Al fin Madre, ha llegado la hora de que me vaya.
Me voy.
Me voy.
Cuando la oscuridad palidezca
y dé paso al alba solitaria,
cuando desde tu lecho tiendas los brazos hacia tu hijo,
yo te diré: “El niño ya no está”.
y dé paso al alba solitaria,
cuando desde tu lecho tiendas los brazos hacia tu hijo,
yo te diré: “El niño ya no está”.
Me voy Madre. Me convertiré en un leve soplo de aire
y te acariciaré; cuando te bañes,
seré las pequeñas ondas del agua
y te cubriré incesantemente de besos.
y te acariciaré; cuando te bañes,
seré las pequeñas ondas del agua
y te cubriré incesantemente de besos.
Cuando en las noches de tormenta,
la lluvia susurre sobre las hojas,
oirás mis murmullos desde tu lecho,
y de pronto, con el relámpago,
mi risa cruzará tu ventana
y estallará en tu estancia.
la lluvia susurre sobre las hojas,
oirás mis murmullos desde tu lecho,
y de pronto, con el relámpago,
mi risa cruzará tu ventana
y estallará en tu estancia.
Si no puedes dormirte hasta muy tarde,
pensando siempre en tu niño,
te cantaré desde las estrellas:
“Duerme, Madre, duerme”.
pensando siempre en tu niño,
te cantaré desde las estrellas:
“Duerme, Madre, duerme”.
Me deslizaré a lo largo de los rayos de la luna,
hasta llegar a tu cama,
y me echaré sobre tu pecho mientras duermas.
hasta llegar a tu cama,
y me echaré sobre tu pecho mientras duermas.
Me convertiré en ensueño,
y por la estrecha rendija de tus párpados
descenderé hasta lo más profundo de tu reposo.
y por la estrecha rendija de tus párpados
descenderé hasta lo más profundo de tu reposo.
Te despertarás sobresaltada
y mientras miras a tu alrededor
huiré en un momento, como una libélula.
y mientras miras a tu alrededor
huiré en un momento, como una libélula.
En la gran fiesta de Puja,
cuando los niños de los vecinos
vengan a jugar en nuestro jardín,
yo me convertiré en la música de las flautas
y palpitaré en tu corazón durante todo el día.
Llegará mi tía, cargada de regalos,
y te preguntará:
“Hermana, ¿donde está el niño?”
Y tú, madre, le contestarás dulcemente:
“Está en mis pupilas ,
está en mi cuerpo,
está en mi alma”.
Rabindranath TAGORE
cuando los niños de los vecinos
vengan a jugar en nuestro jardín,
yo me convertiré en la música de las flautas
y palpitaré en tu corazón durante todo el día.
Llegará mi tía, cargada de regalos,
y te preguntará:
“Hermana, ¿donde está el niño?”
Y tú, madre, le contestarás dulcemente:
“Está en mis pupilas ,
está en mi cuerpo,
está en mi alma”.
Rabindranath TAGORE
¡¡precioso muy bonito ¡¡gracias por publicarlo
ResponderEliminarhermoso esta increible me va a servi r para lo que lo quiero
ResponderEliminarMUY ORIGINAL Y BELLO ESCRITO PARA UN HIJO AUSENTE.
ResponderEliminarUN ABRAZO.
muy emocionante
ResponderEliminarMomui lindo
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