PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE
¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

lunes, 17 de octubre de 2011

RESUCITAR DESDE EL DUELO

EL PROCESO DE ACEPTACIÓN DE UNA PÉRDIDA TRANS¬CURRE LENTO.
PROBABLEMENTE POR ELLO, LA NATU¬RALEZA DESPLIEGA SOBRE UNA DESGRACIA EL OS¬CURO MANTO DEL DUELO PARA QUE EL AFECTADO POR DICHA DESGRACIA PUEDA RECOBRAR FUERZAS.

LOS SIGUIENTES PASOS RESULTAN RECONFORTANTES:
1. RETIRO A LA CALMA.
2. ENFRENTAMIENTO CON LA SITUACIÓN.
3. LUCHA POR UNA POSICIÓN DIGNA DE VIVIR.
4. INTENSIFICACIÓN DE LA ESPIRITUALIDAD.
1. RETIRO A LA CALMA
Sucede con frecuencia que las personas que están de luto ponen barreras a las voces de ánimo externas. Cuando no hay lugar para el consuelo, sobra cualquier palabra, y quien no ha pasado por algo parecido, no puede decir nada al respecto.

Los esfuerzos consola¬dores y bienintencionados de los amigos resultan más bien molestos. Queremos ser ama¬bles, pero no queremos que nos contenten con lisonjas, y resulta difícil demostrar ambas cosas a la vez. La proximidad de los congéne¬res es agradable, pero sólo si está marcada por un «signo inofensivo».
CUANDO EL DOLOR CALA HONDO, LOS NERVIOS AFLORAN.

Una abuela que había perdido en un acci¬dente de tráfico a una hija de 38 años y a los dos hijos de ésta, todavía en edad preescolar, me dijo que no soportaba la compasión de los habi¬tantes de su pueblo. Cualquier mirada de reojo, entre curiosa y compasiva, y cualquier muestra balbuceante de interés acerca de su estado le revolvía su herida alma. La abuela sentía una especial predilección por una vieja amiga de as¬pecto robusto que se desplazaba a menudo a su casa. Siempre traía un pastel cocinado por ella misma y ambas tomaban el café juntas y charla¬ban de banalidades. La amiga la ayudaba a fre-gar los platos y, cuando veía en el baño un mon¬tón de ropa recién seca, no dudaba un segundo en coger la plancha. Llegado el momento de des¬pedirse, la amiga la abrazaba en silencio. Aquella abuela me dijo que su amiga también lo había pasado muy mal, pero no lo exteriorizaba, sino que demostraba su voluntad de vivir a través de sus actos, y que aquello se contagiaba profun¬damente. Esta sencilla forma de practicar la amistad le ayudó mucho más que cualquier otra cosa.

La soledad a la que suelen retirarse las per¬sonas que están de luto (como si fueran un animal herido) es como un depósito de calma para ir a repostar. Sin embargo, este depósito no está destinado al consumo continuado. Una reserva de agua, por ejemplo, sirve para supe¬rar las épocas de sequía. Si hay suficiente lí¬quido, no será necesario bombear de la reser¬va. De la misma manera, la calma y la soledad son una ayuda excelente para superar una ca¬rencia existencial sin que para ello sea necesa¬rio alojarías continuamente en casa.

El hombre, proyectado en sí mismo, se centra en torno a su punto medio. Tras el pri¬mer grito de dolor, las lágrimas y los sollozos, la tranquilidad se va instalando paulatinamente. El afectado todavía comprende lo sucedido, pero la calma es paciente; no apremia. Enton¬ces, se atreve con lo incomprensible, puede desplegar y recoger sus antenas, y lo consigue. «Hace tanto daño», exclama el doliente desde su luto. «Dame tu dolor —responde la cal¬ma—, yo lo absorberé.»

2. ENFRENTAMIENTO CON LA SITUACIÓN
Tras el sosiego, se pone en marcha el en¬frentamiento espiritual con la nueva situación. Este enfrentamiento resulta menos complica¬do cuando podemos acoplamos a algo ya co¬nocido.

SEGURO QUE EN ALGÚN MOMENTO ANTE¬RIOR HEMOS TENIDO QUE ASIMILAR PÉRDIDAS. ¿QUÉ OCURRIÓ ENTONCES? EL MUNDO NO SE DESMO¬RONÓ.

LA VIDA TIENE PREPARADAS NUEVAS TAREAS LLENAS DE SENTIDO. HASTA QUE NO LLEGA LA HORA DEFINITIVA, SIEMPRE HAY ALGO IMPORTANTE QUE RESOLVER EN ESTE MUNDO, Y AHORA NO VA A SER DISTINTO.

EL DUELO NO AUTORIZA A ELUDIR RESPON¬SABILIDADES.

No cabe ninguna duda de que la nueva si¬tuación exige un cambio absolutamente radical, pero la creatividad confiere elasticidad a la mente. ¡Cuánta aflicción ha transformado el hombre en heroísmo a lo largo del tiempo! ¡Cuánta vitalidad ha emanado de los golpes que el destino le ha asestado! Y, en cambio, a cuánta desidia y pereza se ha visto inducido por la buena vida.

POR LO TANTO, TENEMOS QUE SACAR LA CABEZA DE DEBAJO DEL ALA, ENCARAR LAS EXIGENCIAS DEL PRESENTE Y PREGUNTARNOS: ¿QUÉ ES ESO QUE SE NOS RECLAMA EN EL DUELO, POR EL DUELO Y A PESAR DEL DUELO?

La abuela antes mencionada era capaz de re¬cordar el día exacto en que despertó de su «pe¬trificación» espiritual. En la soledad de sus cua¬tro paredes vio con claridad cuál iba a ser su siguiente tarea. Se tenía que preocupar más por su yerno. Tras la muerte de la mujer y los hijos, su declive era inminente. Día tras día debía con¬centrarse en su trabajo, lo cual le resultaba har¬to difícil, y por las noches vagaba por distintos locales. La abuela hizo un enorme esfuerzo y buscó el contacto con su yerno. Finalmente, tras semanas de empeño infructuoso, consiguió convencerlo para que tomara un rumbo más co¬herente en su vida. Poco después, cuando la an¬ciana volvió a hojear el álbum familiar, movió la cabeza con ademán tranquilizador ante la úl¬tima foto grafía de su hija: «Tu marido ya está bien». Y la risueña imagen le respondió: «Gra¬cias, mamá».

3. LUCHA POR UNA POSICIÓN DIGNA DE VIVIR

CUANDO LA PERSONA QUE ESTÁ DE LUTO HA EN¬CONTRADO EN LA CALMA EL CAMINO HACIA ELLA MIS¬MA Y HACIA LAS TAREAS QUE ESTÁN A LA ESPERA, HA¬BRÁ LLEGADO LA HORA DE EJECUTAR LA PARTE MÁS DIFÍCIL DEL PROCESO DE COMPRENSIÓN.

El dolien¬te tiene que encontrar respuestas a las pre¬guntas vehementes que lo intrigan, pero para ello deben eliminarse primero las preguntas mal planteadas del estilo «¿por qué ha tenido que sucederme a mí?», «¿por qué este casti¬go?», «¿qué sentido tiene mi desgracia?», «¿por qué no ha intervenido el Señor?».

Son preguntas mal planteadas porque presuponen que los caminos de la providencia se escruta¬rían con nuestro ínfimo entendimiento. De esta manera, un gorrión también podría pre¬guntarse para qué sirve el cable de alta ten¬sión sobre el que está posado. No es que el ca¬ble no tenga ninguna utilidad, simplemente no tiene sentido querer explicar a un gorrión el sentido de ese cable.

Algunas personas plantean constantemen¬te preguntas erróneas. Cuestiones como «¿quién es el culpable de mi dilema?» o «¿por qué no me ayuda nadie?» son verdaderas trampas.

En muchas ocasiones le corresponde a la me¬todología psicoterapéutica reconducir esta clase de preguntas. «¿De qué me puede servir haber pasado por esto o aquello?», «¿qué lec¬ción puedo extraer?», «¿cómo puedo llevarlo de la mejor manera posible?», «¿puede inclu¬so la tragedia transformarse en un triunfo in¬terno?»… Éstas son las preguntas clave, las que pueden extraer respuestas interesantes de quien las formula. Respuestas con las que se puede vivir y pervivir.

La abuela de nuestro ejemplo también en¬contró sus respuestas, su posición frente a la enorme desgracia que la había privado de su bien más querido. Me dijo lo siguiente: «Du¬rante treinta y ocho años tuve una hija sana e inteligente. Nunca derroché un solo pensa-miento en saber por qué era tan sana y tan in¬teligente. Nunca me puse a pensar por qué no vino al mundo con alguna enfermedad, por qué no fracasó en los estudios o por qué no se des¬carrió. Sencillamente, todo iba como una seda con ella. Por ello ahora no tengo por qué estar disgustada.

Quizás su temprana muerte tenga un sentido que no puedo conocer». Se detuvo un instante, y prosiguió: «Sobre todo no puedo comprender que mis dos nietos tuvieran que morir tan pronto. Cuando pienso en el fervor con que habían sido esperados… Al menos aho¬ra se han ahorrado toda la maldad de este mun¬do. Han pasado del regazo de la familia al regazo del Creador sin soportar penas, preocupaciones o deshonras de ninguna clase…». Las lágrimas le bajaban por las mejillas, pero se las secó enér¬gicamente. «Aún estoy aprendiendo a conce¬derles el descanso eterno —murmuró—, aún estoy aprendiendo. »

4. INTENSIFICACIÓN DE LA ESPIRITUALIDAD

Finalmente, las respuestas para vivir sólo se pueden dar desde la fe, entendida aquí de forma general, más allá de lo religioso.

Toda persona cree originalmente en algo sobre sí misma. Negaría su propia idiosincrasia si, des¬de el orgullo intelectual, se erigiera a sí misma en el principio supremo.

Destaquemos a este respecto un reciente es¬tudio de la bioquímica Caryle Hirshberg (Ben Lomond, Estados Unidos), quien ha investiga-do con profundidad la evolución inesperada¬mente positiva de pacientes afectados de cáncer terminal. En una cincuentena de enfermos que según los resultados médicos, debían haber fa¬llecido hacía tiempo, Hirshberg descubrió tres factores de conducta coincidentes: los pacientes aceptaban el diagnóstico, pero no el pronóstico, es decir, se mostraban optimistas a pesar del pronóstico. Estas personas vivían en vínculos sociales estables, más de un 70 % llevaban más de veinte años casadas y rezaban (Deuts¬ches Arzteblatt, año 94, número 25, junio de 1997).

SI LA INTENSIFICACIÓN DE LA PROPIA ESPIRITUALI¬DAD PUEDE AYUDAR A ENFRENTARSE AL CÁNCER, TAM¬BIÉN PODRÁ CONTRIBUIR A RESUCITAR DEL DUELO.

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