PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

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miércoles, 12 de diciembre de 2012

EXPLICAR LA MUERTE A CADA EDAD (I Parte)

LO QUE LOS NIÑOS ALCANZAN A COMPRENDER EN LAS DISTINTAS ETAPAS DE SU DESARROLLO
 
La muerte es un concepto complejo y se tarda tiempo en conocer su significado total. Los niños van a comprender y a reaccionar de diferentes maneras ante la muerte, dependiendo de su edad, su momento evolutivo, sus experiencias vitales, su desarrollo cognitivo, su grado de madurez, su mundo emocional y su capacidad de conceptualizar.
 
Por otra parte, el estilo de comunicación y las actitudes que la familia posea para afrontar la muerte también influirán en la adquisición del significado y abordaje que el niño pueda ir haciendo sobre la muerte.
 
LA MUERTE EN LA PRIMERA INFANCIA: DEL BEBÉ AL NIÑO DE DOS AÑOS
 
Para los bebés y los niños de pocos años la muerte no es más que una palabra. Desconocen su significado y no están preparados todavía para comprender este concepto en toda su dimensión. Sin embargo, casi desde el principio de la vida, entre los seis y los ocho meses, los niños desarrollan la que se conoce como “Noción de permanencia de objeto”, es decir, los bebés ya son capaces de sentir la ausencia de la persona con la que han establecido unvínculo fuerte (generalmente la madre), porque ya sienten que la persona permanece en su recuerdo aunque no esté presente, anhelando de nuevo un reencuentro con ella.
 
Este hito en el desarrollo evolutivo, que ya se produce a estas edades tan tempranas, constituye el primer prerrequisito para la formación del concepto de muerte que empieza a construirse desde las experiencias que vivimos de separación y encuentro con los objetos que nos rodean.
 
Esto quiere decir que, aunque no sepan qué significa la palabra muerte, los bebés y los niños muy pequeños sí perciben la NO PRESENCIA de la persona fallecida, especialmente si se trata de una figura de referencia. Perciben entonces la muerte como una ausencia y son conscientes de los cambios que este hecho tiene en sus rutinas.
 
Hacia los dos años de edad, experimentan un importante avance en el desarrollo de la memoria, la autonomía, la socialización y el lenguaje. A medida que van creciendo, también lo hace la fortaleza de sus vínculos, son más capaces de interactuar y sentir las emociones y estados de ánimo de los demás, por lo que sus reacciones ante las pérdidas serán más intensas.
 
¿QUÉ PODEMOS HACER Y DECIR?
 
Lo más importante que podamos hacer cuando los niños son tan pequeños es mantener sus rutinas, horarios y ritmos. Dar continuidad y seguridad a su mundo es lo que verdaderamente necesitan. En la medida de lo posible es vital tratar de mantener sus espacios tal y como estaban antes de la pérdida, minimizando así la aparición de cambios que puedan crearles más inquietud, desconcierto o inseguridad.
 
RECORDAR: DEL BEBÉ AL NIÑO DE DOS AÑOS
 
La muerte sólo es una palabra. No hay comprensión cognitiva de su significado.
 
Perciben la muerte como una ausencia. Sienten la no presencia de la persona fallecida, fundamentalmente si se trata de la figura de referencia (generalmente la madre).
 
Perciben los cambios que se puedan producir en su entorno y sus rutinas como consecuencia del fallecimiento de un familiar.
 
Son sensibles al estado de ánimo negativo que puedan experimentar sus cuidadores como consecuencia de la muerte de un ser querido

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