Y CON ESPONTÁNEA INMEDIATEZ ME RESPONDIÓ: "¡AH NO, YO NO ME MUERO CON MIS MUERTOS, YO VIVO CON MIS MUERTOS!" Y ME PARECIÓ UNA AFIRMACIÓN MUY ACERTADA, CAPAZ DE TRANSMITIR EL MENSAJE QUE QUIERO COMUNICAR CON ESTE LIBRO.
SI PIENSAS QUE AL MORIR TODO ACABA EN LA DESTRUCCIÓN Y EN LA NADA, NO SÓLO ESTE TÍTULO, SINO TODO EL LIBRO, TE RESULTARÁ INCREÍBLE Y CHOCANTE.
PERO SI CREES Y ESPERAS QUE LA VIDA CONTINÚE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE, LA INVITACIÓN A VIVIR CON TUS MUERTOS TE RESULTARÁ ACEPTABLE Y ALENTADORA.
Abierto a la trascendencia, aceptando esta otra etapa de la vi da, tú crees seguramente en Dios, y no rechazas la invitación a buscarlo, a tenerlo presente, y a vivir en él y con él, aunque no lo veas. Ahora bien, si admites que esto es posible, ¿por qué no aceptar que también puedes vivir con tus muertos que viven? Además, si tus muertos no hubieran muerto, sino emigrado a un lejano y desconocido lugar, sin ninguna posibilidad de comunicarte con ellos, los llevarías en tu memoria y en tu corazón aun sin verlos. ¡No dejarías de saber que viven, que los amas y te aman!
Y SI CREES QUE TUS MUERTOS VIVEN, ¿POR QUÉ, PESE AL DOLOR DE NO VERLOS, NO HA DE SER POSIBLE VIVIR CON ELLOS, RECORDÁNDOLOS CON AMOR?
SILENCIO
El Maestro solía hacer prolongados silencios, cuando conversaba con sus discípulos. Uno de ellos lo interrogó:
- Maestro, ¿por qué guardas tantos momentos de silencio, cuando nos confías tus reflexiones?El maestro respondió:
- El silencio es el tiempo que el que habla necesita, para decirse primero a sí mismo, lo que luego comunicará al otro. Porque cuando se habla sobre la vida, no se es veraz, auténtico y coherente, si no se comienza escuchándose a uno mismo. Y el silencio para el que escucha, es el tiempo necesario para que se disponga, como la tierra, para recibir la semilla.
REPETICIONES
El Maestro hablaba poco, lo necesario, y con frecuencia repetía sus enseñanzas. Un discípulo le preguntó:
- Maestro, ¿por qué repites tantas veces tus máximas o tus consejos?Y escuchó esta respuesta:
- El hombre que martilla un clavo no lo golpea para darle tres o diez golpes, sino que lo hace para que se clave en la madera. Yo no digo por decir, ni enseño por enseñar, sino para que lo que enseño diciendo sea comprendido y vivido.
¡VIVE CON TUS MUERTOS QUE VIVEN!
Sé como la madre parturienta,
que grita su dolor
mientras alumbra,
para vivir después
su indecible alegría cuando estrecha,
con sus brazos sobre el pecho,
la vida que entregó
y que, devuelta,
la alegra mucho más que antes de darla.
PORQUE EL AMOR
ES MAS FUERTE
QUE LA MUERTE,
y todo lo que entrega no lo pierde,
porque lo recupera acrecentado,
precisamente
por haberlo dado.
Cuando naciste, dijeron:
"Te dieron a luz",
"Te alumbraron".
Pero tú cerraste los ojos
encandilado, enceguecido.
Cuando mueras cerrarán tus ojos,
y dirán: "Se durmió en paz".
Y tú estarás como nunca,
con los ojos abiertos a la Luz,
como nunca despierto.
¡Para siempre!
Extracto del libro: VIVE CON TUS MUERTOS QUE VIVEN
Autor: RENÉ TROSSERO
No hay comentarios:
Publicar un comentario