrededor de nosotros y la miseria ama la compañía. Pero mientras hemos crecido en nuestra verdadera y divina naturaleza, encontramos inaceptables muchos aspectos de nuestra realidad actual, vemos los errores y desconexiones dentro de su estructura y la batalla entre el alma y el ego toma nuevos significados.
El alma nos exhorta a presionar hacia la reconexión y nuestro poder, el ego quiere retraerse y quedarse dentro de lo que conoce. Cuanto más nos resistimos más se desmantela nuestro mundo ya que todo lo que está fuera de integridad con nuestro poder se desconecta de nosotros y estamos, como muchos de nosotros hemos experimentado, mirando lo que solía ser nuestra vida, preguntándonos qué podemos rescatar de los escombros que dejó el terremoto.
Mientras que parece ser desastroso, este es nuestro punto de poder, en donde re-ordenamos nuestro mundo, para revisar cada pieza del rompecabezas, para usar lo que funcionará en nuestro nuevo mundo y liberará lo que no.
El aspecto más desafiante de este nuevo mundo es el conocimiento de que lo que sea que suceda a continuación es nuestra decisión. El mundo no va a decirnos qué hacer, eso es parte del viejo paradigma que acabamos de desmantelar. Nos hemos movido del destino a la creación, de seguir el conocido y muy andado camino a crear uno completamente nuevo. El nuevo mundo está esperando a que creemos realidades nuevas y satisfactorias que expresen el potencial de estas energías superiores.
Mientras que estamos por ahí nerviosos, esperando a que alguien nos avise que es seguro proceder, las energías construyen hasta que tenemos otra señal de que es tiempo que avancemos.
De hecho, necesitamos avanzar porque estas nuevas energías son muchas órdenes de magnitud más rápida y más responsiva de cualquier cosa que hayamos conocido. Así que no tenemos que esperar meses o años para que las cosas se manifiesten, porque sucederá en semanas, días o antes. Pero mientras que responde rápidamente, esta energía no siempre responde de las formas en que anticipamos. Debemos ser claros con nuestra intención y en integridad energéticamente hablando con lo que deseamos manifestar.
Así que pedir por algo sin tener las creencias y la intención que lo apoye simplemente no funcionará. Lo que crearemos nos mostrará en donde carecemos de fe, claridad e integridad. No hay un intermedio con esta energía, estamos a su nivel o no y los resultados nos mostrarán en donde necesitamos hacer correcciones.
Antes de este tiempo, comenzamos cada vida en una vibración energética de una vida que dejamos atrás. Es por esto que pasamos mucho tiempo en las energías de nuestros grupos de alma, trabajando a través de lecciones que hemos repetido antes muchas veces. Esta energía comienza a un nivel que está mucho más allá del karma, de la sanación y de las lecciones de vida pasada. Hemos estado esperando y deseando una nueva realidad y aquí está. ¿Nos hemos acostumbrado tanto a esperar que no sabemos qué hacer ahora que hemos llegado? ¿Tenemos miedo que una vez que demos el primer paso, nadie esté ahí para saludarnos o para seguirnos a nuestro nuevo mundo?
Mientras que creemos que necesitamos la guía de los demás y una presencia de apoyo, podemos hacer este viaje solos. De hecho, siempre hemos estado en un viaje individual, sin importar cuántas personas hubo en nuestra vida. Uno en el que quizá hemos estado tan relacionados en la energía de unos con otros que sentimos que su vida era también la nuestra, pero cuando re-ordenamos nuestras vidas y recuperamos nuestro poder, nos damos cuenta de cuán dispersa y difusa ha estado nuestra energía. Entonces vemos la pequeña porción de nuestra energía que hemos estado usando para nosotros y lo mucho que hemos estado dando a todos los demás.
El re-ordenar el mundo comienza con nosotros, el cómo elegimos usar nuestra energía, aceptar nuestro poder y conscientemente crear la vida y el mundo que deseamos tener.
Re-ordenar el mundo tiene poco que ver con la destrucción y todo que ver con mover energía, reclamar nuestros recursos y recordar quien crea la realidad en desarrollo que es la expresión de nuestro potencial.
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